Capítulo 7

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Mi vida no es todo color de rosas.

Jungkook murmuró, estaban ambos tumbados en el sillón, hablando.

Solo eso.

De un momento a otro empezaron a hablar de ellos. La necesidad de desahogarse hizo que ambos empezaran a compartir sus problemas.

—Pues dices que tu padre nunca te trató mal por se homosexual.

Musitó.

—Tener un padre no homofóbico es tener mucha suerte.

Jungkook rió.

—Mi padre no lo aceptó a la primera.

Dijo mientras se acomodaba en el sillón.

—Pasó casi un año hasta que me volviera a hablar.

Confesó a lo que Jimin quedó algo sorprendido.

—Por eso me vine a vivir aquí.

—Debió ser difícil.

Habló Jimin en voz baja, su oadre no le dejó de hablar, pero lo hacía sentir miserable día y noche.

No sabía que era peor.

—Lo fue.

—¿Y tu madre?

Preguntó Jimin curioso.

—Ella...

Murmuró Jungkook.

—Es solo un títere que mi padre maneja.

Terminó de decir, y Jimin soltó un suspiro. Sus familias no eran tan diferentes, a ambas solo le importaban una cosa.

El dinero.

[...]

—¿Dónde está ese malcriado?

El señor Park habló enojado por la línea telefónica.

No lo se cariño, se fue hoy al medio día y no volvió para las pruebas del traje.

La señora Park respondió. Odiaba que su hijo siempre se fuera así, sin decir nada, era un hábito que hacía seguido y eso la angustiaba.

—Lo encontrarán en menos de una hora, no te preocupes.

Y colgó antes de lanzar su celular al escritorio enojado.

—Este niño...

Rascó su nuca antes de llamar por el teléfono de sobremesa a su secretaria.

—Señorita Kim, contáctese con mi hijo, Jimin, por favor.

Sí señor.

Se sentó frustrado en su silla y simplemente cruzó los brazos. Antes de mandar a buscarlo intentaría hablar con él por celular, para que se digne a aparecer y cumplir con sus obligaciones.

—Solo está complicando la boda.

Y su teléfono de sobremesa sonó.

Señor, no contesta la llamada.

Rechino sus dientes mientras pasaba sus dedos por su cabello.

—Contáctame a Kim...

Y su celular sonó.

—Espere.

Vió en la pantalla de su celular el nombre de "Jeon Jungkook" cosa que le hizo fruncir el ceño.

¿Por qué llamaba? No tenía problema, pero mayormente se dirigía hacia el señor Jeon, no con su futuro yerno.

—¿Si?

Contestó la llamada con un tono de confusión.

Buenas tardes señor Park, discúlpeme por interrumpirlo.

Dijo Jungkook.

—¿Sucede algo? Me sorprende tu llamada.

Carraspeó su garganta antes de que Jungkook hablara.

Si, Jimin está conmigo y su teléfono está...perdido. Me dijo que tenía que ir a unas pruebas y para decirle que yo lo acompañaré, queda cerca.

El hombre frunció el ceño y negó con la cabeza, ese mocoso lo traía con canas verdes.

—Si, claro, le avisaré a mi esposa.

Gracias, buena tarde.

Y colgó.

Quedó mirando su celular aún confundido antes de acercar el teléfono de sobremesa a su oído.

—Señorita Kim, ya se resolvió.

Sí señor.

[...]

—¡¿Quién te crees?!

Gritó Jimin quejándose.

—Por algo me fui, y ahora le dices que iré a esa estúpida prueba.

Se quejó haciendo mala cara y Jungkook sonrió.

—No sonrías, imbécil, me arrepiento de haberte dicho sobre las pruebas.

Se cruzó de brazos y rodó sus ojos, Jungkook de verdad lo sacaba de sus casillas.

—Pues bueno, te ahorré algunas horas de gritos.

Se cruzó de brazos imitando al rubio.

—Ahora vamos esposito.

Dijo burlón.

—Le quitaste chiste a mi escapada.

El rubio se levantó del sillón dirigiéndose a la entrada del departamento a ponerse sus zapatos.

—Así me gustan, obedientes.

Y pudo ver como un zapato pasó a milímetros de su rostro.

—Y agradece mi mala puntería.

Jungkook solo rodó los ojos y se dispuso a ponerse los zapatos también.

[...]

—¿Y tu traje?

preguntó Jimin mientras entraban a aquel edificio.

—Ya hice mis pruebas, yo no causo tanto lío.

Musitó Jungkook y el rubio lo fulminó con la mirada.

—Bueno, sabes que no tienes que quedarte, así que...

—Para nada, no quiero problemas con tu madre y mucho menos con tu padre, mejor deja de portarte como un niño y haz que esto sea más fácil.

Una joven se les acercó con una sonrisa y dio una reverencia.

—Joven Jungkook, un gusto tenerlo de vuelta, su traje ya fue enviado.

Jungkook asintió.

—Venimos por el traje de...mi prometido.

Dijo haciendo una pausa antes de decirle lo último, se sintió raro decirlo de esa forma.

—Claro, ¿tiene cita?

El pelinegro asintió.

—Park Jimin.

Dijo y la joven asintió.

—¿No iba a venir con su madre?

Preguntó mientras se dirigían a una sala donde se encontraban los trajes reservados.

—Hubo un inconveniente.

La mujer asintió y buscó el nombre de Jimin en el ordenador que se encontraba en la habitación.

—Park Jimin, traje 107.

Murmuró y se dirigió a una puerta.

—Esperen aquí, iré a ver su traje.

Y se adentró a aquella bodega.

Silencio.

—Ey, Jungkook.

Jimin susurró.

—¿Y si nos vamos?

Sonrió y Jungkook negó con la cabeza. El rubio rodó los ojos y miró hacia el suelo enojado.

—Bien, aquí está.

Pudo dejar ver un hermoso traje cubierto por un plástico.

—Ve a ponértelo y veremos los retoques.

La chica extendió aquellas prendas y a Jimin no le quedó otra opción más que recibirlo e irse al vestidor a regañadientes.

—Creo que la mejor opción siempre fue lanzarme por la ventana.

Murmuró Jimin mientras cerraba la cortina del vestidor. Se deshizo de su ropa y rápidamente se puso aquel blanco traje.

Se dio la vuelta para verse en el gran espejo y suspiró.

Salió del vestidor y la mujer se le acercó con una leve sonrisa.

—Acompáñeme por aquí, joven.

Lo guió hasta una pequeña plataforma y lo hizo parar firme.

—Solo necesitará unos pequeños retoques.

Musitó mientras marcaba levemente las bastas del pantalón y las mangas del traje.

—Le queda casi perfecto, y con los retoques seguro le quedará bien.

Jimin se limitó a asentir y perder la murada en cualquier lugar de la habitación.

Claro, Jungkook lo había notado.

[...]

—Gracias por someterme a ese sufrimiento.

Bufó Jimin mientras salían del edificio.

—De nada.

Dijo Jungkook mostrándole una sonrisa a Jimin, lo que hizo que se enfureciera aún más.

—¿Acaso disfrutas verme enojado?

Se detuvo y cruzó los brazos. Jungkook volteó a verlo y levantó una ceja.

—Por supuesto, ¿no es obvio?

Cruzó sus brazos imitando la pose de Jimin. El rubio simplemente arrugó los labios y siguió caminando hasta el estacionamiento con Jungkook.

—Claro que sí.

Dijo en un suspiro.

—Pero no te conviene hacerme enojar, nuestra vida de casados será muy molesta.

Musitó Jimin nuevamente y Jungkook lo miró de reojo.

—Eres raro.

—No soy raro, soy una versión limitada.

Dijo en voz alta y Jungkook soltó una carcajada.

—Jimin, las mamadas se hacen, no se dicen.




[♤♡]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro