Siempre tuyo (o eso desearía), Jimin.

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Las personas eran un misterio. Valientes aquellos que querían y estaban dispuestos a encaminarse en la vida de otra persona y conocer su interior, corriendo el riesgo de no salir ilesos, pero más valientes eran aquellos que dejaban pasar a alguien más a través de sus puertas internas, corriendo el riesgo de ser expuestos y juzgados.

Dicen que uno no es su pasado, sus errores y arrepentimientos, que a penas son un complemento que no nos define ni nos condena. Sin embargo, yo pienso que todo aquello es clave para quienes somos hoy. El pasado nos marca, nos cambia; nunca seremos igual que ayer.

Y si me tocaba hablar de mi pasado, de mis errores y arrepentimientos, de mis cadenas, debería aclarar de antemano que yo no era ningún santo, que yo no era una completa víctima y muchos de mis tormentos eran culpa mía y sólo mía. Otros... otros fueron decisión de la vida.

La vida decidió marcarme, romperme en dos y hacerme un daño incorregible, indeleble.
Indeleble como la tinta en los bancos del fondo del salón, parte de su imposibilidad de ser borrada, es que a nadie le interesaba hacerlo.

Yo no elegí estar roto. No era mi culpa haber nacido tóxico para todo lo que me rodeaba. Pero más allá de las culpas, si existiera acaso algún culpable fijo, eso no cambiaría mi condición. Lo hecho, hecho estaba. Para mí ya no había retorno y estaba seguro de que para mí no había nada ni nadie bueno. No me vean con lástima, no me digan frases motivacionales para después marcharse a sus propios asuntos. Yo no merecía ser feliz, confíen en mí, que sé porqué se los digo.

Alguien que lastima a los demás es porque por dentro también está roto, y yo lo estaba. Por eso hice lo que hice.

Porque a pesar de estar roto, uno no deja de sentir, y quizás esa era una de mis peores maldiciones; no podía controlar mis emociones, mucho menos a quién iban dirigidas. Y debido a todo esto, aún con todas mis heridas sangrantes sin cerrar, no podía evitar tener una pizca de humanidad y sentir por otros. No importaba si lo que sentía era sano o no, porque al corazón jamás le importó eso.

Y tuve que comenzar a sentir, a sentir por él.

Un ángel, un alma blanca que no merecía que nadie la corrompa. Éramos como el agua y el aceite. Yo era un agujero negro que tomaba y destruía todo lo que tenía cerca; lo hacía desaparecer, sin embargo, él era todo lo contrario.

Jungkook era alegre, alguien que no había experimentado el verdadero dolor y para nada que lo merecía.

Oh, dulce Koo, ¿por qué tuve que fijarme en ti? O peor, ¿por qué tuviste que corresponder a mi negro corazón?

¿Por qué tuviste que fijarte en mí? ¿Qué era lo que te llamaba tanto la atención, que te hacía saltarte las clases para espiarme fumar detrás de las gradas? ¿Por qué te interesaba tanto qué hacía después de la escuela? ¿Por qué te preocupabas tanto por mí que no terminabas tus deberes? Sólo puedo preguntarte a ti, porque hacerme esas interrogaciones a mí mismo no tenía el menor sentido.

Yo sabía porqué te miraba tanto en los tiempos libres, sabía porqué no te echaba cuando te encontraba acercándote a mí, sabía porqué no podía evitar querer besarte cada que me abrazabas por la espalda. Yo estaba muy enamorado.

¿Pero por qué debías estarlo tú también? Joder, recuerdo haber llorado tanto cuando me murmuraste ese «Jimin... Te amo» luego de que lo hicimos en los vestidores. Me sentí tan miserable por estar jugando contigo de manera tan descarada y tú simplemente dejándote llevar, porque estabas enamorado.

Debiste alejarte de mí, debiste hacerle caso a tus amigos cuando te dijeron que te veías diferente y no en un buen sentido.

Oh, Jungkook, yo te amaba tanto, y era una desgracia que lo hiciera tan mal.

Te corrompí, te consumí como un parásito, y yo lo era.

«-¿Qué fue lo que hice mal?»

«-Fijarte en mí.»

Te hice daño. Porque cuando la yerba mala es iluminada por el sol no se convierte en un bello floral, sigue siendo yerba mala y se expande. Fue lo que te hice.

Te amé, y se volvió un amor indeleble.

Y te hice un daño como yo, indeleble.

Siempre tuyo (o eso
desearía), Jimin.

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