Capítulo 9:

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Niego de nuevo mientras veo mi reflejo en el espejo. El vestido es color azul, semi-formal y corto con un escote en mi espalda y es muy revelador para mí gusto.

— Vamos luces espectacular — me alienta mi hermana desde el asiento. Es el séptimo vestido que me pruebo y no me gusta.

— El próximo — le indicó a la mujer que sostiene los vestidos y ella me extiende el color rojo que escogí.

— Por favor Kylie, necesito que escojas de una vez. Estoy harta de estar aquí — se queja y me río al ver su rostro.

— Sabes que te quiero mucho ¿Cierto? — digo escuchando su risa. Entro al probador.

— Lo sé, yo también a ti diablita — bromea desde afuera del probador.  Termino de quitarme el vestido azul por completo. Lo dejo en la puerta del probador para ponerme el otro.

Me lo ajusto en la cintura, me acomodo los tirantes y me miro en el espejo. Es corto hasta un poco más arriba de las rodillas, tiene tirantes es sencillo y es ceñido al cuerpo. No tiene escote en mi espalda y es cómodo.

— Este sí es el elegido — digo abriendo el probador. Le modelo a mi hermana y ella aplaude.

— ¡Perfecto Kylie! — exclama mi hermana emocionada.

— Buenos días Kylie — ladeo mi rostro al escuchar mi nombre.

— Hola Rachel ¿Qué casualidad? — pregunto y ella se acerca.

—Rachel, ella es mi hermana Mayela — le presento a mi hermana y ambas se sonríen.

— Un gusto — responde Mayela.

— El gusto es mío, bueno estoy comprando unas cosas que me hacen falta para la fiesta. Ah por cierto decidí hacerla en casa de Damián. Es que es mucho más grande — siento un frío recorrer mi cuerpo.

En casa de Damián, el lugar del que escape la otra vez de madrugada. Dios mío alguien puede reconocerme, esa vez solo me vio un hombre creo era el chofer. Me olvide hasta del nombre.

— Usted es la de la fiesta — dice Mayela.

— Así es, estas invitada si así lo deseas. La familia de Kylie y James Anderson será bienvenida — responde Rachel.

— Gracias — especula mi hermana.

— ¿Ustedes almorzaron? — pregunta y ambas negamos — ¿Podemos almorzar juntas? Así pueden ayudarme con consejos sobre la decoración. Puedo explicarles algunos detalles que tengo pensado.

— Claro que sí — contesta mi hermana — Siempre y cuando sea Subway, todo estará bien — pide sonriendo.

Ignoro su platica mientras me envuelvo en el miedo de que en esa casa alguien pueda reconocerme. Además tendré que volver a ver a Damián. Últimamente me lo encuentro hasta en la sopa.

Además son unos encuentros sumamente incómodos y tensos. Esto es un camino extraño y muy peligroso.

Nerviosa entro a la casa del brazo de James. Rachel, me dio la ubicación en el centro comercial y tuve que fingir que no sabía dónde era. La música es clásica y todas las personas están con copas en sus manos.

— Recuerda que solo estaremos un momento, no se te ocurra perderte o escaparte como la vez pasada — me ordena susurrándome en el oído.

— Te aseguró que no me escaparé, pero sí tengo que ir a tomar aire lo haré. No voy a estar toda la fiesta pegada a ti — gruño en voz baja.

— Hola — nos saluda Rachel y la abrazo. Le entrego un regalo y ella sonríe — No tuvieron que molestarse, pero de todos modos gracias — nos agradece.

— Feliz cumpleaños — decimos James y yo al mismo tiempo.

— Iré a saludar al señor Foster — me notifica James y asiento — Quédate aquí — susurra en mi oído para besar mi mejilla.

Lo veo alejarse de nosotras y Rachel me sonríe. Su cabello largo y color negro se le ve espectacular y más con sus ojos verdes.

— Hacen una linda pareja — dice Rachel y trato de sonreír.

— Gracias — respondo y esta vez ella sonríe.

— Gracias por invitarme — aparece mi hermana. Al fin llego.

James le mando a nuestro chofer. Nosotros nos vinimos en su auto y para no pasar doble trabajo a ella la mando a buscar con el chofer. Por eso llego unos minutos más tarde que nosotros.

— ¿Dónde está James? — pregunta Mayela — Ah, ya lo vi está saludando a George Foster es un viejo amigo — me informa mi hermana algo que no sabía. Por eso digo que ella y James son perfectos el uno para el otro.

— Ese señor es un viejo amigo de mi padre por eso lo invite — nos explica Rachel — Vengo en un segundo acaba de llegar mi madre — dice Rachel y mi hermana y yo asentimos.

— Yo voy a ir por un jugo — digo y mi hermana asiente. La veo irse con James y suspiro. Enserio hablan de negocios en una fiesta, por que de eso imagino que hablan.

Observó un hermosa bandeja con aperitivos y voy agarrar uno cuando otras manos intentan hacer lo mismo. Siento estática al sentir su tacto y alejo mi mano.

— Lo siento — me disculpo.

— Está todo bien — dice Damián — ¿Qué has pensado sobre lo que hablamos la otra noche en la terraza de tu casa? — pregunta para comer un pedazo de jamón.

— No es el momento ni el lugar para hablar de ello. Damián por si no lo sabes estamos en una fiesta — respondo y él bufa mirando nuestro alrededor.

— Esto me recuerda tanto a la vez que te conocí. Quién iba a decir que esa fiesta a la que te lleve terminaría siendo el inicio de todo el tormento por el que he estado pasando — admite y asiento estoy totalmente de acuerdo con él.

Desde que nos encontramos por primera vez todo me sale mal. Hasta mi matrimonio está peor que antes. Peor en el sentido de que no estoy segura de quién sea el padre de mi hijo.

— Sé que estás preocupado y también sé que tienes derecho a querer una respuesta y te la voy a dar — digo y él ladea su rostro para verme.

Respiro hondo antes de buscar a James con la mirada. Lo veo hablar con él mismo señor de hace rato y a mi hermana la encuentro junto a él.

— Tiene que ser un lugar solo, muy reservado — le pido y él asiente comprendiendo mí situación.

— Al lado de la alberca hay un cuarto alejado, allí podremos hablar y nadie se dará cuenta. Te veo allí en unos minutos — me informa y asiento. Lo veo agarrar una copa e irse por un pasillo.

Me doy la vuelta para agarrar un poco de jugo de naranja. Bebo hasta el fondo, estoy tan nerviosa que ni si quiera sentí el jugo pasar por mi garganta.

Sin pensarlo me dirijo por el mismo pasillo que él. Salgo de la mansión como tal y camino por un pasillo de piedras. Trato de mantener él balance ya que tengo tacones. Estoy apunto de llegar a la alberca cuando siento como mi tacón se tambalea debido a una piedra.

Siento los brazos de alguien sostenerme y evitando mi caída. Sus ojos conectan con los míos y nerviosa observó cada parte de su rostro.

— Acaso eres un héroe de capa invisible — digo nerviosa y él sonríe levemente sin dejar de verme.

— Creo que es la cuarta vez que te salvo — responde y asiento.

— Espacio personal — le pido mientras me ayuda a reincorporarme.

— Es allí — me señala una puerta y caminamos hasta allí. Diviso que nadie nos vea y entró, inmediatamente cierro la puerta.

Él enciende la luz y yo la apago provocando que frunza el ceño.

— Alguien puede pasar y ver la luz encendida. Es mejor dejarla así — digo y él asiente. Observó varias cosas guardadas en este lugar al parecer es como una especie de almacén.

— Y bien ¿Qué decidiste? — pregunta.

— Sé que no tengo derecho a pedirte que te alejes de mí cuando en realidad este bebé puede ser tuyo. Así que te pido que hagamos una especie de tregua — él me observa confundido — Verás voy a permitir que estés cerca de mi embarazo. Prometo decirte todo lo relacionado con ello, pero a cambio de no decir nada a mi esposo — concluyó y él me da la espalda.

— Y ¿Qué pasa si resulta ser mi hijo? — cuestiona.

— Para ese momento yo te prometo que haré una prueba de ADN, la cual sé que dará negativo — miento rogando que eso sea verdad.

— ¿Por qué estás tan segura que es de él? — pregunta curioso.

— Damián eso lo único que te puedo ofrecer por ahora — digo evadiendo su pregunta.

— ¿Y qué pasa si es mío? — insiste y le doy la espalda. Si eso fuera cierto, sería algo terrible para James y también para mí por que no tengo idea de lo que él será capaz de hacerme.

— Si te soy sincera no lo sé, lo único que tengo claro es que James jamás me lo perdonará y no quiero imaginar lo pasaría — digo tratando de disimular el miedo que esto provoca en mí.

Pero me di cuenta que fallé en mi intento de disimular cuando siento una de sus manos acariciar levemente mi hombro derecho. Me alejo de su tacto para evitar cualquier extraña tentación.

— Está bien, por ahora me conformo con estar al pendiente de ti. Sé que necesitas tiempo para asimilar todo — dice y frunzo el ceño. ¿Por qué de repente cambio de opinión? Él estaba insistiendo tanto en que le respondiera que sucediera si fuera su hijo y ahora simplemente decide darme mi tiempo.

¿Qué le hizo cambiar de opinión?

— Gracias de verdad. Me quitas un peso de encima. Necesito tiempo para tener una respuesta a esa pregunta — concluyó y él asiente.

— Debemos volver a la fiesta, antes de que alguien sospeche — dice de la nada.

— Espera Damián, sí vamos a estar juntos en esto. Debo darte mi número del celular — el asiente y saca su celular del bolsillo.

Me lo entrega y le apunto mi número. Lo guardo y se lo entrego sintiendo el roce de sus dedos con los míos. Sus ojos oscuros como la noche conectan con los míos y de nuevo me invade esa extraña tensión que surge cuando está cerca de mí.

Mi respiración se entrecorta nerviosa y mi cuerpo se tensa y sin pensarlo alejo mi mano de su tacto. Lo observó unos segundos más antes de abrir la puerta y alejarme de aquella tentación.

Respiro hondo tratando de controlarme para ahora que me encuentre a James en la fiesta. Kylie, repítelo una y otra vez no vas a caer en tentación.






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