5.

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Llegamos al viejo edificio en el que solía vivir con mi madre y mi hermana, Matt estaciona frente a él y apaga el auto.

Bajamos del auto y nos dirigimos rumbo a la recepción, siento tantas cosas al estar en este lugar; nostalgia, tristeza, ira, decepción, dolor. Es una completa mezcla de emociones en la que no sé cuál de todas es la que más me gobierna.

Quiero enfocarme solo a lo que hemos venido, pero mi mente no se detiene a la hora de traer los recuerdos a mí.

Respiro hondo y con esfuerzo logro ahuyentarlos antes de que terminen de quebrar mi poca estabilidad emocional que conservo.

Cruzamos el umbral de la entrada y mis ojos barren por el pequeño espacio en busca de mi hermana, pero lo único que encuentro es a una chica de cabello azul, sentada detrás de un viejo mostrador mientras se lima las uñas, por su expresión parece aburrida.

Levanta la mirada cuando intercepta nuestra presencia y sus ojos claros nos observan ahora con cierta curiosidad.

—¿Se extraviaron? —pregunta cuando llegamos hasta ella, enderezándose en su asiento.

Recarga los brazos sobre el mostrador esperando nuestra respuesta.

—Eh, no… —respondo, el que no deje de mirarme con una ceja enarcada mientras mastica la goma de mascar de forma exagerada, me pone de los nervios—. Verás, estoy buscando…

—Hola —saluda Matt, interrumpiéndome—. El azul te queda muy bien.

Mi ceño se frunce y la chica lleva su atención a mi amigo.

Le echo un vistazo y no hace falta más, conozco esa cara.

Ay, no puede ser cierto.

De todas las chicas lindas que Matt ha conocido, tuvo que gustarle la que tiene porte de chica mala y agresiva.

No la juzgo a ella, en realidad su look me parece genial, pero conozco a mi amigo y él es más dulce que la miel. Ser de ese modo con la persona incorrecta puede sonarle empalagoso.

La chica lo mira de pies a cabeza como si fuese un bicho raro y termina rodando los ojos.

—Dime algo que no sepa, güerito. —responde sin importancia, creando una bomba con su goma y haciéndola explotar.

Cosa que hace casi babear a mi amigo.

Chasqueo mis dedos frente a su cara para que reaccione.

Él parpadea desconcertado antes de mirarme, encontrándome con el ceño fruncido.

—Concéntrate. —lo regaño. Volteo para dirigirme a la chica—. Estoy buscando a mi hermana, me dijo que estaría aquí.

—¿Y quién diablos se supone que es tu hermana?

Respiro hondo, rogando por paciencia.

—Se llama Emily.

El semblante de la chica cambia al oír la mención de mi hermanita.

—Oh, ella estuvo aquí hace un momento. —dice de forma rara—. Pero...

La miró expectante, esperando a que termine la frase y el que no lo haga me desespera.

—¿Pero…?

La chica hace una mueca.

—Su madre vino por ella —confiesa, como si nada—. La niña no quería ir, pero el sujeto que la acompañaba la tomó a la fuerza y se la llevaron de regreso.

Los oídos me zumban de cólera al escuchar tal declaración, así como también una alarma incesante se enciende en mi cabeza.

No digo nada más y paso de largo.

Camino hecha una furia rumbo al viejo elevador con Matt siguiéndome de cerca.

—¿A dónde crees que vas? —escucho su grito de la chica—. ¡Esa vieja está loca!

—Ya veremos si su locura puede esta vez contra mi ira. —digo, sin detenerme.

—Eso lo dudo mucho. —escucho decir a Matt.

Y si no fuera por toda la ira que llevo cargando por culpa de esa mujer que se hace llamar mi madre, me hubiese reído de su comentario.

Es momento de enfrentar a Helen Scott, y hacerle entender que hay límites que no se pueden cruzar por mucho derecho que crea tener. Ella no puede meterse con Emily, y no permitiré que mi hermana sea tocada por las asquerosas manos de los cerdos con los que suele convivir mi madre.

Mily no puede vivir el mismo infierno que yo viví ahí, no puede.

Se acabaron los juegos y las consideraciones, voy a luchar por mi hermana y haré todo lo que esté en mis manos para tenerla conmigo y darle la vida que ella se merece aunque deba esforzarme el triple. Haré todo lo que nunca nadie hizo por mí y que sin duda, hubiese querido que hicieran.

Las puertas del elevador se abren y yo entro seguida de Matt quien marca el número del piso donde se encuentra el apartamento que estamos buscando.

—Como tu mejor amigo, es mi deber decirte que enfrentar a tu madre sin duda es una pésima idea, y lo sabes.

—No voy a dejar a mi hermana con esa loca. —aclaro.

—Lo sé —admite—. Y también sé que no voy a dejarte sola en esto; si se va a armar el desmadre, lo haremos juntos.

Una sonrisa escapa de mis labios como única respuesta ante lo concluso y determinado que ha sonado. Si hay algo que deba agradecerle a la vida, es el haberme permitido conocer a este chico y brindarme su amistad incondicional. Y lo que bien he aprendido de todo esto, es que los lazos más fuertes no siempre son los de sangre.

El ascensor se detiene y las puertas se abren dándonos paso al viejo pasillo con paredes que alguna vez fueron de un reluciente blanco, pero ahora han tomado un tono amarillezco y con manchas de humedad por todos lados. Pareciera que en cualquier momento todo esto se viene abajo.

Localizo la puerta del apartamento de mi madre a unos metros y avanzamos por el estrecho pasillo, mis ojos barren por todo el lugar haciéndome recordar los días en los que yo también viví aquí mi propio infierno…

Unos gritos provenientes del apartamento de Helen llegan a mis oídos, sacándome abruptamente de mis pensamientos. Es Emily.

Corro lo más rápido que mis piernas me permiten, sintiendo a Matt siguiéndome los pasos hasta llegar a la vieja puerta de madera que se encuentra entreabierta.

Me adentro al lugar sin previo aviso y lo que veo me hace perder el control. Sin medir las consecuencias de mis actos me le voy encima al malnacido que tiene a mi hermanita tomada por los cabellos. No lo pienso, actuó y sin perder tiempo le suelto un puñetazo en la cara que lo toma desprevenido y le voltea la cara, dejándome a mí con la mano adolorida, duele como el infierno, pero no me arrepiento.

Aprovecho su aturdimiento para tomar a Mily del brazo y atraerla a mi cuerpo, alejándome del sujeto sin soltarla.

—¡No vuelvas a ponerle tus asquerosas manos encima! —grito con la ira recorriendo mi torrente sanguíneo.

El tipo se endereza y me mira con evidente furia, permitiéndome ver su labio partido y con un hilo de sangre brotando de él, genial. El sujeto da un paso en mi dirección y yo llevo a Mily detrás de mí, él intenta acercarse, pero en un parpadeo tengo a Matt delante de mí con un bate en la mano que sacó de quién sabe dónde carajos, pero que agradezco a la vida que haya encontrado y con el cual lanza su amenaza silenciosa.

—¿A dónde crees que vas amigo? —reta al sujeto con un tono amenazante.

—Voy a partirles la cara a ambos…

—¿Qué es todo ese escándalo? —irrumpe la voz de la mujer que no ha sabido más que arruinarnos la vida a mi hermana y a mí.

Aparece en el diminuto pasillo que dirige a la habitación. Lleva puesto un vestido azul oscuro que a simple vista se nota lo viejo que es debido a lo desgastado de la tela, está descalza y despeinada. Su rostro está demacrado y tiene unas pronunciadas manchas oscuras debajo de sus ojos los cuales lucen vacíos. No queda nada de la mujer que solía ser hace muchos años atrás, cuando mi padre aún estaba con vida. Está irreconocible.

No voy a negarlo, me duele. Me duele verla de esta manera, a fin de cuentas es mi madre y verla tan perdida, tan hundida en el hoyo que ella misma ha cavado, resulta ser muy doloroso y triste, pero eso no significa que le permitiré hacer con mi hermana lo que se le venga en gana. Eso jamás.

—Kira —mi nombre sale de sus labios sin mostrarse sorprendida por mi presencia, es obvio que ya me esperaba.

—¿Qué te ocurre, madre? —cuestiono en reclamo, con la voz entrecortada a causa de tantas emociones acumuladas—. ¿Cómo permites que este imbécil maltrate así a tu pequeña hija?

—Ella se ha portado mal y merece que alguien la corrija. —suelta con desinterés, haciéndome apretar las dientes ante la ira que me provoca su desfachatez.

¿Qué tiene esta mujer en la cabeza? Es evidente que cerebro no es.

Respiro hondo intentando calmarme, no puedo empeorar las cosas, ya suficiente problema es el haber golpeado a este idiota.

—Voy a llevármela, Helen. —aviso, refiriéndome a mi hermana.

El sujeto calvo, amigo de mi madre se ríe ante mis palabras como si hubiese soltado algún maldito chiste y veo a Matt tensarse, haciendo girar el bate como diciéndole al tipo: “que no se te olvide lo que tengo aquí, idiota”.

—Me temo que no puedes hacer eso —responde mi madre, con aburrimiento—. Te recuerdo que es mi hija.

—Te recuerdo que es mi hermana —le devuelvo la tirada—. Y no pienso dejarla en este lugar rodeada de lunáticos.

—Soy tu madre, Kira, respétame como tal.
Me río con amargura ante el cinismo que tiene esta mujer. No puedo creer que en serio esté diciendo eso.

—Me temo que ese título te ha quedado demasiado grande.

Mis palabras no le afectan ni un poco, realmente no sé qué sentir ante lo evidente. Jamás le hemos importado.

—Tú no lo entenderías, pero…

—Ahorrate tus palabras —la interrumpo. No quiero escuchar lo que tiene para decir porque algo me dice que sólo acabará con el poco afecto que le tengo y terminará de resquebrajar los fragmentos de mi corazón, es lo único en lo que ella ha sido buena. —. No compliques más esta situación y deja que me la lleve, sé libre de toda responsabilidad como has querido serlo siempre.

Me duele decir eso frente a mi hermanita, pero es la única forma de convencer a esta mujer y que nos deje marcharnos sin problema.

Ella lo piensa por un momento, dudosa y tentada al mismo tiempo.

—No aceptes —interviene el idiota a su lado por primera vez—. Aún podemos sacar un mejor provecho de ella.

—Cierra tu asquerosa boca antes de que te la parta de nuevo —amenazo con la ira tiñendo mi voz.

El sujeto da un paso amenazante en nuestra dirección y veo a Matt prepararse para lo que pueda suceder, pero antes de que el calvo pueda avanzar mi madre lo toma del brazo, deteniéndolo.

—Dejaré que te la lleves —suelta mi madre al fin, sorprendiéndome con su respuesta —. Pero hay una condición.

Bien, debí suponer que diría algo como eso, pero supongo que aún guardo la absurda esperanza de que algún día piense en el beneficio de alguien más que no sea el de ella.

—Muy bien, dime de qué se trata.

—Hablémoslo en privado —propone—. Sígueme.
Intento refutar, pero ella no espera una respuesta y camina hacia el pasillo por el que había salido minutos atrás.

Sin más remedio decido que lo mejor será seguirla.

—Mily —llamo la atención de mi hermanita, quien sigue pegada a mi cuerpo—. Quédate un momento con Matt, cariño.

Ella no contesta, sólo asiente antes de acercarse a Matt y abrazarse a una de sus piernas, él por su parte se limita a acariciarle su cabello para transmitirle un poco de calma.

—Ahora vuelvo —le digo a mi mejor amigo, evitando mirarlo.

Sin perder más tiempo voy detrás de mi madre quien ya se ha encerrado en su habitación.

No sé qué esperar de esta charla privada, pero estoy segura que no será nada agradable.

Porque cuando se trata de mi madre, nunca puede ser algo bueno.



*************

Hola, hola..
Antes que todo, quiero dejar en claro que lamento mucho el haber abandonado esta historia por tanto tiempo, no me alcanzará la vida para disculparme por ello.

Han ocurrido muchas cosas en mi vida y por tales motivos me vi obligada a dejar de escribir por mucho tiempo, pero créanme que es una de las cosas que más he lamentado.

En fin, no quiero aburrirles con mis desgracias, sólo quería decirles que me esforzaré por ser un poco más constante en las actualizaciones, aunque no les prometo nada porque cada vez que lo hago surge algo nuevo 😩 y ya no quiero decepcionarles 🥹

Espero les haya gustado este capítulo y también espero de todo corazón que sigan esperando con ansias el próximo ❤️‍🩹

No se olviden de votar y comentar la historia, que yo estaré gustosa de leerles y saber sus opiniones y teorías.

Nos leemos pronto 💕

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