Capítulo 23

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¿Una debilidad que tenía Jungkook? Odiaba ver a las personas llorando, no importaba si era niño, hombre, mujer o anciano, sinceramente no podía ver a alguien llorar. Esa fue la razón por la que abrazó al hombre que suprimía una sonrisa, cantando victoria en su cabeza porque iba descubriendo sus puntos débiles. Ver a Taehyung en ese estado, no fue algo que simplemente pudo ignorar. Su madre, Seokjin e incluso su padre, odió siempre que vio a alguno llorar y desde niño no pudo evitar abrazar a quienes se veían afectados o sufriendo.

Pasó un rato prudente acariciando la cabeza de Taehyung, incluso fueron juntos a la cocina mientras él le preparaba algo caliente, esperando a que se calmara. En silencio, Taehyung lo observaba moverse por la cocina, deseaba reír como lo había hecho aquella vez en el apartamento del menor, pero si lo hacía echaba a perder todo. Por la fuerza o de manera directa, no podía llegar a Jungkook en ese momento en que se encontraba a la defensiva. Cada ataque sería frenado, no obstante, un acercamiento amistoso no tenía un por qué ser evitado.

— ¿Mi padre no te dijo nada? — Preguntaba Jungkook mientras se sentaban juntos en la terraza, cerca de la piscina que no les permitía estar en completa oscuridad debido a sus luces.

— No, fue muy repentino, por eso me asusté. Estuvo recibiendo muchas llamadas mientras hablaba contigo, cuando finalmente regresó miró el teléfono. Desconozco lo que leyó, pero no le asentó nada bien. Es primera vez que lo veo simplemente coger cualquier ropa deportiva y salir sin más. — Bebiendo de su taza, observaba como Jungkook permanecía pensativo, su ceño fruncido tal cual solía hacer su esposo cuando le estaba dando forma a algo en su cabeza. — ¿No tienes idea de lo que podría haber ocurrido a esta hora?

— Seguramente es algo urgente relacionado con el trabajo. — Eso fue lo que dijo a pesar de no estar seguro de ello. — Ya lo sabremos cuando regrese, tú no te preocupes por ello. — Taehyung asintió afligido, volviendo a derramar lágrimas un tanto falsas, si se lo propusiera, a pesar de la actuación, el peligris podría convertirse en plañidero porque su capaz para llorar era de otro mundo. — Hey, no llores... — Musitó extrañado por la forma en que algo tan simple le afectaba. — ¿Sucede algo más?— El contrario negó exhalando profundamente, mirando hacia el cielo para secar sus lágrimas antes de mirarlo con una sonrisa. — Taehyung...

— Es solo que no sé, algo no se siente bien y este tipo de situaciones me afectan. La urgencia, las personas corriendo de un lado hacia otro, las despedidas inesperadas y esa frase de "nos vemos pronto, no te preocupes" es exactamente lo que me hace preocupar. Esa presión, ese presentimiento es molesto y por alguna razón me aflige, pero es todo una tontería, no me hagas caso.

— ¿Es una tontería y lloras así? — No sabía por qué, pero eso le recordaba a Seokjin.

No es que él hubiese visto a su hermano llorar, no muchas veces de todos modos. Pero las pocas veces que vio sus ojos cristalizarse, este siempre le daba la misma respuesta. "Oh, fue una tontería, Jungkookie, no te preocupes, estoy bien. Hyung siempre está bien". Permaneció en su asiento, pero cuando volvió a ver lágrimas descender por las mejillas contrarias, estiró su mano para reconfortarlo con su mano.
— No creo que podamos ser amigos, mucho menos amantes o algo más, no obstante, si necesitas a alguien con quien hablar o desahogarte de algo importante en algún momento, puedes marcar mi número. Sé escuchar y hablar cuando es necesario. — Taehyung asintió controlando las comisuras que deseaban elevarse.

— Lo sé, gracias por eso y por lo de más temprano. — ¿Sin comprender muy bien, el pelinegro arrugó el entrecejo y ahí finalmente Taehyung sonrió porque se veía tan maduro y masculino, pero luego hacía ese gesto cuando estaba sorprendido o confundido y parecía algo muy tierno? — Por no decirle a tu padre exactamente lo que te dije. Vi que estabas dispuesto a contarle lo nuestro.

— Lo nuestro en realidad no existe. — Corrigió con sutileza. — Pero sí, estaba dispuesto a decirle.

— ¿Por qué no lo hiciste? — Taehyung esperaba que le dijera que fue por él o algo que le dejara entrever esto, pero su persona ni siquiera pasó por la mente de Jungkook en ese momento.

— Por mi padre. — Se encogió de hombros terminándose el té servido que ya casi no guardaba calor. — No crea que en estos momentos merezca saber que su esposo está interesado en meterse en la cama de su hijo.

— No precisamente en su cama, pero sí, comprendo. — Jungkook negó ante su respuesta.

Su familia compartía muy pocos momentos felices, su padre parecía siempre ir con una culpa pesada sobre sus hombros. Muchas veces era severo, estricto o callado, pero las veces que sonreía, siempre era con ellos. Seokjin para él era su todo, quien siempre estuvo ahí, incluso cuando su padre estaba trabajando o de viaje. Todos tenían defectos, incluyéndose, mas los momentos felices y genuinos eran tan escasos que cuando aparecían, deseaba conservarlos.

Su padre lucía feliz a su lado y no quería arrebatarle esa felicidad aunque fuese artificial o efímera. Estaba seguro de que ellos tarde o temprano terminarían, pero, mientras pudiera, deseaba verlo sonreír solo un poco más, ahora, junto a Taehyung, él sonreía mucho más seguido y eso era agradable de ver. Solo por eso él no pudo decirle lo que su esposo estaba haciendo, convirtiéndose en un cómplice silencioso.

— Escuchaste todo lo que le dije y no necesitas decir lo contrario, pude ver y reconocer tu sombra detrás de la puerta. Ningún empleado se atrevería a ello por tanto tiempo.

— No puedo negarlo, estaba demasiado nervioso. Sin importar la razón por la que haya sido, muchas gracias. — Jungkook asintió levantándose de su asiento. — ¿Ya te vas?

— Sí, ya debo ir a la cama. Espero que te sientas mejor, Taehyung, buenas noches... — El nombrado asintió agitando su mano en respuesta, regalándole una sonrisa amplia y cuadrada que el pelinegro contempló por unos segundos.

— Espera... — Jungkook detuvo su caminar para observarlo nuevamente.

— ¿Qué sucede?

— Me hablaron sobre una audición a puertas cerradas que hará la compañía. Según tengo entendido todos podíamos nominar a alguien, fue por eso que le dije a mi mejor amigo, Hoseok. — Jungkook asintió buscando en su memoria para ponerle cara a ese nombre hasta que recordó al pelirrojo que vio en la boda de su padre y en muy pocas ocasiones cuando se lo cruzó en esa misma mansión hablando con Taehyung. — Es un excelente bailarín, pero ha pasado por mucho, tanto que se ha rendido y a mí me duele que pierda ese gran talento que tiene. Ni siquiera ha podido debutar por la falta de apoyo y posibilidades.

— Si me vas a pedir que lo acepte solo por ser tu conocido, ya sabes mi respuesta. Si es alguien talentoso lo demostrará en esas audiciones. No obstante, por mucho talento que tiene, si se dio por vencido, entonces no es el indicado para estar en mi compañía, solo los que luchan hasta el cansancio por lo que quieren pueden ganarse un lugar. Debutar es solo el primer paso, ahí es que comienza la verdadera jornada. Si se rindió ahora, no durará ni siquiera un mes después de debutar con esa mentalidad tan frágil. Mi compañía no hace artistas, son los artistas quienes hacen mi compañía. Si tiene talento y potencial, nosotros lo apoyamos, pero él deberá labrarse su propio camino.

— Hoseokie demostrará su valía...

— Entonces ya se verán en la empresa si eso es así. Buenas noches, Taehyung.

En silencio caminó hasta la cocina para dejar el recipiente que estuvo usando para luego dirigirse a su cuarto, sin embargo, una vez en la escalera, cambió su rumbo. Fue directamente hacia el garaje, tomando el Jaguar exclusivo que solo utilizaba en raras ocasiones y que siempre dejaba en la mansión. Abandonó la residencia sin un rumbo fijo, pero terminó yendo hacia su apartamento, encontrándose con que este estaba solitario. Esperó ver a Jaehyun en su cama, pero este no estaba por todo el lugar.

Ladeando su cabeza confundido dado que su pareja le había dicho que secundaría ahí esa noche, decidió bajar algunos pisos para ir al suya. Ingresó la clave de acceso y entró, dirigiéndose a la habitación en donde lo encontró completamente dormido, arrancándole una sonrisa que lo relajó. Sin hacer mucho ruido, con el pijama que no se había quitado, se coló debajo de aquellas sábanas.

— ¿Jungie? — Solo una ahogada murmuración llegó como respuesta, acompañada de un abrazo que lo hizo sonreír adormilado. No le preguntó qué hacía ahí, eso lo dejaría para cuando despertaran. — Buenas noches.

Esa misma noche, en esa misma ciudad, pero varias horas antes, Min Yoongi se encontraba perdido en algo que hasta el momento seguía siendo novedoso para él. No estaba acostumbrado a ese trato, ese tipo de relaciones íntimas. No es que nunca lo hubiese hecho de ese modo, pero se sentía diferente. La forma en que Namjoon recorría su piel, esos dedos que lo delineaban y esos labios que le seguían el ritmo.

La mirada penetrante que colisionaba con la suya en una batalla de intensidad que ninguno deseaba perder. Tal vez era el modo en que se conectaba solo ellos dos, sin un fantasma entre los dos, sin pretender que eran algo más que ellos, dos hombres entregados a sus deseos. No había amo, tampoco mascota, no existían nombres que no les pertenecían y tampoco estaba concentrado en recrear lo que podría ser el sexo con alguien más. Lo estaban mirando a él, tal cual era, no las semejanzas que podría llegar a tener con alguien más.

Las sonrisas, la libertad que compartía era algo raro para él a pesar de que no era la primera vez que se acostaba con Namjoon. Sin importar el papel que desempeñara en la cama o la posición que jugara, cada encuentro lo hacía experimentar un lado nuevo de la sexualidad que por años no saboreó.

Fueron las manos de Seokjin aquellas que lo tocaron por primera vez, fue su cuerpo lo primero que él pudo admirar. Junto a él supo lo que eran orgasmos, descubrió incluso distintas formas de complacerse a sí mismo. Los años a su lado no había sido pocos, de alguna forma, se amoldó a él y a sus gustos, a sus prácticas.

En el tiempo en que ellos estuvieron separados, sí se acostó con otras personas, pero sin pretenderlo, terminaba en comparaciones, buscaba esa adrenalina que anudaba, que desataba su cuerpo y mente a la misma vez yendo más allá. Sin embargo, buscar una experiencia que se le igualara o asemejara fue difícil y siempre quedaba inconforme. A eso había que agregarle que no todos compartían sus gustos y prácticas, por lo que decidió ir en busca de esas personas específicamente, marcando encuentros en línea con personas interesadas en ello.

Se dio por vencido, aprendiendo a vivir de diferentes formas el placer. Lo intentó por años y ahora, por primera vez, junto a Namjoon en verdad su podía disfrutar cada cosa por pequeña que esta fuera. Quizás ahora influía que él realmente se estaba desligando de Seokjin, sabía que no lo había olvidado, estaba ahí en algún lugar, del mismo modo en que Jimin ocupaba un espacio en la mente y corazón de Namjoon, pero nada de eso importaba.

Imposible que importase en momentos así, justo como ese en el que los labios que rodeaban su peno y los dedos que se perdían en su ano estaban tan bien sincronizados. Él no era alguien que vocalizara en todas las situaciones, se había acostumbrado a controlarlo o dejarlo ir dependiendo de lo que se requiriera, por eso, en ese momento en el que tanto quería gemir, apretaba sus labios con fuerza, porque inconscientemente estaba esperando el permiso para ello.
No era la primera vez, ya había hablado de esto con Namjoon y él tenía paciencia, justo como en ese momento en el que se separó dejando un hilo de saliva entre su lengua y la erección ajena.

— Si deseas gemir, hazlo. — No fue una orden, pero el subconsciente de Min la registró de esa forma y el menor no presionó más.

— S-Sigue, por favor, Joon... — Pedía suplicante y, aunque deseaba contenerse, para el mencionado era difícil cuando Yoongi se veía tan perfecto de ese modo.

Momentos antes, mientras era el mayor quien se perdía en su interior, no podía negar que los disfrutó mucho, pero tenerlo así, verlo realmente perdiendo el control de su mente, era totalmente diferente. Su piel en estado normal era como una perla blanca, pálida, pero aun así llamativa, embaucadora. Ahora, completamente enrojecida debido al placer, era simplemente sublime, una obra de arte.

Liberó su miembro por completo, viendo como Yoongi dejaba escapar un largo suspiro. Necesitaba calmarse, llevarlo con calma para que disfrutara del momento. Se dedicó a acariciar su cuerpo, evitando sus pezones porque sabía que estos eran extremadamente sensible y podrían sobre estimularse con facilidad causándole un poco de dolor, efectos secundarios de sus prácticas con Seokjin. Muchas zonas de su cuerpo se volvieron erógenas y sensibles, otras, necesitaban un trato más especializado para que pudiesen sentir algo. Tuvieron la confianza para hablar de todos estos temas sin tapujos, por eso el menor ahora sabía más o menos cómo desenvolverse con él.

Sin azotaina, muchas veces Yoongi no lograba llegar al orgasmo, necesitaba de azotes, no sutiles, debían ir de medio a fuertes o extra fuertes aunque nunca al punto de causar algún daño severo. Era esto o la también llamada hipoxifilia, asfixiofilia, un placer único que funcionaba como azote cuando la disminución de la respiración durante el sexo lo llevaba a la cúspide el momento. Aunque estaban trabajando en esto, todavía era necesario para que Min lograra llegar al orgasmo y correrse cuando asumía un rol pasivo o sumiso.

Cuando no era el caso, de igual forma debía azotar algún trasero, tirar de cabellos, escuchar la piel chocar, los gemidos del contrario lo hacían perder en su propio mundo, al punto en donde él mismo contenía la respiración por largos segundos y así, lograba llegara. No obstante, si la persona a que él penetrase lo ahorcara o golpeara su trasero, sus mejillas perdido en el desenfreno, entonces sí explotaba en un exquisito orgasmo, no solo se corría, sino que llegaba al éxtasis.

Todo funcionaba como un cúmulo de estímulos, los gemidos de su acompañante, el sonido de las respiraciones descontroladas, el impacto de pieles, todo eso lo enviaba a un buen viaje y Namjoon también se encontró disfrutando de lo mismo. De hecho, no era muy diferente, solo que lo suyo era algo que siempre vio normal, más común y vainilla que no se convirtió en una necesidad en cada encuentro aunque, si lo había, pues, él estaba feliz. Sin embargo, al no ser alguien de muchos encuentros casuales, tampoco es que hubiese tenido la oportunidad de realmente comprobar qué tanto apreciaba cada cosa.

A veces se interesaba en experimentar todo aquello que Yoongi le compartía, pero quería primero desligarse de esas prácticas y ya ligue, por decisión de ambos, en algún momento hacerlo una que otra vez, no algo regular.

Como un dedo fantasma, Yoongi volvió a sentir uno de los dígitos de Namjoon recorriendo delicadamente con la yema su eje, haciéndolo contraerse bajo su tacto. Namjoon sonrió, el mayor se sonrojó de manera bastante estúpida, pero no le importaba mucho. Lo próximo que vio, fue esa gran mano cerca de su cara, las extremidades de Namjoon realmente eran grandes, todo lo era.

— ¿Me la lamerías? — Sin cuestionárselo, Yoongi sacó su lengua, tomando la palma de la mano contraria para darle una primera lamida, luego otra más bajo la excitada mirada del más alto.

No quería decirlo en alta voz, pero Min le parecía un gatito, uno hermoso, muy lascivo y atrevido. Quería hacerle cumplidos, pero temía que cualquiera de esas cosas lo llevara a esa zona de la que Yoongi le habló. Le explicó que podía suceder y, aunque hasta el momento no la había experimentado, le daba un poco de miedo porque nunca había estado con alguien que tomara ese viaje.

— Si yo no puedo contenerme, tú tampoco... — Murmuró Yoongi trazando una línea larga de saliva hasta la punta del dedo medio de Namjoon, mordiéndola obscenamente. — Deja de pensar, créeme que todo esto es muy diferente a lo que hacía habitualmente. No quiero que estés al pendiente de cada cosa, simplemente disfrutemos como nos plazca, de lo contrario, tomaré yo las riendas y volveré a follarte hasta que recuerdes mis palabras. — Namjoon tragó saliva y esto hizo que sonriera. — Ahora, continúa.

La obra maestra que había culminado se apropió de su miembro, el calor de esa mano mezclado con la saliva se sentía exquisito. La mano seca no quiso quedarse tranquila, se unió a la actividad haciendo rodar los testículos de Yoongi. Cada movimiento parecía premeditado y todos eran perfectos. Cuando Namjoon lo abandonó, su pene palpitó violentamente en anticipación, gimiendo incluso cuando escuchó la botella de lubricante abrirse una vez más.
Cuando los dedos de Namjoon volvieron a entrar en su agujero, gimió sin la contención que lo acompañaba la vez anterior, apretándose bajo su toque. Esperando a que empujara, tragó saliva, mas el menor no se movió. Sus dedos librados solo frotaban su borde en círculos; fue algo que no pudo evitar gimió empujándose hacia ellos, pero el menor solo besó sus muslos para que tuviera un poco más de paciencia.

— Quiero que me toques, Joon. — Pidió intentando ser fuerte, pero su súplica era demasiado evidente, tanto, que Kim se compadeció, adentrando un dedo, viendo como era apretado de inmediato.

— Mierda, estás tan apretado. — Musitó llevando su mano hacia su erección. — Relájate. — Una vez más, como una orden, Yoongi la acató, disfrutando los besos que le eran dados por todo el cuerpo como recompensa. — Dios, mírate, es tan difícil controlarme. — Susurraba casi para sí mismo, admirando la vista de sus dedos perdiéndose en su interior una y otra vez. — Sin embargo, tienes que relajarte un poco más, me estás apretando demasiado fuerte. Si fuera ahora mismo, podría desgarrarte.

— Estoy relajado, es solo que estoy tan excitado que quiero venirme y me vengo más rápido cuando aprieto de esta manera.

— Afloja. — Dijo con calma, pero firme y ante esto Yoongi gimió. — No te vengas todavía, es demasiado pronto.

Era la primera vez que Namjoon le decía qué hacer en lugar de preguntarle si podía hacerlo, si estaba bien. Eso para él es tan discordante e inesperado, que no pudo contenerse frente a esas simples palabras en el tono de voz del menor. Por eso simplemente lo escuchaba, haciéndole caso, confiando en él aunque se impacientara un poco. Por eso, si bien lo evitó, volvió a apretarse alrededor de sus dedos unos minutos más tarde.

— Todavía no. — Repitió Namjoon, pero esta vez Min parecía no ceder.

— Quiero venirme.

— Tu voz no suena muy segura. — Sonrió curvando ahora tres de sus dedos para ir contra su próstata.

— Esto es casi una tortura, sabes que no puedo correrme así.

— Lo sé... — Los mueve a mayor velocidad haciéndolo gemir. — Ya sé que necesitas algo más que dedos, necesitas mi pene en tu interior, que te azote mientras arremeto contra ti con mis manos volviéndose un collar en tu cuello.

— Eres un hijo de puta, Joon. — Ambos se rieron y eso una vez más mostraba la gran diferencia que había entre sus encuentros y los que solía tener Min en el pasado.

1/2

Como verán, este es un capítulo dividido, lamento coártalo aquí, pero estoy muerta de sueño y quería al menos sacar algo antes de dormir para no perder el ritmo. Realmente perdónenme los pocos que lleguen a ver esto, por la hora, muchos están durmiendo, así que lo más probable es que cuando me despierte, me dé tiempo escribir y publicar la otra parte antes de que despierten ejejej.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro