Capítulo 3

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— ¡Espera! — Jimin sostuvo la mano de Namjoon en cuanto este se dispuso a abrir la puerta de su auto, pero que Kim conduciría debido a que él ya había bebido demasiado esa noche. — ¿Quieres dar una vuelta y después ir a mi casa?

El castaño se le quedó mirando, observando la mano del menor que sostenía a la suya. Suspirando, echó su cabeza hacia atrás, traqueando su cuello en movimientos cortos y preciso antes de negar y volver a mirar a Jimin.

— No, ya es demasiado tarde, deberías ir a descansar. — Respondió con tranquilidad subiéndose al automóvil, haciendo que el contrario se apresurara a darle la vuelta para subirse y ponerse el cinturón.

— ¿Por qué siempre es igual contigo? — Preguntó alzando la voz, perdiendo un poco los estribos que andaba controlando.

Le encantaba Namjoon, pero el mayor tenía la capacidad de molestarlo a un nivel que nadie lo conseguía. Es que no lo comprendía, su forma de tratarlo en ocasiones lo irritaba. Odiaba que aunque él perdiera la calma, Kim ni siquiera se inmutara, justo en ese momento donde guardaba total compostura y calma. Nada le afectaba, sin importar lo que hiciera.

— Tengo entendido que el martes comenzarás con tus presentaciones, Jungkook estuvo hablando que tendrían mucho trabajo. Yo también me estoy preparando para mi regreso, así que los dos deberíamos irnos ya a dormir, tenemos que cuidarnos y mantenernos saludables. Son poco los días que nos quedan para descansar correctamente.

— Eres especialista en cambiar el tema, Namjoon. Yo te hablo de una cosa y tú de otra, siempre fingiendo una calma que ni tú te crees. ¡Estoy cansado de que siempre pretendas que nada te incomoda! ¡Cansado de que pretendas que no te gusto ni siquiera un poco! — Exclamó molesto luchando torpemente con el cinturón de seguridad que no podía zafar. — ¡Mierda!

— Tienes razón, sí me gustas, pero nunca podríamos tener algo como deseas. — Admitió tomando por sorpresa al más bajo que detuvo sus movimientos.

— ¿Por qué no?

— Por muchas cosas, pero entre todas esas, resalta tu gran falta de madurez y seriedad en muchos ámbitos, principalmente en las relaciones. No confío en ti como pareja y no quiero entrar en algo que desde el comienzo sé que será turbulento. No sacrificaré mi bienestar emocional que es lo que me proporciona una estabilidad en la vida ni siquiera por ti, por mucho que me gustes.

Su tono era tan gélido como su semblante. No estaba mostrando indiferencia como de costumbre, su mirada estaba perdida al frente mientras apretaba firmemente el timón, sabiendo que Jimin lo observaba. Mordiendo el interior de sus mejillas asintió, desviando su mirada hacia su acompañante.

Siempre se negaba a las solicitudes de Jimin, se alejaba de sus provocaciones y cuando sus amistades preguntaban por qué no le daba una oportunidad, simplemente se encogía de hombros, cambiaba el tema o decía alguna cosa que en su mente se sintiera graciosa. Lo importante era cambiar el tema, esa era la primera vez que realmente abordaba el tema porque también era la primera vez que Jimin mostraba una verdadera molestia, que lo confrontaba directamente sobre sus emociones o sentimientos.

— Sería fácil follarte, me has dado miles de oportunidades para haberlo hecho desde la secundaria, pero no se diferenciaría en nada a esos que te cogen para una vez y ya. — El menor lo miró furioso, no le gustaba el tono en que le decía las cosas, la mirada llena de prejuicios, una que lo juzgaba aunque no dijera nada. No tenía nada de malo disfrutar de su sexualidad libremente, pero la mirada que Kim le daba parecía condenar este hecho.

— Hablas como si tú también no hubieses follado con otras personas sin estar en una relación. ¿Qué tan diferente es follar con alguien más o conmigo? — Espetó con molestia.

— Yo nunca he dicho que tener sexo sea malo, no es necesario estar en una relación para disfrutarlo. Es algo físico que si se hace bien, se puede disfrutar con cualquiera, en cualquier sitio o momento. No me importa tener encuentros esporádicos con otras personas dado el caso, pero contigo jamás podría hacerlo de ese modo. Por eso no puedo aceptar tus ofrecimientos. No te juzgo, puedes seguir teniendo esa vida, es tu vida después de todo. Sin embargo, prefiero seguir siendo solamente tu amigo sin cruzar esa línea.

Procesando las palabras dichas, Jimin guardó silencio, uno casi asfixiante dentro de aquel vehículo. Nunca habían hablado tanto sobre esos temas, Namjoon nunca había mencionado tantas palabras en un solo párrafo cuando él se le insinuaba o provocaba.

— ¿Qué importancia tengo yo en tu vida? — Preguntó repentinamente con la leve sospecha que lo recientemente dicho instaló en su mente.

No hubo respuesta, todo lo que Kim hizo fue prender el vehículo que había apagado desde que se estacionó. Una clara señal para que Jimin descendiera de una vez, pero que fue totalmente ignorada.

— Dime qué sientes por mí. — Exigió con su corazón ahora un poco más agitado, observando al castaño que dejó de morderse su mejilla para mirarlo, volviendo a apagar el motor del auto.

— Me enamoré de ti antes de que te confesaras la primera vez. — Suspiró. — No obstante, ese enamoramiento no es suficiente para cerrar los ojos e ignorar todo lo demás.

— ¿Me amas?

— ¿Amarte? — Guardó silencio mientras negaba. — No lo sé, amor es un sentimiento que se cultiva, pero tú por años has hecho todo para que no florezca. Estoy enamorado, sí, me atraes, me gustas, pero no te amo. Estar enamorado y amar no lo es mismo.

Jimin no sabía por qué, pero esas palabras le dolían demasiado. Relamiéndose los labios buscó acomodarse en su asiento, aferrándose a la tira del cinturón de seguridad mientras organizaba sus ideas y contemplaba a Namjoon.

— Si yo llegara a cambiar por ti, ¿me aceptaría? — Namjoon negó sin dudarlo, confundiendo a un Jimin que arrugó su rostro sin poder comprenderlo.

— Jimin, no puedes cambiar por alguien más. Solo puedes y debes cambiar por ti y, si eso llegara a pasar. Es decir, eso de que cambies por mí, yo de igual manera no podría estar contigo. Eso traería demasiados problemas a futuros, comenzando con el "yo cambié mi vida por ti". No sabes lo tóxico que eso se puede volver. Si en algún momento cambias algo de tu persona y tus actitudes, que aclaro no estás obligado a cambiar por absolutamente nadie, debe ser porque en verdad lo desees y sientas que lo necesitas. Algo que sea natural y no forzado. No voy a mentirte, sí sería agradable, me gustaría verlo, pero no me hago falsas ilusiones.

Jimin solamente asintió mientras el mayor condujo en silencio hasta llegar a su destino. Estacionó en el mismo edificio donde Jungkook tenía su apartamento de soltero. Todos se habían ido por caminos diferentes esa noche, pero él decidió marcharse con el mayor, extendiendo un poco más su viaje pidiéndole que lo llevara a comer algo a uno de los pequeños negocios que abrían veinticuatro horas. Como de costumbre en toda la noche, Namjoon no bebió, no bailó, pero estuvo con ellos hasta el final.

Liberándose del cinturón de seguridad, el mayor le entregó la llave del vehículo a Jimin, buscando su teléfono para llamar a un taxi. Por la hora, sería difícil que pasara alguno libre por esa zona de la ciudad donde la mayoría de las viviendas eran de personas adineradas.

— Quédate. — Musitó Jimin disponiéndose a descender de su auto, viendo a al contrario negar. — No de esa manera, no haré ningún movimiento, pero es muy tarde. Ni siquiera tienes tu auto aquí, es mejor que te vayas mañana temprano.

Lo dudó un poco, mas viendo la hora, Namjoon terminó accediendo. Ambos caminaron juntos y callados hacia el interior del edificio. Cuando llegaron al piso de Jimin, ambos se miraron por un breve segundo antes de ingresar al apartamento. El rubio le entregó de sus pijamas el más grande por la diferencia física entre ellos.

Fue Kim el primero en entrar a la cama después de una ducha, Jimin lo siguió, acostándose junto a él. Se coló debajo de las sábanas que cubría a su amigo y lo abrazó con una fuerza que fue mermando en cuanto se acomodó bien.

— Solo quiero dormir a tu lado. — Se apresuró a decir antes de que el otro protestara. — Buenas noches.

A pesar de la tela, Namjoon sentía su cálida respiración, como esta pocos segundos después se intensificó dejándole saber que ya se había quedado dormido. Suspiró descendiendo la mirada hacia la mano que rodeaba su cintura, luego hacia la diminuta luz que Jimin tenía en la pared porque odiaba dormir en una habitación completamente a oscuras. Cerrando sus ojos intentó dormirse, pero le fue difícil.

Después de un rato, Namjoon se giró, correspondiendo el abrazo que seguía recibiendo con otro, notando como Jimin se acurrucaba contra su pecho. Dormía plácidamente, sin siquiera inmutarse a pesar de los movimientos.

+++

A diferencia de lo que Taehyung pensó, ir chocando contra las paredes desnudándose con desesperación entre besos y manos que se despojaban de sus ropas, ese desconocido pelinegro lo llevó a su apartamento tomado de manos mientras hacía torpes bromas.

Una vez adentró, se unieron en un beso que podría haber escalado de niveles muy rápido, solo que no lo hizo, se quedó justo en el momento en que estiró sus manos para tirar de esa cabellera. Jungkook le indicó el cuarto donde podía tomar un baño mientras él iba a otro. Ambos se quedaron envueltos en sus batas mientras el dueño del lugar abría una nueva botella de champán y tomaba dos copas para llevarlo a una terraza techada.

No es que le molestara, solo no era algo a lo que estaba acostumbrado. Por un momento, mientras miraba su alrededor detallando el obviamente lujoso y caro lugar, Taehyung no pudo evitar pensar en su ex pareja. Park Seojoon era casi perfecto, pero perfección sin evolución no significaba nada, de cierta forma iba perdiendo valor como algo suspendido en el aire. Él no era así, no era conformista, le gustaba mantenerse en constantes cambios, superarse, evolucionar. En eso, su ex y él no coincidían.

Ese hombre que acaba de brindar con él y que le regalaba una linda sonrisa, tenía una mentalidad un poco más parecida a la suya. No es que lo conociera, solo habían estado teniendo conversaciones que carecían de profundidad, pero bastaban palabras o frases para notar algo como eso.

Era divertido para ambos, entre bromas las conversaciones fluían, los temas sin notarlo cambiaban y siempre sabían cómo seguir el hilo sin dejarla caer. Fue agradable, mucho.

— Oh, así que viajarás a Inglaterra el lunes. — Habló Jungkook estudiando una vez más las facciones de ese hombre con detenimiento. — Físicamente, tienes absolutamente todo, no dudo que también tengas talento así que creo que te irá genial. Ser aceptado en LMA no es cualquier cosa, así que felicitaciones. Solo lamento que sea tan pronto.

— ¿Por qué?

— Porque me hubiese encantado darte una buena despedida. — Ambos se carcajearon, la mirada de Jungkook seguía al peligris que se levantó de su asiento para caminar hacia él. — Eres jodidamente atractivo.

— Sí, es algo que me dicen seguido, incluso mi espejo me lo grita a cada rato. — Musitó Taehyung viendo como el contrario enarcaba una ceja antes de soltar una sonora carcajada. Unió las piernas del pelinegro y se sentó a horcajadas, la tela de sus batas era lo único que muy débilmente, impedía que sus pieles se rozaran con total libertad. — Creo que hemos dilatado lo suficiente el asunto por el cual vinimos aquí.

— No sé por qué la palabra dilatado en este momento me suena tan sugerente. — Sonrió sosteniéndole la mirada, tirando de la mano de Taehyung para beber de su copa a pesar de que la suya aún tenía bebida. — Sin embargo, tienes razón. — El peligris sonrió e imitó el gesto, pasando a beber de la copa del menor. Entrelazó sus dedos en ese cabello azabache y tiró de él hacia atrás. — Gracias a todo lo que existe no uso peluca, en estos momentos te hubieses quedado con ella en la mano.

Sin poderlo evitar, Taehyung se rio, la bebida que estaba conteniendo en su boca salpicó y se derrapó, haciendo que el contrario también se carcajeara. Había estropeado un momento que estaba supuesto a ser sexy y sensual, ahora era uno torpe. La bebida que iba a pasar de su boca a la contraria terminó por todos lado y, lo poco que quedó en su boca, la tragó torpemente, tosiendo.

— Casi me ahogo. — Se quejó parpadeando con rapidez, sus ojos se habían aguado.

— Lo siento. — Se reía Jungkook dejando su copa en el suelo para llevar sus manos hacia la espalda del hombre sobre él. — Ven aquí. — Demandó recuperando la seriedad en su rostro, viendo como el peligris se inclinaba para besarlo.

Sus labios se provocaron por breves segundos antes de finalmente unirse con cierta desesperación y gula. Sus lenguas caldeaban el ambiente, sus manos las acompañaban. Las de Taehyung se repartían entre la cabeza y el pecho de Jungkook, mientras que las de este pasearon por su espalda hasta colarse debajo de la bata y sostener sus glúteos, apretándolos, masajeándolos obscenamente.

— Tienes un culo perfecto, supongo que eso también lo sabes. — Musitó entre besos, haciendo reír al mayor que tiraba de su labio inferior. — Exquisito.

No sabían con exactitud cuánto tiempo permanecieron así, perdidos en esa sesión de besos que iban de la más tortuosa lentitud a lo más vulgar y desesperados. Roces sutiles, mordidas atrevidas, chasquidos lascivos y estelas se saliva que se empeñaban en unirlos aun cuando tomaban milímetros de distancia. Fueron besos que en algún punto incitaron a las caderas del peligris que parecieron cobrar vida propia, impulsadas también por las fuertes manos de Jungkook.

La respiración de Taehyung se quebró por segundos con solo esa fricción que causaba que las telas se corrieran y sus penes erectos se rozaran. Sobresalían buscando atención, pero ambos los ignoraban deliberadamente. Con una succión obscena, Jungkook tiró del labio inferior contrario cuando este buscó alejarse, levantándose del asiento para volver a tomar la copa que había olvidado. Se dirigía al interior del apartamento, hechizando con su caminar a un pelinegro que lo siguió con su sonrisa ladeada y sin rechistar.

Volvieron a perderse entre los brazos del otro una vez en la habitación, sus manos ahora se colaban por debajo de aquellas telas blancas sin cautela o contención. Palparon sus traseros, pechos, miembros, se recorrieron casi en su totalidad, dejando solo las piernas fuera de ese reconocimiento táctico.

— Suave. — Susurró Jungkook cuando su entrepierna fue apretada por el peligris. — No lo maltrates, lo necesitaremos para más tarde. — Sonrió lamiendo los labios del mayor.

Una vez que se deshicieron de sus albornoces, las manos de Jungkook se aferraron en la cintura contraria, impulsándolo para que cayera en la cama, cayendo él en su lugar. La risa de Taehyung se amplió al ver su desconcierto dibujado por todo su rostro.

— ¿Qué, sorprendido? — Jungkook se relamió sus labios intentando incorporarse. — Oh, me imagino que pensaste que por mi belleza o sentarme a horcajadas sobre ti estaba especificado que yo iría abajo.

— En realidad no, es algo absurdo querer determinar un rol por cosas tan insustanciales como esas. — Espetó saliendo de su trance. — Pero de algún modo deduje que eras un recibidor.

— Algunas veces lo soy, pero no con cualquiera. — El rostro del pelinegro permaneció algo serio mientras el contrario se acercaba a la cama y subía en esta. — ¿Quieres detener todo aquí? — Preguntó dejando un beso en su pecho antes de mirarlo a los ojos.

— ¿Hoy no te sientes con deseos de ir abajo?

No es que Jeon nunca hubiese jugado otra posición, pero tal cual su acompañante, eran contadas las veces que esto sucedía. Fue por eso que no pudo dar una respuesta rápida. Por unos segundos el mayor esperó, mas al no recibir respuesta procedió a besarlo sin hacer otro movimiento que pudiese incomodarlo. Se besaron tanto, que en algún punto dejaron de pensar en qué posición jugaría cada uno. Sus manos volvían a recorrerse, sus lenguas se volvieron cómplices.

De manera descendente, Kim Taehyung fue depositando besos y mordidas por ese escultural cuerpo que ahora podía admirar en su totalidad. Los tatuajes que cubrían todo su brazo derecho, llegaban hasta su hombro y parte de su pecho. En este, también en su pezón derecho tenía un diminuto piercing dorado que no notó hasta llegar a esa zona, haciendo que su lengua jugueteara con este mientras sus ojos se mantenían fijos en los contrarios.

Tenía sus músculos maravillosamente marcados, esto era algo que a Taehyung le encantaba ver en un hombre. Llevando sus manos detrás de su propia cabeza, Jungkook permaneció tranquilo, permitiéndole vagar por su cuerpo. La vista de ese peligris consintiendo su cuerpo era tan glamurosa como sensual, esos labios hacían que su piel luciera mucho mejor.

El mayor sabía jugar y lo más peligroso, es que sabía adentrarlo en su juego, algo que encontraba fascinante porque aunque muchas veces le hiciera creer a las personas que estaba bajo su hechizo, muy pocas veces era totalmente real, justo como en ese instante. Su lengua era gruesa, ancha e ingeniosa. Su boca también esa bastante grande, lo hacía imaginarse la capacidad que tenía. Sin embargo, cuando Taehyung finalmente abandonó sus testículos para pasar a su miembro, tiró de su cabello en negación.

— ¿Qué ocurre? — Preguntó con curiosidad.

— No realizo ni me gusta que me realicen sexo oral en encuentros de este tipo. — Quizás debieron hablarlo antes, pero sin querer ambos lo pasaron por alto.

Al no ser que la persona con la que se estuviera frecuentando tuviese estudios médicos realizados con sus doctores específicamente, Jungkook no ponía su boca en ninguna zona genital ya fuera femenina o masculina y, por consideración, tampoco dejaba que se lo hicieran a él. Solo por pura equidad y cierto respeto a su acompañante.

— No te voy a preguntar el motivo, aunque creo que las razones para eso son muy pocas. — Aceptó el peligris dejando un beso al costado de su erección, contemplándola, notando que ahí también llevaba un diminuto piercing de frenillo, uno horizontal. Ese elegante metal de oro que cruzaba el pliegue formado en la cara inferior del falo, por la unión de la base del glande y el prepucio, se veía muy bien en él. — Bonito.

— Gracias... — Sonrió el pelinegro instándolo a subir hasta su altura para fundirse en un nuevo beso, más ardiente, más intenso.

Rodando por la cama, Jungkook fue hasta su mesita de noche justo al lado de su cama, sacando de esta una botella de lubricante y una tira de condones. Los agitó con gracia frente a un peligris que negó divertido, acercándose a él para unir sus labios.

— Te permitiré entrar en mí. — Musitó sorprendiendo a Taehyung porque sinceramente creyó que terminarían la noche masturbándose porque ninguno iba a ceder.

Asintió volviendo a sonreír entre besos, dejando que Jungkook lo abrazara y utilizara su boca a su antojo para que dejara de pensar en lo que vendría a continuación. Esto fue logrado casi con éxito, porque cuando ese líquido frío hizo contacto con esa zona, todo Jungkook se tensó, besándolo con mayor intensidad.

— Si te duele de algún modo déjame saber, ¿de acuerdo? — Un sonido sordo llegó como respuesta. — Me detendré si duele. ¿Está bien? Iré despacio.

Cuando un primer dedo llegó para iniciar la preparación, el menor se quedó con el labio de Taehyung aprisionado en sus dientes, estirándolo de manera dolorosa cuando dejó caer su cabeza hacia atrás. No es que particularmente doliera, el lubricante aliviaba todo, era un solo dedo, no obstante, era incómodo porque desde hacía demasiado tiempo, Jungkook no sentía nada en esa zona ni siquiera para estimulación. Por lo tanto, se sentía un poco incómodo y raro.

El resto de la preparación se desarrolló de manera más relajada, los labios del peligris una vez más jugaron un papel importante, solo que esta vez accionaron por el resto de su cuerpo, quitándole el protagonismo a la boca contraria. Lo estimuló hasta que todo su cuerpo estuvo relajado, hasta que la ansiedad se vio reflejada en sus ojos y los gemidos guturales que no se exteriorizaban comenzaron a ser escuchados cuando acariciaba su próstata.

Fue despacio tal cual dijo, mientras lo preparaba y también en la primera intrusión, sosteniendo una de las piernas de Jungkook mientras este aguantaba la otra.

— Está completamente adentro. — Esa sonrisa victoriosa infectó al pelinegro que negó cubriéndose el rostro momentáneamente con su antebrazo, dejando que los movimientos se reanudaran despacio.

— Ese ángulo se siente bien...

— ¿Quieres decir, por aquí? — Indagó Taehyung apoyándose en su brazo, ese que descansaba un poco más atrás de su cuerpo mientras sus caderas iban al encuentro del cuerpo ajeno.

Fueron movimientos suaves, se detuvo varias veces porque por momentos todo se volvía un poco intenso para ambos, pero cuando sus embestidas aumentaron de velocidad, los dos gimieron de satisfacción. Eran dos desconocidos cuyos cuerpos se complementaban increíblemente bien.

No tenían que hacer demasiado porque estaban increíblemente receptivos, quizás debido a todo ese juego previo que mantuvieron casi desde que estaban en aquel club. Habían estado anhelantes y una vez que se tuvieron, todo fue estimulante.

Perdieron la noción del tiempo, tuvieron sexo hasta que sus cuerpos temblorosos aclamaron por descanso. Hasta que las gotas de sudor recorrieron sus pieles e hicieron que el cabello se les pegara en el rostro. Hasta que sus respiraciones parecieron imposibles de controlar. Fue necesario volver a tomar una ducha, solo que esta vez fue más rápido, prácticamente solamente debían enjuagarse para eliminar el sudor y los restos de sus liberaciones.

Para el momento que Jungkook salió del baño, su acompañante ya había comenzado a vestirse. — ¿Vas a irte a esta hora? — Preguntó mirando el reloj digital que alumbraba una de las paredes de su cuarto mientras avanzaba. — Ya es tarde.

— ¿Puedo quedarme?

Le sorprendía que no estuviera ansioso por que se fuera. Ese era el primer encuentro casual en seis meses desde que había comenzado su relación con Seojoon, pero normalmente, los rollos de una noche terminaban cuando el orgasmo llegaba.

— Por supuesto. — Mencionó acercándose a él, tirando de su nuca para volverlo a besar con dominancia y deseos. — Quítate esa ropa y ven a la cama.

Taehyung obedeció rápidamente, volvió a quitarse sus pantalones, dejándolos en el suelo antes de subirse al colchón, yendo hacia las manos abiertas que le ofrecían un abrazo. Extraño, no obstante, lo aceptó, nuevos besos llegaron, lánguidos y calmos. Eran como si quisieran solo arrullarse y al peligris esto le fascinó. No durmieron abrazados, cada uno fue por su lado en aquella inmensa cama, no obstante, no se sentía la distancia entre sus cuerpos, estaban muy conscientes de la presencia del otra. Era hasta cierto punto gratificante y relajante.

Fue el sonido extraño de lo que Taehyung identificó como un timbre aquello que lo despertó. Se levantó rápidamente y confundido mirando a su alrededor. La habitación seguía oscura y la única luz era que reloj digital en la pared que quedaba su izquierda. Frotándose los ojos, esperó que estos se acostumbraran a la oscuridad, estirándose en esa cama cómoda en donde tuvo un exquisito sueño. Si el reloj no se equivocaba, ya era mediodía, no sabía a qué hora se durmieron finalmente, pero la última vez que comprobó, eran pasadas las tres de la mañana.

Tomando la bata que había utilizado ayer y que se encontraba sobre un sofá al que poca atención le prestó en la noche, se envolvió para ir al baño. Allí se encontró con un cepillo de dientes nuevo a un costado del lavamanos que supuso era para él. Se cepilló, ajustó un poco su aspecto peinando su cabello con los dedos y salió.

— ¡Buenos días! — Saludó el pelinegro que sentado en su sofá miraba algo en su teléfono antes de dejarlo en reposo a su lado y levantarse. — Supongo que debes tener hambre, por la hora supuse que no desayunaríamos, así que pedí comida.

Volviendo a observar el apartamento que se veía algo diferente a la noche anterior, el peligris caminó lentamente hacia él, agitando su pelo. Fue sorprendido cuando una mano rodeó su cintura y un beso se posó en sus labios. Miró extrañado al contrario, pero la risa de este también le hizo sonreír.

— Buenos días a ti. — Asintió mirando la comida. — Oh, mariscos.

— ¿No te gustan?

— Soy alérgico a ellos. — Musitó con cuidado.

— Oh, no lo sabía. Claro, no podría saberlo. — Respondió el pelinegro mirando todo lo que había pedido, absolutamente todo eran productos marítimos. — ¿Debes irte rápido? Si no es así podríamos salir a comer algo aprovechando que estás despierto. ¿Te apetece? — Una vez más, el peligris miró al contrario con una sonrisa, asintiendo en respuesta. — Perfecto, vamos a cambiarnos entonces. — Musitó sosteniendo sus mejillas para besarlo. — Hora de comer.

¡Hola por aquí!

¿Cómo han estado? Espero que se encuentren bien y que les haya gustado este capítulo. ☺️
LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro