Capítulo 33

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La lujuria ejercida para conducir el camino hacia el amor era tan incierto como peligroso o desgastante, en la mayoría de los casos quedaba solo en eso, un vibrante deseo que una vez saciado, desaparecía o consumía sin dejar nada más que el traje de carne que llevaba esa persona. Esa extraña, mas exquisitamente deliciosa corriendo que la hacía tensar su cuerpo, encorvar sus dedos perdiéndose en esa mirada de tigre salvaje que se regodeaba en su victoria.

Su corazón latía desenfrenado ante lo incorrecto de la situación, por ese instinto bestial que estaba calmando para no dejar salir aun cuando la imagen más erótica yacía entre sus piernas, arrodillado en el suelo y con los labios enrollando a su pene. Moral, ética y personalmente, todo eso estaba prohibido para él. Después de levantarse en aquella cama solo, sin nada más que un recuerdo de lo sucedido, la lujuria de la noche anterior había vuelto a desaparecer, solo deshonestidad y muchos pensamientos quedaron.

Jungkook no pudo evitar sobresaltarse cuando el sonido del teléfono de su oficina resonó como campanadas de iglesias. — S-Somi, retrasa la reunión. Sí, no hay problema, dígale al señor Kang que por esta vez aceptaré que llegue más tarde. Una hora estará bien. Sí... — Colgó el teléfono con dificultad, llevando la misma mano a la cabeza de Taehyung, sintiendo como este tiraba suavemente del piercing en su frenillo, jugueteando con él, sin embargo, el peligris simplemente detuvo sus movimientos, alejándose por completo del ensalivado miembro. — ¿Qué mierda haces? — Soltó algo confundido por lo cerca que estaba de llegar.

— Te abstengo de tu orgasmo, eso hago. No pensarás que te voy a dejar venir en estos momentos en mi boca. — Sonrió viendo la ceja del menor enarcarse, luego de dejar escapar un suspiro profundo. — Verás, me encantas y lo sabes, pero tampoco te estaré dando todo el tiempo satisfacción total como si yo no mereciera lo mismo. Esto es solo una disculpa por haberme ido sin darte al menos un mañanero.

Taehyung y sus juegos, un día de estos lo harían perder completamente la paciencia de la peor manera. Ni siquiera entendía por qué se permitieron llegar a ese punto. Comenzó negándose por sabría el cielo cuantas veces a ser su amante después de aquella proposición de ser algo "no oficial, pero importante". En un momento el peligris estuvo a centímetros de su rostro y al otro, entrelazando sus labios sin lascivia, con una suavidad no mostrada la noche anterior.

Su mandíbula, su cuello fue lamido casi como un saludo, sin provocar algo sexual, falsamente inocente y lo sabía. No obstante, en algún punto terminó entregándose a sus besos, a las pequeñas mordidas sobre la tela de su traje que no dejaba a los dientes ceñirse correctamente a su piel. Estos solo lo acariciaban ejerciendo presión y, cuando querían, le abrían paso a una lengua que humedecía su ropa traspasándose a su cuerpo en una perenne provocación.

Ahora Taehyung estaba ahí, dejando un casto beso en la punta de su erección como si fuera su mejilla y ellos estuvieran en algún tipo de relación casual o formal. Sonreía como un duendecillo travieso que lograba salirse con la suya a pesar de estar consciente de que esto era gracias a cierto permiso otorgado por un Jungkook el cual su razón, moral, instinto y deseos batallaban descomunalmente mientras lo observaba.

Ya no tenía diecisiete años, ni siquiera veinte, hacía mucho tiempo dejó de ser un joven en la edad de las emociones desbordadas donde se dejaba llevar por cada momento al máximo. Ese tiempo donde se permitió disfrutar egoístamente todo lo que quiso sin pensar demasiado en su padre o su hermano. Decir que como consecuencia de ese gran goce de su vida ahora era incapaz de sentir nada, sería una gran mentira.

No obstante, esa loca necesidad de descubrir a otros y a sí mismo, experimento cada día cosas diferentes en lugares distintos y con diversas personas, llegó a su fin hacía varios años atrás. En la actualidad se creía portador de una madurez, percepción de la vida y respeto por los demás que sus actos eran moderados y aun así culminaba satisfecho con su vida o quienes lo rodeaban. Ya no tenía ánimo de todas esas locuras que Taehyung le ofrecía, sí, le gustaban muchas cosas, mismas que le apetecía disfrutar con una buena persona, en pareja, no con un hombre casado con otro y que en verdad nada tenía que ver con él fuera del sexo.

Quería todo eso con alguien que lo sorprendía en el trabajo y luego, al llegar a casa, fuera él quien le retribuyera el favor. Jungkook no pensaba en sorpresas sexuales como esa, hablaba de esas como las que tanto le gustaba y Jaehyun era experto en brindarle. Cuando se aparecía con entradas para algún evento, con un nuevo videojuego sin estrenar al público, cuando llegaba a casa y veía nuevas prendas de ropa que combinaban con las del otro pelinegro. Hablaba de cuando él aprovechaba sus escasos días libres y despertaba a Jae para irse a hacer algún deporte extremo y loco, cuando iban a las zonas donde era permitido correr sus vehículos a toda velocidad.

Hablaba de desayunos tranquilos o una comida compartida, de abrazos tirados en el sofá sin hacer nada, ni siquiera ver el televisor, solo riendo o hablando, a veces jugando, una cerveza, vino, buena compañía que le hacía cerrar los ojos con un placer tan diferente como exquisito en donde la desnudez y los orgasmos no estaban envueltos.

— No era necesario una disculpa o despedida, creo que ambos dejamos claro que sería cosa de una vez y que no tenía por qué perdurar más allá del amanecer. — Musitaba acomodándose sus pantalones, mirando a la diminuta planta al lado de su ordenador que Jaehyun le dio antes de separarse. No, definitivamente no quería el tormento que Taehyung le ofrecía, deseaba volver a lo que había construido con su pareja, seguir construyendo un futuro con él.

— ¿Sabes? Me estás cansando y aburriendo un poquito. — Se levantó Taehyung peinando su cabello. — Estoy poniendo de mi parte porque me gustas, ganas te tengo muchas, pero tu polla tampoco es que sea mágica o única. Si no quieres estar conmigo, perfecto, terminemos todo aquí. — El repentino cambio de actitud por parte del peligris que hasta el momento había mostrado una sonrisa coqueta. — El oficial no vas a ser porque ese lugar le corresponde a tu padre, si no quieres ser alguien importante en mi cama, tampoco hay mucho más que pueda ofrecerte.

Sorprendiendo a Taehyung, el menor se levantó de su asiento para sostener sus mejillas, obligando a que esos ojos color avellana se centrara en los suyos.

— ¿Alguien importante en tu cama? Esa importancia es demasiada efímera, aunque me atraigas, me respeto y valoro mucho mi tranquilidad mental, esa que no te importa romper siempre y cuando ganes unos buenos orgasmos. — Sonrió con cansancio sobre sus labios, rozándolo, depositando un beso demasiado suave que hizo cerrar los párpados del mayor. — Tus besos producen desvaríos que crean esta pasión ardiente y loca que nos consumió desde la primera vez que cruzamos miradas.

— Aceptas que te vuelvo loco. — Sonrió relamiendo sus propios labios enredando sus dedos en el cabello ajeno para atraerlo. — Te resistes tanto como lo deseas, es peligroso abstenerse tanto de tus deseos. Cuando me besas, no sientes que conoces tanto mis labios, como si tus besos hubiesen sido inventados desde que me conociste para que seas exclusivos de mi boca.

— Quieres a mis besos exclusivos de tu boca mientras te rehúsas a darme esa exclusividad a mí. — Negó algo risueño, confirmando por centésima vez que ese hombrecito travieso debía mantenerse a una distancia prudente de su persona.

— No quiero exclusividad, solo prioridad. No exijo lo que no puedo darte porque no dejaré a mi esposo, puede que esté con otras personas también, no es bueno aferrarse, uno puede llegar a aburrirse. Lo único que pido es que cuando nos deseemos, podamos hacer un huequito en nuestras agendas. Que aunque puedas llegar a estar con alguien más, cuando te llame, vengas a mí.

— Estás buscando en el lugar equivocado, Taehyung, esto es una empresa de entretenimiento, no una perrera en donde pides un cachorrillo que vaya a ti cada vez que chasquees tus dedos o lo llames. Ese no es el tipo de hombre que soy y no existe un trasero o pene que cambie eso, más cuando no ofrecen más que eso. — Musitó dejando un último beso en sus labios. — Por favor, retírate.

— De acuerdo, me iré. — Se encogió de hombros Taehyung, no iba a insistir demasiado, había un límite para todo y a eso, debía agregarle el hecho de que estaba casi en la palma de su mano aunque Jungkook no estuviese al tanto de eso. — Que tengas una excelente tarde.

+++

— Se parece mucho a ti. — Taehyung se sentía un poco incómodo sosteniendo a un bebé en sus brazos, una criatura tan pequeña, frágil y por momentos demasiado escandalosa. — Cárgala tú. — Musitó devolviendo a la recién nacida a su madre, sintiéndose aliviado.

— Yo creo que se parece más a su papá, es una malagradecida, después de estar treinta y ocho semanas dentro de mí y viene a salir parecida a Jin. Es muy injusto. ¿Sabías que en las noches no se duerme si su padre no la carga? No importa todo lo que yo haga, simplemente no cierra sus ojitos. — Chungha sonreía tomando a su hija.— Gracias por hacerme compañía, mudarme aquí hubiese sido una odisea sin tu presencia. Yo creo que se me van a hacer eternos estos dos meses. Se supone que nos iríamos para los Estados Unidos en cuanto diera a luz y ahora debemos esperar más tiempo.

— Dos meses pasan volando y con la bebé, ni se darán cuenta de lo rápido que pasarán los días. Te han dado de alta bien rápido, debes pensar positivo, pronto podrán irse. — Sonrió poniéndose de pie al divisar a su esposo descendiendo por la escalera. — Mi amor...

— ¿Qué hacen? — Preguntó Dongun inclinándose para saludar a su nieta, queriendo cargarla como hacía a cada instante que la veía. — ¿No quieres venir con el abuelo?

— Yo te la presto por un rato sin problema. — Suspiró Chungha entregándole a la bebé.

— Me la llevaré a mi despacho hasta que venga su tío Jungkookie. ¿No es así, mi princesa, que quieres estar con el abuelo hasta que llegue tu tío? Vamos a abandonarte un ratito. — Taehyung asintió ante esto, aceptando el fugaz beso que su esposo le dio. — Hay demasiada belleza a mi alrededor.

Tanto Chanmi como Taehyung sonrieron ante esto, viendo marchar al mayor con la recién nacida. No lloraba, estaba tranquila y para la madre, era un diminuto momento de tranquilidad. Fue la llegada del menor de los Jeon lo que interrumpió esa quietud entre ellos.

El pelinegro hizo contacto visual con el hombre que unas horas antes vio en su oficina y que por primera vez parecía sincero en el hecho de dar un paso atrás aunque él siguiera creyendo que era pura estrategia. Sin embargo, no tenía tiempo para pensar en él, no con lo que estaba sucediendo.

Jungkook no recordaba cuándo fue la última vez que el miedo lo recorrió de esa forma al ser mandado a solicitar por su padre. Tal vez desde su adolescencia esto no sucedía, se podía molestar con él, tensar por algo, pero sentir pavor de ser regañado o incluso algo más, no sucedía comúnmente. De hecho, quien más lo regañaba era Seokjin, no su padre, por eso, cuando este se mojaba y realmente le llamaba la atención por algo, todo él se tensaba justo como en ese momento en el que iba entrando a su oficina con la mayor naturalidad que pudo encontrar.

Al entrar, el señor Jeon estaba sentado en su sofá, con una rápida mirada y un gesto le indicó que se sentara y esperara, lo que no ayudó en nada con su escalante nerviosismo. Esa situación en otra ocasión, hubiese sido normal, pero su conciencia no estaba limpia, sentía que en cualquier momento su progenitor se enteraría de lo ocurrido entre Taehyung y él.

Ese no parecía ser el caso en ese momento, su padre se veía demasiado calmado cargando a su nieta como para haber descubierto que su esposo e hijo estaban follando a su espalda.

— ¿Me mandó a llamar, papá? — Preguntó tomando asiento, sonriéndole a su sobrina, pero extrañamente nervioso cuando eran pocas las veces que él se sentía así.

— Me han dicho que no participarás en la reunión de socios que se celebrará en dos días. — ¿Se trataba de eso? Jungkook asintió tranquilo.

— Padre, le dije que me había independizado, algunas sociedades aunque buenas y positivas, no son de mi agrado, por ende no, no participaré en ella. ¿Algún problema?

— Ninguno. — Haciendo una pausa en su conversación, mandó a buscar a la señora Uhm para que buscara a la niña y la llevara con su madre. — No voy a interceder en tus negocios, te he hecho esa promesa y pienso cumplirla. Ahora, he estado queriendo hablar contigo de algo más. — La mirada del menor buscó a la de su padre. — La próxima semana es mi aniversario de boda con Taehyung y según tengo entendido, fue en esa fecha también que comenzaste tu relación con Jaehyun. El año pasado me dijiste que estabas demasiado ocupado, pero este me gustaría hacerles un regalo. Ya que no has ido a la casa que mandé a construir, creo que podríamos ir los cuatro juntos a pasar unos días. Podríamos celebrar nuestros aniversarios juntos.

— ¿Nuestros aniversarios? — Jungkook estaba acostumbrado a los regalos de su padre para sus aniversarios o cumpleaños tanto para él como para Jaehyun por igual. Sin embargo una cosa eran los regalos y otra reunirse cuando en estos momentos su relación con Jae era prácticamente inexistente. — Papá, nosotros no... Nosotros en estos momentos estamos algo distanciados.

— ¿Distanciados? — El mayor preguntó un tanto extrañado, estudiando las expresiones de su hijo porque por primera vez en mucho tiempo no lo veía sonreír cuando le mencionaba a su pareja. — ¿Puedo preguntar si es serio?

— No, no es serio. — Pensándolo bien, no creía prudente decirle justamente a su padre. Por alguna razón no creía prudente revelar esa información. — Ahora mismo está de viaje, creo que cuando regrese podremos hablar y arreglar nuestras diferencias.

— Diferencias, eso suena un poco más grave de lo que dices.

— Todas las parejas tienen problemas, papá.

— Mientras se sigan queriendo, se gusten y tengan el deseo de arreglar sus problemas, no hay uno demasiado grande. — Mencionó levantándose a prepararle un trago que su hijo no quiso rechazar. — Quiero verlos bien y juntos, así que si arreglan sus desavenencias nos vemos primero en nuestra fiesta de aniversario.

— ¿Fiesta?

— Es un aniversario importante, espero que no hayas olvidado que haremos una celebración doble, una privada para la familia y otra para celebrar también la nueva sociedad de la que no formarás parte. Incluso tu hermano irá, sería bueno tenerlos formando parte de los presentes.

— Lo conversaré con Jae cuando regrese.

Padre e hijo salieron juntos del estudio, encontrándose esta vez solo con un Taehyung que terminaba una llamada telefónica para acercarse a su esposo y plantar un sosegado beso que no fue nada sutil. Arcilla polvoreando la garganta de Jungkook, incomodidad aflorando por todos sus puros que iba mezclada de muchas maneras.

No le gustaba ver el modo en que su padre miraba a ese peligris como si Taehyung fuese el centro del universo, verlo besándolo cuando horas atrás en su empresa fueron sus labios quienes besó, su pene el que rodeó esos labios que ahora besaban los de su padre. Se sentía tan basura y mala persona deseando no haber hecho ciertas cosas. En su interior estaba esa sensación que únicamente le hacía rumiar por cosas que ya habían ocurrido y no podía cambiar.

Besó a Taehyung, no quiso en un comienzo, pero terminó follándolo y lo hizo tan a gusto, lo disfrutó tanto que parecía hipócrita de su parte sentirse así. Era extraño porque aún sabiendo que no debió pasar, que debían terminar lo inexistente entre ellos, ese maldito juego que podría traer tristezas y pesares para muchos, todavía se preguntaba si era lo correcto. Tenía tanto remordimiento ahora que presenciaba esa imagen, deseaba viajar, salir de todo eso, pero las obligaciones lo mantenían con los pies sellados en ese país.

Su padre una vez le dijo que los remordimientos eran una pérdida de tiempo, que eran el pasado que lo privaba del presente, pero ahora no podía evitarlo.

— Yo paso a retirarme, me comunicaré en otro momento con usted, padre. — Se disculpó sin permitir que su papá tuviera la oportunidad de separarse de su esposo para despedirlo.

Huyó, literalmente eso fue lo que hizo y sentía que esa era la peor sensación vivida en todos sus años respirando. El aire que lo alcanzó no bastó para refrescar ese fuego que quería quemar su traje, ese ardor en sus ojos que le hacía derramar lágrimas sosteniendo su teléfono. Anhelaba tanto poder conversar con Jae, verlo, oír sus tontas bromas o abrazarlo, quería hacerlo, pero el otro pelinegro no merecía que lo llamara en una situación así. No deseaba enmasillar su cariño y todo lo que se querían con sus problemas. Quedaron en hablar cuando su cabeza se aclarara por completo, no cuando se enredara más.

+++

Yoongi yacía sentado en ese apartamento en el que varias veces antes se encontró con Seokjin, el mismo en el que compartieron algo más que información. Ahora solo veía al mayor trasladarse de un lado a otro leyendo el informe que tuvo que recolectar para darle desde hacía mucho tiempo. Siempre fue agradable ver al hijo mayor de la familia Jeon cuando en silencio bebía y analizaba documentos, tan centrado, varonil, atractivo.

Relamiendo sus labios bajó su mirada, pensando también en la plática que Namjoon había tenido con Jimin. Según le contó su pareja, esa conversación terminó pocos segundos después de su partida terminó en absolutamente nada, solo Namjoon declinando una vez más el pedido de Jimin, solo que el de esta vez fue un poco diferente. No comprendía el nivel de desespero o deseo que Jimin albergaba cuando estaba dispuesto incluso a un tercero solo para acercarse a Namjoon.

— Después del primer informe años atrás cuando Taehyung decidió casarse con mi papá, así como el último, ese que actualizo anualmente, no pensé que justo ahora me trajeras esta información. — Yoongi guardó silencio viendo las cejas de Seokjin fruncirse cada vez más. — Ya sabíamos de sus encuentros con Park Seojoon, también los esporádicos que tuvo con otras personas, mientras no se mezcle con Jungkook y le haga daño, puede hacer lo que se le dé la gana. Al final, mi padre solo está recibiendo un poco de su propio chocolate, mi madre también vivió sus infidelidades. — Mencionó con cierto desinterés pese a la dureza de su tono.

—¿No necesitas más actualizaciones de Jaehyun?

— Anualmente, pero no me preocupa mucho, no era de mi agrado por todo lo que sucedió cuando ellos eran jóvenes, pero supongo que todos se equivocan y pues él ama a mi hermano sinceramente. Confío en que él no le hará daño intencionalmente, demasiado enamorado y entregado, me gusta que Jungkook pueda ser feliz con él. — Comentó hojeando los documentos. — ¿Por qué no sabía hasta ahora sobre el tiempo que él pasó en el orfanato?

— Tu padre sí está enterado, según tengo entendido, fue quien selló sus datos. No fue fácil eliminar la censura, hemos tenido que pagar demasiado y usar los trapos sucios que le conocías al asistente del abogado de tu papá. Desde los once años hasta los dieciocho Taehyung estuvo en un orfanato después de quedar huérfano.

— Dice que su madre era prostituta y murió asesinada. El hombre que lo hizo fue atrapado y desde entonces está encarcelado.— Seokjin asintió repasando la información.

— ¿Jung Hyunki? Este nombre lo he escuchado antes.

— Así es, cuando estuvimos investigando a sus amigos. Jung Hyunki es el padre de Jung HoSeok, el pelirrojo, el amigo de Taehyung. De hecho, ellos dos se conocieron gracias a ese hombre.

LORED

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