Capítulo 35

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La mirada de Taehyung se cruzó con la de Jungkook de manera inevitable entre todas las personas invitadas a ese evento para celebrar la nueva sociedad encabezada por Jeon's Corporation. A su lado, riendo por algo que contaba Chungha y que en realidad no le hacía mucha gracia a él en lo personal, su esposo parecía demasiado entretenido como para notar que desde hacía demasiados minutos, su atención continuaba fija en alguien más, en su hijastro para ser exactos.

Había conversado con varios invitados, pasó toda la cena intentando disfrutar del espectáculo, pero lo cierto era que no podía evitar fijarse en el pelinegro que nuevamente estaba junto al hombre de cabello tatuado que lo trataba con cierta reserva aunque de manera educada. Cuando la comida finalizó y nuevamente pasaron a otro salón estuvo la mayor parte del tiempo con su esposo, quería mantener la distancia con Seokjin porque ellos sí que no se llevaban nada bien.

En cambio ahora que gracias a Chungha todos conversaban juntos entre copas y sonrisas, tenía nuevamente la oportunidad de estudiar a esos dos, observar a Jungkook. La iluminación del lugar le daba un dejo de misterio a la forma en la que su hijastro por momentos lo observaba, trayendo a su mente, imágenes de situaciones por completo diferentes entre ambos.

Su garganta se sintió seca de pronto, notando cómo una de las comisuras de Jungkook se alzaba en el momento en que Dongun besó su mejilla en un intento por traerlo de regreso a la realidad. El señor Jeon justo esa noche había hecho un comentario alegrándose por lo cercanos que todos se habían vuelto. Evidentemente no eran una familia superunida y feliz, pero incluso Seokjin se mostraba más relajado con ellos. Jungkook, su hijo menor mantenía una buena relación con su esposo, sin malos comentarios o desplantes como al comienzo.

No era perfecto, pero definitivamente a sus ojos hubo una inmensa mejora. Taehyung no sabía si el hombre con el que se casó, ese que en ocasiones le daba sonrisas llenas de amor y caricias muy sutiles por estar en público, pudiese comentar cuán feliz de su cercanía estaba si supiera hasta qué punto podía estar interesado en acercarse al pelinegro.

Estaban ahí, rodeados de gente, mas el peligris sólo era capaz de imaginar esa noche en específico a Jungkook a su lado, musitándole palabras que solamente podían pertenecerles a ellos. Verle ese lado juguetón, coqueto y sexy que le mostró la primera noche que lo vio. Sentir la cercanía de las horas siguientes a eso o experimentar encuentros sexuales como los que habían tenido. No sabía si era el alcohol, su deseo de borrar esa sonrisa y mirada centrada en Jaehyun, pero quería demostrarle lo mucho que se autoengañaba, mostrarle lo mucho que lo deseaba a pesar de esa lucha interna con su moral.

Odiaba un poco el ser tan consciente de lo mal que estaba lo que hacía y a su vez sentir que justamente eso era lo que despertaba esa adrenalina y deseo perenne por Jungkook. No es como si hubiera planeado conocerlo aquella noche o que este le quedase gustando. Mucho menos que sus actitudes pudiesen terminar siendo dañinas para terceros. Pero en momentos así, donde su bienestar estaba en juego, Taehyung dejaba de lado cualquier hilo que lo pudiese enlazar con la falsa moral que muchos profesaban. ¿De qué valía la moral cuando no era feliz o se sentía pleno?

Taehyung se vio forzado a poner una sonrisa en su rostro, acariciando el dorso de la mano de su esposo cuando este los apartó del resto en busca de un poco de intimidad. Al parecer, ellos no habían sido los únicos porque se encontraron también con Jungkook y Jaehyung besándose. Ignoró a la otra pareja que disimularon en presencia de ambos seguramente por respeto al señor Jeon y, centrándose en su esposo, se inclinó para depositar un beso suave y casto sobre sus labios, saboreando el sutil sabor a champaña que se desprendía de ellos luego de un rato ya en aquella reunión.

No negaba que una parte de su corazón y cuerpo siguiera reaccionando sin falta a la presencia de su esposo, este nunca le fue indiferente pese al claro interés que lo unió a él desde un comienzo. En algún punto de esa velada, las cosas habían tomado un rumbo difícil de ignorar.

— Muero por llegar a casa, amor. Uy, te amo tanto. — La mentira escapó de sus labios con tanta facilidad y sin dejo de culpa que como siempre ese sorprendía por sus capacidades actorales. Sí moría por salir de allí y llegar a la casa porque estaba demasiado molesto e incómodo en aquel sitio, pero no es como si pudiera decir la verdad tampoco... No es como si su esposo quisiera saber que llevaba demasiado tiempo intercambiando miradas y sonrisas con el hijo de este, imaginándolo sin aquella ropa y rogando por más bajo él en algún lugar, incluso en ese mismo hotel. No podía decirle al padre, que deseaba escabullirse a una de las habitaciones de ese hotel que le pertenecía para tener sexo con el menor de sus hijos.

En su mente sentía que su último encuentro con Jungkook había pasado hacía siglos y ni siquiera pasaron meses, solo algunas semanas. Parecía demasiado tiempo y ansiaba volver a repetirlo. Un hombre que reaccionaba a él como Jungkook lo hacía, después de probarlo, cuando él decía que se iba a alejar, lo normal era que el contrario fuese a él. Una vez más, Jungkook actuaba muy diferente a lo que esperaba. Sí, sentía cansarse y aburrirse, esa misma noche tenía más en mente molestar un poquito a Seojoon, lograr que este lo abrazara o besara para disminuir el estrés que esos eventos le causaban.

Sin embargo, una vez que vio a Jungkook aparecer con ese tipo, todos sus planes quedaron en el olvido y todo en lo que podía pensar era en ese pelinegro y lo molesto que se sentía de que este actuara como si nada. Le parecía hipócrita ese brillo en sus ojos cuando miraba o sonreía en dirección a Jaehyun. Sí, estaba bueno físicamente, quizás en otros aspectos también, pero no era la gran cosa como para tener al pelinegro tan embobado.

— Regresemos con el resto. — Su esposo dijo con una expresión algo decaída al no poder seguir manteniendo aquella conversación con todos juntos porque Seokjin parecía retirarse.

Aquel evento como el que muchas veces quiso experimentar cuando lo veía por revistas o en noticias era de lejos una de las cosas más aburridas que Taehyung pudiera recordar. Al inicio se sintió bien, en eventos anteriores también, pero ese estaba fatal. Solo había servido para poder ver a su hijastro luego de días sin hacerlo.

— ¡Taehyungie, regresaste! — Chungha exclamó apenas estuvieron cerca, abrazándolo de manera efusiva. Los ojos de Taehyung se mantuvieron en el pelinegro incluso cuando mantenía a Jaehyun entre sus brazos sin importarle mucho quienes estaban a su alrededor, para todos, ellos eran simplemente muy buenos amigos desde la infancia y con muy poco respeto por su espacio personal. No obstante, hubo cierta confusión en el semblante de Kim cuando notó la evidente diversión en Jungkook por aquella situación tan burda. — Me alegro de que regresaran pronto, ya nos íbamos y creí que no me podría despedir. Estaremos un buen tiempo sin vernos con eso de que acabándose la fiesta ustedes se irán de viaje y para cuando regresen a la ciudad yo estaré viajando también.

— Es una lástima que marchen tan pronto. — Pronunció Dongun mirando a su hijo mayor. — Me haría mucha ilusión que permanecieran más tiempo.

— Está demasiado mayor para estar viviendo de ilusiones, padre. Además, debería darse por buen servido que hemos venido. — Respondió con un ligero encogimiento de hombros, restándole importancia a su presencia en ese lugar. — No es como si hubiese querido venir por placer de todos modos.

Su esposa rodó sus ojos, enganchándose del brazo entre risas, besando de tanto en tanto al castaño para mantener las apariencias, ignorando que su esposo constantemente buscaba con la mirada a Yoongi. Él permanecía como un fantasma a plena vista, era como si no estuviera presente a pesar de que Jungkook, Jae y Jin de vez en cuando hablaban con él. —Necesitabas relajarte, no todo en la vida es trabajo. Ojalá pudieras aprender que la diversión también es parte de la vida. A pesar de que ahora somos padres, es algo que puedes continuar aplicando en tu vida.

— Estoy de acuerdo. — El menor de los Jeon agregó, besando la mejilla de Jaehyun logrando que cada una de las terminaciones nerviosas del peligris se tensaran.

— Bueno, tú también deberías aplicar eso, tanto tú como tu hermano e incluso padre viven para trabajar. — Jaehyun espetó con una sonrisa al ver como los tres mencionados hacían la misma mueca.

— Si me lo pides, creo que podría dejar de lado muchas de mis obligaciones. — El tono de voz de Jungkook bajó considerablemente, acercándose un poco más al otro pelinegro.

Al escuchar su voz suave tan cerca de él a pesar de que esta estuviera dirigida a alguien más, provocó que Taehyung por segundos cerrara sus ojos. Era difícil fingir que el pelinegro no causaba todas esas reacciones... Cuántas veces había escuchado aquella misma voz rogar por él o terminaba haciendo que fuera el propio Taehyung quien rogara, quebrándose entre sollozos mientras se fundían en el cuerpo del otro. Cuántas veces él mismo había suplicado por sentirlo hasta que su cuerpo únicamente pudiese reaccionar a él.

— A veces a mi cuñado y su hermano olvidan que la vida se trata de momentos. — Chanmi pellizcó sutilmente a Seokjin, estirándole la mano a un Yoongi que todavía seguía en trance por lo sucedido el día anterior.

Los momentos...

Por supuesto que ahí todos sabían que la vida se trataba de eso. Momentos en los que por ejemplo, Yoongi le pertenecía a Jin... Donde Taehyung y Jungkook se unían para experimentar los más intensos orgasmos, esos momentos donde los esposos también compartían encuentros carnales y domésticos. Momentos donde Jungkook podía dejar correr sus fantasías sin miedo. Una jugada cruel en verdad que Chungha hubiese usado esas palabras, pero Jungkook sólo sonrió derrotado ante el ataque entre su cuñada y quien él deseaba que volviese a ser su novio, rascando su nuca con despreocupación, como si en verdad no se tratase más que una conversación entre familiares.

— No diré algo para defenderme porque está claro que saldré perdiendo de todos modos, no hay alguien de mi lado. — Bromeó el señor Jeon, escuchando las risas generales.

—No digas eso, yo puedo defenderte. — Taehyung le aseguró mientras intercambiaba mirada con el menor de sus hijastros. — Además, eso nos pasa a todos en algún punto, yo también olvido que el trabajo no lo es todo, amor.

— Ven, mi esposo es el mejor, por eso te amo tanto, mi amor.

Amor. Cómo Jungkook hubiese querido reír a carcajadas por aquel apodo lleno de cariño, mas se mantuvo en silencio, pues aunque sabía que poco le interesaba aquello, Taehyung no parecía molesto por la forma melosa en que su padre se refería a él. Jungkook estuvo seguro de que el peligris hasta disfrutaba de ello. Tenía una forma muy extraña de comportarse, no comprendía a Taehyung.

— Pero yo siempre sé cómo hacerte bajar a la tierra y hacer que te olvides de todo, aunque sea por un momento. — Taehyung aseguró, dejando traslucir el significado oculto de sus palabras, mismo que logró que su esposo se sonrojara sutilmente, bebiendo de su copa debido a la tranquilidad como Tae siempre hablaba de aquello frente a sus hijos.

Él jamás fue el más discreto y lo sabía, tenía a sus amantes en la casa a pesar de la presencia de los menores, pero esto era diferente. Ese hombre que tenía la edad de sus hijos lo llenaba de vida, le hacía sentir cosas que no pudo experimentar ni siquiera cuando era joven, jamás tuvo a alguien que le provocara todo lo que su esposo lograba con solo una mirada.

Viendo sus reacciones, algo en todo eso removió lo peor de Jungkook. Le molestaba tanta falsedad y descaro. No comprendía a Taehyung y mucho menos a su padre. Seokjin captó el modo en que su hermano enarcó una ceja y tensó su mandíbula, de hecho incluso Yoongi lo notó y casi Jaehyun también, solo que pronto logró relajar su semblante.

Mientras se encontraba en aquel lugar, escuchando las conversaciones entre su esposo y la otra pareja, Taehyung era incapaz de alejar la mirada de su hijastro menor. Cada vez que Jungkook hacía algún movimiento, sus ojos lo seguían como imanes. Era un juego tortuoso al que ambos se estaban sometiendo, plantando esa tensión que se formaba cada vez que debían encontrarse frente a otros, pero era aquella misma adrenalina, las que estaban consiguiendo que todas sus emociones se maximizaran.

No importaba esa distancia que implantaran, la moral de una o la desfachatez del otro, ambos sabían perfectamente qué hacer o decir para desatar sus pensamientos más oscuros. Desde aquella primera noche en el club donde todo fluyó, donde se fueron adivinando tan bien, compaginando y disfrutando. Un simple movimiento de sus manos, un roce que aparentemente no era más que algo inocente, se podía tornar una incitación para cualquiera, incluyendo al pelinegro que luchaba por no perder la compostura frente a Jaehyun. Se cuestionaba qué tan correcto fue pedirle ir juntos a ese evento y viaje sin haber hablado de lo ocurrido con Taehyung antes. ¿Por qué estaba reaccionando a las estúpidas provocaciones de su padrastro cuando bien sabía que al mayor solo le importaba ver el mundo arder por entretenimiento?

— Necesito ir a atender una llamada. — Avisó Jungkook solo a Jaehyun en un tono bajo, acercándose a él aunque el peligris de buena audición también pudo escuchar. Todo lo que Jungkook quería era salir de allí y coger un poco de aire para enfriar su cabeza e ideas.

—Sí, amor. — Tan pronto lo dijo por reflejo, Jae se arrepintió de su frase, pero al otro pelinegro le alegró oír aquello. Era tan perfecto, su corazón se calentaba cuando sin querer veía esas sutiles muestras de amor que no podía controlar. Lo hacía sentirse seguro, amado, acompañado. No estaban en el ambiente más propicio para ello, pero deseó besarlo con vehemencia frente a todos.

Con una señal le indicó que lo siguiera al mismo cubículo detrás de ellos que estaba solo habilitado para los miembros de la familia Jeon, el mismo en donde un rato atrás ellos se habían cruzado. Taehyung cambió la posición de su cuerpo para poder mirar en dirección a donde iba. La imagen no era del todo nítida debido a las cortinas, pero podía identificar a Jungkook besando con lentitud a quien fuera su pareja, consiguiendo que el Taehyung se tensara mientras imaginaba qué tipo de cosas hacía la pareja cuando no había otros ojos sobre ellos. Sí, a veces podía ser un idiota por torturarse con pensamientos que no deberían importarle, pero era inevitable pensarlo.

Pasaron no más de dos minutos desde la partida de Jungkook, el regreso de Jaehyun al grupo y la conversación fluida entre todos, incluyendo a un Seokjin que desistió de irse cuando Taehyung tomó un sorbo de su bebida y acarició sutilmente a su esposo.

—Necesito ir al baño. — Espetó con la normalidad que su carácter y personalidad le permitían, acariciando el dorso de la mano de Dongun a modo de disculpa. — No tardaré demasiado.

— Aquí te espero.

En una de las terrazas del hotel, dejando que el aire frío de la casi madrugada lo recibiera, Jungkook cerraba los ojos. Entre todas, escogió la terraza que se encontraba en total soledad, iluminada por algunas luces tenues mientras veía las luces de la ciudad reemplazando las estrellas del cielo nocturno. Ese pequeño momento era otro planeta para él, lo hacía sentir casi en otra galaxia, alejado de todos esos pensamientos que intentaba silenciar. No quería admitir que estaba comenzando a confundirse un poco, no le gusta esa sensación.

De algún modo, sin necesidad de ver los pasos que resonaron en su dirección, supo que la presencia que llegaba a importunar su tranquilidad era la de Kim Taehyung. Al elevar sus párpados, se encontró con un peligris estoico que llevaba dos nuevas copas de champán, una de la que bebía y otra que le entregó a Jungkook.

En silencio, Jungkook sostuvo la muñeca del mayor, llevando la copa ofrecida a su boca, acariciando en un movimiento casi desapercibido la piel que quedaba expuesta bajo las mangas de su camisa. Siempre era todo un agrado sentir la piel nívea del mayor estremecerse por el roce, y aquella noche no era diferente. Un juego de conquista en el que ambos podrían terminar volviéndose adictos.

— Jaehyun luce muy feliz junto a ti esta noche, supongo que las reconciliaciones son tan buenas como dicen. — Taehyung habló por fin, comprobando que Jungkook se tensaba ante la mención de su novio. — ¿Qué? ¿No puedo comentarlo ahora? Somos familia después de todo y me preocupo por mi hijastro.

— ¿Es en serio? — Una risa carente de emoción resonó en el lugar y, antes de que Taehyung pudiera evitarlo, cosa que no haría de todos modos, sintió su cuerpo ser empujado contra un muro, procurando que sus presencias no fuesen percibidas desde el interior de la fiesta, dejando que las copas de las que bebían segundos antes, cayeran olvidadas en el césped que quedaba detrás de ellos. — Sigues jugando un juego peligroso y yo no puedo creer que te esté siguiendo la corriente. No puedo creer que no haya dejado de pensar en la última vez que estuvimos juntos en aquel apartamento... En cómo rogabas porque te follara nuevamente.

Confesó aquello sin pudor alguno ayudado por todas las copas consumidas esa noche, su cuerpo presionando contra el de Taehyung mientras sentía cómo el mayor acariciaba su pecho hasta detenerse cerca de sus hombros, presionando apenas y sin reales ganas de alejarlo. Cómo hacerlo, si él era el principal interesado en tenerlo así, disfrutando que por primera vez, el menor estuviese confesando que también lo había pensado.

Sabía que el alcohol podía ser el causante de que hablara tan sinceramente. Expresando palabras que en absoluta sobriedad no hubiese podido decir no por mentir u ocultarlo, Taehyung estaba consciente de que en verdad tenía sentimientos por Jaehyun y no lo estaba forzando, si no, porque el pelinegro jamás se permitiría aceptar que también gustaba de él. Que deseaba y gustaba fervientemente del esposo de su padre. Porque podría querer e incluso amar a Jae, pero gustaba de muchas maneras de él y eso era suficiente para Taehyung.

Porque él también había extrañado sentirlo, ver cómo el pelinegro se retorcía en la cama mientras lo penetraba y cómo luego tomaba el control de su cuerpo de la forma en que él deseaba. A esa distancia, podía percibir claramente el aroma a alcohol mezclarse con el perfume de Jungkook, lo que únicamente aumentaba su propio deseo, el mismo que llevaba conteniendo toda la noche junto a su esposo y la pareja del menor, junto a toda la familia.

—He estado tan ocupado en estos días con los ensayos que no había tenido mucho tiempo para recordarte o desearte. — Dejaba que el menor presionara su cuerpo mucho más, sintiendo por completo sus cuerpos encontrándose mientras este continuaba con sus ojos cerrados, oliendo a profundidad la zona de sus clavículas. — No he tenido tiempo de pensarte cuando estoy todo el día en casa junto a mi esposo ahora que ha tenido espacio en su agenda.

— Eres un muy mal mentiroso. — Recriminó, rozando sus labios contra los de Taehyung antes de llevar sus manos a su cabello, enredando sus dedos en este para tirar con fuerza, escuchando complacido el jadeo que el mayor emitió, como si hubiese estado esperando por el beso que no llegó. — Deberíamos salir de aquí. — Fue todo lo que dijo intentando recomponerse, no estaba borracho, pero las copas realmente le estaban haciendo estrago a pesar de que él era un muy buen bebedor.

Negando, Taehyung enredó sus brazos alrededor del menor para atraerlo, tirando de su labio inferior entre sus dientes para luego deslizar su lengua, respirando con pesadez contra su boca antes de separarse una vez más. Tal vez siendo un poco masoquista al torturarse con la cercanía al mismo tiempo que se negaba a más.

—No hoy, no aquí. — Rechazó el ofrecimiento aunque todo en él gritaba por aceptar aquella invitación del pelinegro que por primera vez desde sus primeros encuentros tomaba la iniciativa.

—Vas a volverme loco. — Jungkook susurró, riendo débilmente por la forma en que el peligris movió su boca en un intento por cerrar la distancia, siempre jugando. — Tú y tus putos juegos van a hacerme perder la cabeza.

— Ya no luces tan preocupado por eso como semanas y meses atrás, incluso años.— Su voz divertida llegó a los oídos del contrario que buscó sus ojos brillando en anticipación.

—Supongo que te importa una mierda hacer que pierda la razón porque esa ha sido siempre tu meta. Disfrutas eso...

Era divertido decirlo, porque si lo pensaba un poco, la verdad es que ya había perdido parte de su razón por estar haciendo aquello sabiendo que sus parejas estaban esperando por ellos dentro de la fiesta. A pesar de ser plenamente consciente de esto a pesar de la bebida consumida, no tardó en tomar la boca de Taehyung de manera brusca y castigadora, hundiendo su lengua en la calidez de su interior, recorriéndola hasta que no supo si era la lengua del mayor o la suya la que se movía, succionando hasta que débiles gemidos morían acompañados de sus labios encontrándose y sus cuerpos frotándose como si la necesidad siempre fuese mucho más que la razón.

Se separó al sentir su propia erección encontrar la de Taehyung bajo la ropa. La presión molesta que la excitación provocaba era una especie de burla, porque incluso aunque ambos estaban muriendo por algo más, se volvía imposible realmente concretarlo. Así que simplemente volvieron a besarse con la desesperación de dos adolescentes, dejando que sus manos vagaran sin control sobre su ropa, haciéndose un camino hasta poder dar con algo de piel que pudiera satisfacer aquel deseo sin sentido.

El peligris no se negó cuando la mano de Jungkook logró hundirse dentro de su pantalón, bajando apenas el suyo también para tomar con una de sus manos ambas erecciones, frotándolas juntas y moviendo su mano con rapidez para poder continuar con aquello sin dejar de besarlo. Extendió incluso su cuello al sentir la lengua de Jungkook sobre su piel, una respuesta instintiva, mordiendo su labio para mitigar el sonido de sus gemidos cuando el menor succionó con fuerza sobre una de las marcas que, supuso, Dongun había dejado en algún momento.

Su mano se movía hábil en ambas erecciones, sus fluidos mezclándose conforme avanzaban los minutos hasta que ninguno fue capaz de controlar el temblor de sus cuerpos, acabando al mismo tiempo en la mano del pelinegro.

—Hay que volver. — Taehyung dijo con su voz rasposa y sin aire, sin negarse cada vez que Jungkook volvía a besarlo y sus caderas se encontraban en aquel vaivén frenético por sentir hasta el último segundo aquel orgasmo que acababa de recibir. — Kook... Debemos volver...

Jungkook maldijo en un susurro, no solo por la interrupción del momento, era el sentir que se había dejado llevar hasta el bosque embrujado de Taehyung lo que le hacía temer. Tomando una última vez la boca de su padrastro antes de poner distancia, respirando profundo para lograr tranquilizarse. El frío de la entrante madrugada volviéndose molesto en contraste con la calidez de sus cuerpos, observándose con anhelo y casi en una promesa tácita de que necesitaban continuar.

— Ve primero. — Jungkook le indicó, regalándole un último beso y limpiando luego la estela brillante bajo su labio, la misma que dejaba claro qué es lo que habían estado haciendo a solas.

Rodando sus ojos al ver la sonrisa cuadrada y victoriosa en el hombre casado con su padre, Jungkook terminó de arreglarse mientras lo observaba volver por el mismo lugar por donde habían llegado a la terraza, masajeando el puente de su nariz cuando se encontró a solas. Estaba siendo un bastardo por hacerle eso a dos personas que no lo merecían, pero lo peor es que no estaba seguro si realmente lograría detenerse.

Al final, Jungkook siempre fue muy malo para negarse las cosas que deseaba, y Taehyung era muy bueno en entregarle lo que necesitaba cada vez que estaban juntos. Incluso en aquella terraza solitaria y simplemente con besos desesperados y un poco de juego previo, había sido mucho más gratificante que cualquier noche de intimidad con su novio en cuanto a la pasión abrasadora se trataba. — ¿Qué mierda me estás haciendo, Taehyung?

¡Doble actualización! No se me pueden quejar...

LORED

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