Capítulo 65

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Muchas cosas habían estado dando vueltas en la mente de Jungkook y, cuando recibió la llamada de Taehyung no supo realmente cómo reaccionar, menos lo hizo cuando llegó a su oficina y lo vio con esas fachas que evidenciaban sus intenciones. En una primera instancia no se alejó cuando Taehyung agarró su cuello o cuando lamió sus labios. Lo había extrañado más de lo esperado y todo eso seguía manteniéndolo algo ansioso. No obstante, solo por un momento, alejó todo para entregarse a un beso profundo que culminó cuando sentía la sexualidad acercarse.

— ¿Qué ocurre? — Indagó Taehyung viendo como el menor agarraba sus muñecas y descendía sus manos para alejarlas de su cuerpo, dando un paso atrás.

Fue imposible evitar el modo en el cual su mandíbula se tensó porque ese comportamiento de su hijastro le recordaba a la época cuando él noviaba con Jaehyun. Siempre tan esquivo, altanero y tocando cada nervio, no siempre de la mejor manera. Justamente después de volver a ver a su ex pareja se comportaba del modo que más detestaba.

— Espera un momento, primero necesito hablar contigo. — ¿Hablar con él?

Taehyung se tensó levemente y asintió poniendo un poco de espacio entre ellos, todo deseo desapareciendo con cada centímetro que se alejaban. No había una frase más tensa que ese "tengo que decirte algo" o "tenemos que hablar". Porque el problema es que en segundos se hacía millones de escenarios mentales intentando averiguar de qué se podría tratar. Algunas veces era algo inofensivo, otras algo perdido en la memoria o más serio de lo esperado, en cualquiera de los casos, desde su llamada telefónica, Jungkook había estado algo raro y que no le permitiera borrar todo con besos y sexo le preocupaba más.

— Mejor tomemos asiento. — Volvió a hablar Jungkook viendo una bolsa en uno de los asientos, pero sin mirar su contenido. — ¿Cómo te fue en el viaje?

¿Por qué motivo estaba mencionando el viaje tan repentinamente?

No había forma de que Jungkook se hubiese enterado de que estuvo con Johnny, a veces podía ser un tanto alocado, pero comúnmente, Taehyung se consideraba como alguien que sabía hacer bien las cosas. De él no arrancarían una palabra, podrían atraparlo en el acto y si no le convenía, lo negaría hasta las últimas consecuencias. Por ese motivo no se precipitó a responder. Lo cierto era que, si Jungkook le creía o no, no era muy importante, ellos seguían sin ser nada, pero tampoco quería perder lo que tenían porque le gustaba, disfrutaba estar con él y tampoco quería verlo de vuelta con el pelinegro que tan altaneramente lo enfrentó tiempo atrás.

Si en verdad lo perdía, Taehyung aceptaba que se fuera con cualquier persona, pero no con Jaehyun. Por alguna razón seguía sin soportarlo.

— Te he mantenido al día, me fue bien, aunque creo que pudo irme mejor, estuvo algo aburrido... — Espetó acercándose un poco más. — Te extrañé. — Frente a estas palabras, Jungkook sonrió, entrelazando sus dedos. — Por eso vine directo a verte e incluso te traje algunos presentes. — Con una sonrisa, Jungkook aceptó un efímero beso. — De acuerdo, parece que hay algo crucial que quieres decirme y no vamos a poder avanzar hasta que no lo saques de tu sistema. — Se separó luego de notar que Jungkook no le seguiría el beso como deseaba. — Quieres acabar con esto, ¿no?

— ¿Qué? — Preguntó Jungkook un poco confundido observando al mayor, un poco contrariado con la persona que él sabía que Taehyung podía llegar a ser y la que él creía que era desde que estaban juntos.

— Parece que tu reunión con tu expareja te tiene actuando de forma diferente y me gustaría saber en dónde estoy parado contigo.

— ¿Sabes una cosa? Eso mismo me gustaría saber a mí, ¿dónde estamos parados tú y yo?— Por un momento, Taehyung se arrepintió de decir esa frase para desviar cualquier tema que tuviese que ver con su viaje. — Ha habido algunas cosas rondando mi cabeza y necesito hablarlas contigo porque mientras más use la imaginación, más se envenenará mi mente y no quiero eso, Tae.

— Pienso que desde el inicio ambos sabemos en dónde nos encontramos dentro de la vida del otro y en conjunto. Estableciste tus reglas, yo las mías, estamos bien. ¿Qué más hay que saber?

— Tus encuentros sexuales con Jimin, por ejemplo. — Taehyung lo sabía, desde el comentario que le había hecho en aquella llamada sospechaba de que el menor pudiese tener una idea de lo sucedido.

Además del propio Jimin, ellos fueron vistos por otras dos personas, Namjoon y Jaehyun. Cualquiera de ellos pudo haber hablado de esto, estuvieron juntos según vio en la foto y estados publicados. Consideraba poco probable que Namjoon pusiera a su propio novio en entredicho y causara problemas, pero Jaehyun, ese podría ser capaz de todo con tal de volver a tener a Jungkook con él. Si el pelinegro le estaba planteando eso de forma tan directa y sin titubeos era porque él ya contaba con mínimo un 80% de seguridad.

— No hay mucho que hablar sobre el tema. Tú y yo no habíamos llegado a un acuerdo, los dos estábamos disponible porque él tampoco estaba con Namjoon. Justo un mes antes de que acordáramos exclusividad tú y yo, nosotros culminamos nuestros encuentros. — No estaba dando la fecha exacta, de hecho sí se cruzaron un poco, pero no estaba tan lejos de la verdad.

Jungkook lo observó porque Jimin le había dado la misma fecha que Taehyun y, solo por eso, sintió un gran peso abandonar sus hombros. No quería decirle en voz alta que tenía cierta inseguridad, como un pálpito que lo mantenía alerta a alguna infidelidad que por mucho tiempo luchó por ignorar. ¿Qué más necesitaba Taehyung? Su padre cubría todos sus necesidades monetarias y, aunque esto seguía sin agradarle del todo, hacía mucho que había hecho las pases con esos factores ajenos que no pudo controlar. Con él, el peligris tenía lo que él opinaba que podía necesitar de su relación, diversión, sexo, compañía, amor...

Pensaba que no necesitaba nada más, mas continuaba sintiendo cosas extrañas que bien podían estar infundadas. Decirlo en voz alta podría ponerlo en una mala posición con Taehyung si este no se había atrevido a jugar con él jamás. Antes de mandarlo a investigar, él prefería terminar con todo sinceramente, porque sin seguridad, si tenía que mandar a vigilar a su pareja para asegurarse de que no tuviera a alguien más, entonces algo definitivamente estaba mal con ellos.

No se aburría jamás de sus encuentros, cada vez con Taehyung era nueva y divertida, pero estaba cansándose de no tener una estabilidad o seguridad. Ni siquiera le habían dado un nombre a lo que tenían más allá de ofrecerse honestidad y exclusividad. Quería más con Taehyung, pero no podía dar ese paso con las dudas carcomiéndolo.

— ¿Consideras que hay algo más que debas decirme? — El mayor frunció el ceño mientras relamía sus labios para humectarlos porque repentinamente se habían secado. — Tal vez informarme si follaste con otro de mis amigos hasta que pusimos todas las cartas sobre la mesa, si esperas algo de nuestros encuentros, si hay algo que no quieras, pienso que hoy es un buen momento para sacar todo a la luz.

— Estoy feliz con tenerte, con saber que eres mío. Cada vez que te miro, cuando nos vemos y estamos juntos me siento increíble, por un momento es como si no existiera el mundo exterior y todo lo que necesito está conmigo. De tus amigos, al menos los que conozco, solamente he tenido algo con Jimin, puro sexo por diversión sin ningún otro lazo porque lo necesitábamos en ese instante. — Volvió acercar su mano hacia el pelinegro, tomando aquella que apenas reflejaba el comienzo de sus tatuajes. — Soy completamente sincero cuando te digo que me encantas y quiero continuar con esto que tenemos. Si durante tanto tiempo te perseguí, si te escogí a ti, Jungkookie, fue por algo. Pase lo que pase en un futuro, debes saber que eres importante para mí más allá de todo. No tengo nada más que decirte excepto esto, pero si me gustaría preguntarte algo.

— Dime, puedes preguntarme lo que desees. — Le respondió regalándole una sonrisa, tratando de desglosar en su cabeza cada palabra para no dejarse llevar ciegamente por una emoción que hacía mucho tiempo lo recorría. — Pregúntame.

— ¿Qué pasa con Jaehyun? ¿Todavía te gusta? ¿Piensas estar con él ahora que está de regreso en tu vida? ¿Hay algo cierto de todos esos rumores?

— Jaehyun fue mi primera experiencia en muchas cosas, llegando a marcar mi persona y actuar. Fue mi única relación real y sincera, pese al tiempo en donde nuestros caminos se separaron la primera vez me pegó tanto como a ti que tu ex te engañara a pesar de ser situaciones completamente diferentes. Reapareció en mi vida en una etapa donde actuó como un rayo de sol en nubes grises, dándole un bonito día soleado. Lo amé con todo de mí mientras estuvimos juntos, quise ser su esposo porque nuestra relación, aunque distaba de ser perfecta, para mí no había nada mejor. Era todo lo que deseaba, desde la estabilidad emocional hasta la pasión.

Taehyung cerró los ojos buscando alejarse, mas Jungkook lo regresó al sofá con un leve tirón en su brazo. Sin perder su seriedad le dio una sonrisa ladeada e inclinó para besarle su frente durante largos segundos para luego acariciar con dulzura su rostro.

— Fue y es alguien importante para mí, estoy aprendiendo a quererlo y tenerlo en mi vida como un simple amigo. Él no quiere volver conmigo.

— Ah, es únicamente por eso que no regresas con él, ¿porque no te ha aceptado de regreso?

— No, es porque de igual forma ya han cambiado muchas cosas, le hice daño y merece un amor completo, limpio y sincero. Yo ahora mismo estoy contigo y, a pesar de mi padre, si deseas estar conmigo, estoy dispuesto a entregarme por completo a nuestra relación, Tae. — El nombrado ensanchó sus ojos, eliminando luego la distancia para unir sus labios.

— Estamos yendo por un buen camino, pero hagamos las cosas bien, Kook. — Hablar de relación eran palabras mayores, su esposo era y seguiría siendo solo uno, Jeon Dongun. — Te eché mucho de menos durante mi estadía en Japón, no sabes cuánto. — Sin dejar opción de rechistar o alejarse, Taehyung perdió sus dedos en la negra cabellera para besarlo y dominar cada movimiento.

El alivio finalmente lo embargó cuando el menor le respondió el beso como siempre hacía, entregándose por completo, reclamándolo con cada roce de lenguas o mordida. La respiración de ambos se sentía tan tibia mientras rozaban sus narices y reían entre besos...

— Joder, besas tan bien. — Mencionó el peligris encaramándose en su regazo.

Las manos de Jungkook por encima de la tela de la camisa se sintieron increíble; cuando pasaron a tocar su piel desnuda aún sin desnudarlo por completo, fue mucho mejor. Una frialdad calmando la febril piel que se calentaba con cada toque, con cada mirada o beso del menor.

Una especie de apego continuaba creciendo entre ellos, ¿pero qué era un apego exactamente en una situación como la que ellos protagonizaban? Era como un acuerdo difícil de explicar, quizás una de las emociones o situaciones más complicadas de todas las relaciones humanas, porque de cierta forma era la más vaga e impalpable.

Eran mucho y a la vez continuaban sin ser nada.

Porque si bien había sentimientos notables a simple vista, no estaban sincronizados, ni organizados de un modo en donde no hubiese daños futuros, porque no todo estaba claro entre ellos.

Taehyung tenía claro lo mucho que le gustaba a Jungkook, ya lo había aceptado, tenía un enamoramiento feroz desde que lo estuvo viendo en su casa. Al comienzo, fue únicamente una increíble experiencia casual, después, se convirtió en un secreto, uno delicioso que en las noches se colaba en sus sueños. ¿Qué perdía con jugar solo un poco? Quizás mucho, pero no le importó, lo único que no se esperó fue que el pelinegro fuese tan difícil de corromper.

De alguna manera, Jungkook se convirtió en un reto para él, una competencia a ganar. Disfrutaba la adrenalina de sus encuentros cuando ambos tenían sus parejas y a la vez era jodidamente satisfactorio verlo luchar contra sus instintos como en aquel evento y sentir que Jaehyun no era suficiente para Jungkook, que tenía a un hombre tan increíble como ese en la palma de su mano. Entonces sucedió que por un instante pareció perderlo completamente, lo extrañó. Pasó que cuando reanudaron sus encuentros él se encontraba disfrutando otras cosas a las cuales no le prestó atención con anterioridad que iban un poco más allá del buen sexo.

Porque eso que ellos tenían contaba con todos los puntos positivos del amor y ninguno de sus inconvenientes. Sin temores o celos dolorosos, de esos que se encajaban como espina y solo despertaban dolor, de los que no provocaba y simplemente llenaban de inseguridades. Sin codicia por poseer algo que ya tenía, sin miedo de perder esta posesión, porque si no eran nada, cuando todo acabara, nada se perdería. Ya no quedaba odio, — eso que tal vez era una parte importante de la relación— aquello que en un principio como polos opuestos los hacía atraerse.

Con dulces oleadas de pasión, pero sin una resaca posterior que dejase incluso con crisis existenciales. Era diversión, una que Taehyung podía controlar para que nunca llegase al punto más alto, sin llegar nunca al precipicio más hondo. Sus sentimientos se presentaban muy sutilmente y, como una regla casi general que ambos ignoraban, fue algo que ninguno de los involucrados notó al comienzo. Simplemente, se fue haciendo perceptible cuando fueron interrumpidos por todas esas circunstancias que los alejaba como tiras elásticas y luego se soltaban para hacerlos colisionar hasta picar y arder.

Justo como en ese minuto en el cual se besaban con algo más que pasión porque era agradable estar juntos. Eso quería Taehyung, que en sus encuentros ellos dejasen toda sombra fuera de su burbuja y, si se formalizaban, si el amor llegaba, no traería consigo todas esas cosas libres y relajadas que lo de ellos creaba. Le gustaba cuando sin compromiso y sin esconderse podían salir a hacer compras, mismas que dejaban en las sillas de algún café al aire libre, en un lugar remoto o en un lugar más privado, en donde se sentaban a beber un vermú. Esos momentos que incluso podía compartir con su esposo sin que fueran un problema.

Le gustaban esos encuentros en donde quedaban en diferentes días, con sus horarios aunque regados, establecidos. Su rutina fogosa o tierna dependiendo de sus ánimos. Disfrutó de aquellos momentos en donde coincidieron en clubes nocturnos y casi se cortejaron del modo más lascivo con unas copas, bailes, palabras e incluso sexo fogoso en un cutre o elegante baño, había las dos opciones.

Cuando mientras estaban sumidos en el trabajo ya fuera con un guión o con documentos importantes, el otro llegaba y se llevaba con su mera presencia todo el estrés.

Les gustaba eso que ellos tenían porque incluso era agradable separarse, porque esto significaba simplemente preparar el camino para el próximo encuentro y no estar seguro de qué esperar. Un largo y continuo estar juntos en algo bastante parecido a una relación amorosa, pero sin marchitarse.

Un apego como el que ellos compartían podía llegar a desaparecer repentinamente un día, pero del mismo modo podrían reencontrarse como ya les ocurrió, separarse y luego volver a encontrarse manteniendo las emociones en marcha de forma tal, que todo lo que hacía era animar a florecer y no lo contrario.

Lo que muchas veces Taehyung olvidaba era que, incluso en ese tipo de encuentros o relaciones, se requería cierta cantidad de vanidad como lo necesitaba el amo; un deseo de complacer, lucir lo mejor posible para sentirse bien con uno mismo, pero también esperando obtener aunque fuera con una mirada los cumplidos de esa persona.

Ese tipo de apegos sin reglas inquebrantables inspiran cierta cantidad de coqueteo de los involucrados. Un guiño de comprensión sobre el borde de una copa como esas que ellos continuamente alzaban. Una nalgada banal sin un significado real más que el mero reflejo o deseo. Un comentario confidencial como esos que sin darse cuenta ellos liberaban en voz baja y el asentimiento de comprensión o la sonrisa de intimidad correspondida.

Un pequeño regalo improvisado: piercings, kimonos, dulces, accesorios, tatuajes, una canción, una corbata que en algún momento pueda deshacerse debido a algún derrame accidental o intencionales dedos traviesos como esos que se deshicieron de la que llevaba Jungkook esa noche y otras tantas anteriores. Podría ser también la entrega de un pequeño ramo de flores e incluso informes médicos.

Ese tipo de apego, muchas veces también preocupaba y podía llegar a hacer llorar, no solo era diversión y placer, no eran únicamente ventajas, sino también desventajas. Porque era de esos que cuando se separaban y perdían de repente, también dejaban vacíos que por mucho que intentaran llenar jamás llegaban a cubrirse porque había una filtración llamada mente o corazón que hacía que todo saliera conforme entraba. Tenían un tipo de apego y acuerdo que podía ser tildado de amor.

— Me gustaría... — Intentó hablar Jungkook acariciando su piel, apretando con cada mano uno de sus glúteos. — Que formalicemos lo que tenemos. Sé que no puedo gritarle al mundo que eres mi novio, pero entre nosotros, con mi hermano, Hoseok, quienes ya lo saben, pero principalmente nosotros como bien ya dije. Quiero que sepas que mis brazos y vida están abiertos para que entres en ellos.

Jungkook mencionaba todo aquello mientras volvía a abrir sus labios y se separaba para observar el peligris que fruncía su ceño. Si nunca se hubieran vuelto a juntar ellos dos después de aquel encuentro años atrás en su club o sí lo hubiesen hecho solo después de muchísimo tiempo y en diferentes circunstancias, ese vínculo y apego que ellos tenían se hubiese desvanecido y muerto. Pero de repente volvieron a verse una y otra vez mientras el agudo aguijón de la atracción dolía y molestaba, porque había nostalgia, deseos y reproches, por eso ese hilo que debía cortarse se fortaleció.

Revivió con toda su fuerza y ya no era una mera atracción. Cada reencuentro era un nuevo punto de partida sin poder borrar lo anteriormente caminado, siguieron construyendo, ganando velocidad. Se alegraron tanto cada vez que cerraron sus párpados y gimieron sus nombres, que estaban en un punto en donde podían cometer el error de pensar que lo suyo era amor, del mismo modo en que podrían ignorarlo y percatarse que era exclusivamente sexo.

Así estaba cada lado de la cancha, del lado de Taehyung, vivía la atracción que calaba hasta lo más profundo y que muchos confundían, del lado de Jungkook, bueno, en este había florecido el amor y él ya lo sabía. Supo cómo era Taehyung desde un comienzo, pero de igual forma se dejó caer en su pozo de perdición, ese que por momentos le hacía sentir genial y al otro correr a la superficie buscando respirar.

— Tae... — El nombrado enredó sus lenguas y profundizó aquel beso para que Jungkook no volviera a decirle lo mismo, pretendiendo no haberlo escuchado.

— Hablemos después, ahora déjame sentirte, bebé. — Agregó poniéndolo de pie para terminar de desvestir al mejor y hacerlo caer de nuevo en el sofá. — No... — Musitó cuando Jungkook intentó besarlo nuevamente, en cambio, lo dejó sentado en el sofá mientras estiraba su mano para alcanzar alguna de las bolsas. — Te he traído varios presentes de Japón. — Mencionó sacando colocando varias cosas junto a ellos que hicieron que el CEO de ese lugar se carcajeara. — Apóyate en el respaldo para mí, ¿puedes empinar bien tu trasero para darme una buena vista?

— ¿Recuerdas que estamos en mi oficina?

— Por supuesto, este sitio ahora mismo es como una fortaleza, así que no te preocupes y dame gusto, Kookie. — Jungkook odiaba un poquito ese diminutivo innecesario, pero de alguna forma cuando provenía de Taehyung, no era tan desagradable. — Por cierto, espera, olvidé algo. — Mencionó tomando del sofá un par de esposas de cuero negras. — Dame tus manos.

— ¿Qué planeas hacer, Taehyung?

— ¿Darnos unos orgasmos jodidamente increíbles? — Sonrió jugueteando unos segundos con las esposas hasta que Jungkook rodó los ojos y estiró sus manos. — De acuerdo, ahora sí, apóyate en el sofá. — Musitó una vez que terminó de colocárselas. — Pórtate bien y no te muevas más de lo debido.

Admirando la vista, el peligris colocó sus propias rodillas en el suelo hasta dejar su rostro un poco más bajo de lo que se encontraba el trasero de Jungkook, por lo que, con dos palmadas en cada muslo, lo instó a abrir más sus piernas. Había llegado la hora de borrar cualquier recuerdo de la salida y reencuentro con Jaehyun. Nadie como él era capaz de enloquecer a Jungkook del modo en el cual únicamente Kim Taehyung podía.

Con una sonrisa en sus labios, sacó su lengua y, utilizando muy sutilmente su punta, lo rozó y respiró con fuerza para que sintiera el aire tibio. Amasó sus glúteos mientras lo separaba para tener mejor acceso, mordió y besó cada uno sin soltarlos hasta depositar un beso un poco más duradero en ese pliegue de carne que tan fuertemente se apretaba en la nada.

Besaba obscenamente la zona de su periné y lo mismo hizo con sus testículos antes de introducirlos uno a uno en su boca y saborearlos, sintiendo como estos se movían con la ayuda de su lengua. Jungkook no gemía, pero la piel comenzaba a sentirse más caliente, su respiración distaba de ser completamente regular. Cuando dejó libre aquellos dídimos, respiró muy brevemente antes de comenzar una nueva tarea. Aplanando su lengua, recorrió de arriba a abajo aquella entrada en donde en un rato se perdería cuando Jungkook se lo pidiera, cuando no tuviera en su mente nada más que el nombre de Taehyung.

— Mmm... — Jungkook iba a decir algo, y aun así guardó silencio disfrutando de lo que el contrario hacía. Quería moverse, mas sus movimientos estaban limitados y ni siquiera apoyándose con su frente en el espaldar del sofá logró que sus brazos alcanzaran la cabeza de Taehyung desde ese ángulo. — Más...

— ¿Más? — Jungkook asintió, mas Taehyung quería palabras.

— Sí, Tae, por favor, más...

Haciendo caso a su pedido, el mayor presionó un poco más aquel músculo que se abría paso en el ajustado agujero. En la habitación en donde el CEO Jeon Jungkook había recibido a tantos ejecutivos, estrellas y personas de renombre, una peligrosa chispa de energía revoloteaba en los alrededores y pasó entre ellos. Aún sin verse, ambos sabían que sus pupilas se dilataban a medida que la excitación inundaba sus cuerpos, porque ellos se conocían más de lo que ellos mismos creían.

No había un sexo mágico, nada de almas gemelas y fantasías publicitarias, era carnal, real, asfixiante y malditamente increíble únicamente para quienes así lo sentían.

Por unos segundos, Taehyung se levantó, no solamente porque necesitaba darle un descanso a sus rodillas, pero quería un nuevo intercambio de besos y salidas con el menor que podría sentir también su sabor. A diferencia de otras veces en donde lo hacían acabados de levantar o despertarse, habían pasado horas desde que cualquiera de los dos tocó un baño. No obstante, ese sudor real y crudo, esa esencia pura llegaba a ser tan excitante como embriagadora. Solo aquellos que lo han podido experimentar del modo en que ellos lo hacían podían atestiguar lo delicioso de sentir el aroma de sus parejas del modo más sincero, sin alguna fragancia extra que lo ocultara.

Tirando de las negras cabelleras, Taehyung incentivó que sus bocas se encontrasen agresivamente, sus labios cerrándose alrededor de los de Jungkook, su lengua empujando dentro de su boca; reclamándolo como un hombre entregado a sus instintos más bajos. Y el menor no podía negarlo, algo en ese beso lo derritió esa noche, consciente de que el pene hambriento del menor parecía que reflejaría pronto las acciones de su lengua ardiente.

— ¿A qué sabe mi lengua? — Le preguntó Taehyung al contrario a ras de sus labios.

— ¿A mí? ¿A nosotros?

— Dime si ese no es el sabor más jodidamente exquisito que has probado en tu vida, Jeon. Ese que creamos tú y yo... — Agregó volviendo a besarlo con fuerza, agarrando su cuello hasta dejarlo de rodillas, pero lo suficientemente erguido como para que sus manos rodearan su cuello. — Bésame como solamente tu hombre podría besarte a ti también.

Sus bocas volvieron a chocar entre jadeos y miradas poderosas que pronto se perdieron bajo el velo de la pasión acompañado por sus párpados, esos que los obligaban a sentir una función que no podía ser vista. Lenguas enredadas, dientes que tiraban de labios sensibilizados y enrojecidos. Taehyung lo besaba como si buscara consumirlo, devorarlo de una manera feroz y eso se sintió diferente para Jungkook. Sin embargo, no tuvo tiempo para descifrarlo cuando aquella saliva continuaba oliendo a pecado y sabiendo a ellos dos.

— Tae... — Jadeó separándose brevemente antes de que el mayor mantuviera una de sus manos, presionando la cabeza y la otra su trasero. — No puedo respirar.

— Yo tampoco, pero no quiero separarme. — Lo envolvió en un abrazo para perderse en otro beso hambriento y demandante, caliente y húmedo, mientras frente a ellos todos los edificios de Seúl podían ser vistos.

Como había activado la polarización, no podían ver hacia el interior, pero se sentía como si Corea del Sur estuviera siendo testigo de ese encuentro en donde por ese momento esos hombres se pertenecía mutuamente. Sus cuerpos se rozaban lentamente, mas la única caricia era aquella ejercida por sus lenguas moviéndose más allá de sus labios para sumergirse en la boca ajena, tirando de cosas bajas y profundas en sus vientres, en el pecho de Jungkook.

Las manos de Taehyung se movieron a su pecho, deslizándose sobre sus pectorales y la anulación de sus abdominales expuestos. Ese maldito pelinegro era perfecto, sus tatuajes y piercings y esas rojas sugilaciones que se estaba encargando de dejar eran simples complementos a su perfecta piel. Era real, un hombre con quien disfrutaba todo.

No pudo evitar sisear cuando desde su posición Jungkook también tiró de su gris cabellera y mordió su cuello con toda la intención de devolverle sus marcas, dejándolas en lugares demasiado visibles y la verdad, era que en ese momento poco le importaba. Taehyung gimió ante esto, fingiendo un regaño cuando le pellizcó sus pezones con su infame autocontrol yéndose completamente de paseo.

— ¿Qué mierda seguimos haciendo tú y yo? — Indagó Jungkook forcejeando para que sus brazos y muñecas esposadas pudieran dejar de abrazar el cuello de Taehyung, para ahora pasar a casi estrangularlo mientras mordía sus labios con gula, ascendiendo por su mandíbula hasta el lóbulo de su oreja, lamiéndolo obscenamente.

— No lo sé, pero no te detengas.

— No hay posibilidad de que haga eso. — Sonrió Jungkook moviéndose contra él, su respiración desde hacía tanto era evidentemente entrecortada que por momentos creía asfixiarse y eso, lejos de preocuparlo, únicamente lo excitaba más porque sabía cuánto disfrutaba Taehyung de ello. — Quiero besar tus clavículas.

Taehyung puso un poco de distancia para darle gusto, dejando que el menor incluso mordisqueara los huesos de sus clavículas como si fuese un perro rabioso y hambriento que luego lamía esa zona que el peligris apropósito ahuecaba. Pudo sentir como Jungkook lo escupió ahí, luego vio a sus dedos derrapar aquello hasta sus pezones aun con sus manos atadas para humedecerlos y torturarlos. La dureza de sus entrepiernas ya estaba siendo dolorosa, mas buscaban calmarlo con lentos movimientos de caderas.

Cuando se arrodilló también sobre sus rodillas para posicionar su muslo entre los de Jungkook, sintió como el contrario también empujaba un muslo grueso entra sus piernas. Ambos se mecían frotándose vulgarmente, mirándose, riendo, besándose y mordiéndose mientras gemidos bañaban el lugar. Estaban comenzando a tener esa ansiosa necesidad de liberación. Ya ardían, sus cuerpos en llama como ellos siempre lograban, esa combinación tóxica de ira y lujuria que bombeaba por sus venas.

— ¡Mierda! — Exclamó Jungkook cuando Taehyung lo empujó y perdió el equilibrio cayendo acostado en el sofá, por un momento creyó que su encuentro sería con el piso, mas no sucedió.

Su mirada brillante siguió al peligris que se movió hasta donde estaba el resto de las cosas que había sacado de su bolsa y regresó al sitio anterior recuperando el aire faltante de sus pulmones. Todo lo que Jungkook hizo fue cerrar sus ojos, pero la fría viscosidad que impactó contra su entrada una vez que sus piernas fueron separadas casi le hizo saltar. Taehyung se tomó el tiempo prudente parara prepararlo, buscaba que ambos bajasen de esa cumbre a la que casi llegaron. Había faltado muy poco para que terminase eyaculando mientras se besaban y frotaban, pero él quería más esa noche.

Uno, dos, hasta tres dedos llegaron para estirar los reacios músculos de Jungkook, para relajarlo, incluso jugó un poco con su próstata y pene, pero solo hasta que más de un gemido llegó. El menor sinceramente pensó que sentiría el pene de Taehyung comenzar a invadirlo, en cambio, una silicona roja y azul tomó su lugar. Un juguete con el mismo color de sus piercings se habría paso, penetrándolo.

— Te quiero a ti. — Se quejó negando, notando la sonrisa de Taehyung.

— Mentiroso, mira como lo disfrutas, lo recibes más feliz de lo que me has recibido en meses. — Exageró dejándolo quieto en su interior. — Apriétalo y no lo dejes salir.

— Tae...

— Aprieta tu culo para que no se escape el dildo, necesitó comenzar a prepararme. — Mencionó ubicándose a horcajadas sobre su cintura, arrastrándose con las rodillas hasta quedar justo sobre la cabeza de un Jungkook que maldecía por ni siquiera poder apoyarse sobre sus codos o ayudarse con las manos. — Tranquilo, bebé, yo te ayudaré. — Se burló oscilando un poco sus caderas al sentir su frustración. — Saca esa lengua para mí que de lo demás me encargo yo.

Algo obvio el hecho de que Jungkook le hiciera caso con entusiasmo. Respiraba cada vez que las caderas, el trasero y las manos del mayor le daban la oportunidad. Era Taehyung quien se encargaba de acercarlo o alejarlo tirando de su cabello, moviéndose sobre él mientras por momentos se alejaba para mirarlo, todo esto mientras su trasero dolía por mantenerlo apretado alrededor de un juguete que constantemente amenazaba con deslizarse hacia el exterior.

— Ya es suficiente... — Avisó Taehyung comenzando a untar lubricante bajo la atenta mirada del pelinegro. Algunas gotas cayeron en su pecho, mas no le importó, todo lo que podía ver era como los dedos del peligris se perdían en sí mismo. — Vamos a montar a este otro bebé. — Mencionó acariciando fugazmente su erección con lo que quedaba de lubricante en sus manos.

Tortuosa la manera en que Kim descendió hasta que estuvo completamente sentado sobre el pene del menor. Cerró los ojos mientras su cabeza quedaba en blanco, solo captando todo lo que sucedía entre ellos mientras se acostumbraba a la intromisión. Se sentía tan lleno, estirad y en control en esos momentos. Movía perezosamente el consolador en el trasero de Jungkook después lo que pareció una eternidad y este se lo agradeció con una largo gemido.

Demasiado exquisito sentirse rodeado por el trasero de Taehyung mientras algo más invadía sus entrañas. Su mente, su cuerpo y... Todo, ese peligris tenía todo de él.

— Por dios, muévete Taehyung... — Pidió casi en un ruego y, por un instante, el nombrado sopesó la idea de ignorarlo, mas no lo hizo porque él mismo necesitaba algún tipo de alivio.

— ¿Me extrañaste? — Jungkook asintió. — Yo sé que lo hiciste porque ningún culo se ajusta a ti tan perfectamente como este.

Se movió muy suavemente, pero su nivel de excitación se evidenciaba a medida que su pre semen caía en el abdomen de Jungkook en un extenso y grueso hilo transparente. Con una sonrisa, recogió un poco en tres de sus dedos y estiró la mano hasta la boca contraria, indicándole que la abriera con tan solo una mirada. Fue así que Jungkook probó esos fluidos que sabían al elegir de la perdición con un toque de Kim Taehyung.

Los movimientos fueron incrementando de velocidad e intensidad, por momentos era incómodo, pero en cuclillas sobre Jungkook, Taehyung podía utilizar una de sus manos para masturbando con ese falso miembro hecho de silicona. La sinfonía de sus gemidos era embriagadora, sus miradas, las gotas de sudor que corrían sus pieles, ese era el popurrí creado por el diablo para hacer pecar a los infames como ellos y ellos gustosos caminaban entre lujuria el camino dirigido al infierno.

— Voy a llenarte con mi semen, Tae... — Avisó Jungkook elevando las caderas como pudo hasta que un gritó de desesperación resquebrajó su garganta cuando Taehyung sin más se levantó.

No logró correrse correctamente, pero una gota rebelde se filtró por esa pequeña hendidura que adornaba su erección.

— Dime cuánto me extrañaste. — Mencionó retirando muy suavemente su dildo.

— Mucho.

— ¿Mucho? — El pelinegro asintió tratando de aferrarse sin éxito a aquello que abandonaba su interior. Quedó tan vacío. — ¿Por qué no me dices cuánto deseas este culo y esta polla?

— Mucho... ¡Muchísimo!

— No es suficiente, bebé. — Recriminó Taehyung inclinándose para besarlo. — Quiero que ruegues por mi pene como no has rogado por el de nadie más. Dime que nunca has disfrutado tanto del sexo como lo haces conmigo.

— Jamás he disfrutado tanto de hacer el amor como lo hago contigo, mi amor. — Mencionó perdido en la lujuria de aquella voz hechicera que le sacaba aquello guardado en su cerebro. — Estoy tan cerca, Tae, solo entra o siéntate sobre mí. Fóllame o déjame follarte, por favor. — Pidió tan sinceramente aquello que Taehyung no tardó en alinearse entre sus piernas y embestirlo de una vez gracias a la preparación anterior. — Oh mierda, oh mierda...

Jungkook cerró sus ojos y arqueó su cuerpo mientras Taehyung lo penetraba. No puso resistencia cuando sus manos fueron llevadas a la parte superior de su cabeza y tampoco cuando su cuello una vez más fue estrangulado.

— ¡Mírame! — Exigió Taehyung golpeando no tan bruscamente su rostro con la mano libre. — Ojos en mí. — Jungkook acató su orden y, por mucho que deseó cerrar sus ojos y dejarse ir, los mantuvo abiertos hasta que su orgasmo explotó. Un poco se su semen impactó contra el cuerpo de Taehyung, pero el otro continuó cayendo intensamente sobre su propio cuerpo mientras gemía. — Eres tan sexy cuando te corres así. — Agregó recogiendo un poco del semen que cayó en su cuerpo para llevarlo a su propia boca y luego tomaba un poco más para hacer que Jungkook se probase. — Delicioso... — Musitó acercándose para unir sus bocas en un nuevo beso que tembló junto al cuerpo de Taehyung.

Se detuvo unos segundos para venirse, mas continuó transitando a través de sus orgasmos hasta que los movimientos lentamente se detuvieron y solo bruscas respiraciones se escuchaba. Ninguno dijo una palabra, permanecieron en su lugar hasta que Taehyung eliminó las esposas y Jungkook lo atrajo a un nuevo beso. Ya lejos de la bruma de su orgasmo y cualquier ápice de lujuria, el pelinegro lo abrazó fuertemente.

— Te amo. — Las manos de Taehyung que acariciaban la espalda contraria se detuvieron y arrugó su ceño como si hubiese escuchado mal. — Te amo, Tae. — Repitió el pelinegro separándose exclusivamente para que Taehyung pudiese mirarlo a los ojos. — Sé que eres el esposo de mi padre, que esto es una locura infame, pero no pude evitarlo. Me enamoré de ti y...

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando Taehyung se separó de golpe y levantó de sofá. Con gran urgencia comenzó a vestirse sobre la suciedad de su cuerpo sin mirar al pelinegro hasta que este lo tomó del brazo y obligó a mirarlo.

— ¡Suéltame! — Exclamó procurando mantener la calma. — ¿Estás loco o eres jodidamente estúpido?

Aquellas palabras lograron que Jungkook lentamente lo dejara ir, pero sin dejar de observarlo.

— Quedamos en que nada de amor, Jungkook. Acabas de joderlo todo. Esto que tenemos no es amor y no me interesa amarte tampoco. ¿No entiendes que somos amantes? Ya lo dijiste, mi esposo es tu padre y joder, soy un hipócrita si dijera que no me gustas, que no te quiero o me vuelves loco, pero esto... Esto que dijiste, ya es demasiado.

— Taehyung...

— Tú y yo quedamos en una cosa. Sexo, diversión, compañía e incluso exclusividad, pero el amor quedaba fuera de la ecuación.

— Taehyung, escúchame.

— No quiero escuchar tus estupideces. Mierda, que yo sabía que esto iba a terminar mal, pero creí que serías más que esto. ¿Qué mierda amas de mí? Los orgasmos que te brindo y nada más.

— Comprendo que te haya tomado por sorpresa, pero es un poco exagerado todo lo que estás diciendo. Entiendo que te asustes porque joder, yo también lo estoy sintiendo, todo esto que siento por ti, pero...

— Dejemos las cosas aquí.

— ¿Qué?

— Que hasta aquí llegó lo que sea que teníamos, ¿de acuerdo? Por favor, no me llames, no me busques y mantengamos la relación como debe ser, padrastro e hijastro, jefe y empleado, nada más.

Jungkook vio al peligris salir de aquella oficina sin siquiera llevarse nada de lo que trajo. Pudo ver que había una bolsa más aparte de aquellos juguetes olvidados que comenzó a recoger procesando aquel cambio de escenarios. En un momento se fundían y ahora se separaban, dejando que la frialdad los invadiera.

Recogió todo y se fue a su casa sin siquiera permitirse pensar en algo, como si aquello que sucedió hubiese sido un error, un extraño sueño que se sentía real. Así se duchó eliminando todo lo que restaba de Taehyung en su piel e interior. Quiso ponerse su pijama y dormir, pero todo lo que pudo hacer fue sentarse en la cama que fue testigo de su primer encuentro años atrás. Cerró los ojos porque creía que era estúpido de su parte llorar por algo así, no sabía si era rabia, dolor, decepción, confusión, lo único que sabía es que estaba llorando como un imbécil por el hombre que juró no mirar y que había terminado amando.

Quitándose la bata avanzó por la habitación buscando algo para vestirse, tomar la llave de su coche y salir de aquel penthouse que lo estaba ahogando en recuerdos y pensamientos. Condujo sin un rumbo fijo, terminando en los bajos del edificio de Hoseok. Tal vez porque sabía que Taehyung no se atrevería a regresar a la mansión esa noche y tampoco estaría en la empresa, ese era el único lugar en el que pasaría la noche.

No se equivocó.

— Jungkook, no es un buen momento. — Lo recibió Hoseok algo apenado.

— Siento molestarte a esta hora, sólo necesito hablar con él un minuto.

— Mejor regresa mañana.

— Hobi, por favor. — La puerta se terminó de abrir con cierta brusquedad mostrando a un Taehyung que caminó hacia el pelinegro mientras cerraba la puerta tras él. — Tae...

— ¿No me escuchaste?

— Sí, pero tú no me escuchaste a mí, saliste como un loco cuando lo único que te dije fue que te amaba. Esas palabras no tienen por qué cambiar nada en estos momentos, nosotros...

— No hay un nosotros, Jungkook, es eso lo que no comprendiste. Desde el momento en el cual dijiste esa estupidez, el nosotros existente se evaporó. Esas palabras cambian absolutamente todo y en nuestra posición, no es posible. No puedo estar contigo sabiendo que me amas y que en algún momento buscarás llegar a algo más que no te puedo dar. Te lo dije antes y te lo repito ahora, amo a mi esposo, estoy casado con tu padre y eso no cambiará, no me separaré de él. Para ti no fue suficiente todo lo que te di, accedí a todo lo que me pediste, pero esto... — Suspiró cerrando sus ojos todavía temblando internamente. — Esto está fuera de todo lo que te prometí, de lo que acordamos. Yo... Lo siento, en verdad que sí, Jungkook. — Mirándolo por penúltima vez, introdujo la clave en la cerradura y abrió la puerta. — Buenas noches.

Jungkook permaneció por un instante parado mirando la puerta, se apoyó en la pared y cerró los ojos mientras volvía a limpiar sus lágrimas y obligaba a avanzar. Necesitaba pensar con claridad, calmarse, recomponerse, quizás un trago lo haría sentir mejor, alejado de todos.

Una vez más condujo, pero esta vez su rumbo si fue premeditado, estacionó frente a uno de los hoteles más exclusivos de la ciudad, en el mismo en donde él tenía todo el ático con su club, mientras el resto del edificio pertenecía a Seokjin. El personal procuró acercarse, mas una mirada bastaba para que lo dejaran en paz. Entrando por la parte trasera del club miró a su alrededor, encontrándose con una figura que reconocería incluso con sus ojos cerrados. Justo en ese momento, aunque no quería que lo viese en ese estado, reflexionó en lo bien que le caería un abrazo de su hermano. Se sentía pequeño y perdido, odiaba esa sensación después de tanto tiempo y se odiaba por ellos.

— ¿Podrías dejarle un poco de ese alcohol a tu hermanito, hyung? — Jungkook le habló al mayor de los hermanos Jeon, notando la confusión en su mirar una vez que sus miradas se encontraron.

¿Su hyung también había llorado?

Quería preguntarle si estaba bien, pero egoístamente solo quería sentir los brazos que siempre lo protegía. Seokjin le había dicho tantas veces que no se dejara llevar por las emociones que Taehyung despertaba. Quizás debió haberle hecho caso en eso y todo lo demás, terminarlo desde el momento en que ese hombre apareció en su casa como el prometido de su padre. Sin embargo, algunas cosas simplemente no se podían controlar.

— ¿Qué pasó? — Indagó Seokjin cuando Jungkook finalmente se sentó a su lado y pidió para él un trago de whisky. — Jungkook...

— Tenías razón, hyung. — Fue todo lo que dijo mientras fruncía el ceño y bebía de golpe su primer trago. — Como siempre, tuviste razón y yo ignoré tus advertencias.

Después de tanto tiempo, he regresado con una doble actualización extensa, dos capítulos con más de 7k de palabras cada uno. Espero que los hayan disfrutado y estaré leyendo sus comentarios.

¿Qué opinan o creen que sucederá a continuación?

Nos vemos en el próximo capítulo

LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro