Al día siguiente las omegas amanecieron en una posición algo comprometedora, por alguna extraña razón del sonambulismo, Chaeyoung abrazaba la cintura de Nayeon, pasando la pierna por encima de su cadera, también, en algún momento de la noche se quedó sin camiseta. Un sonrojo muy fuerte atacó sus mejillas, por primera vez se sentía en verdad muy apenada.

Separó su cuerpo con cuidado, viendo dormir a Nayeon, esta vez notó que sus pestañas eran largas y oscuras, contrastando perfectamente con su piel.

La puerta se abrió lentamente, dejando ver a una Mina con cara de pocos amigos del otro lado. Esta le hizo una seña de que se levantara. Chaeyoung la siguió en silencio hasta la cocina.

―Cuando regresemos del hospital te irás a instalar en mi departamento, ¿Comprendes? ―habló firme.

Son asintió y suspiró.

―Está bien, lo entiendo, ¿Puedo pedirte una cosa? ―la miró dubitativa.

―Adelante. ―Mina blanqueó los ojos.

―Tu amistad...Ojalá algún día volvamos a ser las amigas que éramos, y me enseñes a ser una buena alfa. ―Sonrió, respirando aliviada.

― ¿Alfa? ―la miró confundida.

―A nivel hormonal no puedo llegar a eso, como mucho tal vez logre vivir como una beta, pero, si tengo que ser honesta, eres el tipo de alfa que siempre quise ser. ―Sus palabras fluyeron cargadas de sinceridad.

Mina sonrió, halagada, nunca se consideró ejemplo de nada, pero si la omega podía verla sin rencor, sin pensarlo como un fracaso en su vida ya era suficiente.

―Me siento muy halagada en primer lugar, pero seré sincera, incluso yo estoy aprendiendo, junto a un alfa siempre hay un valioso omega que lo convierte en una mejor persona, Nayeon es esa clase de omega, ella es fuerte, decidida, independiente, si alguien te dice que los omegas son débiles es porque no los conocen, ―rio. ―Siempre pensé que protegería a una omega, pero, me doy cuenta que Nayeon es quien ha estado cuidándome, y se lo agradezco.

La omega en cuestión sonrió escondida en el pasillo, decidió aparecerse por la entrada, ambas chicas voltearon a verla, su imagen era realmente tierna, el cabello algo revuelto y la carita de recién levantada le daban un toque especial.

―Resulta que soy quien cuida de todas y apenas me entero, ―sonrió, siendo abrazada por Mina, quien colocó sus manos en la cintura de la omega.

― ¿Qué haríamos sin ti? ―plantó un beso en su nuca.

―Quién sabe, tampoco soy tan esencial.―Se sonrojó.

Terminada la conversación las tres se dedicaron a preparar el desayuno, claro que Chaeyoung ya se sentía mucho mejor, pero Nayeon insistía con que una revisión médica no vendría mal.

El momento fue agradable para todas, tras el desayuno se prepararon para el hospital, según Mina, desde ahí viajarían a la casa donde la menor estaba viviendo y mudarían sus cosas al departamento vecino. Sin dudas tendrían un día algo ocupado, por suerte sus puestos de trabajo estaban cubiertos. De camino al hospital Nayeon supo que Sana puso a Chanyeol, el chef de confianza a cubrirla, mientras tanto Mina continuaba confiando en su hermano para los negocios familiares.

Una vez llegadas al hospital Chaeyoung fue ingresada, dada la baja cantidad de pacientes no pasó mucho tiempo antes de que sea atendida. En lo que esperaban Nayeon decidió hacer una consulta extra.

―Tengo algo que hacer en el ala de psiquiatría. ―avisó a la alfa.

― ¿Quieres que te acompañe? ―quiso levantarse del asiento, más la omega se lo impidió.

―No te preocupes, seguro Chaeyoung no tarda en salir, yo voy y vuelvo. ―besó sus labios y se alejó.

Le tomó unos minutos recordar el camino y llegar al sitio indicado. Allí fue recibida por la doctora Lee, una vieja amiga.

―Cariño, ¿Por fin se decidieron?― preguntó esperanzada.

―Es una larga historia unnie, verás... ―La omega le platicó a su mayor todo lo acontecido y lo que esperaba conseguir ahora. ―No me dará el divorcio por las buenas y no sé qué hacer.

Su angustia podía notarse a kilómetros.

―Trabajaremos en esto juntas, Momo debe ponerle un alto a su loba por sí misma, entiendo que tenga miedo, pero el primer paso es que ella entienda que está mal. ―habló calmada.

―Lo sé, debe ser fuerte. ―suspiró.

―Si... ¿Por qué ese empeño en ayudarla? ―la mujer sabía que a ella no podía engañarla.

― ¿Acaso viste a su familia? Soy la única familia cuerda que tiene, me duele dejarla sola, su hermana es muy manipuladora, puede ponerla peor de lo que ya está.

Lee sonrió compasiva, como psicóloga, conocía a Nayeon desde sus veinte años, la omega fue su primer paciente, comenzó a investigar la patología de Momo después de enterarse del terrible incidente.

―Entiendo, no dejaremos que eso pase, tu solo convéncela de internarse, nosotros haremos el resto. ―tomó las manos de la omega, lucía preocupada por ella. ―Haz pasado por muchas cosas, tengo un espacio libre en mi registro ¿Quieres...?

No sabía si Nayeon estaba dispuesta a intentar, pero el acompañamiento psicológico podía serle de ayuda al menos para desahogarse.

La omega asintió, recibiendo un abrazo de la beta.

―Unas sesiones estarían bien, he estado muy tensa últimamente, ayer tuve un ataque de pánico horrible.

La omega se explayó con su psicóloga, contándole de los pequeños avances que había conseguido. Por otro lado, Mina recibió a Chaeyoung después de que la revisaran. En palabras del médico, Nayeon le hizo excelentes vendajes, aun así le hicieron pequeñas suturas para asegurarse de que la herida cierre correctamente.

― ¿Adónde fue? ―preguntó la menor frente a la ausencia de la omega.

―No lo sé, dijo que tenía algo que hacer en psiquiatría. ―respondió la alfa.

Tras despedirse de la doctora, Nayeon regresó al sector principal del hospital e ingresó al baño. Allí sacó una botella de agua, debía tomar el medicamento que le recetó el doctor para las convulsiones. Llevó una mano a la marca que pronto se convertiría en una cicatriz, la misma comenzó a arder, Nayeon abrió el grifo de agua fría y se humedeció la marca. Su vista comenzó a nublarse, no entendía lo que le pasaba, pero no estaba bien.