Capítulo 36

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La pareja citó a Sana, Tzuyu y Dahyun en su departamento, contando también con la presencia de Chaeyoung, quien era fiel testigo de las redes tejidas por la familia Hirai. Las cuatro invitadas acudieron al hogar cerca de las nueve, hora de la noche en que todas se hallaban desocupadas.

El ritmo de la conversación fue pausado, todas sentían esa pequeña tensión flotando en el aire. Tzuyu y Sana intuían el porqué de los nervios en Nayeon y la falta de comunicación de Mina.

― ¿Acaso enloquecieron? ―Tzuyu las miró con cara de desaprobación.

―No me parece tan mala idea, ―habló Sana.

Ella y Dahyun se tomaron la propuesta con calma.

―Puedo hacerlo, Haneul acatará las decisiones que yo tome ―observó a Chou, quien continuaba inconforme. ―Sé lo que te preocupa alfa, de cualquier manera, con mi estado de salud actual, ―señaló el yeso y la bota en su pierna. ―Trabajaré desde casa, Sana y tú podrán vigilarla par de celosas.

Sonrió, sabía que debajo de toda esa tranquilidad, a la mayor tampoco le causaba mucha gracia la situación.

Ambas alfas se miraron, no era algo que les llamara la atención, también debían confiar en que nada saldría mal, después de todo Dahyun podía tener sus arranques, pero no era una niña, y no podrían tenerla solo para ellas por siempre.

―Bien, pero haremos rotación para vigilarla, y no te atrevas a pasarte del horario laboral Kim, ―Tzuyu sonó muy amenazante.

―Asegúrate de que esa ridícula solo te busque para asuntos estrictamente necesarios, no la quiero en mi casa solo porque pasaba por ahí y se le ocurrió golpear la puerta. ¿Entendido? ―dictó sus condiciones con el ceño fruncido.

―Muy bien alfas, como deseen ―les dio un beso a cada una.

Mina y Nayeon pudieron respirar después de eso, aliviadas. Sana volteó hacia ellas, el momento era el indicado para lo que tenía en mente.

―Chicas, no necesitan huir, yo...quiero proponerles algo ―respiró profundo. ―Nayeon ya sabía algo de esto, pero tú no ―miró a Mina ―así que comenzaré de cero. Estamos construyendo una sucursal de Eat Sana en Seúl, llamada Perfect world, un restaurante con delicias gourmet y los mejores manjares dulces de Corea. Por lo que sé, además de gran pastelera, eres una gerente muy eficiente, y Nay es la chef más talentosa que he conocido. ―ambas sonrieron por los halagos recibidos. ―Chef Im, quiero que seas mi socia, Mina puede tomar la gerencia del nuevo restaurante, e instruir a los cocineros sobre los platos dulces, mientras continúas tus labores como jefa de cocina principal, obtendrás ganancias dobles y ya no tendrás que poner la cara por nadie, tendrás tus propios corresponsales y todo el personal necesario a tu disposición, ¿Qué dicen? ―concluyó esperando la respuesta.

―Chef Minatozaki, es un honor hacer negocios con usted, ―Nayeon extendió su mano, Mina repitió su acción luego de eso.

―Muchas gracias por esta oportunidad unnie, trabajaré muy duro. ―respondió la alfa menor.

―Eso espero, sé que lo harán genial.―asintió.

― ¿Por qué nos ayudas unnie? Es algo enorme ―Nayeon apreciaba la oportunidad y al mismo tiempo le causaba curiosidad.

―Tómalo como mi último regalo, decidí hacerlo porque te convertiste en alguien estable, que no necesita estar sobreprotegida, puedo sentirme tranquila ahora que tu vida no estará peligrando cada cinco minutos, sé que de ahora en más crearás un inmenso legado por tu cuenta. ―explicó sus razones para hacer esa elección.

―Muchas gracias por la confianza, de aquí en más las cosas serán diferentes.

La omega se levantó, con la intensión de darle un abrazo a su mayor, sin embargo los pies flaquearon, perdiendo fuerza. Mina se percató de la forma abrupta en que cayó, abandonó el sillón casi dando un salto para verificar la salud de su omega.

―Bonita, ¿Estás bien? ―acarició su rostro.

Im abrió los ojos despacio, algo aturdida.

―Nay ¿Qué te pasó? ―dijo Sana.

Tanto Chaeyoung como Tzuyu enseguida despejaron el sillón para que la omega se recostara. Poniendo una almohada debajo de su cabeza.

―Solo estoy mareada, no es nada. ―respondió cansada.

― ¿Tuviste algún otro síntoma? ―cuestionó alzando una ceja.

―Náuseas, vómito, seguro es estrés. ―comentó sin pensar en otras opciones.

―No estaría tan segura, ―Sana rio, ya se imaginaba la causa detrás de ello.

―Seré la tía favorita del cachorro, ―avisó Dahyun de antemano.

― ¿¡Qué!? Será posible que esté embarazada ―se autocuestionó la omega.

A Mina le brillaban los ojos imaginando al fruto de su amor, sus ojos se empañaron de repente, parpadeó para que nadie lo notara.

―La magdalena ya va a llorar, ―se burló Chaeyoung, incrédula a las conjeturas de todas.

―Cállate, boba―Mina se acercó y le golpeó el brazo riendo.

― ¿Qué? No está mal ser algo llorona ―continuó riéndose de su reacción sentimental.

Sana tomó su bolso color beige grisáceo y deslizó el cierre, tomando una caja mediana de él. Misma que le mostró a una anonadada omega.

―Pensaba dártela como una broma, ―Señaló la caja con el test de embarazo. ―Pero ahora la necesitarás enserio, vamos al baño.

La alfa mayor se veía muy feliz, Nayeon se incorporó de a poco, riendo por lo que sucedía, sin querer hacerse muchas ilusiones con la posibilidad, se dejó guiar al baño, entró, sacó el test e hizo todos los pasos a seguir. Solo restaba esperar.

En esas situaciones, cuando más rápido quieres saber, los minutos pasan lento, como los granos en un reloj de arena.

Poniendo a prueba tu paciencia, Nayeon agitaba los pies, y las manos, ansiosa por saber el resultado.

Un rato más tarde cerró los ojos, sentía que no estaba lista para lo que el destino le tuviera preparado. Abrió un ojo, tímida, abrió el otro y observó el test en sus manos.

Dos líneas de color rojo brillante se asomaron, como magia. Lágrimas de emoción rodaron por sus mejillas. Lo consiguió, estaba esperando un cachorro de la alfa que amaba.

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