Capítulo 39

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Las risitas tiernas de la omega musicalizaron la habitación, Mina se había escondido bajo las sábanas, besando con cariño el vientre aún plano de la castaña, y claro, imaginando que hablaba con su bebé, aún una muy pequeña semilla de amor.

―Hola cariño, nuestro cachorrito, soy mamá Mina, pórtate bien dentro de mami Nay, ¿Lo prometes? ―habló, haciendo reír más a su pareja.

―Claro que lo promete, de eso depende que tenga una buena estadía ―contestó entre risas.

―No seas así, Byeol será un buen cachorro ―depositó otro beso en la piel.

― ¿Byeol? ―Nayeon se sorprendió.

―Sí, el nombre del que hablamos amor ―le recordó Mina.

―Lo sé, es solo que no esperaba que aún lo recordaras ―sonrió.

Mina levantó la cabeza, quedando su rostro despejado y el cabello cubierto como si tuviera una especie de turbante.

―Déjame adivinar, ―subió besando cada porción de piel blanca, con la cabeza debajo de la camisa del pijama.

Besó la clavícula y el inicio del cuello, mirando a Nayeon de forma adorable dada la posición un poco rara en que quedaba.

―La genio de mi melliza era mala con los nombres, ¿Verdad? ―alzó una ceja.

―Nunca pensamos mucho en eso, la última vez salió bastante mal, como verás, ―besó los abultados labios de su alfa, ―Soy primeriza en todo esto, sobre todo en tener una relación llena de paz, ¿Sabes?, por primera vez me muestro ante alguien con la guardia baja, mientras no peleemos no siento la necesidad de defenderme, cuando antes necesitaba defenderme todo el tiempo.

Suspiró, la opresión en su pecho y el peso en la espalda habían desaparecido. Si, Mina podía ser una perro/lobo igual que Momo, estaba en su sangre, pero Nayeon sabía que si debía ponerle un alto ella lo entendería, y haría todo para controlarse.

―No soy una gran novia, pero me esforzaré para no arruinarlo. ―sonrió sinceramente.

―Lo haremos, esta vez no dejaré que las cosas se solucionen solas, ni en silencio. ―Acarició su cabello.

Luego de su charla matutina, ambas se levantaron, en cuatro horas debían estar fuera de Daegu, empezando una nueva vida. Nayeon se colocó las pantuflas, Mina se había ido a la cocina por el desayuno, por fin haría los mochis de los que tanto le habló.

El celular sonó desde la mesa de noche, Nayeon lo miró por encima, incrédula ante el remitente. Su respiración se agitó al ver el nombre de Momo.

Respiró profundo y tomó el móvil, contestando a su llamado.

―Hola... ―se esforzó por sonar lo más tranquila posible.

―Hola, Nayeon... No me tengas miedo, no te haré daño alguno ―respondió la alfa.

― ¿Cómo puedo saberlo? Manejaste todo para salir rápido, el divorcio fue un pretexto, ya no sé qué sentir respecto a ti, ¿Quién me habla ahora? La loba a la que le tengo miedo, o la chica que juró cuidarme por siempre.

―La segunda ―aseguró. ―Pasó un tiempo desde que inicié el tratamiento, realmente ha sido algo bueno, créeme, estoy bien. ―una respiración pausada se escuchó del otro lado.

―Me alegro por ti, ¿Entonces para que me buscas? ―preguntó.

―Quería oír tu voz, no hemos tenido buenos términos últimamente. Haneul tuvo la idea de sacarme aprovechando el poder notarial de Dahyun, en verdad yo no tenía ni idea de que eso era posible. ―Comentó, su voz sonaba tranquila, al parecer no mentía.

―Está bien, si eso es todo entonces voy a colgar.

―Espera, espera, hay otra cosa, ―suplicó un tanto nerviosa. ― ¿Irás a la terminal de autobuses verdad? Me gustaría verte, prometo hacerlo de lejos.

Nayeon sintió confusión ante ese pedido, por supuesto su mente seguía debatiendo entre creerle o no, pero ¿Qué razón tendría para mentir? Más sabiendo que sus amigas estarían presentes para despedirlas, el lugar siempre está lleno de gente, ella no haría una escena ahí.

―Sí, decidimos viajar en autobús, saldremos a las once ―suspiró.

―De acuerdo, mi pequeña omega, espero que ella te cuide más que yo, que te llene de detalles y memorice cada una de las cosas que más te gustan para sorprenderte, que recuerde darte la yema de huevo para que la mezcles con la sopa, y no te deje beber mucho café frío... ―su voz desapareció, dando lugar a pequeñas respiraciones pesadas y el sonido del sollozo.

―N-No, no llores, tenemos que superarnos y dejarnos ir. ―Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas.

―E-Eso intento, ―lloró. Por mucho que intentara, tal vez nunca soltaría a ese pequeño arcoíris que iluminó su vida de colores.

―Lo harás, con el tiempo. ¿Sí?

―Sí.

Respiró profundo, sin decir más nada cortó la llamada. Nayeon cubrió sus labios con su mano, sollozando.

Unos segundos más tarde Mina ingresó en el cuarto, preocupada al notar que su pareja aún no bajaba a la cocina.

― ¿Estás bien?

Caminó hasta quedar frente a ella y se agachó a su altura.

―S-Si, solo ― se mordió el labio inferior ―Momo llamó.

― ¿¡Qué!?

Nayeon le explicó la conversación que mantuvieron, sin omitir detalles. De esa forma Mina pudo entender lo que tenía tan compungida a su omega, debía entenderla, muy a pesar de las cosas malas era un divorcio doloroso, ninguna de las dos imaginaba terminar de esa forma, siendo casi enemigas.

La alfa abrazó a su pareja, calmándola.

Momentos después bajaron a la cocina, listas para desayunar con las dueñas de la casa y la omega invitada, quienes ya se encontraban listas para alimentarse.

Mucho más tarde, todas se reunieron en la estación de autobuses, despidiendo a la pareja. Cabe destacar que Nayeon les hizo jurar a las alfas que acompañarían a Chaeyoung a su casa, para que tomara todo lo que necesite y marchara a Busan. No la juzguen, la menor le provocaba instintos de querer cuidarla como una hermana mayor lo haría. O quizás el embarazo afloró su instinto protector.

En lo que Sana daba unas últimas indicaciones y papeles a Mina, la omega mayor desvió su mirada, encontrando a Momo, tal como se lo había dicho. Mirando fijamente la escena desde lejos.


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