Capítulo 8

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Sana se retiró un rato después de aquella conversación, dejando a una Nayeon pensativa, además con un día libre, puesto que Sana, le permitió no presentarse a trabajar este día.

Eso le dio tiempo de tomar un baño, ordenar la casa y escoger su atuendo.

Pasó mucho tiempo desde la última vez que se arregló para una cita, la verdad, Nayeon sentía que no tenía idea de nada. Su única experiencia en la vida fue Momo. No hubo nadie antes, ni nadie después hasta este momento. Aquello le hacía temblar como adolescente hormonal e inexperta.

Mina por su parte tampoco tenía mucha idea, es decir, en caso de que algo más candente sucediera, ¿Qué haría?, ¿Se pondría muy nerviosa?, es cierto que en su casa supo tomar el control de la situación, pero no era ella, sino su loba quien lo había hecho, eran dos lobas en pleno apareamiento. No dos humanas haciendo el amor.

No vivía ese sentimiento en años, ya hasta había perdido la cuenta del tiempo que llevaba sin sexo. Sin un contacto íntimo estrecho. Incluso parecía una puberta que estaba a punto de tener su primera vez. Se rio de sí misma por esa razón.

Recordó con claridad los ojos color celeste cristal de la loba omega, la forma en que esos orbes la observaron mientras la llevaba al clímax. Esa piel brillando por las gotitas de sudor, sus labios rojizos. Nayeon le pareció una completa belleza. Diferente a todas, durante la cena, al estar cerca, alcanzó a ver unas hermosas pecas en sus pómulos y nariz.

Pensó también en su cuerpo, blanquecino, el torso descubierto, no tenía abdominales, pero si una bella cintura, era perfecta y a la vez normal.

Mina bajó la mirada hacia sus pantalones, algo comenzaba a tomar volumen por debajo de ellos, y sería peor si no dejaba de pensar en la omega.

Suspiró y se dedicó a preparar sus cosas para irse al trabajo.

[Más tarde; 19:30 hs]

Nayeon se vistió casual, jeans azules con una camiseta blanca a juego. Mientras esperaba que la hora se acerque decidió tomar un supresor, no podía olvidar que aún estaba en celo.

Su celular vibró en el bolsillo del pantalón, la sonrisa que cargaba se desvaneció tras leer el nombre del remitente. Su futura ex esposa le llamaba otra vez.

―Hola.

Una respuesta seca salió de sus labios.

―Hola, Nay...

Momo sonaba desanimada, por dentro su loba sintió tristeza, pero no podía permitirse flaquear.

― ¿Qué quieres? ―habló rápido.

―Saber de ti, ¿Qué más querría? No me gusta que estemos enojadas. ―suspiró.

―A mí tampoco, Momo... ―miró la hora en el reloj de la pared. ―Tengo que salir.

Dudó en decirle otra cosa, de cualquier modo en verdad tenía que irse.

― ¿A dónde? ―preguntó, su tono de voz sonó más agresivo.

―...La gerente me invitó a cenar para cerrar el trato con Eat Sana, así que mi jefa quiere que vaya. ―Usó la mejor mentira que se le ocurrió, aunque sí saldría con una gerente.

― ¿Por qué a cenar? Los tratos se pueden cerrar de muchas formas. ―Era un hecho, Momo sonaba disgustada.

―S-Si, lo sé, tú lo has dicho, y esta gerente eligió cerrarlo así. ―Miró de reojo su reloj. ―Ya, tengo que irme. Adiós.

Cortó la llamada sin dejarle decir más nada. Por esta noche el móvil permanecería en silencio, al llegar a la cita procuraría tenerlo apagado.

Cerró la puerta con llave y se dirigió en su auto al punto de encuentro. Un rato más tarde estacionó el vehículo en el aparcamiento correspondiente. Observó el teléfono, sonriendo al encontrar una notificación de Mina.

"Tú tan sin novia y yo bonita, oh, así no era xD"

Su risa hizo el ambiente más agradable.

"¿Qué acaso nunca le coqueteaste a alguien? Esfuérzate y mejorarás".

Respondió al mensaje.

"La verdad no, nadie me despertaba las ganas de coquetear".

Im mordió su labio inferior.

"¿Y yo sí? Que halago"

Rio esperando una respuesta de la alfa.

"Claro, ¡hey! Bonita, levanta la mirada, ojitos de cristal"

Nayeon alzó el rostro obediente, divisando a la alfa que se acercaba a ella. Esperó a que llegara y se dejó saludar con un beso en la mejilla. Mina adoptó ese gesto como nuevo modo de comunicación y la omega se lo permitía.

―Te ves hermosa. ―Halagó sonriendo.

―Gracias...tú también... ―sus mejillas se tornaron rojizas.

― ¿Vamos?

Mina extendió su mano a la más baja, quien dudó un instante y acabó tomándola. Sintiendo agrado por el modo en que sus manos encajaban. Myoui tenía las manos pequeñas, pero fuertes y robustas, Im en cambio, poseía bellas manos delgadas, grandes sí, pero delicadas. Ambas extremidades encastraban como si fueran hechas la una para la otra.

La alfa llevó a su acompañante en una extensa caminata por la playa, a esa hora el lugar se hallaba tranquilo, unas pocas personas andaban por allí, pero todos estaban metidos en sus asuntos, cosa que agradecía de sobremanera.

Caminaron por un rato más, usando el momento para hacerse cualquier tipo de preguntas random. Minutos después llegaron a la zona del puerto. Justo en la entrada.

―Necesito que confíes en mí y me permitas cubrir tus ojos. ―Le enseñó una venda negra.

―Confiaré en ti.

Nayeon asintió, algo nerviosa. Cuando estuvo vendada respiró y se dejó guiar por la alfa.

Mina ayudó a la omega, para que pudiera seguir sus pasos. Le guio por una plataforma, luego un escalón y por fin un suelo estable.

― ¿Lista? ―preguntó, recibiendo el asentimiento de su acompañante.

Se colocó detrás de la castaña y retiró la venda. Enseñándole el interior del hermoso yate donde estaban paradas, y una mesa preparada en el exterior.

―Quería algo neutral, a la vez, pasó tiempo desde la última vez que usé el yate. Aquí no debemos preocuparnos de que alguien nos vea. Ojalá te guste.

Sonrió, esperando su respuesta con ansias.

―Me encanta... ¿Podemos apagar los celulares?

Pidió sonriendo. Esta noche no deseaba pensar en nada más que no fuera la alfa frente a ella.

―Claro, tus deseos son órdenes.

Tomó ambos móviles y los apagó, dejando los aparatos en el camarote. Sujetó la mano de Nayeon, indicando que se acercara. La omega movió sus pies con torpeza. En un tropiezo que la dejó a centímetros de Mina, con sus rostros cerca, de una forma demasiado íntima.

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