6: Roswell (Narra Dan)

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Al abrir mis ojos me encuentro con un paronama de un enorme bosque que se extiende tanto que no se llega a ver la salida de aquel bosque. Una chica de pelo negro que solamente llegaba hasta el inicio de sus hombros, los ojos del color madera que parecían incluso que pertenecían a ese bosque que estaba algo marchitado. La chica con la capucha negra de su túnica puesta comenzó a andar por la naturaleza, haciéndose daño por el camino, no me había dado cuenta porque ella llevaba un vestido que arrastraba por el suelo de lo largo que era, pero ella iba descalza y en su pie también asomaban unas marcas de lo que parecían rajas, pero no como si se hubiera rajado sin quererlo, sino más bien parece que esa marca está hecha agrede, no se cual será la historia de esta chica, pero por esas marcas y las que pienso que puede llegar a tener en todo el cuerpo también, su historia ha tenido que ser una tragedia. Seguía a la chica por detrás, no sabía si decirle algo, aunque sería un poco maleducado no hacerlo, no quiero que piense que la estoy persiguiendo o algo así.

-¿Hola?-Dije para llamar la atención de la chica pero ella parecía no haberme escuchado.-¿Como te llamas? ¿Te has perdido?-Insistí volviendo a preguntar pero seguía sin responderme. Al ver que parecía que ella me ignoraba, intenté tocar su hombro para ver si me escuchaba pero al intentar tocarla mi mano atravesó su hombro, era como si ella fuera un fantasma o como si solo fuera una proyección, sea lo que sea ella, está claro que no está conmigo de verdad. Ahora que lo pienso se parece a la chica de la portada del libro, quizás ella es "Elin", es lo único que se me puede ocurrir. Tomo la decisión de seguirla, quizás solo intenta enseñarme algo. Seguimos pasando por el inmenso bosque, ella andaba con seguridad y tranquilidad, como si no le tuviera miedo al primer lobo que quiera devorarla en ese lugar, o incluso puedo decir que ella no cree que haya algo que pueda hacerle daño, la tenía de espaldas a mi, pero por alguna razón creo que la mirada que ella tiene ahora es la de que nadie le va a hacer daño, como si las personas le tuvieran mucho respeto, o a lo mejor es que le tienen mucho miedo, sea cual sea la razón, ambas pueden provocar esa mirada de determinación en su cara. Sigo andando con ella y después de un rato salimos de ese eterno bosque, creía que no encontraríamos la salida. Lo primero que veo al salir del bosque es un pequeño reino en un sendero enorme, la mayor parte del sendero está lleno de cultivos y alrededor de ellos están las pequeñas casas blancas haciendo un circulo entre ellas. La chica pasa por un pequeño puente de madera que hay encima de un pequeño lago de agua para llegar a la entrada del reino, allí había un cartel con el nombre del reino, su nombre era Roswell, y debajo del nombre ponía unos números romanos <<XVI>> Eso me llamó la atención, eso es el número dieciséis en números romanos, ¿Quizá eso quiere decir que estoy en el siglo dieciséis? Eso explica porque este lugar parece tan escaso de cosas que nosotros en el siglo dieciocho si que tenemos, así que esto pasó hace dos siglos... Es muy interesante. Mientras pensaba, aún seguía a la chica que al entrar al reino se quitó la capucha negra mientras andaba hacia una especie de iglesia algo destruida. En el camino, todos se la quedaban mirando con algo de rareza y miedo al mismo tiempo, era como si hubieran visto al mismísimo dios de la muerte. Ella entra en la iglesia que no tenía un tejado, simplemente eran muros del color de la piedra con varias vidrieras de colores donde aparecían personas orandole a Dios mientras agachaban la cabeza, se colocaban de rodillas y unían sus manos. Eso fue exactamente lo que hizo la chica al colocarse en medio de una vidriera de color blanco que había en el suelo, se quitó la capa negra, revelando ese vestido que arrastraba por el suelo, era un vestido de color marrón desgastado y algo roto. Ella no parecía una monja, simplemente parecía una persona creyente que frecuenta las iglesias. Comenzó a orar, yo me senté en uno de los bancos de madera que habian por un momento para observarla, quizás ella no me estaba enseñando nada, a lo mejor no es aquí donde tenía que ir, pensaba en eso mientras veía a la chica y darme cuenta de que no pasaba nada, iba a levantarme para irme pero unos pasos se acercaban, me quedé en el asiento atento a lo que vaya a pasar.

Arte hecho por: ShadowKitty Crescent
Enlace al Arte: https://pin.it/DQzx6c9Zc


-Dios... Perdona mis pecados...-Dijo la chica con un tono cansado y algo decepcionado.

-Por supuesto, querida mia.-Dijo un hombre que se había acercado a ella por detrás y le colocó la mano en su hombro.

Según lo que he leído, el Dios del siglo XVI era un hombre de estatura algo baja, ojos amarillos y un cabello corto blanco. Todo lo contrario al hombre que se había acercado a la chica, este era muy alto, robusto, con el cabello muy largo y negro, al estar de espaldas a mi no pude ver sus ojos pero no necesito verlos para saber que el no es ese Dios al que ella llamaba con algo de desesperación. La chica al escuchar la voz del hombre se giró con una sonrisa, pero esta se desvaneció de su cara al ver que no era el hombre que buscaba.

Arte hecho por: Mariah Fraser
Enlace al Arte: https://pin.it/DQzx6c9Zc

-¿Quien eres?-Preguntó ella confundida.

-¡Tu Dios! ¿Quien más seria si no?-Dijo el con mucho énfasis mientras miraba a la jóven con lo que puedo intuir una sonrisa de felicidad.

-Pero...-La chica lo miró de arriba a abajo como si lo estuviera escaneando.-No te pareces en nada a Dios.-Dijo después y el hombre empezó a reír sin parar.

-Aaay, querida. ¿De verdad creías que tu Dios era igual que como lo relataban en la biblia?-Pregunta el como si lo que le había dicho la muchacha fuera solamente un chiste malo.

-Yo y todos los que creemos en ti.-Dijo ella inclinando un poco la cabeza para volver a mirarlo de arriba a abajo. El hombre que supuestamente era Dios, le tendió la mano a la chica.

-¿Puedo saber su nombre hermosa jóven?-Pregunta el y ahora que podía verle bien este tenía una sonrisa impecable en su cara.

-¡C-Claro mi señor! Mi nombre es Elin.-Dijo ella con una sonrisa, agarrando la mano del chico y levantandose con el, así que era verdad eso de que ella era Elin.

-Un hermoso nombre para una hermosa dama.-Dijo el, sujetando la mano de Elin.

Ella solamente se sonrojó mucho y musitó un "gracias" por lo bajo.

-Elin.-Dijo para llamar la atención de la chica, cosa que consiguió en cuestión de milisegundos.-Suelo aparecerme ante muy pocas personas, de hecho, a la última persona que me presenté y me vió, fue hace como tres siglos, así que eres una afortunada.-Dijo para hacerla sentir especial.-Y por eso, suelo darle a esas personas tan especiales lo que más desean.-Dice y su rostro cambia a una sonrisa un poco más oscura.-Se cual es tu mayor deseo Elin.-Dijo mientras discretamente la agarraba de la cintura y ella se dejaba atraer, parecía que ella había quedado encantada por ese hombre.-Quieres poder, quieres vengarte por estas personas que te hicieron la vida imposible.-Decía mientras la atraía más a el y al ver los ojos del hombre que eran mitad blanco mitad negro, el cuerpo se me heló por alguna razón, Dios no tendría los ojos así. La chica asintió a lo que el dijo y colocó sus brazos alrededor del cuello del hombre completamente embelesada por el.-Yo te lo daré. Pero tienes que hacer algo por mi también.-Dijo el acariciando la mejilla de Elin.-Conviértete en mi chica, conviértete en la diosa por la que oraran también.-Dijo el mientras sonreía.-Se mi mujer Elin.-Dijo esperando la respuesta de la chica.

-¡¿S-Su mujer!?-Preguntó Elin sorprendida.-Esto debe ser un sueño ¿cierto?-Dijo todavía más sorprendida y el hombre negó con la cabeza para hacerle entender que eso que estaba pasando era real.

-No le escuches Elin.-Dije en voz alta, no me importaba, ni siquiera entendía porque me entrometia en esto, ni siquiera ella me escucha, es como si yo no estuviera aquí, quizás el fantasma que solo podía ver y no cambiar las cosas era yo, porque cambiar el pasado significaria muchos problemas. Como pensé, ella no me escuchó y aceptó la proposición de aquel hombre. El sonrió y besó a la chica, haciendo que los ojos de Elin se volvieran como los suyos y también hizo que ella se desmayara.

-Parece que ya a picado otra, ¿Cuantas tendré en total? Bueno, realmente, por mucho que haya dicho que ella era mi mujer, mi única y verdadera mujer es Odette. Nadie podrá remplazarla.-Dijo y se llevó a rastras a Elin por un portal que se cerró después.

Mierda. Sabia que esto iba a salir mal, pero el fingió ser Dios, debe de tratarse de un demonio por esos ojos, no es para nada normal. ¿Esto era todo lo que tenía que ver? Quizás debería encontrar una salida. Abandoné la iglesia y nada más hacerlo, me encontré de frente con alguien que chocó conmigo, ¿Alguien que me podía ver? Eso era raro, pero al observar a ese ser me sorprendí.

-¿¡Jack!?-Pregunté sorprendido al verle.

-¡Dan!-Dijo el agarrandome de los hombros.-Te estaba buscando.-Dijo el algo aliviado.-Y Luna también a venido a buscarte.-Abrí los ojos al escuchar eso.

-¿Donde está ella?-Pregunté preocupado por Luna.

-No lo se, entré con ella al libro pero al despertar no estaba conmigo.-Dijo Jack también preocupado.

-Hay que encontrarla, siento que este lugar podría ser más peligroso de lo que parece.-Dije seguro de mis palabras.

Jack y yo nos separamos, dándonos un sistema de comunicación por si alguno encontraba a Luna podría avisar al otro, y con eso cada uno fuimos en direcciones opuestas del reino.

Solo espero que ella esté a salvo.

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