Capitulo tres (II)

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“No has cambiado nada”




Estaban todos en la biblioteca buscando mapas de las tierras, algunos no las conocían muy bien.

—Hey. Encontré otro —dijo Bella desde arriba de las escaleras antes de tirarle el papel a Garfio.

—Creo que con estos es suficiente —habló el capitán tomando los tres mapas entre sus manos.

—¿Qué más necesitamos? —preguntó Emma con sus manos en la cintura.

—Mi libro —apareció su libro flotando en sus manos y lo dejo en la mesa—, una habichuela y la mejor comida de esta época —enumeró Hazel con sus dedos.

—Yo me encargo de la habichuela —dijo Pan y luego salió del lugar, no soportaba estar tanto tiempo en el mismo lugar que los héroes. Pero Hazel no iba a dejarlo tanto tiempo solo de igual manera.

—¿Por qué la comida? —preguntó David acercándose con el libro en sus manos.

—Porque tengo hambre —respondió, le quitó el libro y miró a todos esperando una respuesta de alguien—. ¿Y?

La rubia suspiró.

—Vamos, te llevaré a comer pizza.

Las dos salieron del lugar mientras el resto se separaba para preparar cada uno las cosas que llevaría a la gran aventura que estaban apunto de vivir.


Mientras tanto con Peter...

—Hola, vieja hada —saludó lo más amistoso que pudo, pero por naturaleza sonó sarcástico.

—Pan —pronunció con desprecio, se volteó a verlo—. ¿Qué quieres?

—Tu señora me mandó por una habichuela —dijo dando un paso haciendo al hada retroceder otro.

—No te la voy a dar —se negó haciendo que cuatro hadas se posicionaran delante de ella.

—¿Vas a desobedecer a Hazel? —preguntó retóricamente, fingió decepción—. Wow.

—No te creo nada —habló con intenciones de atacarlo en cuanto se volteara para irse.

—Pues deberías, querida —la voz de Hazel detuvo no solo todos los pensamientos del hada sino también su respiración por unos cortos segundos.

Pan ya había estado demasiado tiempo solo.

—Hazel —pronunció con temor y nada más salió de la boca del hada.

—Dásela —ordenó, las hadas se hicieron a un lado y se reverenciaron ante la reina.

Sin decir nada, el hada Azul trajo una habichuela y se la entregó a Pan. Él sonreía mientras miraba al hada temblorosa.

—¿Por qué él? —dijo el hada con una voz tan pequeña.

Hazel no respondió, los envolvió en una nube de humo y apareció junto a Pan enfrente de Emma.

—¿Por qué desapareciste? —preguntó de un salto la rubia.

—Eso no importa —le resto importancia, tomó una porción de pizza y se la entregó a Peter—. Tienes que probar esto.

Pan pensaba en la pregunta del hada. Sin contestar nada abrió la boca y probó la porción de pizza.

—Esto es delicioso —admitió quedándose con la porción haciendo a Hazel sonreír.




[...]

Estaban todos en un círculo con Hazel en el medio. Ella tiró la habichuela al suelo y un portal se abrió.

—¿Y adónde vamos primero? —preguntó Regina.

—Con la familia Fa —respondió sin importancia.

—¿Con la familia Fa? Qué clase de... —todos miraron al pirata como acostumbraban a hacerlo cada  vez que abría la boca—. Okay

—Callenlo —dijo Hazel antes de empujar a todos con su magia hacia el portal.

Todos cayeron al suelo de forma brusca, excepto Hazel que cayó de la forma más perfecta y sexi posible.

—¿Cómo hace eso? —se preguntó Emma levantándose de encima de Garfio.

El portal los había dejado detrás de unas rocas que les permitía ocultarse para no llamar la atención. Pues personas cayendo de un portal llama mucho la atención.

—Llamaran la atención —advirtió Hazel mirando la ropa que traían consigo los héroes. Demasiado no mágico.

—Ya vamos —la ignoró Mills saliendo de detrás de las rocas encontrándose con la entrada a una ciudad.

—Como quieran —se encogió de hombros. Ella no tendría problemas, se había preparado para la situación.

Hazel llevaba una gran capa café al igual que Pan, eso disimulaba bien las extrañas prendas que tenían debajo.

Se acercan a la entrada pero Emma los detiene.

—No podemos entrar así. Necesitamos otra ropa —admitió la rubia observando las prendas de cada uno.

—Les dije que llamarían la atención —recalcó rodando los ojos.

—¿Podemos comprarla? —preguntó el capitán tocando los bolsillos de sus pantalones—. Ups, no traje dinero.

—No te serviría aquí. Síganme —sin opinar nada la siguieron.

A escondidas Hazel seguía a una joven que vio pasar.

—Esto es china, ¿no? —susurró el capitán mirando a las personas con características peculiares.

—Cállenlo —se quejó Pan tratando de no perder a Hazel de vista.

La jovencita entró en su casa, Hazel la siguió y detrás de ella el resto. Cuando la chica dejó lo que había comprado en el suelo y quiso cerrar la puerta de la casa de encontró con que esta estaba cerrada y un grupo de personas desconocidas había entrado.

—¡AAA! ¡¿Quienes son?! —gritó espantada, Emma le cubrió la boca con sus manos.

—No grites. Solo queremos ropa adecuada para no llamar la atención —habló el Oscuro acercándose.

La casa de la joven era bonita y lujosa, algo debía tener.

—¿Por que les ayudaría? —dijo cuando la rubia quitó sus manos.

—Porque aprecias tu vida, ¿no es así? —habló el chico de ojos esmeralda, la chica entrecerró los ojos—. Peter Pan —él hizo una leve reverencia dramatizando el momento—, un placer.

—Rumplestiltskin —imitó la acción de su padre.

—La reina malvada —siguió la pelinegra.

—Capitan Garfio —se sumó.

—La reina de las dos estrellas —finalizó la presentación villana.

La chica se desmayó en el acto.

—Podemos buscar algo sin su ayuda —dijo Regina adentrándose a buscar algo nuevo para ponerse.


Rato después todos ya tenían prendas adecuadas para la situación. Y ahora estaban en las calles de aquel pueblo.

—¿Y dónde está la familia Fa? —preguntó David aferrándose a Nieves.

—Busquen una casa con una estatua de dragón en su entrada —explicó Hazel tomando la mano de Pan para no perdelo entre la gente.

—Hey, ¿a cuánto esto? —preguntó el capitán sosteniendo una preciosa joya.

La mujer no comprendía las palabras del capitán.

—Ya deja eso —se quejó Emma dejando la joya en su lugar.

—¿Pero ya viste lo brillante que es ese anillo? —insistió.

—Hush —se quejó—, hey, esto —señaló el anillo que quería el capitán—, por esto —se quitó una hebilla dorada que había conseguido de la pobre chica y se la ofreció a la mujer, quien aceptó de inmediato.

—¡Oigan! —gritó Nieves llevándose la atención de todo el grupo de héroes y villanos—. ¡Creo que encontré la casa!

Todos se acercaron a ver. Nieves la había encontrado.

—Bien hecho, Blanca —dijo la líder del grupo adelantándose a la entrada de la casa.

—¿Cómo me llamaste? —preguntó Mary Margaret debido a que un recuerdo le había llegado. Pero Hazel no le contestó y golpeó la puerta de la casa.

—Dijo Blanca —habló David tratando de entender a su esposa—. ¿Qué sucede?

—Así me llamó la niña que me regaló la manta con la que envolvimos a Emma antes de enviarla al mundo sin magia —recordó como si hubiese sido ayer.

“La manta cuidará a tu hija, Blanca”

—No puede ser —se negaba a creer el príncipe.

La puerta de la casa fue abierta por una mujer adulta interrumpiendo el momento de David y Nieves.

—Mulan no está aquí —soltó apenas vio a Hazel.

—¿Y dónde está? —preguntó acercándose a la mujer.

—No lo sabemos —respondió con intenciones de cerrar la puerta, pero Pan puso su pie antes de que pudiese cerrarla.

—Si no está aquí ahora, lo estará enseguida —aseguró Hazel amenazando a la mujer con la mirada.

Las miradas duraron unos largos segundos hasta que la mujer abrió la puerta por completo para que el grupo pasara.

Peter Pan y Hazel trabajaban tan bien juntos. ¿Quién no temería si los tuviera como enemigos a ambos?

El lugar se mantuvo en silencio hasta que la puerta se abrió nuevamente dejando ver a la icónica Mulán.

—¿Qué está pasando aquí? —interrogó la chica observando a tantas personas mirándola.

—Oh, querida —dijo acercándose para abrazarla.

—¿Hazel? ¿Eres tú? —la abrazó con tanta fuerza como si no hubiera mañana, hacía tanto tiempo que no la veía.

—Si, niña —se separó y tomó su mentón para que la mirara.

—No has cambiado nada —tomó sus manos y las apretó con fuerza. Su rostro reflejaba tanta felicidad.

—¿Por qué habría de hacerlo? —habló con cierto orgullo.

Hazel jamás envejecía. Crecer no estaba en sus planes.

Mulán ocultó una sonrisa, ya había olvidado la actitud de la chica.

—¿Qué te trae por aquí? —le preguntó alternando su mirada en el resto del grupo y Hazel.

—Sabes a lo que he venido —el rostro de la reina de las dos estrellas estaba serio.

—Mi espada —dijo con voz baja mirando a Pan.

¿Hay posibilidad de que Hazel supiera que esto pasaría?

—Las cantidad de almas que esa espada guarda es... —y calló, las palabras no podían definir lo que Hazel quería definir—. Cada alma alimentará la potencia del hechizo que tengo planeado hacer.

—¿Y lo vas a hacer para él? —habló bajito tratando de evitar que el resto escuchase. Hazel no respondió a esto, su rostro lo decía todo—. ¿Por qué él?

—No puedo perderlo, lo necesito, no para un plan maléfico o lo que sea, lo necesito para vivir —soltó como si se hubiese liberado de un gran peso.

Hubo un pequeño silencio entre ambas. Hazel miraba a Mulán esperando una respuesta de esta.

—¿Cómo crees que reaccionará Robin?

Ambas comenzaron a reír.

—La verdad no sé, cuando lo encuentre lo sabré —dijo tomando la espada de las manos de la joven.

Cuando las manos de Hazel tocaron la espada, de esta comenzaron a oírse los lamentos de las almas encerradas en su filo. Algo que ambas tomaron como si fuera normal.

—Te extraña —le dijo mirándola a los ojos.

—¿Lo viste? —preguntó tratando de que sus ojos no se aguaran.

—Si y espera que regreses por él —sinceró con una mirada de lástima.

—Debo encontrarlo —aseguró la ojiazul como si fuese un decreto.

Regina fingió aclarar su garganta.

—Si ya tienes la espada, ¿podemos irnos por la siguiente reliquia? —cuestionó con la impaciencia que la caracterizaba.

—Si, podemos —habló de mal humor Hazel

El grupo se dispuso a salir de la casa.

Garfio se detuvo en la puerta.

—Tengo una duda, ¿cómo supiste que estábamos aquí? —le preguntó a Mulán con los ojos entrecerrados.

—Una amiga tuvo un sueño y... larga historia —le respondió mirándolo de arriba a abajo.

—¿Y cómo supiste tú que ella vendría tan pronto? —le preguntó a Hazel esta vez. Pero ella lo empujó hacia la salida y se despidió de Mulán.

No se verían por un largo tiempo.

El grupo la esperaba afuera.

—¿Y ahora a dónde vamos? —preguntó curiosa Regina cuando Hazel salió.

—Por mi hijo —respondió con cierta añoranza.

Pronto vería a su pequeño, aquel que siempre ha esperado por ella, sin importar los años que pasasen.











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Holaaa

¿Qué les pareció el capitulo?

¡¡Estamos muy cerca de las 10k de leídas!!

Todo gracias a ustedes ❤️

Espero que Peter Pan los visite hoy como a mí en mis sueños.

(PD: publiqué una nueva historia, Sangre Real, es un fanfic de diarios de vampiros por si les interesa)

Y Peter Pan mi varón.

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