¿Bailamos?

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Llega el fin de semana, mis padres están en la cocina hablando de no sé qué cosas y yo estoy sentado en la sala viendo mi teléfono cuando me llega un mensaje de un número desconocido.

Número desconocido:
Hola, ¿vienes al bar o paso por ti "princeso"?

Arqueo las cejas y luego recuerdo; Irina. No sé qué hacer, pero dejarla plantada no es una opción, le respondo que voy camino al bar y me levanto rumbo a la puerta.

—¿A dónde vas Karim? —pregunta Irán.

—Voy a salir un rato con Xander —miento en automático, no sé cómo lo hice honestamente pero salió bien.

—Con cuidado —advierte Marcos y yo asiento antes de salir, pienso en tomar mi auto, pero decido ir caminando para calmar mis nervios.

Al llegar veo a Irina esperándome mirando su muñeca, muy posiblemente trae un reloj; debo admitir que se ve muy linda con su cabello trenzado y el vestido rojo con rayas negras que lleva puesto, pero aún así no disminuyen mis ganas de salir corriendo, menos cuando alza la vista y me ve, camino hacia ella aún nervioso.

—Cuando dijiste que ya venías no imaginé que tardarías tanto —reclama sonriente.

—Bueno, jamás me diste una hora —exclamo simple —Además venía buscando razones para no venir

—¿Por qué?

—No sé bailar —exclamo haciendo énfasis en "no".

—No bailas mal —exclama sonriente —Además, necesitas divertirte un poco

—Pero…

—Pero nada, ven —Irina me toma del brazo y me jala dentro del bar.

Estoy acostumbrado a entrar al lugar los domingos por la tarde-noche, así que entrar un sábado poco después de medio día es un espectáculo muy diferente.

Por primera vez puedo ver qué el lugar es realmente amplio, las mesas de la parte delantera tienen sillones de cuero color rojo y las mesas del fondo por ahora tienen manteles para cubrirlas, además, la pista de baile está impecable haciendo lucir sus azulejos metálicos; el pie de la barra está tapizado de espejos y la barra es de madera roja y no está llena de vasos y botellas sucias y vacías.

—¿Quieres algo de beber antes de empezar? —propone Irina viéndome alegre.

—Yo no tomo —respondo en automático.

—Dije de beber, no un trago —apunta haciendo énfasis en "beber"

—Eh… no gracias

—Bueno, ven sígueme —ordena tomándome de la mano y jalándome a la pista.

—Creo que debí decir que sí —murmuro bajito.

Irina me arrastra al centro y me detiene frente a ella sosteniendo ambas manos, presto atención a la música y frunzo el ceño.

—¿Eso es jazz? —pregunto escuchando cómo suena el saxofón.

—En días poco concurridos ponen música de todo tipo —explica Irina, yo doy un asentimiento y la miro —Ahora, empieza a seguirme

Tengo un poco de miedo, pero lentamente voy siguiendo sus pasos y agarrando el ritmo de las canciones.

Quien conozca a los peces gota (esos seres amorfos que viven en el fondo del océano y son de los animales más lentos y flojos del planeta) y me conozca a mí sabrá que mi condición física es bastante similar a la de esos seres; así que no tengo la menor idea de cómo es que he soportado todas las canciones que Irina me ha puesto a bailar.

En este rato he bailado cosas que van desde el pop y rock hasta cosas como jazz, blues y reggae… es más, que alguien me explique ¿cómo mierda se baila el reggae? Estoy tan concentrado en el ambiente y en las bromas que Irina me hace que ni siquiera he prestado atención a lo que estoy bailando.

Hago a Irina dar una vuelta y la jalo hacia mí justo cuando acaba la canción, la suelto y me apoyo en mis rodillas mientras inhalo aire con fuerza intentando regular mi respiración, ahora sí me siento cansado.

—¿Algo de tomar? —propone Irina.

—Acepto —exclamo asintiendo.

Ambos nos dirigimos a la barra, Irina pide una limonada y yo un vaso de agua, ella me reta a una carrera donde pierdo olímpicamente, mientras reímos porque casi me ahogo, saco mi teléfono y casi me desmayo de la impresión.

—¡Puta madre! —grito sin soltar mi teléfono —Tengo que irme, ya llevo aquí cuatro horas

—¿Y qué tiene? —pregunta Irina.

—No acostumbro a salir tanto tiempo —explico apenado —Menos los fines de semana

—Una canción más y te vas, ¿sí? —pide juntando sus manos.

Pienso un momento, de verdad temo que mis padres empiecen a sospechar y llamen a Xander o a mi tío Gyan, pero no me quiero ir, nunca en mi vida me había divertido tanto.

—Nos vamos a ver mañana otro rato —agrega ella convenciéndome.

—Bueno, una y ya —accedo levantándome —Y a ver si mañana me puedo levantar

Irina ríe y me lleva de nuevo a la pista, justamente empieza una canción de rock n' roll; ella empieza a reír mientras suena la música y ambos empezamos a bailar.

Agradezco que vayamos a las reuniones en auto, porque mis pies me duelen horrible y mis piernas me tiemblan como si hubiera pasado veinticuatro horas en un gimnasio… aunque si los Castillo lo notan me dirán que parece otra cosa.

Al llegar corro hasta donde están mis primos y finjo tropezar y caer al suelo para acercarme a ellos a gatas y finalmente sentarme.

—¿Todo en orden Karim? —pregunta Xander cuando llego a su lado.

—Todo en orden —respondo con una sonrisa que intenta disimular mis nervios.

—Tenía muchos años que no veía a Pincuatro tropezarse —se burla mi tío Elías.

Cuando recién me adoptaron era un niño demasiado torpe, mi tío Elías decía que tenía pies de madera entonces que era como un Pinocho pero la mitad de hábil, entonces era Pincuatro.

—Tenía muchos años que no usaba zapatos —respondo enseñándole mis zapatos negros.

—¿Y eso qué se debe? —pregunta Uriel pero mirando a mi padre.

—Yo que voy a saber —reclama Marcos —No tiene cinco años, puede vestirse solo

Exhalo una risa, mi padre nunca me ha ayudado a vestirme ni me ha escogido la ropa, pero siempre me regresaba a mi cuarto cuando veía que algo en mi ropa no combinaba, entre eso, mis zapatos, aunque realmente no soy gran fan de usar zapatos puesto que siento que me hacen ser más torpe de lo que de por sí ya soy.

—¿Con quién vas a salir Karim? —cuestiona Omali tomándome desprevenido.

—¿Qué? ¿Qué? ¿Salir? ¿Quién dijo algo de salir?

Todos, tíos y primos exhalan una carcajada ante mi respuesta, yo siento mi corazón alterarse ante la pregunta pero aún así disimulo que solo fue una broma.

—Mis tenis están sucios —exclamo fingiendo una risa.

—Marcos —llama Zoraya y este voltea hacia ella —¿Estás seguro que no es tu hijo?

Todos reímos ante el comentario y mi papá baja la cabeza.

—Mi hijo sí es —responde simple, yo le sonrío pero él no voltea la mirada.

—Papá —llaman los mellizos Castillo.

—¿Sí? —responden sus padres.

—¿Podemos ir a una fiesta? —preguntan ambos.

—Ya saben la condición —afirma Elías.

—¿Vamos? —piden los mellizos; Xander exhala un resoplido de fastidio y yo un suspiro de resignación.

—Vamos, anden —replico señalando hacia afuera del parque con la cabeza, mis primos y mis tíos me miran incrédulos.

—¿Y ahora por qué tan acomedido? —cuestiona Elías sorprendido.

—No es como que los vayamos a convencer de lo contrario —explico encogiéndome de hombros —No gastemos nuestras energías discutiendo

Me levanto con las piernas temblorosas y al dar el paso tropiezo ahora de forma real y caigo de bruces al suelo, Xander se acerca y me ayuda a levantarme.

—Tengo que admitir que tienes razón —acepta con una mueca —Vámonos chicos, ¿estás bien?

Mis piernas aún temblaban y me había apoyado del árbol más cercano, además, de alguna forma de pronto me sentía demasiado exhausto.

—Estoy bien —respondo jalando aire intentando permanecer erguido.

—¿Qué te pasó primito? —se burla Eliah, ya valió madres —¿Noche agitada?

—¿Yo? —inquiero sarcástico —Con la almohada será, porque de no ser así no sé con quién

Todos mis primos toman el argumento como válido, y de hecho, no hay forma en que no lo hagan, soy un poco extrovertido pero no soy muy bueno haciendo amigos, ya no hablemos de una pareja.

—¿Qué tienes Karim? —pregunta Irán, okey, ahora sí estoy en problemas.

—Nada papá —respondo y me paro lo más erguido que mis piernas me permiten —Estoy un poco adolorido

—¿Adolorido de qué? —inquiere Marcos, yo me encojo de hombros —Ahorita vete antes de que tus primos empiecen a reclamar, pero vamos a hablar más tarde

—Sí, papá —murmuro derrotado —Vámonos todos

Mis primos corren a los autos y Xander me mira con una ceja arqueada mientras me ayuda a llegar al mío.

—Larga historia, pero voy a necesitar que me cubras —explico rápido y mi primo asiente.

Todos subimos a los autos y nos dirigimos rumbo al bar, mis primos corren a la fiesta y Xander me ayuda a llegar a la mesa.

Mientras mis primos disfrutan la música y el baile yo le cuento a Xander más o menos lo que necesito que le diga a mis padres por cualquier cosa, cuándo me pregunta qué es lo que realmente hice ayer me quedo en blanco, no quiero decirle, sin embargo, sé que tendré que hacerlo en algún momento.

—Boo —escucho tras de mí y un par de manos aprietan mis hombros.

Doy un pequeño brinco en mi silla mientras giro y veo a Irina de pie frente a mí.

—Hola —saluda tierna —Hola Xander

—Hola Irina —saluda mi primo atragantándose con su bebida.

—¿Me lo permites un momento? —pide ella y Xander frunce el ceño.

—¿Quieres que me vaya? —pregunta apuntando hacia la barra.

—No, que me dejes sacarlo a bailar —explica ella sonriente, mi primo y yo intercambiamos una mirada.

—Irina, no —suplico.

—Sí… hoy no creo que sea buena idea —afirma Xander tomándome del brazo.

—¿Por qué no? —pregunta parpadeando repetidas veces.

—Literalmente, no puedo caminar —murmuro con un poco de molestia.

—¿En serio? —cuestiona ella incrédula y ambos asentimos.

—Pero si lo que quieres es bailar y puedo bailar contigo —repone Xander encogiéndose de hombros.

—¿Lo harías? —pregunta Irina impresionada.

—Eh… sí —acepta Xander —No soy muy buen bailarín pero… soy mejor que él

—¡Ay gracias por la ayuda! —reclamo sarcástico, Irina me ve como pidiéndome permiso, yo me encojo de hombros, no somos nada —Adelante

—¿Me aceptas un baile? —pide Irina estirando su mano, Xander le da un trago a su bebida y la toma antes de mirarme y encogerse de hombros.

—Vamos —acepta y se levanta siguiendo a Irina.

Giro hacia la pista para ver a mi primo y a Irina bailando al ritmo de una canción de pop rock, no hay ninguna duda de que Xander es mucho mejor bailarín que yo, pero su timidez lo vuelve un poco torpe para los movimientos en pareja; al acabar la canción ambos regresan, pero Xander le cede su asiento a ella para que quede entre los dos.

—¿De verdad no puedes caminar o solo es un pretexto para no salir conmigo? —pregunta Irina dando una vuelta completa en el banco.

—No puedo, me tiemblan las piernas —respondo y la veo exhalar una risa rápida —Además, mis zapatos no me quedan

—¿Es en serio? —pregunta Xander asomándose tras Irina —¿Por qué te pusiste zapatos?

—No sé, me dieron ganas de usar zapatos —exclamo encogiéndome de hombros —Y no es como que tenga otro par

—Pues quítatelos —suelta Irina y la veo con una ceja arqueada.

—No, por supuesto que no me los voy a quitar —sentencio —¿Qué quieres? ¿Que parezca veinteañera fiestera y borracha?

Ella me ve con la boca abierta y sé que lo que dije fue demasiado, sobretodo después de ver cómo Xander contiene una risa.

—Sin ofender —termino nervioso.

—Ahora por eso…

Irina me toma de la mano y me da un jalón para levantarme, yo me agarro de la mesa lo más fuerte que puedo, que no es mucho de hecho.

—¡No! ¡No! ¡Irina, no! —grito intentando soltarme —Xander ayuda

—¿Quién te manda a hacer enojar a una chica? —replica levantando las manos y dando media vuelta.

—¡Xander! —reclamo antes de que Irina me de un jalón que me tira del asiento y así me arrastre al centro de la pista.

—Y ahora va a ser hasta que yo me canse —sentencia y me hace dar una vuelta para ponerme a bailar.

Si bailé tres horas o tres días, no encuentro mucha diferencia, mis piernas me duelen y me tiemblan como si hubiera trasladado a un elefante adulto por todo el desierto del Sahara.

Llego casi reptando a mi asiento y me dejo caer sobre el banco como si no me hubiera sentado una sola vez en toda mi miserable vida, Xander está muerto de la risa; Irina no me dejó porque estuviera particularmente cansada si no porque la llamó del hospital uno de sus compañeros.

—No vuelvo a hacer esto —murmuro agotado y me acabo lo que queda de mi bebida de un solo trago.

—Al menos te veías divertido —comenta Xander risueño.

—Cállate —siseo agotado.

Curiosamente, me encontré bastante desconcentrado en mis clases y exámenes durante toda la semana; no podía pensar en otra cosa que no fuera irme a bailar el fin de semana con Irina.

Tan solo pensaba en eso, que me encontré a mi mismo imitando algunos pasos en los pasillos de la escuela e incluso mientras estudiaba en mi cuarto movía mis pies al ritmo de música que ni siquiera sabía de dónde venía.

Al siguiente fin de semana pasé horas con ella, incluso le acepté un par de tragos, el domingo no fuí a la reunión familiar y nos fuimos a bailar a la plaza principal donde tocaban unos músicos; alguien se rió de nosotros diciendo que si era el baile de la lluvia del antiguo México, pero por primera vez, no me importó, yo era feliz bailando con ella.

Por desgracia a la siguiente semana no pude hacer lo mismo porque no pude pone de pretexto que tenía "exámenes importantes" porque ya se habían acabado las clases, además, cuál fue mi sorpresa al ver qué los Castillo estaban aburridos sentados viendo sus teléfonos.

—¿Hoy no tienen fiesta ustedes dos o qué? —pregunto confundido ante su desinterés.

—No —responden ambos al unísono haciendo que todos los miremos impresionados.

—¿Y eso a qué se debe? —inquiere mi tío Elías.

—Unos Universitarios apartaron el bar para su fiesta de graduación —explica Úrsula fastidiada.

—¿Fiesta de graduación? —cuestiono y entonces mi mente hace "clic" —Oh

—¿Qué? —interroga Xander mirándome.

—Es la mía —murmuro tapándome la boca.

—¿No te invitaron? —pregunta Marcos analizándome.

—De hecho sí —admito avergonzado —Pero no había revisado la invitación

Todos me miran y exhalan una pequeña risa, menos mis padres que ruedan los ojos sonrientes como diciendo "sí, típico".

—¿Vas a ir? —cuestiona Irán.

—Tal vez —exclamo encogiéndome de hombros.

—¿Nos llevas? —piden los Castillo.

—¡No! —sentencio haciendo que todos los demás contengan una risa —Es más, me voy, no quiero lidiar más con ustedes

Los Castillo me miran con la boca abierta de la impresión mientras yo me levanto y empiezo a alejarme de ellos.

—¡¿Y yo qué?! —reclama Xander.

Volteo y lo veo, su mirada siempre triste me observa suplicante, sé que no quiere quedarse con mis primos y honestamente yo tampoco quiero dejarlo, pero me siento como un adicto, necesito estar con Irina, necesito divertirme… y necesito hacerlo solo.

—Lo siento Xander —susurro antes de dar media vuelta y correr hacia el bar.

Entro mostrando mi credencial de la escuela, es una fiesta para universitarios literalmente, dudo por un momento que Irina se encuentre ahí… por lo menos hasta que siento sus manos en mi cintura dándome un apretón.

—¡Boo! —grita mientras hace eso haciéndome dar un salto.

—Como que se te está haciendo costumbre hacer eso, ¿no? —reclamo al verla.

—No seas amargado, es divertido —exclama sonriente —¿Bailamos?

—Claro —afirmo estirando mi mano y dejando que me lleve a la pista.

Entre sus bromas y mi torpeza nuestro baile se mezcla con risas alargándose durante horas hasta que ella me jala a la barra, pido algo de tomar y la veo tomar una bolsa de la silla.

—Debo ir al baño, ¿sí? —avisa y yo asiento rápido.

—Claro, te espero —afirmo y la veo alejarse.

—¿Te diviertes? —escucho detrás de mí y volteo asustado para ver a mi primo mirándome desepscionado.

—Xander, ¿qué haces aquí? —pregunto sorprendido.

—No están poniendo una traba por la carrera, yo tampoco quería estar con nuestros primos —explica triste.

—¿Vas a estar aquí?

—Me daré una vuelta para dejarte con tu cita —escupe, está molesto —Te avisaré si me voy

—Okey —murmuro, antes de que pueda decir otra cosa se da media vuelta y se aleja, voy a llamarlo cuando siento una mano en mi hombro.

—¿Ya descansaste? —pregunta Irina sonriente.

—Sí —digo tratando de imitar su sonrisa.

—¿Bailamos otra vez? —propone y yo asiento.

—Vamos

Me levanto para seguirla y volvemos a bailar, pero esta vez debe pasar a lo mucho una hora cuando me detiene y me hacer que me agache para poder susurrarme algo, no es que yo sea muy alto, pero ella es muy bajita.

—¿Vamos a otro lado? Está llegando mucha gente

—Bueno —acepto.

Ella me jala hacia la salida, giro mi cabeza alrededor del bar y veo a Xander tomando algo mientras está sentado en una mesa, él también me ve, me despido de él con la mano y me devuelve el gesto antes de que Irina y yo salgamos del bar.

—¿A dónde vamos? —pregunto una vez que estamos fuera del bar.

—Confía en mí y sígueme —responde estirando su mano hacia mí, dudo un momento, pero inhalo profundo y la tomo dejando que me jale a dónde vaya.

Avanzamos por varias calles, ya está atardeciendo así que el cielo está tornándose de colores naranjas y malvas, vista desde afuera supongo está parece la escena clave de una película romántica adolescente… exceptuando la parte adolescente claro.

Llegamos a una especie de bar/café bastante hogareño a decir verdad, Irina me jala hacia dentro y pedimos una mesa, el lugar es como un pequeño café con una pista de baile, las luces irradian tonos blancos y naranjas chocando con los acabados de madera dando la impresión de un eterno atardecer, la música es relajada, una mezcla de jazz y baladas.

Nos sentamos a la mesa y ambos pedimos algo de tomar, ella un capuchino de nuez y yo simplemente café con leche; estamos tomando nuestras bebidas cuando empieza una pieza de lo que parece jazz.

—¿Bailamos? —pregunta Irina.

—Claro

Empezamos a movernos siguiendo las notas que suelta el saxofón, bien dicen que el pop y el rock nunca pasan de moda, pero la música de moda actualmente es el jazz, aún así, me sorprende escuchar como la canción se torna una balada rock manteniendo la melodía original.

Irina coloca sus manos alrededor de mi cuello y yo la sostengo suavemente por la cintura, durante el baile y las vueltas nos vamos acercando hasta que al final de la canción prácticamente tengo mis brazos rodeando por completo su torso y su cuerpo pegado al mío.

Nos quedamos estáticos un momento hasta que ella elige pararse de puntas y quedar a la altura de mi rostro, su nariz y la mía se rozan.

—Hola —murmuro hipnotizado.

—Hola —responde tierna y me jala hacia ella haciendo que ambos
nos fundamos en un beso.

"En mi maldito primer beso"

Uuuuuu se besaron

¿Qué les pareció el capítulo?
¿Qué creen que pase ahora?
¿Serán novios?

Espero les guste.
Atte: Ale Bautista

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro