PRIMERA PARTE

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Isla Davies volvía en el coche de Min Yoongi, luego de que estuvieran en un Club donde este se presentó junto a su banda D-TOWN, la cual iba creciendo con el tiempo y ahora pasaban los 15K seguidores en las redes sociales. Eso por más que Yoongi no lo demostrara, lo tenía demasiado emocionado, pues era su sueño desde pequeño, y aunque muchas cosas fueron cambiando con los años para él, eso fue lo único que se mantuvo.

La fémina adoraba acompañarlo, verlo sobre el escenario y escucharlo, porque Min Yoongi era simplemente maravilloso, dejando a todos alocados, queriendo más, y ella no podía creerse todavía como su amigo cambiaba por completo al subir al escenario. Veía a un Yoongi apasionado, con tanta seguridad, que hacía que no pudiera apartar la vista de él.

Al llegar a la casa, Isla volvió a mirarla sorprendida ya que por más que la había visto una vez, seguía sin creerse dónde vivía ahora su amigo. Era de dos pisos y los ventanales permitían que se pudiera mirar un poco por dentro, con un gran jardín verde y una piscina.
Yoongi suspirando aparcó el coche para luego bajarse, por lo que la fémina rápidamente lo imitó y este lo rodeó para acercarse a ella.

—¿Cómo está tu rodilla? —preguntó bajando la mirada a sus piernas, mientras se dirigían hacia la entrada de la casa.

—Oh... ¿Ésto? —bajó también la mirada observando su media de red rota y sangre en su rodilla, para luego volver a mirar a su amigo—. No es nada. Ya no me duele.

—Está bien. Entremos.

Ella asintió siguiendo a Yoongi, que parecía haber perdido toda la emoción que tenía en aquel Club, convirtiéndose nuevamente en alguien que se mantenía con el semblante serio y no hablaba demasiado.
Al entrar a la casa quiso decir algo al respecto, pero abrió los ojos a la par al ver que en el sofá se encontraba la madre y el padrastro de Yoongi, lo que hizo que rápidamente se detuviera mientras que este soltaba un suspiro.

—Oh, hijo, llegaste —habló animada la mujer—. ¿Cómo te fue? ¡Cuéntanos!

—Cómo siempre —respondió encogiéndose de hombros.

—Isla, cariño, ¿cómo estás? —preguntó sonriente, mientras que ella parecía enrojecer de los nervios al sentir la atención del hombre que la recorría con la mirada alzando una ceja, demostrando su disgusto, quizás por su apariencia y cómo tenía sangre seca en su rodilla.

Ella al ver cómo el hombre volvía su atención a lo que estaba viendo en el celular, juntó sus manos intentando calmar sus nervios, hasta que todos allí sintieron una presencia. Se trataba de un joven que salía de la cocina llevando una botella de agua en su mano, su cabello era oscuro y liso, algo largo con unos mechones rebeldes ondulados que caían por sus lados y rozaban sus pómulos. Vestía de negro, una camiseta lisa que enseñaba su brazo derecho tatuado, y un pantalón de algodón, llevando unas medias blancas. Parecía estar listo para dirigirse a las escaleras y marcharse a dormir, pero al sentir la mirada de ellos, se detuvo por el desconcierto, hasta que fijó su mirada en Yoongi, dándose cuenta que acababa de llegar de su presentación, pero luego se dio cuenta que había una joven detrás de este.

El empresario la miró de pies a cabeza, cómo llevaba unas botas militares, medias de red rota en su rodilla izquierda donde tenía sangre seca, minifalda y un suéter también negro aunque tenía algunos diseños blancos y rojos. Observó su cabello negro liso que caía por sus lados, sus cejas perfiladas con un piercing en la derecha, su nariz respingada donde tenía otro piercing del lado izquierdo, llegando a sus esponjosos labios que estaban pintados de un tono vino.

—Buenas noches...—la voz de la fémina salió débil, pues ambos hombres provocaban que se sintiese intimidada por la manera en que la miraban.

Ella esperaba que el hombre la saludara también, pero sólo asintió con la cabeza, mientras que al fijar su mirada en el más joven sintió un cosquilleo recorrer su vientre. Pues, este tenía cejas gruesas, ojos saltones y oscuros que parecían desnudarla de todas las formas posibles, hasta ver sus pecados. Y sin poder evitarlo bajó la mirada a sus delgados labios rosados donde llevaba dos piercings al costado.
No podía negar lo atractivo que se le hacía, preguntándose si era realmente tan desagradable cómo le sabía contar Yoongi.

Este simplemente alzó una ceja, volviendo a recorrerla con la mirada, pero luego la fijó en Yoongi, el cual al conectarla con la suya endureció sus facciones.

—¿Cómo te fue? ¿No rompiste los tímpanos de nadie, hermanito? —preguntó con una sonrisa socarrona.

Yoongi parecía ser capaz de romper su propia mandíbula por la manera en que la apretaba, empuñando las manos con fuerza para poder controlarse, mientras que Isla lo miraba preocupada, dándose cuenta que podía llegar a ser cierto todo lo que le contaba.

—Ay, ¡siempre tan bromista, Jungkook! —exclamó riendo nerviosa la mujer.

—Sí, bromista —comentó el hombre, girando la cabeza a verlo con una ceja alzada—. ¿Por qué no mejor te dejas de bromas y te vas a dormir de una vez? Tienes que levantarte temprano para acompañarme a la Empresa, a ver sí sirves para algo.

Este endureció sus facciones mientras desviaba la mirada y apretaba la botella, lo cual notó Isla, sorprendiéndose del comportamiento que tenía su padre con él.

—Buenas noches —dijo casi por lo bajo antes de retomar su camino hacia las escaleras para comenzar a subirlas rápidamente.

La mujer, Dohye, rápidamente carraspeó la garganta para intentar esfumar un poco la tensión que se había formado y a el hombre parecía siquiera importarle, mientras que Isla comenzaba a reprocharse por haber aceptado la propuesta de su amigo de ir a su casa.

—¿Quieren comer? —preguntó con una pequeña sonrisa.

—¿Tienes hambre? —fijó su mirada en ella, la cual por los nervios tan sólo negó repetidamente con la cabeza—. No. Iremos a mi habitación —informó para comenzar a caminar hacia las escaleras.

—Con permiso —musitó para seguir rápidamente a Yoongi.

—¿Va a quedarse dormir? —alzó un poco la voz el hombre, Joowon, por lo que Isla mientras subía las escaleras miró a su amigo, el cual tan sólo ignoró escuchando a su madre hablarle.

Isla siguió a su amigo hasta que llegaron a la habitación de este, donde al entrar cerró rápidamente la puerta para colocarle seguro, mientras ella observaba la cama que estaba desordenada con algunas prendas de ropa sobre esta, como también en el suelo. Había un mueble con algunas fotografías, colonias, libros, la televisión grande en la pared, un sofá con los cojines tirados, y la ventana abierta, permitiendo que entrara mejor la claridad por la luz de la luna.

Ella ya estaba más que acostumbrada a lo desordenado que solía ser su amigo, y este siquiera se molestó en encender la luz, sólo se acercó al mueble para abrir uno de los cajones mientras ella tomaba asiento en el suelo a la vez que soltaba un pequeño quejido por la rodilla. Tiró una prenda de ropa a un lado y apoyó la espalda en la cama, soltando un suspiro.
Yoongi se acercó terminando de armar el cigarrillo, para tomar asiento a su lado, la cual observaba cómo lo encendía y el olor a marihuana se colaba por sus fosas nasales, haciéndole arrugar un poco la nariz.

—¿Quieres? —preguntó enseñándoselo mientras expulsaba el humo.

Isla decidió aceptar tomando el cigarrillo armado para llevarlo a sus labios, sintiendo la intensa mirada de Yoongi que llevaba días provocando sus nervios de una manera inesperada. Pues, si bien solían verse seguido, pese a que ella estaba ocupada con la Universidad y él con la banda, algunas presentaciones, pero siempre se hacían un tiempo.
Cuando estaban juntos se la pasaban en silencio, así como en ese momento que estaban compartiendo, lo que no incomodaba a ninguno. Ni Isla, ni Yoongi eran de hablar demasiado, tan sólo les gustaba disfrutar de la compañía del otro en silencio, sintiéndose menos miserables de lo que solían sentirse normalmente.

Ambos se tenían un gran cariño, aunque ninguno lo expresaba, pero tampoco era necesario porque sabían perfectamente lo que sentían el uno por el otro. Isla no tenía a nadie más que a Yoongi, y su amiga de la Universidad, aunque con ella no hablaba de su vida como lo hacía con él, pero podía considerarla amiga, mientras que este tenía a Isla, y también a sus amigos que formaban parte de la banda.
Sabían que la amistad que tenían era especial porque lograban entenderse de una manera que necesitaban, pero en las últimas veces que se vieron, algo comenzó a cambiar.

Quizás era por el hecho de pasar tanto tiempo juntos, no lo sabían con exactitud, pero Yoongi no podía dejar de mirarla mientras que ella comenzaba a sentir unos nervios que no comprendía para nada. Así cómo los estaba sintiendo ahora que expulsaba el humo con su mirada hacia el frente, todavía sintiendo la de su amigo que le daba una calada al cigarrillo.

—¿Cómo te fue con las clases hoy? —preguntó mirando también hacia la ventana.

—Normal. La misma mierda de todos los días —respondió encogiéndose de hombros, y este tan sólo asintió—. ¿No van a reprocharte por fumar aquí?

—No entran a mi habitación, y tampoco es que me importe.

—Tu hermanastro...

—No lo llames así —masculló dejando notar su molestia.

—No me has dicho como se llama.

—Jungkook.

—Bueno, él realmente es un idiota contigo.

—Un maldito idiota que sigue llorando por su madre, y por eso nos culpa a mi madre y a mí —soltó una risa amarga—. Cree que si nosotros jamás hubiéramos aparecido a su vida, su madre regresaría a la vida y su padre quizás lo volvería a querer. No lo sé.

Isla hizo una mueca al escucharlo, pues aunque Yoongi reía por lo dicho, ella no podía evitar pensar en que era doloroso que haya pasado por una pérdida así, por lo que no podía reír junto a su amigo, por más que Jungkook se le hiciera un idiota y sólo lo vio un minuto.

—Quizás no está bien...

—¡Claro que no está bien! No puedo dormir algunas veces por ese maldito sátiro —espetó rodando los ojos.

—¿Qué...?

—Cuando su padre no está, trae a mujeres para follárselas sin importarle que podamos escucharlos —explicó haciendo una mueca de disgusto—. Mi madre ha intentado hablar con él, pero nos odia, así que es en vano.

Así ambos se quedaron en completo silencio, sólo dedicándose a fumar mientras miraban por la ventana, aunque ella por momentos sentía la mirada de Yoongi sobre ella. Con los minutos y al acabar de fumar, los nervios se esfumaron y ambos estaban más que relajados, tanto así que ella se atrevió a mirarlo.

Desde que lo conoció su mirada felina y oscura se le había hecho intimidante, pero a la misma vez al conocerlo le había dado una seguridad que le hacía querer estar a su lado, pese a que estaba más que acostumbrada a la soledad. Su cabello ondulado era largo y caía por sus lados, admiraba su piel pálida que parecía brillar por la claridad que entraba gracias a la luna, hasta había un pequeño brillo en su mirada que nunca vio antes. Siguió bajando la mirada a su nariz pequeña y redonda, hasta llegar a sus labios delgados y de un rosado pálido.

Este sonrió un poco humedeciendo sus labios, lo que hizo que ella no pudiese evitar reír, contagiándolo a él que se inclinó hacia atrás como ella.

—¿Qué? ¿De qué te ríes? —preguntó todavía riendo, Yoongi.

—¡No lo sé! Sólo me da risa que me mires —respondió cubriéndose los labios con la mano mientras reía.

—¿Tengo que dejar de mirarte? —frunció el ceño y ella asintió—. Pero quiero hacerlo.

Ella en ese momento dejó de reír al tensarse un poco, pues Yoongi había tomado su muñeca para así hacer que quitara la mano de sus labios. Cuando sus miradas se volvieron a conectar, supo lo que estaba a punto de suceder, por lo que tragó con dificultad mientras él se acercaba de manera lenta.
No podía negarlo, la mayor parte de ella quería que sucediera, así que también comenzó a acercarse sintiendo cómo sus tibias respiraciones se mezclaban.

Quizás era por los nervios o el hecho de haber fumado, pero nuevamente comenzó a reír.

—¡Lo siento!

Yoongi tan sólo sonrió, pero luego rodó los ojos y la tomó de la barbilla, logrando que ella dejase de reír y abriera los ojos a la par cuando estampó los labios sobre los suyos. Por un momento sintió como si el oxígeno hubiese abandonado sus pulmones, pero no le disgustaba para nada la sensación de sus suaves labios sobre los de ella, por lo que cerró los ojos, relajándose para así poder corresponderle.

Este podía sentir sus labios temblar, quizás por los nervios, pero eso no le importaba para nada porque sentía perderse en ella mientras llevaba la mano a su mejilla, acariciándola de manera delicada con el pulgar.
Se besaban de manera lenta y delicada, Isla algo insegura, y cuando sintió sus lenguas tocarse, decidió romper el beso.

Rápidamente carraspeando la garganta, volvió su mirada hacia el frente, escuchando segundos después la risa de Yoongi, que provocó la suya y que dejara los nervios a un lado.

Sentía que volvía a estar cómoda a su lado, pese a que sintió la mano de él colocarse sobre la suya que estaba en su muslo. Este entrelazó de manera lenta sus dedos, llamando su atención, y ella giró la cabeza para verlo, observando cómo mantenía una sonrisa que provocó también la suya.

No sabía qué sentía por Min Yoongi, si es que estaba haciendo bien en empezar algo, pero en ese momento se sentía cómoda. Quizás él podría darle eso que tanto buscaba y no sabía qué era.










(...)







Era de noche. Una no tan normal para Isla que había decidido por primera vez asistir a una de las fiestas universitarias que solían hacer cada tanto. Pues, beber, bailar, y estar rodeada de tantas personas que parecían robarle el oxígeno, no era lo suyo, aunque quizás no había tanta diferencia con ir al Club por Yoongi, pero la verdad es que al menos allí no se sentía incomoda por tener personas cerca que parecían estar follando bajo los efectos del alcohol y drogas. 

Isla hizo una mueca de disgusto al ver cómo en cada lugar de la casa había parejas que parecían olvidarse de las personas a su alrededor, por lo que la pelinegra recibió reproches de parte de su amigo, al cual le insistió en que la acompañara esa noche. En clases habían hablado demasiado de esa fiesta, y su amiga le había pedido que fuese con ella, por lo que al notar que todos hablaban de asistir, despertó un poco su curiosidad y emoción. Pero claro que no quería ir sola, por temor a que Jinah pudiese dejarla en algún momento, así que había decidido invitar a Yoongi, al que se le dificultó demasiado aceptar porque tampoco era que le gustara ese tipo de fiestas.

Ahora se encontraban en el jardín trasero, donde había una piscina en medio y personas metidas allí, bebiendo y salpicándose agua, divirtiéndose, lo que hacía que Isla se preguntara qué estaba mal con ellos porque ella tenía hasta algo de frío y no arruinaría así su ropa.

—Iré a buscar algo para beber —informó Yoongi, haciendo una mueca de disgusto al ver a quienes estaban en la piscina, ya que había una pareja besándose de manera salvaje.

—Está bien —le medio sonrió antes de que este volteara para comenzar a caminar hacia la entrada de la casa.

—Oye, ¿Yoongi y tú son novios? —preguntó con picardía, Joobin.

Aquella fémina era cabello oscuro y ondulado largo hasta su cintura, ojos almendrados saltones con largas pestañas arqueadas, nariz pequeña y fina, labios esponjosos que ahora llevaba pintados de rojos. Era demasiado preciosa ante los ojos de Isla, hasta había algunas veces que en la Universidad cuando la veía hablando con su mejor amiga, que la sentía angelical.

Era la primera que estaba compartiendo más de dos palabras con ella, pues Joobin era más amiga de la pelirroja, Jinah. Aún así, no le molestaba que estuviese con ellos, era todo lo contrario porque se le hacía demasiado agradable, y quizás podría ser una nueva amiga.

—¡No! Sólo somos amigos —aclaró rápidamente, aunque sus nervios eran notables.

—¿En verdad? —frunció el ceño por un momento y luego sonrió—. Pues, no está nada mal, hasta podría competir con su sexy hermanastro.

—¿Qué...?

—Oh, ¿viste el artículo donde anuncian la fecha de su boda? —giró a ver a la pelirroja, la cual negó—. Esperen que vuelvo a buscarlo. Se ven tan ardientes los hermanastros —expresó antes de morder por un momento su labio inferior.

Isla y Jinah se acercaron rápidamente a ella, la cual buscaba en su celular, hasta que el artículo apareció y la pelinegra se sorprendió al ver a la familia Jeon y Min. Todos salían vistiendo formal, Dohye, Joowon y Yoongi con una pequeña sonrisa en sus rostros, mientras que Jungkook mantenía un semblante serio.

La fémina estaba realmente sorprendida de ver a su amigo llevando un traje oscuro, su cabello ondulado, pero con mechones detrás de sus orejas para que pudiera verse mejor su rostro. No podía negarlo, se veía aún más atractivo, pero su vista no pudo evitar desviarse hacia donde se encontraba Jungkook, a un lado de su padre.

—Vaya, comienzo a entender porqué todas siempre caen ante Jungkook, aún sabiendo lo patán que es —comentó con una media sonrisa en su rostro mientras tomaba el celular, Jinah—. Se ve tan caliente.

—Ni lo digas. ¿Ya te lo has cruzado?

—¿Está aquí? —preguntó sorprendida, Isla.

—Claro, ¿no lo has visto? —ella negó con la cabeza.

—Está con los idiotas de sus amigos, seguramente eligiendo a qué chica follarse luego —mencionó Jinah—. Podrá ser muy caliente, pero su manera de ser es asquerosa, así que por eso prefiero a Yoongi, aunque sea de pocas palabras, pero dice las justas y necesarias. Todos los hombres deberían ser así ahora que lo pienso. Sería un mundo mejor, ¿no creen.

—Yoongi es muy bueno, sólo tienes que inspirarle confianza —explicó cruzándose de brazos.

—¿Has podido hablar con Jungkook? —indagó interesada, Joobin—. Digo, si eres mejor amiga de su hermanastro, has tenido que verlo.

—Lo he visto pocas veces, pero no hemos hablado —respondió provocando que ella se decepcionara—. Pero puedo decir que... su padre no parece quererlo demasiado.

—¡¿Qué?! —preguntaron ambas al unísono.

—Sólo he notado...

—Regresé —informó una voz masculina, provocando que Isla se sobresaltara y Jinah bloqueara rápidamente el celular para devolvérselo a la dueña.

—Yo entraré porque quiero buscar a unos amigos —informó Joobin, por lo que los tres asintieron.

—¿Qué es? —frunció el ceño mientras veía uno de los vasos que llevaba Yoongi en su mano.

—Licor.

—Oh, está bien. Gracias —medio sonrió para tomarlo y darle un sorbo, por lo que este bebió de su vaso, ignorando los murmullos.

—Esperen, ¿soy yo o están follando en la piscina? —preguntó asombrada, Jinah.

Yoongi e Isla dirigieron rápidamente la mirada hacia la piscina, pudiendo divisar cómo una de las parejas que se encontraban allí, se besaban de manera intensa mientras otra que estaba en una de las esquina también lo hacían, pero por la manera en que la joven subía y bajaba era fácil de notar lo que estaban haciendo. Quienes se encontraban afuera como ellos, murmuraban acerca de eso, hasta había unos jóvenes que filmaban aquella situación, pues hasta la pareja que se besaba al ver a quienes follaban sin pudor alguno, decidieron también hacerlo.

—Mejor entremos —habló Yoongi, volteando para comenzar a caminar hacia la casa.

Isla no lo dudó ni un segundo y decidió seguirlo, al igual que Jinah que no quería quedar sola. Se dirigieron hacia la cocina donde había algunos jóvenes bailando y conversando tranquilos, por lo que decidieron quedarse allí.

Mientras lo minutos pasaban, Isla y Jinah conversaban animadamente, ambas intentando incluir a Yoongi, pero este sólo hacía algún que otro comentario haciendo demasiado notable que no estaba para nada cómodo allí. Ellas querían seguir bebiendo y conversando, pero no podían ignorar el hecho de que el pelilargo sólo bebía y tenía mala cara.

—¿Y si vamos a bailar? —preguntó animada, Jinah.

—Podría ser —se encogió de hombros y miró a su amigo que negó con la cabeza—. Oh, vamos...

—No.

—¡Bailarás con nosotras! —exclamó tomándolo de la muñeca, Jinah.

Esta comenzó a caminar hacia la sala donde estaba la mayoría bailando y bebiendo, por lo que Yoongi giró mirando rogante a su amiga, la cual soltó una risotada.
Le dio un último sorbo a su vaso para luego seguirlos con una sonrisa, hasta que esta se borró al notar cómo en el pasillo donde apenas entraba claridad por las luces de colores de la sala y cocina, podía verse a una pareja follar y otros besándose. Isla no podía comprender para nada cómo era que nadie de allí parecía tener un poco de pudor, de respeto hacia las personas que estaban allí presente, y estaba segura de que no subían a una habitación o iban al baño porque también habían personas ahí haciendo exactamente lo mismo.

Al entrar a la sala se dio cuenta cómo parecía estar cada persona en su mundo, olvidándose de todo lo demás, hasta tuvo que arrugar la nariz por el olor a marihuana que se colaba por sus fosas nasales. En una pequeña mesa frente a uno de los sofás, pudo ver como un joven se encontraba sentado en el suelo inclinando su cabeza hacia atrás y llevando una de las manos a su nariz mientras reía junto a sus amigos, lo que hizo que ella viera hacia la mesa, dándose cuenta rápidamente por una tarjeta y una línea de polvo blanco, lo que aquel grupo de amigos hacía.

En ese momento comenzaba a arrepentirse por completo de haber querido asistir a esa fiesta, porque no era para nada lo que se había imaginado. Pero ese arrepentimiento empeoró cuando al seguir caminando insegura, buscando a sus amigos, además de ver jóvenes a los besos, pudo divisar pese al amontonamiento de personas que debía empujar al pasar, cómo en uno de los sofás había otra pareja a punto de follar. Pero además, al lado había una joven que rápidamente reconoció a horcajadas sobre un pelinegro. Y no estaban precisamente hablando.

Se trataba de Joobin, lo cual era todo una sorpresa, porque jamás pudo esperarse ver cómo se dejaba follar en vista de todos allí y... por Jeon Jungkook.

Pudo reconocerlo cuando este llevó las manos a su trasero, controlando sus movimientos y rompía el beso, apoyando el mentón en el hombro de ella que se inclinaba hacia adelante sosteniéndose de los de él. Este abrió los ojos encontrándose con la mirada sorpresa de Isla, que sentía cómo su estómago se revolvía y parecía paralizada en el lugar.

—¡Isla! —exclamó una voz masculina, tirando de su muñeca, provocando que ella reaccionara.

Al encontrarse con la mirada felina de su amigo, tragó con dificultad intentando reaccionar y quitar las sensaciones que la envolvían al poder seguir viendo aquella mirada oscura de Jungkook, cómo la tomaba a Joobin, embistiéndola sin importarle en absoluto estar a la vista de todos.

—¿Qué...? —Yoongi quería saber que le sucedía, hasta que su vista se dirigió a aquel sofá pudiendo divisar a su hermanastro, lo que hizo que endureciera sus facciones—. Larguémonos de esta mierda.

Yoongi la tomó de la mano para así comenzar a caminar hacia la salida, Isla todavía tratando de reaccionar, provocando que chocara con algunas personas y tropezara un par de veces con sus propias pies, pero sin caerse al suelo.

Una vez fuera sintió como la brisa fresca chocaba contra su rostro, haciendo que se estremeciera, pero aún así siguió a su amigo hasta llegar a su coche. Este lo rodeó rápidamente para subirse del lado del piloto mientras ella se subía del copiloto, todavía siendo invadida por aquellas sensaciones que despertaban una inquietud en su pecho.

—Si me invitas una próxima vez a una fiesta, no volveré a cometer el error de aceptar —mencionó encendiendo el motor.

—Lo siento. Jamás me esperé que fueran... así.

—Ésto es un asco.

—Lo siento...

—Ya, no te disculpes —suspiró.

Isla lo miraba arrepentida logrando llamar la atención de Yoongi, el cual giró a verla, atreviéndose a tomar la mano de ella que estaba sobre su muslo, colocándola ahora sobre el de él para entrelazar sus dedos. No pudo evitar sorprenderse por esa acción, pero aún así sonrió provocando que el pelilargo también lo hiciera.









(...)









Durante la tarde caminaba tranquilamente, fumando a la vez que miraba las casas a sus lados al estar dirigiéndose a la de su mejor amigo, o bueno, ya no sabía si podía llamarlo así. Había pasado semanas desde que se besaron aquella noche, y desde entonces, algunas veces cuando se veían volvía a suceder.
De todas maneras, ella ahora no podía evitar preguntarse qué era lo que estaba mal con él, ya que siempre le decía cuánto detestaba vivir allí, a su nueva familia y hasta la misma casa. Pues, Isla sabía que antes no vivía en las mejores  condiciones, y aún así no aceptaba nunca su ayuda, por lo que ahora saber que vivía muchísimo mejor le  agradaba, a pesar de que fuese solamente gracias al hombre que había conocido Dohye.

Cada vez que iba a visitar a Yoongi, rogaba no ver nuevamente a Joowon, ya que con sólo verlo dos veces había provocado que sintiese sus piernas flaquear de lo intimidante que se le hizo, la forma en que la miró de pies a cabeza haciéndole notar su gran disgusto. Sabía que quizás debía estar más que acostumbrada a ese tipo de miradas, pero el pensar que se trataba del padrastro de su amigo, hacía que de alguna manera quisiera agradarle.
Además de que parecía un hombre demasiado serio, no sabía cómo una mujer tan dulce, risueña e intensa, que lograba hacer molestar a su hijo que no toleraba ese tipo de personas, pudiese estar con alguien así. Pues, eran polos opuestos.

Isla sacó el celular de su mochila negra, para revisar si ya tenía un mensaje de Yoongi, informándole que ya estaba en su casa.

Isla

Estoy a dos cuadras.

Yoongi

Lo siento.
Aún no acabamos de ensayar.

Isla

¿Por qué no me lo has dicho antes?
Entonces, me marcharé a casa.

Yoongi

Tranquila.
Me quedaré unos 15 minutos más e iré.
Espérame en casa.

Isla

No quiero estar allí sin ti.
Es incómodo.

Yoongi

Pero no hay nadie más que la servidumbre.
Sólo pídele que te dé algo para comer
y espérame que no me tardaré.
Te veo en unos minutos.


Isla al estar frente a la casa, la observó dudosa sobre qué hacer mientras tiraba el cigarrillo consumido a la acera para luego pisarlo con su bota, y así comenzar a caminar. Cuando estaba a punto de tocar, se sorprendió cuando la puerta se abrió permitiendo que viese a la mujer pelinegra que ya conocía porque era la servidumbre.

—Buenas tardes. Si viene a ver al joven Min...

—Buenas tardes. Ya sé que él no está, pero me dijo que lo esperara...

—Oh, en ese caso pase, por favor —dijo haciéndose a un lado—. Le ofrecería algo para tomar, pero debo apresurarme a ir al mercado...

—No se preocupe. Entiendo —le regaló una sonrisa tranquilizadora.

Cuando la mujer se marchó para ir al mercado, ella decidió pasar admirando a sus alrededores, pues a pesar de que ya conocía la casa porque fue varias veces, seguía sorprendiéndose por su tamaño y lo lujosa. Aún así, decidió dirigirse a la cocina porque necesitaba un vaso de agua, y esperaba que la servidumbre no se molestase por algo así.

Una vez que tomó la jarra de agua que había en la nevera y un vaso del estante de madera, se sirvió para luego volver la jarra a su lugar. Le dio un sorbo al vaso de agua, y salió de la cocina para comenzar a pasear por la casa.
Al adentrarse al comedor observó la larga mesa, preguntándose porqué de ese tamaño que era para doce personas, cuando tan sólo eran cuatro.
Pero siguió observando a sus lados, los muebles con las fotografías que lograron llamar por completo su atención. Se acercó a una donde salía una mujer pelinegra, ojos oscuros y una gran sonrisa en su rostro, mientras al lado de ella salía un niño pelinegro con ojos saltones y una gran sonrisa en su rostro, donde resaltaba sus paletas que le daban un aspecto de un tierno conejito.

Rápidamente por sus facciones pudo darse cuenta de que se trataba de Jungkook y su madre, lo cual le hizo sonreír un poco. Pues, con tan sólo ver esa fotografía, estaba segura de que aquella mujer era demasiado dulce, quizás hasta más que Dohye, y que Jungkook la adoraba, ya que también había otra fotografía donde él salía quizás de adolescente y la abrazaba también por los hombros, ambos sonrientes.

—Vaya, sírvete lo que quieras. Estás en tu casa.

Al escuchar esa voz masculina, se sobresaltó al punto de que se escuchó un estruendo por cómo el vaso acabó estrellándose sobre el suelo. Ella abrió los ojos a la par, sintiendo su corazón golpear contra su pecho mientras volteaba encontrándose con un pelinegro.

—Pagarás por eso, ¿verdad? —preguntó alzando una ceja.

Isla sentía que se le dificultaba respirar mientras miraba aquel joven que tenía unos mechones de cabello oscuro detrás de sus orejas, algunos lisos y rebeldes caían por sus lados. Este llevaba una camiseta lisa blanca que resaltaba sus anchos hombros, sus brazos musculosos y cómo el derecho estaba repleto de tatuajes, también llevaba jeans negros que resaltaban sus musculosos muslos.

Se preguntaba cómo rayos podía ser posible que aquel hombre la intimidara tanto, pero a la misma vez la hiciera excitar con tan sólo verlo. Se repetía una y otra vez que eso no estaba bien, que no debía sentir algo cómo eso.

Estaba comenzando algo con Yoongi, ¿cómo podía ser capaz de tener esos pensamientos por el hermanastro?

Pero es que cuando tenía la oportunidad de ir a esa casa y encontrárselo, deseaba poder ser una de esas tantas chicas que Jungkook llevaba para follárselas. En esos momentos, recordaba cuando la última vez que se quedó a dormir, y pudo escuchar los gritos femeninos provenientes de la habitación de ese pelinegro. Recordaba cómo un cosquilleo apareció en su vientre bajando hasta su feminidad mientras imaginaba cómo Jungkook podía follarla, deseando poder ser aquella joven que gritaba su nombre una y otra vez.

Deseaba más que nada que la follara tan duro que le hiciera sentir que perdería la cabeza.

Y eso, siquiera podía ser capaz de creérselo, porque Isla no era ese tipo de mujeres que se interesara en un hombre para follar. Isla siquiera se interesaba en un hombre de manera romántica, razón por la que no sabía qué era lo que sentía por Yoongi.

Su primera y última relación fue a sus dieciséis años, quizás algo dolorosa al acabar con el corazón roto, pero ya no se acordaba de eso. Desde entonces, jamás volvió a enamorarse, aunque sí estuvo de manera sexual con dos jóvenes en esos años que pasaron, y ahora a sus veintiuno, no le importaba para nada conocer a alguien de manera romántica o sexual.
No quería que nadie jodiera su vida, y si se trataba de sexo, pues contaba con su vibrador. Eso ya la mantenía satisfecha.

—L-Lo siento...—titubeó observando los trozos de vidrios en el suelo y lo húmedo que quedó por el agua.

Ella levantó nuevamente la mirada, observando cómo este con el semblante serio comenzaba a acercarse cautelosamente, provocando que tragase con dificultad y decidiera retroceder. Pudo escuchar los trozos de vidrios siendo ahora pisados por las botas militares de Jungkook, que seguía acercándose a pesar de verla retroceder, hasta que ella chocó contra la mesa donde llevó las manos a los bordes.

—¿Q-Qué...?

—¿Qué haces aquí?

—Estoy esperando a Yoongi —respondió intentando sostenerle la mirada, pero es que parecía hasta ver dentro de ella y eso no le gustaba para nada.

—¿Sabes? Ha llegado un rumor a mis oídos que no fue nada agradable de saber —mencionó haciendo una mueca—. ¿Tienes acaso una idea de quién pudo ser la persona que dijera que mi padre no me quiere?

Isla abrió los ojos a la par mientras tragaba con dificultad, aferrándose a la mesa con fuerza al ver cómo Jungkook seguía acercándose hasta quedar frente a ella.

—N-No...

—¿Sabes lo que pasaría si me atreviera a decirle a mi padre la mierda que dices por ahí? —cuestionó alzando una ceja.

—N-No fue lo que dije...—balbuceó y este soltó una risotada cínica, para luego tomarla bruscamente de la mandíbula haciendo que soltara un quejido.

—Escúchame bien, no vuelvas a decir esa mierda de nosotros. Si tienes traumas por tu padre, aprende a manejarlos, pero sácanos de tu mierda porque él sí me quiere, ¿me entiendes? —masculló mientras ella asentía mirándolo temerosa.

Isla observaba ahora cómo unos mechones cortos rebeldes caían por frente, la manera en la que su mirada parecía haberse oscurecido, hasta podía sentir su tibia respiración pesada chocar contra su rostro.
Jamás se había esperado que la primera vez que Jungkook le hablara fuera por haber desatado su furia, pero ¿se arrepentía de lo que hizo? La verdad era que no porque ahora había logrado que la notara, y la forma en que la tomaba de la mandíbula y sus pelvis se rozaban, provocaba que sintiese un cosquilleo en su vientre.

—¿Por qué me miras de esta manera?

—¿D-De qué manera?

—¿Crees que no he notado cómo intentas llamar mi atención? ¿Que no he notado cómo me miras siempre? ¿Qué es lo que quieres? —interrogó alzando una ceja.

Isla tragó con dificultad al darse cuenta que este parecía poder leer sus pensamientos, pese a siquiera mirarla, lo que hacía que se sintiese enrojecer porque ella se había convencido de que siquiera la notaba. Pero ahora al tenerlo así, mirándola, prestándole atención, sentía que no debía perder oportunidad porque provocaba que se olvidara por completo de cómo era ella.

Parecía sacar de Isla una versión que siquiera ella conocía.

—Quiero ser una de ellas.

—¿Qué? —soltó una risotada, mirándola sin comprender—. No me digas que te has enamorado.

—No —respondió con seguridad—. Sólo quiero ser una de las chicas que te follas.

—¿Y Yoongi qué? —frunció el ceño—. ¿Vas a serle infiel a tu novio con su hermanastro? ¿No te parece algo cruel? —ella desvió la mirada por un momento, por lo que soltó una ligera risa negando con la cabeza—. Resultaste ser una zorra como todas, ¿eh?

—Él y yo no somos novios —aclaró sintiéndose estremecer por la cercanía de este, la manera en la que miraba cada centímetro de su rostro.

—Pero no falta mucho para que lo sean, ¿verdad?

—No lo sé, pero quiero que me folles ahora.

Jungkook se sorprendió por su manera de hablarle, pese a que notaba sus nervios que intentaba ocultar, creyendo que podrían ser por cómo la había tratado en un comienzo, pero tenerla así y que le pidiera ser follada, estaba provocando que su miembro no pudiera evitar reaccionar.

—Pues... si quieres que te folle, entonces, tendrá que ser rápido porque no falta mucho para que regrese Yoongi, ¿verdad?

—Entonces que sea rápido, pero hazlo —ordenó con la respiración pesada.

Este soltó una ligera risa y para sorpresa de ella, enterró el rostro en su cuello, aspirando su aroma, rodeando su cuerpo con uno de los brazos para apegar más su cuerpos, provocando que ella se estremeciera al sentir los labios húmedos de Jungkook rozarle la piel.

—Me gusta tu aroma —confesó por lo bajo, acercando los labios a su oreja, dándole una pequeña mordida en el lóbulo, provocando que ella jadeara—. Quizás hasta me guste follarte.

Jungkook la observó con una pequeña sonrisa al ver sus mejillas sonrosadas, quizás por la excitación de ese momento, y sin que ella se lo espere, impactó sus labios contra los de ella que pasó los brazos sobre sus anchos hombros, correspondiéndole rápidamente. La lengua del pelinegro abrió paso a su boca, por lo que Isla lo aceptó sin dudar enredándolas, sintiendo cómo sus piernas flaqueaban ante las miles de sensaciones que le estaba provocando aquel beso, preguntándose si se debía a que había olvidado lo bien que se sentía besar de esa manera. Pues, sus besos con Yoongi parecían ser más inocentes, sólo movían sus labios y no había lengua, probablemente porque ambos seguían sintiéndose inseguros con lo que estaban sintiendo. O quizás era sólo ella la insegura que temía lastimarlo, y él intentaba ir a su ritmo.

Las manos de Jungkook habían bajado a sus muslos, subiendo hasta llegar a su trasero para enterrar los dedos al gustarle lo redondo que se sentía, mientras que ella hacía un sonido involuntario con la garganta, hasta que él rompió inesperadamente el beso haciendo una mueca de disgusto que logró confundirla.

—¿Qué...?

—Carajo, detesto que fumen —expresó arrugando el rostro.

—¿No vas...?

Isla había comenzado a preocuparse de que, entonces, él decidiera dar marcha atrás, pero bruscamente la hizo voltear e inclinarla hacia adelante para separar sus piernas, lo que hizo que ella jadeara de la sorpresa. Este deslizaba las manos por sus muslos haciéndola desesperar al rozar su entrepierna, y aunque deseaba más que nada torturarla, sabía perfectamente que esta vez no había tiempo para juegos, lo cual detestaba, pero en ese momento necesitaba hacer algo respecto a su erección. 

Deslizó la mano sobre sus bragas sintiéndola húmeda y cómo su cuerpo reaccionaba ante su toque, pues hasta había abierto más las piernas, entregándose a él, a lo que quisiera hacerle. No pudo evitar sonreír satisfecho, haciendo a un lado las bragas para mover sus dedos sobre la necesitada vagina de Isla.

—Vaya, ¿tan necesitada estás de mi pene? ¿Cuánto tiempo llevas deseándome? —preguntó con voz profunda cerca de su oído, pero ella tan sólo podía gemir, levantando su trasero para que este introdujera sus dedos de una vez—. Responde si no quieres que me detenga.

—D-Desde que te vi la primera vez —confesó jadeante.

Aquello logró que Jungkook se sorprendiera un poco, pues siquiera lo había notado porque aunque se le hizo algo llamativa su apariencia, tampoco le había dado tanta atención al saber que estaba con Yoongi. Al estar satisfecho con su respuesta, sus dedos que seguían moviéndose de manera lenta y circular sobre el clítoris, le recorrieron la vagina hasta deslizarse con gran facilidad hacia el interior, bombeando de adentro hacia afuera.

—J-Jungkook...—gimoteó mientras sus caderas se movían de manera circular para sentir más de él, para que sus largos dedos llegaran más profundo.

Este apoyó el mentón en su hombro a la vez que soltaba una ligera risa al sentir sus dedos tan empapados y cómo su vagina los apretaba al haber acelerado el ritmo, porque estaba tan excitada, logrando que la manera en que la follaba con sus dedos, golpeándole con la palma el clítoris, que el placer fuese tanto que sintiera las oleadas del éxtasis. 

Jungkook pudo notarlo rápidamente, por lo que decidió quitarlos, provocando que ella soltara un quejido al ser invadida por el vacío que arruinó los escasos segundos que faltaban para que el orgasmo llegara.

Este llevó rápidamente la mano al bolsillo trasero de sus pantalones mientras ella volteaba a verlo confundida, hasta que él abrió la cartera negra, sacando de allí un paquete de condón y logrando que la pelinegra se aliviara. Se bajó rápidamente los pantalones junto a los bóxers, haciendo saltar su miembro duro y venoso con la punta rosada, lo que hizo que ella sintiese una presión en su abdomen y lo mirara con los abiertos a la par mientras él sin paciencia alguna abría el paquete con los dientes, para así sacar el condón y comenzar a colocárselo de una vez.

—Voltéate —ordenó al terminar de colocarse el condón.

Ella sintiendo cómo se le dificultaba respirar, asintió repetidamente para volver a voltear, escuchando cómo Jungkook se acercaba a ella. Este pasó una de las manos por una de sus nalgas, mientras con la otra tomaba su miembro rozándolo en su húmeda vagina, haciendo que gimiera.

—Levanta ese hermoso trasero —habló pasando su mano libre por el vientre de ella.

Obedeció sin dudar y levantó el trasero, por lo que Jungkook la tomó con una mano de la cadera mientras con la otra seguía tomando su miembro, para así hundirse con fuerza en ella, provocando que Isla gritara sin pudor. Dolía, siempre dolía en un comienzo o al menos eso sucedía con las jóvenes con las que estaba él, pero es que adoraba escucharlas gritar. 

Al adaptarse dejó de doler, volviéndose una sensación placentera. Cada vez más. Gemía mientras este se sentía satisfecho de escucharla y gruñía por cómo apretaba su miembro, golpeando sus paredes una y otra vez, lo que hacía que ella deseara que al pelinegro le gustara follarla porque comenzaba a desear que volviera a follarla pronto.

—¡Levanta más el trasero! —ordenó alzando la voz, mientras Isla soltaba un grito ahogado al sentir un ardor en una de sus nalgas porque la había azotado—. ¿O acaso ésto es mucho para ti, perra? 

Ella no pudo evitar gemir al escuchar su voz profunda tan cerca de su oído, y obedeció levantando más el trasero sintiendo cómo golpeaba con dureza en su interior, dificultándole respirar, pero eso no parecía ser suficiente para Jungkook que empuñó su cabello a la vez que aumentaba el ritmo. 

—¿Quieres correrte? —la fémina asintió sin ser capaz de hablar, tan sólo buscaba la forma de aferrarse a la mesa sintiendo como sus testículos golpeaban con fuerza en su punto sensible, logrando que las oleadas del orgasmo se intensificaran—. Hazlo. Córrete.

El pelinegro la tomó con más fuerza del cabello haciendo que se arqueara, sabiendo que estaba a punto de correrse, por lo que comenzó a embestirla con más fuerza mientras ella tan sólo podía chillar con su rostro enrojecido y sus sentidos dispersos, hasta que su cuerpo se llenó de espasmos.

—Oh, ¡Dios mío! 

Jungkook podía sentir su interior palpitante, por lo que aumentó el ritmo buscando ahora saciarse él, bastándole unas pocas embestidas para llenar el condón, gimiendo ahogado mientras ella jadeaba ante la sensación hasta que apoyó la cabeza en la mesa al sentirse exhausta y hasta aliviada porque ya no podía más.

Este se salió de su interior intentando recuperar el aliento mientras se quitaba el condón usado, e Isla sintiendo sus piernas temblorosas se acomodó las bragas húmedas por sus fluidos y luego la minifalda, observando a Jungkook que se subía los bóxers y pantalones. Isla no sabía qué decir ante la tensión que parecía crecer con una gran intensidad, más cuando este fijó su mirada en ella que arreglaba su cabello.

—Cuando quieras que te folle, no fumes —mencionó alzando una ceja.

Ella quiso decir algo al respecto, pero escucharon la puerta de la entrada, por lo que Jungkook le dedicó una última mirada a la fémina, la cual sintió un cosquilleo en su estómago al ver cómo la recorría de pies a cabeza, para luego comenzar a caminar tranquilamente.

—Está bien. Por mí no se preocupe, puedo comer lo que sea —escuchó la voz de Yoongi, que provocó que los nervios la invadieran con más intensidad, más cuando este apareció frente a ella—. Hey, sí me esperaste...—habló una pequeña sonrisa, pero al escuchar el sonido de un trozo de vidrio ser pisado por él, bajó la mirada al suelo, sorprendiéndose—. ¿Qué sucedió..?

—Y-Yo... debo irme —informó nerviosa, dispuesta a marcharse, pero este la tomó del brazo rápidamente haciéndola voltear.

—¿Estás bien? ¿Qué sucede? —preguntó preocupado.

—Recibí un mensaje de mi mamá, es todo —mintió notando cómo parecía no creerle por completo, pero aún así se soltó de su agarre—. Te veo otro día.

Este notaba cómo el maquillaje oscuro de sus ojos parecía algo corrido y sus mejillas lucían sonrosadas, por lo que sentía que había algo que no se atrevía decirle y despertaba una inquietud en su pecho, pero ella se atrevió a besar su mejilla, lo que le sorprendió por un momento. Al verla caminar alejándose, soltó un suspiro de frustración.

¿Por qué parecía estar cambiando con él? Últimamente no dejaba de preguntárselo.










(...)









Los días pasaban y la inquietud en el pecho de Isla parecía crecer, más cuando pensaba en Jeon Jungkook, con el cual había vuelto a verse una vez más. El tan sólo recordar esa noche en el coche del padre de él, la forma en que la folló tan duro que no sabía de dónde sostenerse y gritaba mientras este empuñaba su cabello con una mano y con la otra la tomaba de la cadera, se sentía estremecer y con ganas de repetirlo. Pero le frustraba el hecho de que ambas veces tuvo que ser rápido, primero por Yoongi, y después porque Jungkook había quedado en ir a una cena con su padre. Y es que deseaba tanto poder disfrutar más de él, como seguramente lo hacían las demás chicas que se follaba sin apuro alguno, aunque seguía sorprendida de que haya decidido repetir.

Y ahora, por más que no lo quisiera, pensaba en si podría volver a suceder o con esas dos veces Jungkook ya no querría volver a follar.

Quizás debía pensar en su amigo con el que estaba intentando algo más, pero desde que conoció a su hermanastro, no podía dejar de pensar en el deseo que comenzó a crecer dentro de ella. Y desde que follaron debió saciar ese deseo, y al contrario, parecía más intensificado porque sólo deseaba repetir y repetir. No le importaba que Jungkook se follara a otras chicas, porque pensaba en que con ella había repetido, y quizás eso no pasaba con las demás, aunque si así fuera no debería importarle, ¿verdad? 

Isla no entendía qué sucedía con ella desde que lo conoció, porque su cabeza desde entonces era un jodido desastre, lo que sólo lograba que lo detestara de gran manera.

Ahora se encontraba saliendo de la Universidad donde estudiaba Bellas Artes, buscaba en el bolsillo de su chaqueta la cajetilla de cigarrillos, pero una voz chillona la hizo sobresaltar, hasta que al voltear se encontró con Jinah que la tomaba del brazo mientras la miraba con una gran sonrisa.

—¡A que no sabes a quién me encontré en el pasillo y a quién anda buscando! —habló emocionada.

—¿Alguien famoso? —frunció el ceño, completamente desinteresada.

—Hm... no famoso, pero sí suele estar en la boca de la mayoría de chicas —explicó haciendo una mueca, lo que llamó rápidamente la atención de Isla.

—¿Jungkook?

—¡Adivinaste! —exclamó sacudiendo su brazo—. ¡Ahora adivina a quién vino a buscar! 

Isla sentía cómo un cosquilleo recorría su estómago, logrando alterarla de gran manera, pero a la vez despertar una emoción que no lograba reconocer el porqué, así que se soltó rápidamente del brazo de su amiga para correr hacia la entrada de la Universidad, logrando desconcertarla de gran manera.

—¡Isla! ¡¿A dónde vas?!

La fémina no se detuvo en lo absoluto porque sus pensamientos habían sido invadidos por aquel pelinegro, preguntándose si acaso fue a buscarla porque quería saber cuándo repetir, lo que a ella también le interesaba. Sin más, al entrar dejó de correr porque no quería que la miraran extraño, pero aún así apresuró su paso mirando hacia sus lados, buscando a aquel pelinegro. 

El no verlo por ningún lado la desesperaba, pero al encontrarse con el cartel de los baños, comenzó a preguntarse si acaso podía estar allí, así sin dudar se dirigió al de hombres, abriendo la puerta, lo que hizo que el moreno y castaño que estaban orinando, se sorprendieran.

—Oye, ¡¿qué demonios haces?! —preguntó alterado el castaño.

—¡Sal de aquí! ¡¿Qué ves?!

Ella había pasado de sus gritos al buscar con su mirada a aquel pelinegro, y al no verlo, frustrada cerró la puerta, para luego dirigirse al baño de chicas que estaba en frente, deseando que pudiese encontrárselo allí porque podría ser donde la buscara. Pero al abrir la puerta, una presión se instaló en su pecho al verlo allí, y no solo, ni mucho menos buscándola.

Jungkook tenía sus labios sobre los de Joobin, sus manos en el trasero de ella para apegar sus cuerpos. La besaba de manera apasionada mientras ella tenía los brazos alrededor de sus anchos hombros y empuñaba su cabello, haciéndolo gruñir cuando tiró de su labio inferior, lo cual la hizo reír.

—Qué atrevida eres...—murmuró mientras pasaba el pulgar sobre su labio inferior hinchado, hasta que ambos sintieron la presencia de la pelinegra, sorprendiéndose.

—Oh, ¡Isla! —exclamó sonrojada, separándose rápidamente, para así tomar su mochila que estaba en el suelo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó curioso mientras apoyaba la mano en la pared y seguía acariciándose el labio inferior.

—Ella estudia aquí —recalcó Joobin, acercándose Isla que parecía seguir procesando lo que había visto—. Finjamos que no viste nada.

De nuevo.

De nuevo debía fingir que no la había visto hacer nada y con Jungkook.

Aquella joven salió del baño sin preocupación alguna, mientras Isla que aún intentaba reaccionar e ignorar la presión en su estómago, fijó su atención en Jungkook que había sacado la mano de la pared y la observaba con una ceja alzada. La fémina se preguntaba si es que acaso repetía con Joobin, y podía considerarse especial.

—¿Qué haces aquí? —volvió a preguntar porque la respuesta de Joobin no había sido suficiente para él.

—Sólo venía al baño. No sabía que... que estaban aquí —tragó con dificultad al recordar que hacía una semana no sabía de él, por más que hubo un día que fue a ver a Yoongi, pero ahora suponía que era porque estaba ocupado repitiendo con su nueva amiga—. ¿Ya...? ¿Ya no quieres que follemos más? 

Jungkook se sorprendió por un momento por su pregunta, pero luego soltó una ligera risa logrando que se tensara al pensar que podía verse patética y él lo disfrutaba. Quizás siquiera era algo nuevo para el tatuado, porque desde que lo conoció le había prestado atención a lo que solían hablar de él, además que las follaba bien, también hubo quienes terminaban odiándolo por lo patán que podía ser. Pero eso no le importaba a Isla porque no quería enamorarlo. No quería ser la indicada.

Lo único que Isla quería era ser follada tan duro que pudiese olvidarse de todo lo que llegaba a molestarle. Desaparecer aquel vacío en su pecho.

—No —respondió sin más y dispuesto a marcharse, lo cual despertó la desesperación de ella que no dudó en tomarlo del brazo cuando pasó por su lado.

—¡Espera!

—No me toques —espetó soltándose bruscamente, provocando que se sobresaltara.

—¿Por qué? ¿Por qué no quieres volver a follar?

—Sé que sigues viéndote con Yoongi.

—¿Y qué? —cuestionó desconcertada, por lo que él soltó una risa amarga y pasó la lengua por el interior de su mejilla—. ¿Qué importa, Jungkook?

—No me gusta compartir a mis perras, Isla —aclaró endureciendo sus facciones, acercándose más a ella que intentó alejarse, pero chocó contra la pared y este la tomó bruscamente del cuello haciéndola jadear—. No me gusta compartir y menos con ese imbécil, ¿entiendes?

—P-Pero tú te follas a Joobin...—balbuceó lo que pareció enfurecer más a Jungkook que ejerció más presión en el agarre, provocando que la fémina llevara la mano a la suya en un intento por quitarla, pero era en vano. El pelinegro acercó más sus rostros, haciendo mezclar sus respiraciones pesada, admirando cómo el suyo enrojecía por la falta de oxígeno.

—Yo puedo hacer lo que se me plazca, pero las perras con las que repito me gusta que sean sólo mías —recalcó alzando una ceja—. Si tú quieres mi atención, que te folle, ser especial para mí, entonces, me tienes que ser leal, ¿entiendes?

Isla podría estar asustada por cómo comenzaba a faltarle el oxígeno, por la cercanía, por lo bestia que podría ser, pero al contrario, el sentir sus cuerpos pegados, cómo sus respiraciones se mezclaban, su voz profunda, cómo la tomaba del cuello, tan sólo lograba que un cosquilleo bajara por su vientre. Sentía sus bragas humedecerse al imaginar que la tomaba de esa manera, escucharlo gruñirle en el oído otra vez, que la follara duro por haber provocado su enojo.

—F-Fóllame, por favor...—pidió jadeante y con algo de dificultad por seguir teniendo su mano en el cuello.

Este se sorprendió por un momento, pero soltó una ligera risa hasta que la observó a la vez que mordía su labio inferior y su mirada se oscurecía, quizás porque estaba comenzando a desear lo mismo que ella. Follarla duro allí mismo para descargar toda la rabia que llevaba conteniendo. Aún así, sólo acercó sus labios al oído de ella, escuchándola jadear mientras intentaba apegar más sus cuerpos.

—Sólo volveré a follarte cuando dejes de estar con ese imbécil, ¿entiendes? —ella al escucharlo no pudo evitar lloriquear, porque realmente estaba necesitando que la follara—. Es más, hasta podría premiarte si lo haces. Créeme que disfrutaras como nunca lo has hecho en tu miserable vida —aseguró soltándola, pero llevo la mano a su mentón acariciando su esponjoso labio inferior—. Por ti podría hacerlo más especial si decides ser sólo mi perra

Isla jadeó al escucharlo, empuñando la chaqueta de jean que llevaba, lo que hizo que él se apegara más a ella y dejase un beso húmedo en su cuello, sintiéndola estremecer y cómo parecía entregarse por completo a él. Jungkook quería más que nada seguir sus impulsos en ese momento, hacer algo por su miembro que estaba duro, pero si quería que obedeciera, tenía que darle una lección.

Sin dudarlo más, se separó de ella notando cómo casi cayó al suelo y jadeó por la sorpresa, pero tan sólo acomodó su jeans para que no se notara tanto la erección con la que cargaba, para luego inhalar y exhalar y salir del baño dejándola hecha un caos de sensaciones.









(...)







Las horas pasaron luego de aquel encuentro en el baño que dejó demasiado mal a Isla, por lo que ahora, a pesar de que le había dicho a su madre que no cenaría porque quería dormir, se encontraba recostada en su cama intentando contener los gemidos.
Había comenzado a usar el vibrador por encima de sus bragas, hasta que decidió quitárselas y pasarlo por sus pliegues, llegando a su clítoris, provocando que arqueara su espalda y moviera sus caderas.

Cerraba los ojos con fuerza decidiendo llevarse más por su imaginación, cómo podría llegar a premiarla aquel pelinegro, cómo podría llegar a follarla sin tener apuro alguno. Y es que se había vuelto uno de sus más grandes deseos.

Quería llegar a ese momento de una jodida vez.

Quejidos escapaban de sus labios al sentirse cerca del orgasmo, pero decidir reducir el ritmo. Y es que se sentía en una montaña rusa de sensaciones, más por lo que se imaginaba con aquel pelinegro, hasta que sin poder evitarlo más su cuerpo se llenó de espasmos al haber alcanzado el orgasmo.

¿Se sentía satisfecha como siempre que usaba el vibrador? La respuesta era no, porque deseaba que fuese aquel tatuado el que se lo diera. Y eso estaba frustrándola de gran manera.

Sin más, para quitarse aquella frustración decidió pasar al baño para darse una ducha. Creía que eso podría llegar a funcionar, y al estar bajo el agua caliente quizás estaba haciéndolo, pero su cabeza seguía siendo un desastre y peor desde que lo conoció.
No sabía cómo podría lograr quitárselo porque estaba llegando a cambiar su vida de una forma que no estaba gustándole, ya que la voz de su cabeza no dejaba de gritarle que lo mejor era que se alejara antes de que sea demasiado tarde, y la rompiera aún más. Y es que Isla sabía que ya estaba rota, pero no lo estaba por completo, así que Jungkook podría ser quien lo lograra.

Regresó a su habitación llevando una camiseta holgada blanca, unos shorts negros que apenas lograban divisarse, y cepillaba su cabello. Cerró la puerta de su habitación, y al voltear un grito ahogado escapó de sus labios al ver a Yoongi frente a la ventana que estaba más abierta que antes.

—¿Estás bien? —preguntó soltando una ligera risa.

Se acercó algo sorprendida por verlo de tan buen humor y escuchar su risa tan fácil por primera vez, lo que hizo que una presión se instalara en su pecho.

—¿Q-Qué haces aquí? —frunció el ceño confundida.

Este quiso contestar, pero su mirada se dirigió a su cama desordenada y luego a la mesa de noche pudiendo divisar rápidamente el vibrador, por lo que abrió los ojos a la par por la sorpresa, lo cual hizo que ella dirigiera la mirada hacia el mismo lugar sintiendo cómo un escalofrío recorría su espina dorsal, pero carraspeó la garganta.

—Yoongi, ¿por qué estás aquí? —repitió intentando sonar normal y llamando su atención, por lo que este sacudió la cabeza para quitar los pensamientos que estaban invadiéndolo, y así concentrarse en ella—. Habla...

—Cierto. Es sólo que... las cosas no están bien en casa, y... como vi tu mensaje de la tarde sobre hablar, decidí venir a verte —explicó haciendo una mueca—. Quizás podría pasar la noche aquí, y así puedes decirme de qué quieres hablar.

Isla no sabía cómo decirle, en ese momento se preguntaba si realmente era capaz de terminar todo con Yoongi, tan sólo para poder ser nuevamente follada por Jungkook.
¿Tanto estaba cambiándola como para mandar al carajo una amistad de años?
De sólo pensarlo la inquietud en su pecho aumentaba de gran manera.

—Yo... no quiero...—Yoongi arrugó la frente al no comprender a qué quería llegar, pero a ella se le dificultaba por la presión en su pecho al no querer realmente alejarse de él. Aún así, suspiró para hablar—. No quiero continuar con lo que tenemos.

—¿A qué te refieres? —alzó una ceja acercándose—. Sé clara conmigo, Isla.

—Ya sabes, los besos y... pasar tiempo juntos —explicó provocando que él abriera los ojos a la par.

—Espera, ¿ya no quieres ser tampoco mi amiga? ¿A eso te refieres? —preguntó indignado, y cuando asintió sin ser capaz de mirarlo, soltó una risa cínica—. ¿Qué carajos? ¿Por qué me sales con ésto?

—Conocí a alguien...

—¡¿Conociste a alguien?! —cuestionó cínico—. ¡¿Conociste a alguien, así que ahora decides que nuestra amistad no vale nada y la mandas al carajo?!

—Escucha...

—Creí que te importaba, Isla.

—¡Claro que lo haces! —aclaró rápidamente.

—Por eso me dices que ya no quieres nada conmigo.

—Escucha, no es porque yo quiera, pero él...

—¡¿Él?! ¡¿Lo haces porque te lo ha pedido ese que conociste de repente?! —cuestionó indignado.

—Podemos vernos a escondidas...

—No, Isla. Le daré el gusto a ese imbécil que has conocido —asintió pasando la lengua por el interior de su mejilla mientras desviaba la mirada—. Vete al carajo.

—¡Yoongi...! —la fémina quiso acercarse a él, pero este se dirigió a la ventana para bajar por el enrejado de madera blanca que estaba cubierta por partes por plantas.

En ese momento, sentía cómo su corazón se encogía porque sabía que no estaba haciendo bien, que no era correcto acabar con todo lo que tenía con Yoongi, tan sólo por ser follada por el hermanastro de este que siquiera la trataba bien. Pero es que su necesidad por aquel pelinegro estaba cegándola de gran manera.








(...)







Isla estaba en la cama de Jungkook, jadeando al sentir los labios de este pegarse a su cuello, mordiendo, succionando y recorriéndolo con la punta de la lengua. Las firmes manos de él recorrían la silueta de su cuerpo, llenándola de sensaciones que provocaban que su excitación aumentara, y gimiera al sentir sus largos dedos acariciar su húmedo sexo.
Jungkook gruñó a la vez que continuaba explorando su sexo, presionándose levemente sobre su clítoris, disfrutando de las reacciones de su cuerpo.

Ella inclinaba su cabeza hacia atrás, olvidándose por completo que un minuto atrás este se había levantado para buscar algo, despertando una gran curiosidad. Y es que la estaba haciendo perder la cabeza por todas las sensaciones le provocaba.

—Abre más las piernas —ordenó con la voz profunda y ella obedeció sin dudar.

Isla quería más que nada sentir mejor sus dedos o su boca, no importaba lo que fuese, pero al contrario, estos fueron reemplazados por un objeto. Rápidamente se dio cuenta de que se trataba de un vibrador, por lo que gimió cuando rozó su clítoris, y Jungkook comenzaba a deslizarlo lentamente por su interior, escuchándolo jadear.

Esta bajó la cabeza, observando cómo este tenía su mirada oscurecida, sus labios entreabiertos, y parecía tan excitado como lo estaba ella, razón por la que jadeó. Siguió introduciéndolo, por lo que la fémina arqueó la espalda gimiendo cada vez más alto.
Quiso apegarse más a él, pero fue sorprendida cuando se alejó dirigiéndose al mueble que estaba en frente para tomar algo, y de repente una suave descarga sacudió su cuerpo haciéndola soltar un grito ahogado al repetirlo, por lo que Jungkook soltó una ligera risa.

—¿Te gusta? Lo compré especialmente para ti —confesó acercándose a paso lento a la cama, por lo que ella veía su cabello ondulado desordenado, su torso desnudo y los bóxers negros donde podía apreciarse su erección—. Para premiarte porque ahora me eres leal.

—Oh, ¡Dios mío! —gimoteó al sentir cómo vibraba dentro de ella.

—Es a mando, ¿sí te gusta? —preguntó oprimiendo nuevamente un botón del control para accionarlo otra vez.

—¡S-Sí! ¡Ah! ¡Me gusta! —asintió siendo invadida por el placer—. P-Pero quiero que me folles, Jungkook.

—Así que quieres sentir mi pene, ¿eh? —sonrió arrogante acercándose, mientras ella lo miraba asintiendo repetidamente y mordiendo su labio inferior en un intento por callar sus gemidos. Isla quiso acercarse, pero soltó un grito ahogado cuando Jungkook la tomó del cuero cabelludo—. Pues, vas a tener que esperar a que yo decida que mereces ser follada por mí.

Este la bajo bruscamente de la cama todavía empuñando su cabello, haciéndola arrodillarse y quedar muy cerca del bulto que tenía en sus bóxers, provocando que ella jadeara al ser todavía invadida por el placer que le provocaba el vibrador, ya que Jungkook había aumentado su intensidad a propósito.

—P-Por favor...—pidió frotando la mejilla contra el bulto de sus bóxers, sintiéndose desesperada por tenerlo de esa manera y no dentro de ella como tanto quería.

Jungkook mordió su labio inferior al ver que no le importaba para nada humillarse, porque siquiera la vibración del juguete la ayudaba, llegando a superar a todas las demás con las que había estado. Y eso, tan sólo aumentaba su excitación.

Ella al notar la manera en que la veía arquear las caderas, sintiendo cómo su cuerpo se tensionaba al estar tan cerca del orgasmo, creyó que la ayudaría, pero al contrario apagó el juguete, haciendo esfumar aquella sensación.

—¡No! ¡¿Q-Qué haces?! —preguntó indignada.

Jungkook en un movimiento rápido todavía tomando su cabello, la hizo inclinar hacia adelante quedando con su mejilla pegada a la alfombra y su trasero levantado. Isla soltó un grito ahogado y lloriqueó, sintiéndose humillada, vulnerable, pero demasiado caliente, y más cuando este se atrevió a colocar su pie descalzo en su cabeza.

—¿Qué sucede? ¿Estabas a punto de correrte, mi dulce perra? —preguntó cínico—. ¿Querías más que nada hacerlo?

—S-Sí...

—Quizás pueda ser un poco bueno contigo —murmuró activando el vibrador por lo bajo.

Soltó una ligera risa al escucharla gemir agudo, intentando mover sus caderas para estimularse aún más porque la vibración baja no lograba que volviera a sentirse cerca del orgasmo, siquiera que Jungkook la tuviese de esa manera, lo cual sí la excitaba.

—Mírate, eres tan zorra, tan sucia, tan arrastrada que siquiera te importa humillarte de esta manera para que yo pueda darte un orgasmo —expresó escuchándola lloriquear.

Ella podría defenderse, decir algo al respecto, pero sabía que Jungkook tenía toda la razón en lo que decía. No le importaba tener que seguir humillándose mientras él pudiera tocarla, follarla tan duro hasta que pudiera saciarla por un momento.

—Pero no puedo negar que adoro que seas tan sumisa conmigo —confesó por lo bajo.

—F-Fóllame, por favor —pidió jadeante por los estragos que estaba provocándole el vibrador en su interior.

—¿Quieres sentir mi duro pene? —preguntó gruñendo al acariciar su erección por encima de la ropa, sintiendo que iba a reventar si no se enterraba en ella de una vez.

—¡S-Sí! ¡Quiero sentir tu pene!

Isla ya no podía soportarlo más, necesitaba correrse de una vez y que Jungkook fuera el causante. Este quitó rápidamente su pie, permitiendo que ella pudiese verlo acercarse rápidamente a la mesa de noche para tomar un paquete de condones.
Giró a verla mientras se bajaba los bóxers, liberando su duro miembro venoso que goteaba, pasando la mano por su punta para esparcir por toda la base el líquido pre-seminal a la vez que lo bombeaba. Isla estaba segura que estaba masturbándose y mirándola para provocarla, pues ella estaba hecha un caos y gemía mientras movía sus caderas, todavía sintiendo aquella vibración baja.

Una vez que Jungkook se colocó el condón y apagó el vibrador, ella lo miraba rogante al verlo acercarse obligándola a quedar de pie frente a él. La fémina notaba que este parecía mirarla como hipnotizado, quizás por la manera en la que estaba reaccionando su cuerpo ante su cercanía.
Sus firmes manos se dirigieron a la cintura de la pelinegra para acercarla más, haciéndola jadear cuando sus labios se pegaron a la piel del cuello de ella mientras sus manos iban bajando hasta llegar a su húmeda feminidad, retirando lentamente el juguete.

Isla había hecho un sonido involuntario con la garganta por la sensación de vacío en su interior, pero Jungkook estampó los labios con los suyos. Era un beso largo, hambriento y húmedo, donde la lengua de este recorría toda su cavidad bucal, por lo que ella se atrevió a pasar los brazos por sus hombros, rompiendo el beso al chillar cuando sorpresivamente este hizo que enrollara las piernas en sus caderas y así cargarla hacia la mesa redonda que tenía en una esquina.

Isla chilló por cómo esta parecía tambalearse, pero él la sostenía con una de las manos y sin previo aviso con la otra dirigió su miembro al interior de ella para enterrarse con violencia, robándole el aliento por un instante.
La embestía con fuerza, como una bestia en celo, arrancándole chillidos por el gozo.

—¡Carajo! —gruñó llevando la otra mano a su trasero, ya que la mesa seguía tambaleándose, pero aún peor por sus embestidas duras—. ¡Estaba deseando tanto follarte!

—Oh, ¡me encanta! —gimoteó inclinando su cabeza hacia atrás, enterrando las uñas en su espalda—. ¡Sí, sí, sí! ¡Sigue así, Jungkook!

Isla arqueaba su espalda y gemía sin parar, chillando por momentos, lo que hacía que Jungkook la mirase fascinado, por lo que volvió a tomarla del cabello para conectar sus miradas y besarla de manera húmeda. Ella le correspondió sin dudar, gimiendo satisfecha por cómo como succionaba su esponjoso labio inferior, bajando sus húmedos besos por su barbilla, lo cual la hizo jadear.

—Escúpeme, Jungkook —pidió desconcertándolo.

—¿Qué?

—Escúpeme en la boca, por favor —suplicó aferrándose más a su espalda, por lo que este gruñó.

Todavía no podía creerse que le pidiese algo como eso, pues nunca antes lo habían hecho y tampoco antes fue de su interés hacer algo así, pero sin dudar más, decidió que fuese la primera vez. Aún embistiéndola con dureza y empuñando su cabello, ella abrió su boca, sacando la lengua, por lo que Jungkook escupió haciendo que un hilillo de saliva quedara colgando de su labio inferior y ella jadeara al sentir cómo caía la saliva en su lengua.

Saboreó gimiendo para luego tragar y aún observando aquel hilillo de saliva en el labio inferior de Jungkook, estampó los suyos con los de él siendo rápidamente correspondida. Este gruñía por cómo parecía haber aumentado su excitación verla hacer eso. Estaba volviéndolo loco al punto de sentirse reventar en ese momento.

Estaban completamente perdidos el uno en el otro por todas las sensaciones que se provocaban, hasta que Isla chilló al casi caer porque la mesa se había roto, pero Jungkook había sido más rápido en tomarla del trasero haciéndole enrollar las piernas en sus caderas. Al sostenerse de él a tiempo, soltó una risotada provocando un poco la de Jungkook, lo cual pudo haberla hecho sorprender, pero no pensaba con claridad y este juntó sus labios nuevamente a la vez que se dirigía a la cama.

El tatuado la hizo recostarse en la cama, tomando una de las piernas para colocarla en su hombro, y un gemido agudo escapó de los labios de ella al sentir su miembro rozando su feminidad, empapándose con sus fluidos. Y sin más, volvió a enterrarse, logrando que soltara un grito ahogado por lo llena que se sentía de esa forma, pero a él no le importaba para nada porque empujaba frenéticamente su pelvis contra la de la fémina.

Jungkook estaba adorando aquella posición donde podía ver todo lo que provocaba, sus expresiones al juntar sus cejas y no poder mantener la boca cerrada. Llevó una de las manos a su seno para comenzar a masajearlo con algo de fuerza, provocando que inclinara la cabeza hacia atrás a la vez que levantaba las caderas.
Este la embestía con más fuerza, gruñendo y empujando su cuerpo, por lo que la pelinegra gritaba a la vez que enterraba las uñas en sus brazos.

El vaivén desesperado de sus cuerpos sudados se convirtió en algo brutal, ella todavía aferrándose al tatuado, arañando su espalda y gritando mientras empujaba las caderas contra él, hasta que sus paredes se contrajeron. Jungkook al sentir esa sensación de su miembro siendo aprisionado, soltó un grito ronco, entregándose por completo al placer.
Isla gemía por lo bajo y de forma aguda mientras él seguía embistiéndola, juntando sus labios en un beso salvaje.

Este al romper el beso se salió de su interior para quitarse el condón usado y dirigirse al baño que estaba al lado, mientras tanto ella miraba fascinada su cuerpo desnudo, deseando que volviera pronto a su lado.
Fue cuestión de un corto tiempo para que eso sucediera, y este se acercaba pasando los dedos por las hebras de su cabello ondulado y revuelto, echándolo hacia atrás.

Ella cubriéndose el cuerpo desnudo con la sábana, observó cómo se recostaba a su lado y la miraba curioso, confundiéndola.

—¿Te gustó mi manera de premiarte?

Ella soltó una ligera risa algo sonrojada, pero se apegó más a él para pasar el brazo por su cintura y juntar sus labios, siendo correspondida por un momento.

—Contesta.

—Me encantó, Jungkook —confesó con una sonrisa, antes de apoyar la cabeza en el pecho de este.

Jungkook estaba dejando que hiciese eso, pero ella comenzaba a desear que la abrazara, que le diera un beso, alguna muestra de cariño para llenar aquel vacío que volvía a instalarse en su pecho. Eso la hacía preguntarse qué rayos estaba sucediéndole, pues nunca antes había deseado tanto que alguien le demostrara algo de cariño porque detestaba más que nada eso.

—Me gusta follar contigo —confesó sorprendiéndola, Jungkook.

Al escucharlo decirlo, cerró los ojos con fuerza por un momento, pensando en que quizás deseaba escuchar algo más, por lo que al ya no soportar aquellas sensaciones e inquietudes, decidió levantarse rápidamente. Eso podría haber desconcertado o despertado la curiosidad de Jungkook, pero este tan sólo cubrió su cadera con la sábana.

—¿Cuándo estarás libre? —preguntó observando cómo buscaba su ropa a los lados de la cama, para así comenzar a colocarse las bragas—. Estoy hablándote.

—Oh... no lo sé —respondió intentando sonar normal a la vez que se colocaba el sostén.

—¿Por qué? ¿Estarás ocupada? —al verla colocarse la minifalda, se levantó curioso para acercarse a ella que estaba de espaldas, sorprendiéndola al pasar las manos por su cintura y apegar sus cuerpos—. ¿O no quieres verme?

—Claro que quiero.

—¿Sabes? Tú junto a Joobin son mis perras favoritas —confesó en su oído, provocando que ella se estremeciera y volviera a cerrar los ojos con fuerza al sentir su corazón encogerse—. Estaba pensando en que... quizás, podrías ayudarme a convencerla de hacer un trío.

—J-Jungkook...

—De tan sólo imaginarlas a las dos siendo mías... ¡Carajo! —gruñó apegándose más a ella para que sintiera su erección en el trasero—. ¿Sientes cómo se me pone otra vez dura, Isla?

La fémina se separó rápidamente, detestando pensar en lo que podría significar lo que estaba sintiendo, mientras que Jungkook estaba pidiéndole un trío porque de la única manera que le interesaba era sexualmente.

—Debo irme a casa —habló tomando su camiseta para colocársela rápidamente y tomar su celular que estaba en el mueble de al frente, para así salir rápidamente de la habitación del pelinegro que decidió restarle importancia a su reacción.

¡Hola!

¿Qué les pareció esta primera parte? ¿Qué opinan de Jungkook? ¿Se esperaban que algo más pasara entre Isla y Yoongi y se quedaron con las ganas? ¿Les gustó ese smut del final?

Estoy intentando experimentar más en cuanto a los smuts que escribo porque no quiero que se vuelvan algo repetitivo de leer para ustedes. Y aunque fue mi primera vez escribiendo algo así, me gustó, así que espero que a ustedes igual jujuu

Lamento si hay más errores de los que ya de por sí saben haber normalmente (no soy escritora profesional y soy re disléxica, así que no pueden esperar mucho de mí JAJSKJS), pero es que sólo lo corregí una vez ya que al tener más de 12k palabras me toma unas 4 horas la edición, entonces al estar con trabajos prácticos y exámenes no estoy con tiempo de corregir más veces. Quise actualizarles hoy porque ando feliz al haber aprobado con 9 el primer examen de este bimestre en una materia que no me tenía ni fe JAJSJS de todas formas, en mis tiempos libres ando escribiendo la segunda parte de este shot para poder actualizar esta semana y no tardarme como en Dynasty.

En fin, sin nada más que decir porque siempre escribo mucho en las notas, disculpen mi intensidad, espero que les haya gustado tanto como a mí escribirlo.

¡Nos leemos pronto!

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