Lalisa estaba acostumbrada a comer comida basura, hamburguesas de cadenas de comida rápida, bandejas de comida precocinada y, sobretodo, toneladas y toneladas de bollería industrial. Por eso, cuando la pequeña galleta de chispitas de chocolate rozó sus papilas gustativas, no pudo evitar cerrar los ojos y gemir con satisfacción.

─ ¿Te gustan las galletas, Lili-noona?

La rubia estaba demasiado concentrada degustando el dulce como para contestar, demasiado concentrada incluso como para procesar el apodo de SooBin, así que se limitó a asentir con la cabeza.

─ ¡Las hice yo! Bueno, Jen me ayudó un poquitín. Ella mezcló los ingredientes y les dio forma, y también las puso en el horno... ¡pero yo les puse las chispitas de chocolate! Y todo el mundo sabe que la parte más importante de una galleta son sus chispitas. ─Declaró SooBin con orgullo.

Jennie rió y negó la cabeza, pensando que su hermano no tenía remedio, mientras Lisa miraba con admiración a la omega. ¿Había algo que no supiera hacer?

─Son las mejores galletas que he comido nunca. ─ Dijo con franqueza.

Aquella merienda era casi tan dulce como las sonrojadas mejillas de la menor. Lisa solo quería apretarlas entre sus manos y besar los abultados labios de la chica, quería comprobar hasta qué punto el tierno rostro de la omega podría sonrojarse.

─ Eres una exagerada, unnie. ─ Dijo Jennie apartando su mirada avergonzada y sin poder retener una tímida sonrisa halagada.

─ ¡Jen es la mejor cocinera del mundo! Siempre me hace pasteles y bollos, mamá dice que, si sigue dándome de comer, me pondré redondito como una pelota.

SooBin acompañó sus palabras abriendo sus brazos alrededor de su cuerpo e hinchando mucho sus mejillas, como si fuera una persona muy gorda. Jennie rió suavemente y miró a su pequeño hermano con ternura.

─ Creo que mamá tiene razón, no debería darte más dulces.

─ ¡No, Jennie! ¡Los dulces no! ─Exclamó el menor de los Kim alarmado y su hermana mayor volvió a reír.

─ Solo bromeaba, pequeño. ─ Dijo revolviéndole el pelo al asustado niño.

Lalisa solo sonreía al tiempo que degustaba otra de las deliciosas galletas. Antes de llegar a casa de la menor, pensó que no sabría cómo actuar ni qué decir, que se sentiría incómoda delante de la dulce omega, nerviosa, y que terminaría por espantarla, sin embargo, estar entre los dos hermanos era, de alguna manera, reconfortante. Aquel lugar era acogedor, y la dulzura de Jennie parecía impregnar cada rincón de la casa, llenándola de luz y envolviéndola en una esponjosa nube de felicidad.

─ Nunca me habría imaginado que supieras cocinar.

Y eso era mucho decir, Lisa se pasaba la mayor parte del tiempo imaginándola de todas las formas posibles.

─ Bueno, aprendí cuando era muy pequeña. Nana me enseñó.

─ ¿Nana? ─ Preguntó la mayor en parte por curiosidad y en parte porque el adorable rostro de Jennie parecía haberse iluminado al pronunciar ese nombre.

─ Nana es nuestra abuela, tiene una pequeña pastelería en un barrio antiguo de Busan.

─ ¡Nana es genial! Siempre me deja lamer la cuchara de remover la masa después de hacer galletas. ─ Intervino SooBin.

─ Ella fue la que me enseñó a cocinar, me gustaría seguir sus pasos y convertirme en una gran repostera. Quizá abrir también mi propia pastelería.

El aire soñador de Jennie envolvió a La rubia y por un momento se imaginó a la omega ataviada con un delantal y con restos de harina en sus mejillas, cocinando lo que quizá sería un delicioso pastel de crema mientras ella la mira embobada y de vez en cuando prueba un poco de masa solo para molestarla. Detuvo aquellos pensamientos y se golpeó mentalmente. Tenía serios problemas, estar expuesta durante tanto tiempo al embriagador aroma de Jennie estaba causando estragos en la alfa.

─ Esto...Jennie. Llevamos mucho tiempo trabajando, quizá deberíamos parar por hoy y continuar otro día.

Mentiría si dijera que no estaba cansada, y la idea de estar a solas con Jennie un día más se le hacía realmente tentadora.

─ Claro, unnie. Lo siento, a veces pierdo la noción del tiempo. Podemos volver a quedar mañana, si le parece bien, claro. Si ya tiene algo que hacer...

─ ¡No! ─ Interrumpió bruscamente, sobresaltando a Jennie. ─Quiero decir, que no tengo nada que hacer. Podemos quedar, para acabar el trabajo. ─ Se apresuró a añadir.

Jennie sonrió, había temido que a su unnie no le apeteciera estar otra tarde encerrada con ella y un montón de libros, pero, por algún motivo, el que Lisa aceptase la llenó de una extraña y cálida alegría. Se moría de ganas por decirle a ChaeYoung que ella tenía razón, que no se debía juzgar a un libro por su portada. Lalisa no era mala, ni antipática, era una persona muy inteligente, a pesar de lo que todos pensaban, y había sido muy dulce con su hermanito. También era la alfa más guapa que Jennie había visto nunca, aunque prefería no pararse a pensar mucho en eso.

Cuando Lisa se marchó, no podía borrar la estúpida sonrisa que se había dibujado en su cara. Su alfa interior estaba pletórica, y aún podía sentir el aroma de Jennie impregnado en su ropa. La omega era como un sueño hecho realidad, y era reconfortante saber que no le tenía miedo. Quizá fuera la primera persona después de JiSoo que no retrocedía intimidada ante su presencia.

Esta vez llegó a tiempo para coger el autobús, aunque prefirió no haberlo hecho, así habría tardado más en regresar. El vehículo se detuvo en la parada que estaba a unas dos calles de su casa, y Lisa caminó sin prisas hasta la puerta de aquella especie de mansión incrustada en uno de los barrios más ostentosos de todo Seúl.

El portero le abrió la ornamentada puerta saludándole con un "Bienvenida de nuevo, señorita Lalisa.", como si se tratara de la grabación de un contestador automático. Ella asintió a modo de respuesta y subió las escaleras de mármol hasta su cuarto. Su habitación era enorme, diáfana e impersonal. Se dejó caer pesadamente sobre el colchón King Size y cerró los ojos, trasladando su mente de nuevo a la casa de la omega. Sus hogares eran tan distintos; el de Jennie irradiaba calor familiar en cada metro cuadrado, y el suyo era tan sumamente frío que le helaba la sangre. Aunque, para la tailandesa, todos los lugares eran fríos sin la presencia de su omega.

actualización solo pq amo mucho esta historia y porque quería avisarles que también actualicé "papel" y que lo más probable es que en estos días suba el prólogo de una pequeña historia basada en la mitología griega, ah. los tkm.💗

also, cumplo con avisar que no habrá actualización hasta que el capítulo llegué a los 90 votos, bai.