02 » real life.

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( 👾🧬☂️ )


LA FIESTA IBA muy bien y estaba cansada de saludar personas que según mis mejores amigas conocía pero yo no tenía ni idea. Iba por mi segunda copa de champagne y había hecho enojar a Tom más de tres veces.



Fue cuando me alejé de todo el escándalo para poder apreciar con mejor detalle el resto de pinturas, poco a poco las conversaciones desaparecían y eran reemplazadas por el ruido de mis tacones contra la madera del piso.



Había visto a Delilah pintar la mayoría de los cuadros pero nunca me dejaban de parecer impresionantes por lo que me detuve frente a uno en específico: las siluetas de una pareja, "simboliza la unión del alma de dos personas", recordé que me dijo cuando lo terminó. Estábamos en New York y me tenía cambiando la música a cada rato en búsqueda de inspiración, esa vez terminamos dormidas hasta las 6 am en el suelo con Taylor Swift de fondo. Sonreí recordando ese momento.



—¿Soy yo o si lo ves de lado parece Dumbo?—dijo una voz masculina con suave acento inglés a mi derecha, no le había oído llegar.



Fruncí el ceño y giré la cabeza, tenía en parte razón.



—Quizá no Dumbo pero si un elefante.



Entonces decidí mirar a mi nuevo compañero quien seguía mirando el cuadro con la cabeza ladeada, como un cachorro. Al notar mi movimiento decidió hacer lo mismo y sonreírme ampliamente, usaba un traje negro con corbata junto a su cabello castaño claro alborotado.



—Soy Robert—se apresuró a decir sacando una de sus manos del saco para ofrecérmela—Pattinson.



—Beth—respondí tomándola con una pequeña sonrisa—Dearing.



—Lo sé—añadió devolviéndola a su bolsillo sin dejar de mirarme con los que recién noto, ojos grisáceos—¿y qué haces aquí, sola?



—No me gustan mucho las fiestas.



—Ni a mí—suspiró devolviendo su atención al cuadro enfrente nuestro—y de alguna forma siempre termino perdido, llevo diez minutos vagando por los pasillos.



—Puedo llevarte de regreso, si eso quieres—me ofrecí cruzándome de brazos sin dejar de mirarlo.



—Eso sería genial...—dijo casi en un murmuro. Parecía que la pintura le estaba atrapando en una especie de trance.



—Dejando de lado el elefante, es muy buena ¿no?



—Sin duda—hizo una larga pausa como si buscara las palabras exactas que decir—pero me recordó a que soy muy malo en el amor.



—Te entiendo, creo.



Miré la pintura una vez más, estaba cada vez más segura de que se veían igual a Delilah y Ben...no, a Tom y MJ.



—¿También te ha ido mal en el amor?—su voz sonaba tan tranquilizante.



—Si, algo así.



—Qué mal—asentí apretando los labios cuando le pude ver girando la cabeza hacia mí—¿nos vamos? Creo que el cuadro de atrás comienza a intimidarme.



Solté una risita que le hizo sonreír, había cambiado por completo de energía lo cual me parecía curioso. Caminamos en un silencio agradable de regreso a la terraza donde toda la gente se encontraba socializando, no pasó mucho cuando otro hombre apartó a Robert de mi lado entre risas. Aún así me dio una última mirada, como disculpándose.



—¡Beth, allí estás!—exclamó MJ acercándose, perdí a Robert entre tanta gente—Tom y yo te estábamos buscando.



Volví de nuevo a mi mesa junto al par de enamorados, Tom y yo nos molestábamos hasta que MJ nos regañaba. Esta vez no era la excepción.



—Te lo he dicho mil veces Tom, Tobey es mejor Peter que tú—dije dándole un sorbo a mi siguiente vaso de champagne, no había pasado mucho desde que mi amiga desapareció—para empezar, él si cumple la parte de hombre, en hombre-araña.



—Que tenga cara de bebé no significa que no sea un hombre, Beth—contraatacó, aunque parecía más una especie de queja—pregúntale a MJ.



—¡Thomas!—exclamé frunciendo el ceño negando, aunque divertida.



—Es un acto completamente natural que sucede cuando dos personas...—aprovechando que MJ había ido a saludar un par de colegas, pude darle un ligero golpe en la cabeza para que se callara—número uno, auch. Y número dos, lo entenderías si estuvieras con alguien. Es por eso que te ofrezco de nuevo mis servicios como cupido.



Rodé los ojos, Tom llevaba semanas insistiendo en emparejarme con un amigo suyo pero nunca decía quien lo que me hacía desconfiar en él.



—Si eres tan buen cupido como Spider-Man...—él se llevó ambas manos a la cara mientras yo reía—es broma, sabes que te amo, niño pulga.



—Mira, es de los mejores hombres que conozco...





—Ugh, es hombre—le interrumpí uniendo mis cejas, disgustada.




—¿Me dejas terminar?—asentí, él hizo una pausa dramática—es inglés.



Es inglés. Yo quería un novio inglés. Pero una vez más, no me gustaba mucho lo que Tom se traía entre manos.



—¿Lo conozco?



—Si y no—levanté una ceja haciéndole seguir—obvio que sabes quién es pero no lo conoces de conocer.



—Muy claro, gracias Thomas—desvié la mirada hacia la barra a unos metros repleta de personas que se supone conocía.



—Si, gracias Thomas—repitió la misma voz de hace unos momentos, era Robert y estaba sentado en la silla vacía a mi derecha. Demasiado cerca a decir verdad—¿qué le agradecemos a Thomas?



Robert era escurridizo o yo muy distraída.



—Miren quien se digna a aparecer luego de abandonarme en el baño—dijo Tom cruzándose de brazos, me recargué en la silla para que pudieran verse.



—En mi defensa—se llevó la mano al pecho—me perdí. Y Beth es testigo.



—¿Esta traidora es tu testigo?—me decía de esa manera a cada rato porque siempre le echaba la culpa en Among Us.



—¡Aún así ganamos!



—Eras mi compañera impostora, ¿qué no tienes principios?—pude ver a Rob sonreír y vernos divertido—me echaste la culpa.



—¿Principios? ¡Mataste a tu novia y te reíste!



—Rob nunca me delataría en Among Us, ¿verdad?—ambos lo miramos. Él abrió la boca para decir algo pero nada salió—ya no existen los buenos amigos por aquí.



—Ni siquiera sé que es eso—respondió riendo nervioso. Me pareció tierno.



—Es un juego. No le hagas caso, se comporta como niño rata cuando jugamos—me incliné un poco hacia él y hablé en voz baja—a veces llora cuando pierde.



Ambos reímos. Había algo en Robert que me hacía sentirme en confianza aunque no llevaba ni una hora de conocerlo.



—No lloraba, ¡se me secaron los ojos de no parpadear y fue natural!—al ver que seguíamos riendo (aún más) por lo molesto que estaba decidió ponerse de pie—¡MJ!




—Ya nos va a acusar con MJ.



—¿Y si nos vamos antes de que regrese?—dijo acercándose un poco más a mí.



Asentí y no supe porqué.

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