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TRAS recoger a Robert de su departamento en el centro nos dirigimos a las oficinas de Warner sin saber bien para qué nos necesitaban. Robert lucía muy cómodo en sus jeans y camisa a cuadros azulada sobre una playera negra, los lentes oscuros y cabello levemente despeinado eran el toque final.

—¿Crees que sepan que somos novios y ahora querrán castigarnos?—reí deteniendo mi jeep ya en su lugar de estacionamiento.

—Creo que sería todo lo contrario, es más publicidad para ellos—le dije antes de bajar.

Comenzamos a cruzar el lugar bajo la luz del sol hasta entrar al edificio. En la oficina nos esperaban ambos productores y por la expresión que tenían supe que no era nada malo.

—¡Allí están nuestras estrellas!—exclamó Mark levantándose para saludarnos, Jackie hizo lo mismo.

—¿Llegaron al mismo tiempo?—preguntó Jackie.

—Si, es que no me sé mover muy bien por la ciudad y Beth...bueno, es de aquí—Rob soltó una risita algo apenado. Ellos asintieron sin pensarlo mucho.

—Tomen asiento—Mark nos señaló los mismos sillones que no usamos la vez que le expliqué el guion a Robert.

La conversación inició con una plática trivial sobre mi cumpleaños a lo cual les agradó que nos llevásemos tan bien como para que estuviera en mi fiesta.

—El jueves, como sabrás—Jackie miró a Robert—es la cena de la GO campaign—él asintió—y esperábamos que promocionaran la película.

—No tanto promocionar, si no anunciarla—interrumpió Mark—sabemos que se expondrá tu película, Robert, así que nos parece genial que anuncien The Batman y presenten una categoría...ya saben, para que les vayan conociendo.

—Aunque será muy fácil que los amen—uy, ni que lo digas, Jackie—se nota que tienen muy buena química.

—Demasiada, diría yo—apreté los labios para no reír ante el comentario de Robert.

La reunión finalizó minutos después cuando nuestros agentes entraron para hablar de los horarios y demás. Nos hicieron esperar en los sofás del pasillo vacío de aquel sexto piso.

Los dos permanecíamos sentados, Rob movía repetidamente su pie contra el piso haciendo que ese fuese el único sonido a lo largo del lugar.

—¿Porqué no me dijiste que proyectarían tu película en esa cena?—pregunté mirándole.

—Pues...—mantenía la vista en sus zapatos—no sabía si querías venir porque ya la viste. Eso y que yo no veo mis películas, así que...

—¿Ósea que no sabes cómo quedó?

—Leí el guion, ¿qué no es lo mismo?—reí negando, él se encogió de hombros divertido.

—Eres todo un caso, ¿lo sabías?

—Pero uno que te gusta—murmuró en un tono engreído, suspiré divertida—y uno que quiere invitarte al cine.

—¿A ver The Lighthouse?—bromeé.

—Pensaba en esa nueva que salió, donde hay mucha sangre y depresión—asentí entrecerrando los ojos.

—Ósea cada película existente de terror—se encogió de hombros—¿qué tal si lo resolvemos cuando lleguemos allí?

—Buena idea—sonrió sin dejar de mirarme.

Comencé a acercarme con la intención de besarle y él estaba completamente de acuerdo, de no ser porque la puerta se abrió. Supongo que debía esperar hasta el cine.