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Mis ojos comenzaron a abrirse lentamente ante la luz del sol que se filtraba por las delgadas cortinas blancas, podía sentir la respiración tranquila de Robert cerca de mi cuello y su brazo rodear mi cintura.

Sonreí moviéndome bajo las sábanas un poco, esto pareció avisarle que estaba finalmente despierta.

—Buenos días—dijo con su tono de voz adormilado. Me di media vuelta para poder verle—¿qué tal dormiste?

—Bien. ¿Y tú?

Ambos estábamos en ropa interior bajo las blancas mantas, el ruido de la lluvia contra las plantas del exterior nos daba una linda atmósfera. Robert parecía hipnotizado en mi rostro el cual ahora acariciaba con su pulgar tras acomodar mi cabello para poder verlo mejor.

—Muy bien—le sonreí.

Ahora llevaba mi atención a lo que era un Robert recién despierto: su cabello teñido más oscuro y largo por The Batman cayendo sin dirección fija cuál dominó y sus ojos claros acompañados de su característica jawline...¿cómo será crecer así de hermoso?

—¿Qué tal si invitamos a comer a mi mamá? Podemos ir a algún restaurante o algo así.

—¿No estará ocupada?

—No lo sé, los domingos suele ir a casa de mi abuela junto a Celeste pero Timothée está en la ciudad...quizá debería llamarla primero—él asintió.

—Y quizá debas hacerlo mientras preparo el desayuno—se acercó para besar mi mejilla antes de levantarse de la cama.

Le observé, ahora sentada, cómo sacaba unos jeans de su gran closet y otra playera. Me sonrió una última vez al salir de la habitación con rumbo a la cocina. Suspiré y negué sonriendo, me sentía como una adolescente enamorada.

Comencé mi búsqueda por el piso de la ropa que usé anoche siendo la playera de Robert lo que encontré primero. Sólo estábamos él y yo en la casa así que ¿qué más daba?

Aparecí en la cocina con el cabello detenido en una coleta claramente hecha sin esfuerzo, descalza y en su gran playera que me quedaba como si fuera vestido. Robert soltó una risita al darse cuenta de aquello, al parecer lucía más pequeña de lo normal.

—Serías una Selina Kyle perfecta, cabrías en cualquier lado—rodeé los ojos riendo yendo a sentarme en el pequeño comedor para verle manipular los hot cakes.

—Incluyendo la cajuela del Batimovil, así que cuídate—en la mesa ya había un par de vasos y una caja de juego de naranja así que comencé a servirnos a ambos—deberíamos comprobarlo mañana en el set.

—Claro, porque ayudar a meter a mi directora en la cajuela del Batimovil es muy normal—dijo caminando hacia mí con dos platos en las manos—¿crees que Nolan lo haya intentado?

—Tu personaje en Tenet fue su self-insert, no dudo que el señor se haya dado un par de vueltas en él o puesto el antifaz de Selina...—dejó mi respectivo plato enfrente mío, tenía tres hot cakes y un par de tiras de tocino—gracias.

Comenzamos a comer entre charlas random típica de nosotros hasta que mi celular nos interrumpió. Entonces me di cuenta que no sabía dónde lo había dejado la noche anterior. Seguí el sonido hasta la sala e instintivamente busqué en mi bolso pero nada, ¿provenía de debajo del sofá? Creo que si. Una vez en mis manos noté el nombre de Mj en la pantalla.

—Hola, mejor amiga—saludé acercándome a las puertas de cristal para ver el patio bajo la tenue lluvia.

—Hola...¿qué haces?

—Ver la lluvia por la ventana. ¿Y tú?—pregunté de lo más normal.

—Esperar a que me abras la puerta de nuestro departamento porque olvidé mis llaves—abrí los ojos de par en par—sorpresa, por cierto.

—Uh...no estoy en nuestro departamento—admití cerrando los ojos con fuerza como si fuera a regañarme o algo así.

—¿No? ¿Estás con tu mamá entonces?

—No, yo...estoy en casa de Robert.

—Oh...¡OH!—apreté los labios, había entendido mi presencia aquí—¿y si se robaron el traje de Batman?

—¡MJ!—me quejé riendo y sintiendo mis mejillas arder—no, claro que no.

—Lo siento, tenía que preguntar—soltó una carcajada—supongo que me iré por las copias a casa de mi madre. Que tengan buen día haciendo lo que sean que hagan.

—¿Gracias? Nos vemos más tarde.

Colgué el teléfono para regresar a donde Robert y continuar desayunando.

—Era MJ, regresó de Inglaterra—le conté partiendo un pedazo de hot cake—creo que estará con nosotros mañana en el set.

—Genial, así ella te mete en la cajuela—reí ante su broma.

La verdad es que no me quejaría si mis mañanas fueran así todos los días, para nada.