Un monstruo... ¿o dos ?

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Stella

Cada paso era más intimidante, sentía el crujir de la madera bajo sus pies , mis manos temblaban acopladas a mi boca.
Los labios estaban secos ,y sangre cubría gran parte de ellos debido a las heridas.
El pelo estaba impregnado a la  frente por el sudor de mi rostro.
Mis pies estaban pegados al estómago, era como una oruga, envuelta, evitando ser encontrada por aquella pesadilla.
Cerré los ojos y me encontré en aquel campo rodeada de esos tulipanes que tanto adoraba , la suave brisa me cubría todo el rostro, y la cara de la abuela me sonreía a lo lejos .

Jugaba ....Jugaba como si nada más importara ..

Sus pisadas eran cada vez más cercanas.

— No podrás esconderte de mi Stella.

Temblaba, el miedo se instauraba en cada parte de mi cuerpo y era imposible mantenerme serena, tenía que escapar.

—Te encontré...

Jamás escaparía , estaba en la cueva del monstruo, encerrada en una jaula incapaz de moverme y luchar por mi libertad.

****

La lluvia caía, albergando ese sentimiento reconfortante en mi pecho . Se sentía seguro , demasiado seguro ,como si el agua impidiera que algo me hiciese daño.
Mi cama era el refugio perfecto, bajo las mantas , el calor se acumulaba y fuera el torrencial amenazaba con cargarse todo a su paso.
Era demasiado seguro como para alejarme de aquí, pero debía hacerlo , se lo debo a Mila.

— Despierta enana.

Su carita llena de pecas resplandecía , su pelo color fuego  parecía el sol iluminado la habitación.

Éramos solo las dos .

— Que ya estoy mayor Stella —me miró frotándose los ojos .
Le enseñé mi lengua y ella me correspondió al gesto haciéndome cosquillas.
Me encantaba verla reír, alejaba mis preocupaciones y mis miedos , como si fuera mi ángel guardián.

La lluvia provocaba ese efecto de huida , todos corrían a refugiarse ,y ahí estaba yo , en medio de ella, me gustaba sentir como caían las gotas en mi cuerpo.

El restaurante estaba abierto, cuando entré , me recibió la sonrisa de Federico , estaba colocando su paraguas en el fondo del almacén.

— Bienvenida Stella.

—Buenos días .

— Veo que aún te sigue gustando la lluvia — miraba mi ropa empapada sin perder la sonrisa de sus labios . Me preguntaba que tipo de vida llevaría Federico que siempre estaba tan feliz, bueno, tiene un restaurante, le debe de ir  muy bien.

Asentí con la cabeza y tomé mi uniforme, quería estar lista y no arruinar mi primer día de trabajo.

Federico me enseñó todo el local , la manera de servir las mesas y todo lo referente al restaurante.

— Sabes que si lo prefieres también puedes cocinar .—me miraba con expectación y yo sólo retorcía mis manos.—se te da genial hacerlo.

Aún lo recuerda , de pequeña siempre había sido mi sueño ser una gran chef, mis abuelos me enseñaron todo cuento sé y Federico me apoyaba de igual manera. Pero ahora todo era distinto, la única que probaba mis comidas era Mila y me daba miedo decepcionar a alguien más .

—No te preocupes, se me da mejor servir platos .

Asintió con la cabeza, pero pude notar la tristeza en su mirada, ya no era esa niña con la que hacía lasañas e inventaba recetas, ahora solo quedaba una fotocopia abstracta de una chica sin alma .

—Veo que era en serio lo del empleo.

El pingüino con traje me sacó de mis pensamientos, este chico no me simpatizaba nada .

— Me llamo Stela , un gusto.

Le extendí mi mano intentando ser cortés .

— Antonni, igualmente.—me miró de pies a cabeza, la mirada que me había lanzado ayer fue sustituida por una un poco morbosa que no me gustó nada .—Perdona por ser grosero ayer, estaba con mucho lío.

Decidí que era mejor llevarnos bien si íbamos a trabajar juntos así que dejé pasar su descortesía .

—No hay problema.

Caminé directo a la barra , habían un montón de bebidas , puse cara de asco al instante, realmente odiaba ese olor, me recordaba a mi casa , a mí pasado,  a mi vida .
Cinco minutos después comenzaron a llegar el resto del personal, me fui presentando uno a uno , eran bastante amigables . Realmente contrastaba en este lugar .

***

— Stella , dos spaghettis en la mesa cinco.

Me apresuré a llevar el pedido , estaba tan nerviosa que no me di cuenta de la persona que iba frente a mi, el estruendo debe haberse escuchado hasta la cocina porque vi la cara de Federico asomarse desde la puerta .

—Disculpe usted , fue mi culpa , lo lamento.—mi voz sonaba más a un lamento, una súplica .

—No se preocupe, yo también lo siento.— Eso me hizo levantar la vista , el chico en cuestión vestía un traje que parecía más caro que el mismo restaurante, su piel era como porcelana , pelo claro , casi rubio y unos ojos azul intenso. Tenía de esas sonrisas como las de la tele , me recordaba a los galanes de las telenovelas que veía junto a la abuela .
— Déjeme la ayudo señorita.

Me tendió la mano y me sujete de ella , mis  mejillas se tiñeron de rojo, moría de la vergüenza, parecía una jodida broma , mi primer día y ya la estoy cagando.

— Discúlpeme usted, siento haberme tropezado, déjeme pagarle la tintorería del traje .

El chico me miraba y sonreía , y yo comenzaba a impacientarme , joder , no tenía como pagar la tintorería de un traje tan caro.

— Si me dejas invitarte a un café olvidaré este incidente.

Suspiré...

El alivio se alojó en mi interior, sentí como el aire volvía a mis pulmones dejándolos respirar nuevamente.

— Está bien .—camine junto con él a la mesa que le correspondía —enseguida le traigo la carta.

Dios, que nervios , sentía como todo se hundía a mí alrededor, las miradas , las personas, todo se acoplaba y me succionaba.

Caminé muy despacio con miedo a volver a chocar , cuando llegué a la cocina solté el aire que no sabía que estaba reteniendo .

—No te asustes, todos tenemos una primera vez.

Federico me miraba con una pequeña sonrisa, pensé que me reñiría. Olvidaba que aún existen personas buenas en el mundo.

—Perdona Federico, estaba muy nerviosa, yo

—Esta bien Stella , tranquilízate, lo haces excelente.

Respiré profundo y salí de la cocina , tomé los platos nuevamente y serví las mesas .
Sentí una mirada clavada en mi nuca , al voltear vi al chico mirándome fijamente, sonreía un poco lelo, me sentía un poco insegura pero aun así caminé directo hacia su mesa.

— Que desea ordenar.

— Disculpeme nuevamente señorita —mis manos sufrían las consecuencias de todo, seguía retorciendolas sin parar y mis uñas se aferraban a mí muñeca, —quiero pedir la especialidad de la casa.

— Está bien, enseguida se lo traigo.

Sujeté la bandeja con fuerza y le di la orden a Antonni que no tardó en tomarla y leerla antes de ir a la cocina .

Tarda al menos diez minutos, en lo que espero que esté lista me dedico a limpiar las mesas que se encuentran libres.

—Stella, la orden está lista.

Dejé el plato sobre la mesa del chico y me alejo despacio, está siendo un poco difícil todo esto.

Termino de organizar todo, ya los últimos clientes están abandonando el lugar gracias a Dios , pasó un paño sobre las mesas y termino de recoger los cubiertos.

— Stella  —levanto la vista encontrándome con el rostro de Federico a escasos metros de mí—ha sido un buen día , el pago es hasta fin de mes , pero esta es la propina , te la ganaste.

Joder, era una buena cantidad, ya me imaginaba  comprándole algo delicioso a Mila para comer , debe estar esperando que la recoja del colegio.

Ahh por cierto— volteé mi cara—ahí detrás dejé dos comidas , son para ti .

Dios , este hombre era demasiado bueno para ser real .

—Muchísimas gracias Federico .

Me dedico una sonrisa paternal y esperó por mi para cerrar el restaurante.

Me despedí de él y recorrí el camino directo al colegio de Mila .

Ella me  recibió con una enorme sonrisa y juntas caminamos en dirección al parque.

—Mila recuerda , no salgas de la habitación hasta que yo llegue.

—Esta bien hermanita.

Le di un beso y continuó comiéndose su pastel.

Camino a casa la apegué contra mi, era demasiado peligroso andar por aquí, muy a pesar de que nos habíamos criado en este barrio las personas aún te observaban al pasar .
En las casas se escuchaban los gritos , gente tirada en las calles vestidas con arapos y fumados hasta más no poder, sangre por las esquinas, era asqueroso , el olor nauseabundo se apoderaba de mis fosas nasales y solo podíamos caminar más deprisa.
Al llegar a la casa vigilamos que papá no estuviera antes de entrar, la que si estaba era Sofía , su esposa, pero a ella le daba igual lo que hacíamos.Dejé a Mila en su habitación y camine hacia la mía , no sin antes darle un repaso a toda la casa buscando algún indicio de que mi padre estuviera presente.
La ducha alivió mis pesares, me cambié de ropa y volví a salir de casa .

La universidad quedaba un poco lejos de casa , pero no me permitía siquiera tomar el bus , me parecía innecesario sabiendo que podía ahorrar ese dinero para poder comer.El camino hacia allí me gustaba , ver las casas ,las familias, los jardines, todo aquello con lo que soñar pero no podré tener .
Estudiaba psicología, me encantaba esa carrera , pero ni siquiera sabía si era capaz de terminarla , solo Dios sabía los esfuerzos sobrehumanos que hacía para poder pagarla .Las clases generalmente duraban dos horas , los profesores tenían menos paciencia con nuestro grupo ya que eran los marginados sociales ,los que no se podían permitir un pago decente , los que tenían que trabajar y con tiempo llegaban a final de la clase.

***

Eran las 10:15 pm cuando miré mi reloj, las calles estaban desiertas a medida que me acercaba a mi barrio.

Un ruido.

Mis oídos se agudizaron y todos mis sentidos se pusieron en alerta . Miré alrededor, la oscuridad invadía todo, pero volví a escucharlo .Estaba acostumbrada a pasar de largo y no involucrarme, pero mis pies fueron incapaces de moverse .
Conocía esa casa, siempre que pasaba los pequeños de allí estaban cabizbajos , su madre los escondía de un padre borracho que les pegaba sin compasión, tenía deja vu cada vez que pasaba por ahí.
Asomé mi cabeza para ver cómo un hombre vestido completamente de negro sometía a otro , lo reconocí rápidamente, el del suelo era el dueño de la casa , su mujer en una esquina rabiaba del dolor y miraba la escena con ojos llorosos.
Tapé mi boca de la impresión, vi como de un acierto cortó una de las manos del tipo y luego lo apuñalo en la espalda.

Antes de irse levantó a la mujer y la colocó justo en frente de su marido, le tendió un cuchillo y esta comenzó a apuñalar a su marido sin piedad. Sentí miedo, pero a la vez un sentimiento de emoción, muy en el fondo me alegraba de que al fin pudiera deshacerse de su pesadilla.
A veces, en secreto, deseaba hacer lo mismo con mi padre.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que no noté cuando el hombre vestido de negro salía de la casa.
Posó su mirada en mí  y un escalofrío recorrió mi cuerpo ,  el miedo se instauró en cada célula.
Salí corriendo en cuanto sentí las sirenas de la patrulla de policía , logrando distraer al misterioso asesino.
Corrí, sentí sus pisadas tras de mi , pero no volteé , la adrenalina se apoderó de mi sistema y mis piernas parecían tener vida propia .
Llegué a mí casa y cerré la puerta con más fuerza de la normal, gracias a Dios que mi padre no despertó, o más bien gracias a la droga que lo tiene de ese modo.
Entré al cuarto de Mila y me acurruqué a su lado, sentí unas pisadas fuera de la casa y obligué a mí corazón a ralentizar el ritmo.

Cuando estuve más tranquila, solté el aire que había estado reteniendo, sentí las pisadas seguir el camino y abracé a Mila. 

¿Que hice?...

Acabo de presenciar un asesinato......

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