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USO DE VOCABULARIO SOEZ O VULGAR. MENCIÓN DE CONSUMO DE SUSTANCIAS. NO LEER SI NO ES DE TU AGRADO. 
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"A partir de ahora, eres mi asistente personal cariño, no más calle para ti, te quiero conmigo..."

Palabras que salieron, aquella vez, desde los labios de esa indecente cosita luego de succionar mis escasas neuronas con cada movimiento en forma de aspiradora de ese delicioso agujero que se carga.

Y de solo recordar lo que siguió luego de que le dijera que estaba "re mal de la cabeza" se me llena de sangre la verga... Una expectacular mamada que me hizo replantear mi escasa fe en un Dios que siempre regala amor (según sus palabras) Sí, así de domesticado me tiene ese sexi peli morado que, aparte de caliente, me tiene completamente enamorado.

Y no crean que las guarradas se fueron del repertorio de mi escaso vocabulario, es que a su lado y enfrente de media gilada importante con la que se reúne, debo parecer aristócrata... ¡Aristócrata mis bolas vacías! Por qué sí, tuve que pajearme para cerrar el maldito pantalón de vestir y verme relativamente decente en esta mierda de traje de tres piezas.

Me observo en el reflejo del espejo que conserva aún teniendo los malditos hologramas. Y me río recordando que se hace llamar señor retro por esos gorilas que lo cuidan... ¡Cómo si aún hicieran falta! En fin, hasta el día de hoy conserva ese móvil de cuatro ruedas cuando los que se codean con él, estacionan en los antiguos llamados helipuertos.

Suspiro derrotado extrañando mis agujereadas remeras pero lo que más extraño, es la hierba berreta. Porque esas píldoras vanguardistas no me estimulan una mierda y cuando consigo las hojas, "mágicamente" se me desaparecen.

¡Condenado peli morado que me traes obsesionado con tragarte la chota! Solo por eso aguanto que metas tus narices dónde no deberías ni tratar de meterla... Me río de mis patéticos pensamientos, de ser un rata una rata indomable de callejón pase a ser un señor estrecho y domado.

—Desde aquí se escucha tu cabeza, ¿qué tanto piensas? —anuncia una melodiosa voz que me pone contento como perro con dos colas —. A ver cariño, déjame acomodarte la chaqueta.

Se acerca con la prenda mirándome por el caliente reflejo que me devuelve el espejo de antaño, moviendo esas caderas como una maldita deidad del sexo y no me contengo una mierda...

Velozmente lo agarro de su cintura y lo aprisiono entre el grueso vidrio y mi gran contextura.

—Pienso en cómo te voy a follar de frente al vidrio así te miras babeando con mi verga bien adentro de tu culo...

Mi belleza pelimorada se ríe con excesiva sensualidad a medida que acaricia mi pecho y me suelta: —Eso, es todo un avance mi hombre de las cavernas, usaste la palabra follar en vez de la otra.

—Te doy 5 segundos para que me alejes si no quieres gritar como la puta que eres por mi verga. 

—¿Debería ofenderme, asistente? —suelta vidriado sus ojos en el deseo que le provoca que lo trate como una sucia escoria cuando aprieto los puntos exactos para extremar su calentura.

—Oféndete cuando no pueda hacerte correr con mi boca.

Despacho a medida que desciendo levantando los bordes de su camisa con los movimientos de mi boca y desprendo a toda velocidad, el puto pantalón que está que explota. Liberando una venosa y dura verga que se quiere fusionar con cualquier agujero de aquél que lo provoca.

Condenada belleza que me hace babear por probar cada rincón de la piel expuesta al alcance de mi boca...

—¡E-espera! —suelta en el momento exacto en que mi lengua se hunde en su ombligo para luego morder los alrededores de esa tersa piel. Y apretando el interlocutor de su oído, escucho una frase que me encanta: "Suspende mi agenda que mi asistente no puede". A medida que me observa enrojecido y empujando mi cabeza sobre su abultada entre pierna.

Y con una maestría que me la ha dado su estadía a mi lado, me arrodillo mordiendo su caliente contorno mientras lamo por encima de la tela.

—No me hagas rogar —jadea.

—Pídeme que te coma la verga —suelto entre pequeños gemidos que no puedo controlar cuando siento excesivo deseo por hacerlo mío y escucharlo perder los estribos...

Jimin, jadea entrecortado a medida que se le aflojan las piernas y lo trabo con mis rodillas, empezando el tortuoso descenso de su cremallera e inundando de saliva cada centímetro de tela que se interponga entre su piel y mi boca... Llevándolo al límite cuando siente mí respiración y nada lo toca. Y jadeando a medida que me aprieto la verga para calmar mi calentura.

En el momento en que tengo su pantalón sobre sus tobillos, me dedico a marcar con la llama del deseo que provoca mi boca sobre cada centímetro de esas esculturales piernas para luego ascender y pajearme entre medio de las mismas, regando con mi lengua lametones cada tanto, que solo lo provocan.

—¡Maldita sea! ¡Cómete mi verga! — Finalmente, exige mi pelimorada belleza agarrando mi cabeza y ahogándome con su humeda dureza.

Deliciosos y continuos atores que provocan que me lloren los ojos por la puta gloria de sentir luego su descarga espesa y caliente. Tragándome todo hasta que me aleja por estar hipersensible en la cabeza de su verga a medida que intenta recuperar el oxígeno cayendo al piso.

De inmediato, solicito a la IA que temple el piso, no quiero que mi hombre se enferme por andar haciéndose el que todo lo puede.

—Amor, ¿te encuentras bien? —cuestiono cuando veo su abarrotado cuerpo alicaído y casi sin respiro.

Pero cuando no escucho respuestas y me acerco, me sorprendo por el repentino cambio de posiciones de nuestro cuerpos.

—¿P-preocupado a-asistente? No me voy a morir hasta tenerte bien adentro, cariño. Me urge la necesidad de verme montarte en el piso como el cavernícola en el que me conviertes.

Me río ante sus palabras. Y con la verga más parada que nunca y llorando a gritos por su dueño, le digo: —Te amo, así que me preocuparé siempre, señor ex fino. Ahora, muéstrame que puedes hacer con tu culo.

🌆FIN🌆

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