capítulo 14

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—Me grito feo. —habló la chica.

—Sabes cuál es tu misión. No debes fallar.

La chica se levantó y salió, debía de acercarse al alfa pálido como sea, después de todo era por beneficio.

Llegó a la casa del alfa y sonrió.

—Bueno. —suspiró y tocó la puerta.

Jimin estaba jugando con el bebé cuando escuchó la puerta, se acercó y la abrió.

Frunció el ceño al ver a la misma chica de la vez pasada.

—Vengo en son de paz. —dijo la chica—. Sé que mi comportamiento fue indebido, pero no sabia como comportarme frente a mi destinado.

—Jungkook no puede ser tu destinado. —respondió Jimin.

—Mi loba me lo dijo por eso actué de forma celosa. —hizo reverencia—. Perdón si te trate mal, no era mi intención.

—¿Cómo sé que lo que dices es verdad?

—El aroma de él es café amargo y limón. Y su tercer aroma es vainilla.

Jimin trago saliva y la dejó entrar para que pudiera hablar.

(...)

Al llegar Jungkook y ver a Jimin junto con la chica se les quedo viendo a ambos con sorpresa.

—Hyung tú y ella deben hablar. —dijo Jimin dándole al bebé—. Debo irme.

Jungkook miró a la chica y luego a Jimin el cual iba saliendo de la casa del amyor, el alfa salió corriendo detrás del omega.

—¡Jimin! —gritó al omega el cual se detuvo.

—Jungkook ella es tu omega... ¡Es tu destinada!

—¿Quién lo dice? —preguntó Jungkook— ¿Ella?

—Conoce ti tercer aroma.

—Jimin te hice una promesa.

—Yo también y ya no es necesario que estés conmigo. —miró al bebé el cual estaba siendo cargado por Jungkook—. Te seguiré ayudando con Soobin porque me ofrecí.

Jungkook vio como el omega se giraba, muchos que los miraban pensaban que era una pareja que se estaba separando.

El alfa negó, Jimin era su mejor amigo.

—No puedes hacerme esto. —habló adolorido el pelinegro.

(...)

La chica miraba toda la escena desde la casa del alfa, saco su celular y marco un numero sin dejar de ver a la pareja.

—Ya esta hecho. ¿Mmm? Comprendo.

Colgó al ver como el omega se iba y dejaba al mayor, este regreso y vio a la chica. Entro a la casa y recostó al bebé en la pequeña cuna que había en la sala.

—¿Cuánto quieres? —preguntó el alfa serio.

—¿Querer qué? Pensé que al ser tu destinada me ibas a tratar mejor.

—¿Cuánto dinero quieres? Porque sé muy bien que mi destinada no eres.

La chica sonrió y se acomodo mejor en el sofá y suspiró, debía hacer su mayor esfuerzo. Aunque al parecer ese alfa era muy astuto en algunas cosas, no como ese tonto omega.

—Solo te quiero a ti. —contestó—. Mi alfa.  

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