Caza de brujas (1/3)

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Personajes: Tsumiki y Megumi Fushiguro, Sukuna y Yuuji Itadori.

Número de palabras (según word): 2769 palabras.

Advertencias: Muerte de personajes.

¿Cuánto miedo debe tener el ser humano como para terminar matando mujeres, niños y hombres inocentes por culpa de un rumor de brujería?

Corría el año 1420 cuando los puritanos habían decidido dejarse atrapar entre las garras del miedo, aquel hermoso pueblo que habían sido tierras de visitas por personas de la ciudad, pueblo donde reinaban las sonrisas y risas de los niños, ya no era más que un simple lugar lúgubre y plagado de gente que solo se la pasaba discutiendo, una parte del pueblo convertido en simples cenizas por culpa de los indios que solo gustaban de hacer daño y quemar sus graneros e incluso sus casas sin importarles si adentro había o no personas, un acto sumamente cruel para todos pero ni siquiera en eso podían estar de acuerdo verbalmente.

Afuera del lamentable pueblo había una cabaña cerca del pequeño bosque y del lago donde crecían plantas medicinales que solían usar para hacer brebajes y ayudar a los más pobres sin pedir nada más que su silencio a cambio de la ayuda, dicha cabaña era la única por el lugar porque allí vivían "las brujas", así llamaban los niños de la clase "más alta" de la sociedad al par de hermanos que habían visto hacer remedios con plantas cuando ni siquiera eran médicos estudiados o los veían hacer adivinaciones con cartas y huevos.

Aquello le creó mala fama a los hermanos Fushiguro quienes procuraban hacer sus brebajes y demás lo más escondidos posibles, sabían que el que los niños dijeran eso en medio de todos los adultos que se regodeaban quitándole cosas a los más pobres, los meterían en problema, por ello simplemente hacían como si nada mientras vendían comida, frutas y demás con su carreta en el mercado y mientras los demás no los veían, metían los brebajes en las canastas como medio para que no descubrieran lo que hacían.

Ambos hermanos habían quedado huérfanos de madre, a su padre nunca lo conocieron y con sinceridad esperaban no verlo nunca, el hombre no les había hecho falta en ningún momento y desde pequeños crecieron con la imagen de su madre como la única persona que luchaba día a día por ellos, así que no le tomaron importancia a la falta de ausencia paterna.

Ese día había sido fructuoso, habían entregado las medicinas y habían vendido su mercancía, al caer la tarde, ambos hermanos se acomodaron para hacer su cena para saciar sus estómagos antes de ir a dormir y aprovechando la poca luz que todavía se encontraba afuera, Tsumiki, la hermana mayor, se acomodó frente al caldero con sus cartas en manos.

No deberías hacer eso aquí afuera, esos mocosos deben estar rondando todavía por aquí Comentó Megumi viendo el bosque a su alrededor para evitar encontrar miradas curiosas.

Tranquilo, los adultos los están metiendo a su casa más temprano luego de recoger plantas para la comida Comentó Tsumiki de regreso antes de sonreírle a su serio hermano y palmeó el lugar frente suyo. Ven, siéntate conmigo y deja que te lea las cartas.

Megumi formó una mueca por lo confiada que su hermana mayor podía llegar a ser, pero no aceptó y se acomodó donde se le fue indicado, dejando que la mayor partiera las cartas antes de barajarlas con la experiencia que tenía por las generaciones anteriores a ellos y la vio comenzar a colocar las cartas boca abajo en un orden de escalera de mayor cartas a menor. La mayor comenzó a voltear carta por carta, leyéndolas en silencio hasta detenerse en la tercera, alzando la mirada hacia su alrededor y alertando de igual forma al menor.

¿Qué sucede? Cuestionó Megumi frunciendo el ceño sin entender por qué sentía escalofríos justo en esa tarde-noche donde ni los búhos parecían escucharse.

Na-Nada, creí escuchar un ruido Respondió Tsumiki con una mueca antes de terminar de subir las cartas restantes, riendo antes de ver hacia su hermano. Las cartas me dicen que llegará a ti una sorpresa doble que descontrolará tu manera de vivir Contó mientras señalaba el par de cartas antes de llevar el índice hasta otra carta. Tenemos que cuidarnos en salud, parece que viene una enfermedad que afectará a todos en el pueblo, incluyéndonos.

Mañana saldremos para abastecernos en plantas medicinales antes de salir al pueblo a vender y también tenemos que-

Ambos hermanos se dieron la vuelta hacia el ruido entre los árboles y arbustos que los alertaron de inmediato, Tsumiki tomó una lecha encendida para defenderse mientras Megumi trataba de esconder a su terca hermana detrás de sí mismo para que no corriera peligro pero la mujer se negaba a esconderse y le comenzaba a molestar. Ambos hermanos vieron salir a dos hombres de entre los arbustos, el más alto cargando al otro en su espalda, cojeando hacia el par frente a la hoguera como última salvación.

Ayúdenme por favor, mi hermano... Mi hermano se está desangrando.

Ambos hermanos vieron al recién llegado dejar caer con sumo cuidado al otro chico sobre el pasto y pudieron notar sin reparo alguno la herida que tenía en el torso, supieron que había sido obra de un cuchillo, no supieron cómo se lo ganó pero el mayor parecía estar en mejor estado, a pesar de que su tobillo estaba lastimado; los dos primeros se vieron momentáneamente antes de que Megumi accediera a la carita de cachorro que la mayor le colocaba, la vio correr hacia el interior de la cabaña para buscar la medicina mientras él mismo se acercaba al cuerpo en el suelo para retirar la ropa restante, revisó la misma con sumo cuidado y se mantuvo pendiente de la respiración ajena.

¿Qué les pasó? Cuestionó Megumi con seriedad, viendo hacia el contrario. No son del pueblo, nunca los había visto.

—Se suponía que veníamos como invitados del barón Gojō pero algo parece estar sucediendo en ese pueblo, se están llevando a las personas a los calabozos —Respondió el mayor de los hermanos Itadori mientras veía a la chica regresar para encargarse de su hermano. —Nos acusaron de brujería cuando quisimos acercarnos a ayudar a la esposa del barón y mi hermano salió lastimado tal como lo están viendo, pudimos escapar por poco pero la mujer no tuvo tanta suerte.

¿Qué sucedió con ella? Cuestionó Tsumikipasándole algunas plantas a su hermano para comenzar la curación lo más rápidoque se les era posible.

Una flecha le atravesó el pecho luego de que hombre le gritara que las brujas merecían morir quemadas pero con ella era una excepción, por nosotros habernos metido en el medio Respondió el hombre mientras veía hacia otra dirección. Se suponía que no nos pasaría nada, que podríamos ayudar a arreglar que este pueblo volviera a lo que era antes y terminamos de esta manera.

Una maldición se dejó escuchar de parte del hombre antes de ver con preocupación a su menor y se acercó un poco para dejar caer la diestra en su cabeza.

Vamos mocoso, no puedes dejarme Murmuró con cariño y sonrió pequeño. Aguanta un poco más Yuuji, eres fuerte y siempre me los has demostrado, síguemelo demostrando ahora.

Aquellas palabras hicieron que Tsumiki quisiese salvar con más empeño la vida del peli-rosa, sabía que su hermano quería lograr lo mismo y no lo culpaba, esos dos chicos habían llegado en el momento que más crisis de pobreza tenía su pueblo, pero estaban sorprendidos por lo que anteriormente el desconocido les había contado; era increíble que ahora cazaran gente por brujería y presentían que los culpables de eso eran los niños, por lo que debían cuidarse ahora más que nunca.

Una semana había pasado desde que los hermanos Itadori habían llegado y lamentablemente no habían podido irse, los hermanos Fushiguro los dejaban en su cabaña mientras ellos se iban a trabajar al pueblo y fue cuando se dieron cuenta que Sukuna el hermano mayor tenía razón y estaban apresando tanto mujeres como hombres que eran acusados de brujería, hasta ese día nadie habían sabido qué pasaba con aquellos que habían sido llevados, además del hecho de ir a parar a los calabozos y ser juzgados en la iglesia pero en esos momentos las personas del pueblo eran llevados hacia la plaza que tenía un enorme árbol que a pesar de ser tan viejo, tenía la vida suficiente como para mantenerse dando hojas de un color rojo opaco demasiado hermoso.

¡Nos encontramos hoy con estas mujeres practicantes de brujería! ¡Las hemos visto culpables de pecar y pactar con Satanás, ninguna tendrá perdón de Dios y a sus almas se les será negada las puertas abiertas al paraíso! Habló el ministro encargado en la iglesia.

¡Tú no decides si Dios nos abre las puertas de su paraíso o no! Gritó una de las mujeres.

¡Tú eres el que irá al infierno junto a esos niños malcriados! Gritó otra bastante molesta.

El ministro dio la orden muda de que colocaran la soga en el cuello de todas antes de preguntar:

¿Quién está dispuesta a confesar antes de que sean ahorcadas?

El silencio se formó en el lugar y el ministro asintió en silencio, era una pena ver que se alejaban del camino de Dios de esa manera, estuvo por alzar la mano para dar la orden de que las mataran pero se detuvo al ver a una de las mujeres querer hablar y le dio una última oportunidad.

Me considero culpable de practicar brujería Confesó la mujer sorprendiendo a todos de que confesara pero no le importó y prosiguió. ¡Pero no me sentiré culpable de lo que les diré a continuación!

¿Qué quieres decirnos, Kugisaki? Cuestionó el ministro con seriedad, no le gustaba por dónde iba todo eso.

¡Los maldigo a todos aquellos que piensen quenosotras las mujeres que practicamos herbolaría y una ciencia más avanzada,somos brujas! ¡Podrán colgarme pero mi alma volverá a sus vidas paraatormentarlos hasta volverlos locos! ¡Las enfermedades vendrán a ustedes y solo aquellos que confíen en nuestra ciencia avanzada podrá salvarse mientras que los otros morirán poco a poco! Prometió la mujer con convicción.

El ministro junto a los pueblerinos se tensaron por aquella maldición, los hermanos Fushiguro vieron hacia la castaña quien también se les quedó viendo antes de asentir, ambos hermanos sabían lo que significaba aquella señal por lo que se marcharon del lugar, pero eso no evitó que escucharan los huesos tronar de los cuellos de aquellas inocentes mujeres; era una imagen mental horrible y aunque agradecían no haberlo visto, no pudieron evitar escucharlo. Se dirigieron con su carreta hacia su cabaña, tenían que buscar la manera de salir del pueblo con todo y sus invitados, e incluso con aquellos que merecían la pena ser salvados.

Sukuna veía al par de hermanos ir de un lado al otro recogiendo sus cosas en bolsas de lona, afuera estaba la carreta con sus cosas y aquello se le hizo extraño, la mayor estaba pálida por razones que se le eran desconocidas pero se mantuvo en silencio por pocos momentos, al menos hasta que sintió el jalón en su camisa, su hermanito había despertado y se movió tan rápido que ni siquiera el dolor en su cuerpo entumecido le afectaba.

Mocoso, estás despierto Saludó contento mientras le cambiaba el pañuelo de la frente.

¿Cómo te sientes? Cuestionó Tsumiki al acercarse al menor que no había despertado sino hasta ese momento y sinceramente estaban por darlo por muerto.

A-gua Pidió Yuuji con dificultad, no sabía quién era aquella mujer.

Tsumiki tomó un cuenco con agua para esperar a que Sukuna acomodara con cuidado a su hermano para darle agua con pequeños sorbos, esperando que no se ahogara.

¿Qué está pasando? ¿A dónde van? Cuestionó Sukuna a la mujer al ver al pelinegro salir con las bolsas de lona hacia la carreta.

Debemos marcharnos, vendrán por nosotros por ser los más conectados a lo que ellos ven como una brujería y si nos encuentran, seremos quemados en la hoguera Respondió Tsumiki en un murmullo hacia el mayor. Pueden quedarse aquí y enfrentar a esa gente o ir con nosotros, trataremos de pasar a la ciudad por entre el bosque.

Gui-ados por la lu-na Murmuró Yuuji llamando la atención de los dos mayores.

¿A qué te refieres con guiados por la luna? Cuestionó Tsumiki viendo al chico en cama que se levantaba solo como si no tuviera aun una enorme herida en el torso.

¡Ya sé a lo que te refieres mocoso! Exclamó Sukuna viendo ahora hacia la mujer. ¿Tienes las cartas que estabas usando la noche que llegamos?

Tsumiki asintió y vio a su hermano acercarse con ellas, Yuuji las tomó con una sonrisa antes de dirigirse hacia la mesa a paso lento y de manera terca ya que no quería ser ayudado, se sentó con dificultad antes de comenzar a barajar las cartas y una vez estuvieron listas, las abrió como un abanico, manteniéndolas boca abajo antes de ver a su hermano extendiéndole su péndulo, se concentró lo suficiente como para comenzar a murmurar por lo bajo, pidiendo ayuda a la luna para que los guiara por buen camino y una vez que el péndulo se detuvo sobre una carta, la tomó para voltearla, tensándose visiblemente antes de levantarse con dificultad, tomándolas todas y volteando a verlos.

Es hora de salir, ahora Ordenó con más fluidez en sus palabras, tomando la camisa que su hermano le pasaba.

¿Qué sucede? Cuestionó Tsumiki mientras era arrastrada hacia afuera junto a su hermano por el mayor.

Viene peligro Respondió Yuuji deteniéndose detrás de la carreta y vio hacia los árboles con seriedad. Corrijo, tenemos el peligro rodeándonos.

Los hermanos Fushiguro vieron con terror al mismos sitio donde se encontraba el ministro con su gente, todos llevando armas en mano y supieron que hasta ahí iban a tener que llegar.

¡Ya no tienen escapatoria, son practicantes de brujería y pactaron con Satanás para mantener vivo a ese chico! Gritó el ministro con terror escondido.

Sukuna, llévatelos Murmuró Yuuji dándole a su hermano las cartas, empujándolo hacia la carreta donde estaban los hermanos montados. Nos encontraremos en el punto que la luna te indique, espérenme allí.

Ten cuidado mocoso, no te sobre exijas demasiado que si llegas al lugar con esa herida abierta, yo mismo te mato Prometió Sukuna subiéndose a la carreta.

¡Espera, no podemos dejarlo aquí herido! Exclamó Megumi con preocupación mientras veía al peli-rosa menor sonreír hacia la gente entre los árboles.

Podemos y lo haremos, el mocoso estará bien, hoy es noche de luna llena Respondió Sukuna haciéndolo sentar de vuelta y vio hacia la gente con una sonrisa tétrica sobre sus labios. Enfréntense a la verdadera brujería, cabrones.

Con esas últimas palabras echó a andar el carruaje con todas las cosas mientras Yuuji se colgaba el péndulo en el cuello, tarareando con una sonrisa igual de tétrica que su hermano mientras se acercaba al ministro, alzando las manos para entregarse y cuando vio que estaban cerca de hacerlo, corrió por entre los árboles, esquivando las flechas y convirtiendo aquello en una cacería.

Escuchaba los ladridos de los perros de caza, los pueblerinos correr detrás de él mismo y además, sentía la herida en su torso palpitar; sabía que esa última sensación era preocupante, porque si bien eran las plantas correctas para curarlo, ninguno de los hermanos parecía saber un poco más de brujería, lo de ello era una brujería simple pero ya luego les enseñaría. Llegó al pueblo, a la plaza y vio a los adultos con los niños reunidos alrededor de un carruaje donde se transportaba el heno, sobre este estaban cuatro mujeres y se dispuso a caminar hacia el carruaje sabiendo que estaban detrás y listos para cazarlos.

Tomó la mano de una de las mujeres y sonrió al ser reconocido, era parte de un aquelarre que fue destruido por gente como la de atrás, una flecha pasó por encima de su hombro e impactó contra el pecho de la mujer, matándola frente a sus ojos, lo mismo sucedió con las demás pero a estas solo las herían y de pronto, el fuego comenzó a crepitar hasta envolver todo el carruaje como si fuese papel y sin darle tiempo a rescatar a ninguna.

¡Esta es la caza de brujas y ahora tú, brujo, serás el siguiente! Sentenció el ministro apuntándole con la flecha.

Eso si logran alcanzarle, porque se equivocan si piensan que solo soy un brujo Respondió Yuuji volteando hacia el hombre con el iris pintado de amarillo y colmillos saliendo de su boca. Récenle a su Dios si es que él aún no los ha abandonado porque sus almas serán la comida para saciar mi hambre.

¡Hello! Subiendo un día después porque sí :3

El día anterior faltante es porque no lo entendí pero ya estaré subiendo los demás, este tiene segunda parte.

¡Nos leemos luego, lunitas! LOVIU besitos en la cola ♥

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