Regla #08

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08: No tengan citas.

POV. Meliodas

Bien, admito mi pecado. ¡¡Yo la espié durante toda la maldita cita y fue mi idea!!, pero eso no lo debe saber ella, digo; me mataría si le suelto que siempre la estuve espiando porque nunca confíe en "señor bonito", aunque lo admito, me dio miedo y agradezco que ya no se nos haya aparecido. Sigue muy desanimada por lo que pasó esa noche que, no me quedó de otra que decirle que ya lo sabía.

Fue muy testaruda y necia al creer que yo también estuve involucrado, pero no estaba tan seguro que de verdad se fuera a provechar, ni ella me escuchó cuando le dije que era una mala idea, pero hemos aquí. Terminó cediendo el chico que le gustaba y terminando contacto con su "mejor amiga".

Ya van dos días que la encuentro hecha bolita con las mantas y con un bote de helado de menta mientras veía de esas películas gore explicitas.

—¿De nuevo viendo eso? — tomé el control y apagué el televisor ignorando su puchero. —Luego porque no puedes dormir. — berreo entre dientes tomando una porción grande de helado para echárselo a la boca.

—Tengo que aprender a como esconder cadáveres. — comenzó descaradamente con la boca llena, como costumbre cuando estaba de mal humor. —Creí que estabas con tu novia. — rodó los ojos, aunque no entiendo porque esa entonación sarcástica en su voz.

—Ni, aunque tuviera novia, sabes que no te dejaría sola. — comencé acercándome a ella para sentarme a la orilla de la cama viendo cómo se escondía entre las mantas.

—Creí que Liz y tu...

—¿Recuerdas cuando fuimos a la cita doble? — emitió un sonido afirmativo levemente mientras yo solo torcía más mi mueca. —Nos hicimos buenos amigos, pero no teníamos conexión ni atracción el uno por el otro; además no sabía que ella ya tenía pareja. — ella descubrió su rostro algo extrañado.

—¿De verdad? — asentí levemente. —Creí que salías con ella. — no entendía por qué. Sé que hemos estado mucho tiempo juntos y conviviendo, pro solo porque me parecía un apersona agradable y amigable, solo eso. No sentía nada más que amistad por ella y de verdad esperaba que Elizabeth no malinterpretara esa relación.

—No. Y hablando de salidas, ... cámbiate que apestas a tristeza y, además nos vamos; necesitas distraerte un rato. — indique tratando de animarla y quitarle las sábanas de encima, pero ella solo se aferraba más con terquedad.

—¡No quiero! — carraspeó.

—No te pregunté. No seas necia y andando. —, pero parecía que en verdad no quería salir. Yo no podía dejarla así de deprimida por lo que no me dejó otra opción. —Bien, supongo que tendré que ir solo a la feria a divertirme y comprar de esos dulces artesanales de leche que tanto te gustan. — comencé burlón alejándome de ella. —Te excusare con Diane y Elaine.

—¡Espera! — ella se descubrió saliendo de la cama con repentino entusiasmo. —¡Ya voy!

—Nishishi. — negué un par de veces, sé lo mucho que ama ir a la feria, comer hasta no poder, subir a la montaña risa para terminar vomitando y volver a hacerlo. Una salida grupal es más que necesitaba para mejorar ese ánimo para que se olvide del mal pasado.

[...]

Como acordamos, nos reunimos con el resto en la entrada de la feria antes de correr como raros por toda la plaza. Tuve que comprarle un par de dulces a Eli para ir a cualquier atracción mecánica hasta terminar mareados y vaya que me dolió la cabeza con tanto grito de King llorando por su mamá y Ban abrazándose a mi diciendo que iba a morir, ¿cómo no iba a entrar en pánico? También grité como nena.

Al salir, a diferencia de nosotros temblorosos y apreciando la vida, las chicas salieron riendo y dando sugerencias de a dónde ir a continuación. Mala suerte para nosotros cuando nos metieron a una caja embrujada. Salí gritando por mi mami al igual que Ban y King, bueno... este último nos lo tuvimos que llevar cargando ya que se quedó paralizado. Después de nosotros salieron Eli, no entendía como podía gustar de los sustos a muerte y salir riendo, pero verla así de alegre hacía que valiera la pena; sin embargo, llegó el momento del ocaso.

Teníamos planes de ir a la rueda de la fortuna, pero las cabinas solo eran para solo cuatro personas. Solo un detalle, no entendía las miradas extrañas entre mis compañeros.

—Oye, ellos dos van solos. — amplié los ojos a la par mientras negaba esa idea y mi amiga solo estaba distraída que no escuchó. Entre risas cómplices subieron a la atracción antes de dar un par de vueltas y detenerse en otra de donde salió una pareja enamorada.

—Diviértanse. — enunció el trabajador casi sin expresión en su rostro y algo aburrido para mi gusto.

—Vamos Meliodas. — me tomó de la mano y me jaló dentro del espacio pequeño. ¿Es buen momento para decir que me da vértigo?

Fueron minutos en los que estuvimos en los aires girando lentamente, de vez en cuando se detenía durante largos minutos. Tranquilo, una hermosa vista y una buena compañía sentada a mi lado mientras tanto de no mirar abajo y ponerme nervioso.

—Veo que ya te sientes mejor. — me miró con sus alegres ojos azules asintiendo. —Espero te hayas divertido.

—Lo hice. Muchas gracias. —, pero jamás esperé que ella me fuera a querer dar un beso en la mejilla, sin querer moví mi rostro para verle dando como resultado a que ese gesto terminara en mi boca. Elizabeth abrió los ojos sonrojada y apartándose de mi mientras exclamaba: —P-P- ¡Perdóname Meliodas! Yo...Yo no quería...

—Está bien, eh... — diablos, ahora debo estar igual de sonrojado. —Solo está bien, fue un accidente. — más nunca dije que eso me gustó más de lo que debería, ese pequeño beso suyo me aceleró más que a cualquier chica que hay besado.

[...]

Nuestra "cita" llegó a su fin después de bajar y encontrarnos a nuestros amigos con unas miradas que delataban que se habían enterado de lo que había pasado, no sé cómo, pero se lo dejamos más que en claro que fue sin querer. Los amigos no se besan después de todo.

La acompañé a casa, era muy tarde y seguramente su madre estaba durmiendo, así que tuvo que abrir la puerta muy despacio para que no delatara su llegada.

—Muchas gracias Meliodas, me divertí mucho. — me abrazó como siempre lo hacía, pero por una razón u otra no quería sepárame, aunque lo hizo. —Y lamento de nuevo lo del beso, no quería dártelo en la boca si no en la mejilla... no es que no quisiera, pero no debo... eh ¡no! olvida eso... solo eh...

—Está bien, solo dejémoslo pasar. — no sé, pero yo no lo haría ya que inconscientemente acaricie su mejilla sonrojada y acaricie su labio inferior dejándola pasmada.

—¿Meliodas? — no lo soporte, acune su rostro y la acerque para besarla con lentitud esperando algún rechazo, pero no. Ella... ¡Me correspondió completamente! ¿Por qué mi corazón late tan rápido como si hubiera corrido tanto?

Ladeo su cabeza para tener mejor acceso y logramos profundizar, escuchaba sus intentos de buscar aire por lo que nos separamos con con un sonido sordo en nuestros labios, soltando un jadeo viéndola a los ojos tan brillantes en la oscuridad. Mi sorpresa fue cuando esta vez ella fue quien me besó con más intensidad y yo solo me aferre a su cintura.

Este momento era distinto, no era excitación impulsiva, era un calor abrazador que me pedía quererla de pies a cabeza y... Así fue.

No sé cómo rayos terminamos así, pero fue como la primera vez con la diferencia que no tenía miedo ni inseguridades, solo tocaba con cuidado las partes que ya sabía que le gustaba, incluso la hice gemir en un punto de su cuello antes de soltar una risita y ser ella quien me abrazara cuando por fin nuestras prendas desaparecieron del cuerpo.

Recorrí todo de ella hasta sus piernas, esta vez incluso descubrí lunares escondidos y adorables pecas en su espalda. Por primera vez fuimos lentos, nos sonreíamos, nos besábamos, nos abrazamos como si solo fuera un sueño... la manera tan hermosa que gemía cuando se le escapó mi nombre un par de veces, por lo que no hice más que besarla para callarla mientras continuábamos con nuestras caderas moviéndose bajo las sábanas.

Sus uñas arañaban mis hombros y espalda, sus pies pegándose detrás de mi espalda baja para acercarme más a ella, incluso me sentí desfallecer cuando ella entrelazo sus manos con las mías mientras me susurraba: "Te quiero"; yo respondí: "yo igual".

Esto no era simple curiosidad, no era simple impulso, no era excitación, no era solo necesidad de nuestro cuerpo, no era simple sexo... Solo nuestra primera vez.

Carajo, no puede evitarlo, pero ahora por mucho menos acepto que solo seas mi amiga. 

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Nooo, como quien dice: Ya valió madres :v

Pero no se despeguen que falta dos reglas más >:3

Sin más, gracias por leer.

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