quince

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Benny había llamado a Lily diciéndole que tenía una increíble noticia y que se reuniera con él en casa de Ethan.

Llegó justo a tiempo, al mismo tiempo que Benny se acercaba a la puerta de Ethan.

—Hey, ¿cuál es la "increíble noticia"? —preguntó ella.

—Venga, vayamos a por Ethan, luego te la cuento.

En cuanto les abrieron la puerta, subieron a la habitación de Ethan, y Benny cerró la puerta tras ellos con rápidez.

—¡Tío! Tus padres se han ido y tenemos la casa para nosotros. Bueno, salvo por tu hermana y Sarah, tu niñera —Ethan puso los ojos en blanco ante la broma del castaño—. ¿Sabes lo que significa eso?

—¿Que rima con videojuegos? —respondió él, con una sonrisa cómplice.

—Vale, ¿puedes decirme ahora, por favor, cuál es esa " increíble noticia"? —dijo Lily, impacientándose.

Benny sacó un videojuego de detrás de su espalda.

—¡Caballeros Ninjitsu IV!

—¡De ninguna manera! —contestó Lily, quitándole el juego de las manos y mirando la portada. Aunque odiaba admitirlo, era una friki, al igual que ellos. Se había criado con ellos, así que cómo no iba a serlo.

—Cinco horas de cola para conseguirlo, ¡y con ganas de mear todo el tiempo! —contó Benny, sonriendo.

Ethan le quitó el juego a Lily.

—Bueno, esto vale hasta el último problema renal.

—Este juego tiene muy buena pinta, tienes mucha suerte de haberlo conseguido —le dijo Lily a Benny, mirando el juego por encima del hombro de Ethan—. Espera, ¿y necesitamos tener la casa solos para esto?

—Ya sabes, para gritar y todo eso —respondió Benny, encogiéndose de hombros.

—¡Tú gritas todo el tiempo! —le dijo Ethan—. Mi madre no hace más que decirte-

—¿Queréis jugar o no?

Los tres corrieron hacia el ordenador y pusieron en marcha el juego.

—¡No! —soltó Ethan, mientras intentaba arreglar el procesador roto—. ¡No es justo! ¡No puedo creer que se queme el procesador ahora! —cogió su destornillador y jugueteó con la placa del circuito, mientras Benny y Lily miraban el libro de hechizos—. Espera, puedo empalmar estos cables, y ponerlo a funcionar.

—O podríamos usar un pequeño hechizo de reparación —sugirió Benny mientras levantaba la vista de su libro de hechizos—. ¡Arregla cualquier cosa! ¡Está escrito aquí! Aunque mejor dejo que lo haga Lily —los dos se sonrieron el uno al otro.

Se oyó un pitido procedente del procesador.

—¡Ja! ¡Toma ya! Volvemos al negocio —les dijo Ethan, con el puño en alto. Benny dejó su libro de hechizos en la mesita de noche de Ethan y corrió hacia el ordenador.

—Y el negocio es cortar cabezas —contestó Benny mientras los tres agarraban sus mandos y empezaban a presionar los botones. Cuando a Lily le pareció oír un sonido, se volvió para mirar la puerta del dormitorio de Ethan. Como no había nada, se encogió de hombros y siguió jugando.

—Ethan, tienes que ver esto —llamó Sarah desde la habitación de Jane.

Los tres suspiraron y fueron al cuarto de al lado, Lily se quejó.

—¡Ugh! Estábamos casi en el siguiente nivel... —se detuvo al ver a una chica de pelo azul deambulando por la habitación de Jane—. ¿Es esa...?

—¿Una Debbie Dazzle tamaño natural? Síp —le informó Benny, a su lado—. Una vez soñé algo así.

—Jane, ¿podemos hablar un minuto? —preguntó Ethan y Jane, Sarah y él se dirigieron al otro lado de la habitación, en cuanto a Benny y Lily, se quedaron apoyados en la puerta.

—¿De verdad has soñado con una muñeca? —le preguntó Lily con una ceja alzada a Benny, que miraba soñadoramente a Debbie.

—Sí, ¿quien no? —contestó él, Lily negó con la cabeza ante su rareza.

—¡Tomaremos un helado e iremos a una fiesta de patines! —ideó Debbie, girándose para mirarlos.

—¡Sí! —chilló Jane.

—¡Me apunto! —dijo Benny de inmediato con una gran sonrisa.

—¡Nada de fiestas! —replicó Ethan—. Hay que volver a convertirla en muñeca.

—¡No! ¡No quiero volver! Es aburridísimo. Quiero divertirme. No volveré. ¡No quiero! —dijo Debbie, enfadándose ligeramente, lo que asustó a Lily. Tenía un ligero miedo a las muñecas desde que tomó la terrible decisión de ver una película de terror sobre una poseída, sola.

Se acercó más a Benny y se mordió el labio inferior.

—¿Tienes miedo? —murmuró él.

Ella asintió.

—Un poco, las muñecas me ponen los pelos de punta... —se detuvo al sentir que Benny le tomaba la mano, esbozó una sonrisa y volvió a mirar a la muñeca de tamaño natural que tenían delante.

—Tranquila, Debbie. No dejaré que te cambien, ¡te lo prometo! —dijo Jane, corriendo hacia la peliazul.

—¡Oh, guay! —dijo ella con dulzura—. Vamos a celebrarlo. ¡Fiesta baile con pastelitos!

Jane arrastró a Debbie abajo a la cocina y Lily se sintió aliviada.

Sarah se acercó a Benny y le entregó el libro de hechizos.

—¡Busca como deshacer esto! ¡Ahora! Lily, ayúdalo, juntos lo arreglaréis más rápido —su mirada descendió hasta sus manos, que estaban unidas. Los dos las vieron y se apartaron al instante, haciendo reír a la morena, que se alejó, siguiendo a Jane y Debbie.

Benny se quejó.

—¡Agg! No es tan sencillo. Jane usó un hechizo diferente —empezó a hojear el libro.

—O palabras diferentes —añadió Lily—. No podemos revertirlo hasta que sepamos el hechizo exacto.

¡Fiesta en la cocina! —se escuchó de abajo.

—Vosotros... encontrad el hechizo. Rápido —dijo Ethan, mientras seguía a Sarah escaleras abajo.

—Oh, ósea que tú sí vas a la fiesta. ¡Muy justo! —le gritó Benny sarcásticamente.

Los dos entraron en la habitación de Ethan y se sentaron junto a su ordenador con el libro.

—Así que debía de usar el hechizo de reparación, ¿no? —preguntó Lily. Se puso más cerca de Benny y echó un vistazo a su libro de hechizos, sus hombros se tocaron ligeramente, haciendo que ambos se pusieran un poco nerviosos.

—Sí, pero no creo que acabara usando ese —respondió él, hojeando el libro.

—Bueno, sea cual sea el hechizo que usó tuvo que haberlo pronunciado mal, ¿no? Porque no ha practicado —preguntó Lily.

Benny asintió.

—Definitivamente —se giró para mirarla— Entonces, todo lo que tenemos que hacer es averiguar qué hechizo fue, y cómo lo pronunció, así podemos volver a cambiar a Debbie.

—Más o menos, pero tendríamos que averiguar el hechizo exacto, y no creo que nos lo vaya a decir.

Benny dejó escapar un suspiro.

—Eso parece mucho trabajo, menos mal que tengo a una de las mejores brujas de la ciudad para ayudarme.

Lily se rió, mirando hacia él.

—No creo que sea la mejor bruja.

Benny se encogió de hombros.

—Yo creo que sí lo eres.

Hubo un par de momentos de silencio mientras se quedaban mirándose a los ojos, hasta que Lily aclaró su garganta y rompió el contacto visual.

—Así que, eh...

—¿Quieres terminar de jugar a Caballeros Ninjitsu IV? Quiero decir, básicamente lo hemos resuelto así que... —le sugirió él, parándose al final.

—Sí, claro.

Cuando los dos terminaron de jugar, bajaron las escaleras y vieron una muy desordenada cocina.

—¡Jo jo, esto es una fiesta de los pastelitos! —exclamó Benny, mirando a su alrededor con una gran sonrisa en la cara.

—¿Habéis encontrado algo? —preguntó Ethan, volviéndose hacia ellos.

—Bueno, tenemos una noticia buena y una mala —se adelantó Lily—. La mala: no hemos encontrado el hechizo.

—La buena: ¡estamos en el nivel 2 de Caballeros Ninjitsu IV! —gritó Benny contento, chocando los cinco con Lily.

—¡Lleváis con eso una hora! —Sarah resopló, enfadada por la facilidad con la que se distraían.

—Es un juego difícil...

—¡Mm, uno de limón! —Debbie le ofreció a Sarah un pastelito, pero ella lo rechazó.

—No, por favor. No más pastelitos.

—Ooh, yo tomaré uno —Benny sonrió, cogiendo un pastelito de la mesa.

—¡Oh, no! Mira tu ropa —dijo Debbie, mirando el cárdigan rosa de Jane, que estaba cubierto de mezcla de pastel—. Ya sé a qué jugar después. ¡A Debbie Dazzle y su show de la moda!

—¡Vale! —contestó Jane, soltaron una risita y empezaron a salir de la cocina.

En el camino, Debbie se agarró el estómago, con dolor.

—¡Au!

—Eh, ¿estás bien? —le preguntó Ethan. En cuanto le dijo eso, se agarró a él y pareció tener una visión.

—¡Estoy bien! Genial, de hecho. ¡Vamos a divertirnos con la moda! —dijo Debbie mientras seguía a Jane. Lily se estremeció por la forma escalofriante en que lo dijo.

Cuando ella se fue, Ethan se agarró a la mesa.

—¡Eh, eh! ¿Qué ha pasado? —preguntó Benny, mientras Ethan recuperaba el aliento.

—Tuve una visión. Debbie necesita energía vital para conservar la forma humana. La absorbe a través del contacto. Si... si nosotros... —casi se cae de nuevo, pero Benny lo ayudó a levantarse.

—Uy, tranquilo, colega. Quizá te haya absorbido un poco.

—Espera, tal vez si le impedimos tener contacto con la gente, vuelva a convertirse en muñeca.

—Esperemos, me está poniendo de los nervios —contestó Lily, mientras sonaba el timbre de la entrada.

Ethan abrió la puerta para revelar a Rory.

—¡Sí! ¡La diversión empieza ahora! —exclamó el rubio con una sonrisa.

—Rory, no es el mejor momento —dijo Ethan, preparándose para cerrar la puerta.

—Espera, ¿no vais a invitarme a entrar?

—Lo siento, la diversión empieza más tarde —dijo Benny, cerrándole la puerta en sus narices.

—¿Eso no fue un poco duro? —les preguntó Lily, con los brazos cruzados.

Benny se encogió de hombros en respuesta.

—Lo superará.

Los cuatro observaron cómo Debbie y Jane desgarraban la ropa para su show de la moda.

—¿Esto es lo que las niñas suelen hacer con sus muñecas? —preguntó Benny confundido.

—¿Tú no lo haces con las tuyas? —contestó Sarah, Lily se rió.

—Las mías son figuritas de acción —replicó él.

—Tenemos que pillarla a solas —susurró Sarah.

—¿Quizás podamos encerrarla en una habitación o algo así? —sugirió con duda Lily.

—Buena idea —respondió Ethan—. Eh, Debbie. ¿Sabes qué? Acabo de encontrar... cosas que creo que van con los zapatos.

—Ooh, ¡me encantan los complementos! —Debbie sonrió y siguió a Ethan a su cuarto.

Lily se movió para seguirlos, pero Sarah la agarró del brazo.

—Espera, tengo que hablar contigo —le dijo en voz baja, sonriendo ligeramente—. Vamos, Jane, es hora de ir a la cama.

Cuando las chicas salieron de la habitación de Jane, Lily comenzó a bajar las escaleras, hasta que Sarah la detuvo.

Se quedaron fuera de la habitación de Jane y Sarah la miró con una sonrisa cómplice.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó ella, tratando de disimular su entusiasmo.

—¿Qué ha sido, el qué? —respondió Lily, muy confundida.

—¡Vosotros dos! Tú y Benny, ¡estabais cogidos de la mano!

—Sí... —Lily se rió—. ¿Cómo es que no te emocionaste tanto la última vez que nos cogimos de la mano, ya sabes, cuando Jesse estaba cerca?

—Eso es porque en aquel entonces no os conocía tan bien. Pero ahora que os conozco, sé que sois perfectos el uno para el otro, y de verdad quiero que estéis juntos —sonrió emocionada—. Entonces, ¿te gusta?

Lily suspiró.

—No sé... Últimamente me siento diferente con él, como si quisiera que fuésemos algo más que amigos, y cada vez que estoy cerca de él me pongo nerviosa y... —se mordió el labio inferior—. Mierda, sí me gusta.

—¡Lo sabía! —chilló Sarah, que luego frunció el ceño al notar que Lily parecía preocupada—. La expresión en tu cara me dice que crees que esto es algo malo...

—Es sólo que, es uno de mis mejores amigos, ¿acaso el hecho de que me guste no arruinará nuestra amistad?

Sarah se encogió de hombros.

—Bueno, a veces hay que arriesgarse, además no es que se tenga que enterar todavía, pero espero que se lo digas en algún momento.

Lily dejó escapar un suspiro.

—Bien —sonrió—. pero no puedes decírselo a nadie, ¿vale?

—Vale, ¡vamos abajo a ver a tu novio! —dijo la morena, arrastrando a Lily por las escaleras.

—Él no es mi novio —murmuró ella, aunque no pudo evitar sonreír.

—Jane está sobando —informó Sarah, mientras ella y Lily entraban en la cocina.

—¡Genial! Ahora sólo hay que convencerla de que ha soñado todo esto —respondió Ethan.

El grupo se detuvo al oír abrirse la puerta.

¿Hola? Ya llegamos.

—¡Mis padres! Sarah, ¿puedes entretenerlos? —le preguntó Ethan, ella asintió, sonriendo a Lily antes de irse.

Los tres comenzaron a limpiar hasta que Lily suspiró.

—Chicos, ¿puedo usar un hechizo para limpiar todo esto?

Los dos chicos se volvieron para mirarla.

—¿No podías haberlo hecho antes?

—Bueno, sí, pero Ethan, tú entrando en pánico eres muy divertido de ver.

—Es verdad —respondió Benny mientras se reían y se chocaban los cinco.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro