Capítulo 18.5

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Cuan grande bosque enciende un fuego pequeño

L

a noche cayó y con ello subió mi ansiedad. No entiendo el horror que significa para mí caminar por la calle con luna en alto y cielo estrellado. Mis manos temblaron como mi cuello y cabeza por la pesadez de pensamientos y de los momentos que he vivido hoy. Fue un día terrible de todas las formas posibles. Tanto para aquellos que asistieron a la iglesia y fueron raptados; como para algunos que regresaron con algunos golpes, cortes y traumas.

La brisa fría chocó agresivamente contra la piel expuesta por mi vestido roto y con ellos todos los recuerdos de las nevadas chinas. Sobé mis brazos y me abracé a mí misma tiritando los dientes y sintiendo un escalofrío recorrer mi columna vertebral.

Próximamente blancos copos en masa decorarán el paisaje citadino. La nieve es hermosa, divertida y agraciada, pero entrando en la paranoia; me asusta mucho. Por lo que prefiero permanecer resguardada como si fuera un desastre natural en vez de una estación climática.

Muchas más personas aún seguían siendo interrogadas por policías y algunas puestas tras prisión quién sabe porque motivos. Salí de la estación policíaca abrumada, adolorida y con el cuerpo tan quejoso como si fuera clavado malignamente por muchas agujas que en vez de proporcionarme efectos curativos, fueran con la intención de asesinarme o dejarme en un mar de dolores.

Un costo de tres mil yuanes fue mi mentira oculta tanto años y sin intención de revelarla de alguna forma porque ya lo había resuelto. Aunque solucionado, el acto si lo había cometido y la culpa persiste por mas añeja que sea.

Otra preocupación que añadir a la larga lista: conseguir tres mil yuanes para pagar la multa y no poder cubrir la renta, ni comida este mes o, en su defecto; encontrar otro trabajo que si sea remunerado.

Suspiro y alejo la pesadez de mi cabeza para empezar a andar. No he hecho nada de la lista, debo convertir en el Señor al loco y atolondrado de Yinzhao, debía preguntarle directamente a sus ojos si es el ex de la señorita Zhang con el fin que lo confiese, el siguiente punto sería reunirlos románticamente, aprobar la pasantía, asistir a la despedida de soltera y al festival. Y, por otro lado... Hablar con Chan, debo conocerlo mejor... Presiono los deditos de mis pies y trato de enrollar un mechón de mi cabello. Arrugo la cara dándome cuenta que ahora no puedo. Me golpeó la frente mirando al suelo con premura.

¡Maleantes, robaron el velo natural que me dotó Dios para alabarlo!

Veo una roca, ya que estoy debajo de un árbol esperando un bus, por lo menos no se llevaron mi bolsa y mi teléfono, aunque hubiera preferido eso antes que la vida de esos niños inocentes.

Freno mi andar y colocó mi mano desnuda sobre aquella corteza y veo ondear sus amarillentas hojas con la brisa. Muchas caen al suelo, otras se quedan amontonadas en pequeños grumos, las pisan las personas o terminan en la carretera o en la alcantarilla.

Así somos nosotros, llevados de allá para acá por la corriente de este mundo desde el momento en que el Padre lo decidió, debido a nuestra rebeldía. Nunca agradecimos a Dios por lo que hacía por nosotros; en cambio lo traicionábamos con ídolos que no ven ni sienten. El Señor intento tras intento de hacernos entender, nos concedió lo que merecíamos según nuestros actos; desligarnos de Él y nos dejó a nuestra propia suerte.

Y aquí estamos, solo en el Segundo Pacto hallamos la salvación de nuestras almas, pero esa ya es otra historia...

De tal manera como estás hojas me recuerdan aquello, también me recuerdan lo otro. Este árbol es sin fruto, apenas servirá para ser adornado por la fría nieve cuando venga el invierno y ser la casita de pajarillos en primavera y demás estaciones cálidas.

Tras esta reflexión final, tomo una decisión.

Me dirigí al hospital donde la mayoría de los heridos de la profanación sufrida a la iglesia se encuentran. Apuñalados, disparados, golpeados con contusiones o huesos fracturados están.

Me apuré en ir a cada habitación y tratar de entrar, lo cual era tarea difícil debido a que no soy familiar de nadie aquí. Mas, justamente eso; las familias me permitieron pasar para orar por su pronta recuperación y muchas cosas más. Trataron de hablar conmigo, pero soy tonta para expresarme. Por otro lado, si no tuviera fobia a las inyecciones; hubiera sido médico.

Llegó el momento en que encontré a la familia Luo.

Ellos se hallaban en uno de los cuartos individuales; estaban dispersos alrededor del esposo inconsciente de la señora Mei, acostado en la única camilla de la habitación. Una venda atravesaba su estómago y otra su cabeza.

-Buenas noches, familia Luo. Dios los bendiga-. Algunos giraron sus cabezas para curiosear quién habla, al saber el origen de la voz se volvieron a sus lugares.

La madre de Xian me permitió pasar, por lo que ella no lucía sorprendida y permanecía con su mano en mi espalda baja dándome toquecitos para que me adentrara en la habitación.

-Amén-. Soltaron desanimados algunos, mientras que otros se leían pensantes e idos.

Lianzg apenas me miró de reojo, fijó su concentración en las magulladuras violáceas en sus brazos cruzados y el encaje de las mangas de su vestido rosa, arañados y desfigurados. Acariciando con inseguridad su, ahora, cabello corto.

-Sí me permiten puedo hacer una oración por el señor esposo de la señora Mei y también por toda la familia- hablé tímida. Miraba al suelo, deslizando la punta del zapato contra el piso de puntos desordenados negros y escondiendo mis adoloridas manitas en mi espalda.

La señora Mei se incorporó cerca de su familia, atenta a mis palabras a pesar de su cansancio y malestar.

-Tú no perteneces a la congregación de nuestra iglesia como para hacer esto-. Repone un tanto estresada la anciana viéndome con hastío y fastidio.

Yo no quiero molestar.

-Oh- no supe que decir y me trabé balbuceando de manera horrible debido a la respuesta que me desplazó-. Lo...Oo s-iennt-o-. Pronta a darles la espalda para regresar de mi camino fui interrumpida.

-No tiene nada que sentir, señora Dana-. Habla el señor Jian sentado en un mueble largo y acolchonado-. Lo que importa es la unión de todos nosotros, hermanos en Cristo; que seamos uno, así como nuestro señor Jesús es uno con el Padre, ¿Verdad, madre?.

-Está bien-. Cede con dificultad la anciana desviando su atención a su otra hija, Mei.

-Maestra, quiero orar con usted-. Xian me sorprende, tocándome de manera repentina la mano.

-Está bien, mi niño-. Le acaricio el cabello, dedicándole una pequeña sonrisa que se me desfigura por una pequeña lágrima.

Ojalá fuera mi niño realmente y no uno ajeno.

Muevo mis pies para aproximarme al moribundo y en un enredo alocado de las puntas de mis zapatos estuve a punto de caer de mentón contra el piso. En el último momento, recuperé el equilibrio y enderecé nuevamente mi espalda y piernas llevándome consigo unos cuántos jadeos de susto emitidos por los presentes. Me acerqué con cautela bajo la mirada de todos a la camilla del padre de Xian y Yuki y me puse arrodillada, colocando mis codos en la orilla del alargado colchón teniendo una respetuosa distancia.

La imagen proporcionada desde mi perspectiva resultaba perturbadora, pero no traté de pensar en eso.

Xian imita mi acción.

Tomo su mano con delicadeza como forma para unir nuestras fuerzas. Tan pequeña que se moldea con suavidad a la mía.

-Si así es la voluntad del Altísimo, sanará tu padre, joven Xian.

-Lo sé, maestra.

Cierro los ojos, pero antes les echo un último vistazo.

La señora Mei parece sumergida en sus más profundos pensamientos teniendo sus azulados ojos clavados en el abdomen de su esposo, de quién desconozco su nombre.

Lianzg se abraza al anciano, deduzco que es su padre y el de sus hermanos, teniendo su mirada en el piso.

Jian me dedica una mirada suave, con ojos cansados y boca cerrada en una fina línea recta estando en una estado de seriedad no pétreo.

La niña Yuki se dirige a mí por mandato de su abuela y se posa al lado de su hermano; se empujan un poco con la natural discordia de la hermandad, pero se aquietan al cerrar los ojos. Al fijarme que ha tomado la mano de Xian y no ha chillado porque él le haga maldad alguna; inicio nuestra oración.

«Oh, Dios Padre, Grande y Poderoso eres, digno de toda gloria y alabanza. Gracias a Ti hoy estamos vivos y a los que no, si así tu voluntad lo dicta; dales paz.

Señor, si así lo decides permite seguir dándole vida al señor esposo de la señora Mei para educar a sus hijos y verlos crecer. Dale la dicha a Xian y a Yuki de tener un padre carnal, que los ame, los apoye y los cuide hasta que su tiempo se cumpla. Dale la dicha a la señora Mei de seguir teniendo su compañero de vida en el que exista la reciprocidad en el amor y el respeto. Gracias Padre por permitir que te hable en este momento para pedirte por la familia Luo, quienes están ensombrecidos por los actos pecaminosos cometidos por personas tibias.

Te pido porque tus hijos descarriados regresen de sus impíos caminos y puedan hallarte a ti a través de Cristo Jesús. La familia Luo te ama, te adora y te alaba. Humildes siervos tienes y ellos a ti te tienen. Tú, oh Dios, eres Todo.

Hosanna, en las alturas.

Amén y Amén»

Abrí los ojos y vislumbré al resto de los integrantes de la familia Luo alrededor de la camilla del herido, con ojos cerrados y labios en movimientos mudos. Era una cadena de oración por la salud del padre de Xian.

Desde hace tiempo no sentía esto y era: paz. Esa sensación en el pecho de alivio que sólo sientes en Cristo. La amo y seguiré luchando en el amor de Dios para alcanzarlo.

Por primera vez, en años me sentí conmovida, algo dentro de mí se movió, algo que no sé que es.

Mi oración había finalizado. Ellos seguían y me mantuve en respetuoso silencio hasta que terminó.

Cada uno se levantó a su debido tiempo, me llevé los niños conmigo hacia el sofá cercano en el que estuvo sentado el señor Jian. Les abrazaba mientras su madre aún seguía con sus rodillas flexionadas hablando con Dios en sus pensamientos.

Su cabello se movió un poco debido a la venda que cubre su cabeza, recuerdo como su cuero cabelludo fue desgarrado en manos del temible Liú Tai. Alzó su cabeza, finalmente luego de un rato. Ella me miró, se levantó y apartó sus niños de mí para llevarlos a la salida, me dió una sonrisa amable en modo de despedida. Yo le seguí y le hablé.

-Ya nos retiraremos, señora-. Me habló siguiéndole el paso al resto de su familia.

Su aire de cansancio no pasaba desapercibido por mí, su tristeza se nota, pero siento impotencia al no sentir aflicción por ella. Mi falta de empatía ataca de nuevo. De nuevo, ese vacío. Esa indiferencia de no sentir nisiquiera lástima por el otro, como si yo fuera un ser sin sentimientos cuando, en cambio, me debo llevar el Récord Guiness a la chica más llorona del mundo.

Debo confiar en el Señor y preocuparme por mis hermanos y como dice Yinzhao debo superar mis limitaciones para poder lograr ser lo más parecido a una persona normal.

Así que, en un intento de ayudar y empatizar más, le digo: —Señora Mei, espero que su esposo se mejore mucho. Seguiré orando por todos las víctimas de este suceso.

-Gracias- dijo a secas, mirando a otro lado. Está perdida en su pesar.

Si tan sólo pudiera hacer más...

-Mi cuñado está en coma-. Habló el señor Jian, apareció de la nada para asustarme, me sobresalté soltando un jadeo.

Temblé y pensé caerme, pero me sostuvo del hombro, sentí la presión de sus suaves manos sobre mi piel aporreada. Así como sus ojos en los míos. El contacto visual de esas iris azuladas me estremeció.

Quité la mirada rápidamente por las extrañas sensaciones. Nunca me acostumbraré a ver a una persona directo a los ojos, ni por todas las terapias que me brinde Yinzhao Men. Menos a una con ojos tan claros como los del señor Jian.

- No fue mi intención asustarla así-. Se pausó aún mirándome -, el médico no puede asegurar cuando puede despertar debido al fuerte golpe que sufrió en la cabeza-. Quedé viendo su mano en mi hombro con molestia, el tacto de piel desnuda contra piel desnuda lo odio, por eso uso ropas largas y para mi mala suerte, está rota- oh, no me di cuenta, disculpe si la ofendo- moví el hueso del músculo con odiosidad contrayendo mi cara en una horrible mueca de desagradado como diciendo «¿Qué rayos te pasa?, ¡pervertido!».

Él tragó; incómodo y siguió hablando desviando la atención de los demás integrantes de su familia de mi mal acto-: Gracias por su ayuda—, asintió como normalmente las personas nacidas y crecidas en Oriente hacen—, mi hermana necesita a su esposo. Mis sobrinos necesitan a su padre. A alguien que los cuide.

-Entiendo. Yo no busco recompensa en lo que hago, en verdad es de corazón. Ojalá pudiera hacer más por ustedes- vocifere de manera automática.

-Todo lo contrario, ojalá pudiéramos ayudarla a usted, ¿quiere algo?. Lo que sea, tenemos dinero y sabemos muchas cosas.

-Ya le dije que no busco recompensa-. Mi tono fue serio.

-Me siento mal por no hacer nada por usted. Usted fue muy valiente en la Iglesia, casi da la vida por mi hermana... Y no puedo quedarme con solo darle un simple "gracias".

-No me gusta cuando las personas me insisten, en verdad no...- No pude proseguir porque presentía que lo ofendería y sería muy cruel e injusto de mi parte.

-Lamentablemente no puedo recordarlo, no puedo recordar nada, absolutamente nada- habló la señora Mei con ojos abiertos y confundidos-, estaba en... ¿shock?...- Se pausó -. Mi cabeza duele cuando intento recordarlo.

-No te esfuerces Mei, pronto podrás recordar, lo sé-. Jian sobó el hombro de su hermana.

-Yo tampoco recuerdo mamá-. Xian se une a la conversación -. No entiendo por qué.

-Yo ya he pasado por esto-, explico- cuando sucede un evento traumático en tu vida, tu cerebro como medida de protección borra ese recuerdo, no pasa en todos los casos, pero es posible. Yo no recuerdo gran parte de mi infancia y adolescencia por esa razón y también algunas cosas que me sucedieron hace algún tiempo.

-¿Qué cosas?-. Inquirió Mei.

-Mei, no seas mal educada-. Le habla Jian, sonriéndome amable-. Disculpe a mi hermana.

-Mami, esas preguntas no se hacen.

-Lo primero que viene a mi mente es cuando pequeña nadie quería jugar conmigo. Me excluían de los juegos por ser diferente a ellos. Parece algo tonto, seguramente lo es. Me afectó de tal manera, que solo tengo la idea y no el recuerdo. Lo sé, mas no puedo recordarlo con exactitud- Arrugué la cara pensante-, es un vacío.

-Yo también estuviera triste si nadie quisiera jugar conmigo, pero no sé preocupe que yo estoy aquí para consolarla-, me abraza-. ¿Mamá, puedo dormir con la maestra Dana?.

-¡Xian!-. A la señora Mei parecía que sus ojos se le saldrían de las cuencas-. Respeta a tu maestra.

-Tu cuando eras novia de papá, dormías con él.

Shhhhhhhhh!, ¿a ti quién te dijo eso?-. Mei miró a todos lados- ¡Jian!

-Yo no fui-. Soltó una risa tímida.

Ella le golpeó en la espalda.

-Ouch-. Arrugo el ceño -. Ciertamente decir la verdad duele-. Su risa fue más amplia.

-Deja de contarle cosas al niño- espeto seria.

-¿No ves que está muy enamorado de su maestra Dana?, así comienzan las preguntas acerca del amor.

-¿Y qué tú sabes del amor de novios?, ¿ah?, ¡el que estuvo a punto de ser padre de una iglesia católica!, ¡Católica!-. Lo dice de tal modo, que ser católico pareciera una abominación a Jehová. Ciertamente, cuando pequeña no veía diferencia entre un cristiano o un católico. Sólo es la división de la iglesia desde tiempos apostólicos.

-No nombres mi pasado oscuro, ahora he encontrado mi paz en la virtud de Cristo. Dios algún día me enviará a la indicada y presiento que está más cerca de lo que parece-. El señor Jian parece muy seguro de lo que dice en su andar victorioso.

Admiro su fé. Ojalá tuviera fé como él en encontrar a esa persona.

-¡Estás presintiendo eso desde hace diez años!

-¡Siete años!, ¡desde hace siete años! y lo siento aquí -. Toca su pecho-. Que este año la conoceré, es...-Miró a todos lados-, extraño y fascinante.

-Mamá, ignora a mi tío y responde mi pregunta-. Ella me miró y lo miró a él sin decir nada-. Ustedes no son novios.

-Pero algún día lo seremos.

-Cuando sean novios, si podrán. Con una condición, que ya te hayas graduado de tu carrera universitaria.

-¡Tanto tiempo!

-Debes estudiar antes de formar una familia, así como yo, que los mantengo y cuido junto a tu pap... -. Se frenó pensante e ida- mejor vamos a casa.

Me despedí desde la lejanía de la familia Luo quién avanzaba a su destino en su propio transporte.

-¡Maestra!-. Me giré a ver el vehículo blanco en que se subió Mei-. Puedo llevarla a casa o algún lugar cerca.

-No, gracias. Tomaré el bus.

-¡Sí maestra, sí, súbase por favor!-. Rogó Xian-. Mamá, ven al asiento trasero. Yo conduzco, para que mi maestra se siente a mi lado y abrace.

-¡¿Xian que edad crees que tienes?!, ¿ah?. Al llegar a casa, tú y yo vamos a hablar.

Creo que por mi culpa alguien estará en problemas, pero es mejor hablarle con la verdad.

Me dió una sonrisa y arrancó el auto. Tomé el bus y llegué a altas horas de la noche a mi departamento de pobre cenicienta.

Profundamente cansada y pensativa.

Intentaba dormir mas, cada imagen procesada por mi cerebro durante el traumático acontecimiento se evocaba de manera fantasmal cada que parpadeaba o me perdía en mi ensimismamiento. Esa película se repetía y repetía de manera brutal, sintiendo en carne propia todo lo vivido hoy. Mi piel se estremeció, mis pies temblaron a punto de quedarme dormida sufriendo de los peores escalofríos. Forcejeaba con manos grandes y navajas rozaban mi piel para dejarme profanada como casi nunca en la vida fui. Mi mente es fuerte porque ha pasado por cosas peores. Sí, yo fui profanada de peor manera y esto queda como una simple tontería, pero eso es muy largo de contar y difícil de recordar...

Mi pecho saltó en su sitio cuando la imagen de un hombre golpeando mi rostro sobrevino a mi mente. Desperté sudorosa y gimoteando bajo mis gruesas colchas y sin ventilación por no pagar.

Menee la cabeza como si estuviera loca y las retiré, recordando a mi olvidado celular encima de mi mesita de noche.

35 mensajes nuevos de tres chats.

Abrí con apuro viendo urgencia en la cantidad, no había recibido tantos mensajes desde que estudié en la universidad.

Tres mensajes eran de parte de mi madre, dos de Shui y el resto de Yinzhao diciendo muchas cosas acerca de que lo he ignorado en todo el día.

Este hombre no me piensa dejar en paz.

D: Disculpe la hora en que respondo señor Yinzhao, pero soy una mujer ocupada que no pierde su tiempo texteando en su celular todo el día. Así que se le agradece su comprensión. Tenía cosas más importantes que hacer que aceptar propuestas indecentes, feliz noche.

Al responder, me tumbo en la cama con el aparato en el pecho. Mas, me sobresalto nuevamente cuando vibra anunciando la alarma. Sólo dormí una hora.

Así comienza un nuevo día, con el cuerpo destrozado completamente, figurativamente hablando.

Llego al instituto con un ridículo y enorme sombrero que intenta ocultar las manchas purpurinas en mis mejillas y mi cabello cortado desprolijamente. Unos lentes de sol y unas mangas muy largas para ocultar el resto de las marcas de golpes.

Luego de una serie de preguntas que tuve que responder si o si a la directora del instituto y la coordinadora. Me dirigí a dar clases y salir a mi hora de almuerzo donde por supuesto encontré al fastidioso de Yinzhao Men.

Sus ojos afilados me escrutaron de arriba a abajo sin disimulo alguno mientras masticaba los pedacitos de cerdo, yo no oculté mi asquedad colocando mis deditos en mi nariz como ganchito.

Sin previo aviso, arrancó el sombrero de mi cabeza y mis lentes cayeron por si solos.

-¿Quién te hizo eso?-. Preguntó con seriedad aún con la boca llena-. Te estoy haciendo una pregunta, no me ignores.

Seguí sin responder, recogiendo mis lentes caídos y volviéndolos a colocar en su puesto anterior.

Frunció el ceño y curvo la boca hacia abajo, yo le quite la cara sin ánimos de contar nada.

-¿Te las hiciste tú misma?, ¿tú te agrediste?. ¿Por eso no respondías mis mensajes? porque en vez de entretenerte conmigo te deprimiste y decidiste golpearte ¿como si no valieras nada?. Podía darte la mejor de las noches.

Bajé la cabeza aún resignada a confesar.

-¡Responde, carajo!—. Afirmó fuerte.

-No digas malas palabras -. Susurré monitoreando mi alrededor.

-Ese no es el tema de nuestra conversación— tajó, seco.

-No tengo porqué responderte nada, ¿quién eres para que lo haga?—. Si está es una forma de matar, díganme asesina.

Yingzao alejó su mirada y se perdió en el vacío de sus pensamientos, sonriendo para sí mismo como si algo le causara gracia-: Soy tu amigo y los amigos hacen eso...

-Yo no me golpeé—. Rebatí, derrotada por el peso de la razón.

-No me mientas—. Presionó, retirando mis lentes para afincar sus dedos en mis ojos. Me causó molestia tener que cerrarlos para evitar que los hiriera.

¿Está loco?, ¿porqué hace eso?.

-Es en serio, yo no me golpeérespondí. Quitando sus dedos con fuerza de mi rostro de un manotazo.

Ladeó la cabeza confundido, empuñando la mano a la que di el golpe hace unos instantes.

Tus ojos son tan lindos que, quisiera sacarlos de sus cuencas y coleccionarlos...Me miró con fascinación no fingida. Se expresó con detenimiento, en un tono íntimo y ronco, tratando de ver a mis ojos y relamiéndose los labios como si yo fuera lo más raro y a la vez, bello del mundo.

Me congelé como reacción a lo que dijo. Le miré extraño, mire a otro lado, lo miré a él y volví a ver mi comida sin hallar que hacer. Estupefacta y muda, sin tener respuesta ante esa confesión. Mis manos reposaron forzadamente sobre mi regazo, para mí ya no había ruido alguno del ambiente en qué nos encontrábamos sólo él y yo, yo y él. Un par de locos que sabían que estaban locos, y se aceptaban como eran. Porque Yinzhao desde el primer momento supo mi condición de vida y vió en mí algo más que una niña rara y yo lo vi a él y a pesar de ser budista, pervertido y alocado de muchas formas no he dejado de hablarle. Es una relación rara. Basado en razones que pueden sonar absurdos y que siendo amigos pretende pasar a otro nivel en otras formas, no necesariamente solo del lado sexual o romántico.

Y esta era la primera vez que lo veía de esa forma.

De repente, no puedo afirmar conocerlo del todo, porque él es una persona nueva en mi vida que puede guardar mucho más allá de lo que espero. Mejor, dejó de darle riendas sueltas a estos pensamientos que pueden resultar equívocos y a esta imaginación... Que amo y odio.

¿Qué clase de persona quisiera arrancarle los ojos a otra?. Eso deja mucho que pensar.

Una sonrisa se extendió por sus labios; retorcida. No pensé ver a Yinzhao Men así, con cara psicodélica. Una risilla chocante soltó—: ¿Te asusté, Peppa Pig?

Okey, ¿qué rayos está sucediendo y porqué me llama así?

Lo miré con horror de arriba a abajo escrutandolo como él hacía commigo—: ¿Qué te pasa?— salió en un débil susurro.

Su risa se acabó y su estado de seriedad volvió, como si cambiara de humor como cuando cambia de ropa:

-¿Quién fue el desgraciado?—. Habló al rato.

-No te puedo decir su nombre.

-¿Un hombre te golpeó?, ¿en serio?—. Él no podía creerlo.

La sorpresa en sus ojos rebasó toda otra reacción.

-Sí.

Abrió tan grande los ojos que no parecía un hombre chino.

-¿Te robaron?.

-Mi cabello.

-¡¿Tu cabello?!. Bien, estaba punto de criticar tu patético cambio de look—, río ligeramente —. Yo pensé que... Te habías agredido a ti misma y te habías cortado el cabello por odiarte—. El Yinzhao Men de siempre volvió, podía verlo en sus pequeños y chispeantes ojos y en los hoyuelos de su sonrisa fresca y natural.

Negué con la cabeza.

Un silencio hubo después que casi se atraganta con su comida y de beber agua como un sediento para evitar el infortunio y procesar lo que le digo. Movió sus ojos rápidamente como si hubiera descubierto algo.

-Tú. ¿Fuiste a la iglesia el domingo?.

No respondí.

-¡A la única iglesia cristiana de la zona!-. Se pausó cuando lo mire a los ojos-, sí. ¡Sí!, es lógico es... ¿Cómo no pensé en eso?, ¿cómo mi deducción pudo fallar?. Me equivoqué...

—Estás más preocupado por no ser el típico adivino que intentas ser en vez de ayudar a la que dices ser tu amiga—. Reproché aunque eso sonará absurdo.

Mentalista, un mentalista—. Me corrigió —. No puedo creerlo.

—¿Qué fui a la iglesia y sucedió lo que sucedió?

—No, Dana. No puedo creer que me haya equivocado. Me guíe por la deducción más obvia y fue una trampa.

—Ah.

Me abracé a mí misma por su indiferencia y asombro ante no ser un mentalista perfecto. Me sentí como un objeto que ni porque ha sido violentando se preocupan por él. ¿Pero que digo, si yo soy una persona antipática y que puede ofender fácilmente a alguien sin intención?. Tal vez, esto le pasa a las personas como yo.

Lleve un bocado de comida a mi boca, deprimida:

Él meneó la cabeza saliendo del asombro—Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea—. Susurro a mi oído y un escalofrío me recorrió —. Si quieres llorar, tienes mi hombro. Si quieres hablar, te puedo escuchar. Si quieres un abrazo, tienes mis brazos. Si quieres golpear a alguien, ahí no puedo; busca otra cosa. No puedo permitir que arruines la perfección de mi belleza china.

Solté una risa debido a ese tonto chiste.

-Y si quieres un bebé también tienes mi...

-Ya lo arruinaste -. Espeto seria, llevándome un bocado a la boca.

Pero guiada por la gran inteligencia que él mismo se atribuye, decido preguntar algo: —Necesito algo, pero no sé cómo hallarlo. Quizás tú siendo tan inteligente, me des la respuesta que busco.

-¿Qué respuesta sería esa?-. Se acerca a mí de manera confidencial. Susurrando a lo bajo. Violando mi espacio personal nuevamente.

-Ayer fui llevada a la policía a causa de lo sucedido en la iglesia, y mi mentira fue descubierta por hablar demás. Esa mentira tiene un costo de tres mil yuanes.

—Uy, la cristiana mintió, te vas a ir al infierno—. Meneó su dedo sobre mi nariz y arrugué mi cara quitándolo con delicadeza, está vez.

—Dios me perdonó —suelto confiada—. Sólo que...

—¿Como supieron tu mentira?, ¿qué soltaste?, fuiste muy tonta—. Interrumpe chocando su aliento en mi mejilla.

Asco. Me alejé discretamente.

—Dije nombres y lo supieron al instante.

—¿Al instante?, ni que fueran yo. A ver, ¿que nombres?

Beatriz Suárez, Katherine Mendoza, Vanessa Conde.

—¿Kath Men?—. Abrió los ojos entre emocionado y sorpresivo—. Dime su aspecto físico.

—Es de piel oscura, ojos grises, cabello negro...

—Mmmmmmm...

Tomó su celular con rapidez y me mostró la imagen de una chica, y esa chica era la mismísima Katherine aunque sin su cabello oscuro sino claro; rubio platinado. Su cuerpo no lo pude ver, porque con su dedo lo cubrió. Parecía estar desnuda.

Es ella, pero...

—Kath es una de las mejores actrices porno que he visto—. ¿Visto?, claro, ¿qué puedo esperar de un hombre pervertido?—. Lástima, que hace dos años fuera acusada de robo y deportada. Yo sé que ella es inocente, solo fue la puta familia Baodong y su dinero al saber que su hijo favorito se metió con una mujer corrida. Sabes, querían una mujer distinta para su hijo. China, virgen, de clase fina y sin ese escándaloso historial.

Me quedé en silencio procesando.

¿De las otras chicas qué sabes?

—Vanessa Conde no me suena, pero quizás...

Me mostró otra imagen que proporcionó otro extraño sitio web con muchas "x", ella estaba completamente desnuda al lado de Katherine y otras chicas que no reconocía...

La imagen me perturbó y decidí mirar a otro lado.

Entiendo...—No supe que decir.

A ella siempre la ignoré. No me gustan las mujeres de talla grande.

—Oh, te gustan esqueléticas —. No me gustó su comentario respecto a las chicas gorditas, yo lo fui y me sentía más segura de mí misna que siendo una pajilla que se la lleva el viento.

Me gustan como tú, con carne en las partes adecuadas.

Y con partes adecuadas se refería a mi trasero.

Ya—. Busqué cambiar al tema inicial porque comencé a sentir un cosquilleo vergonzoso en mi vientre, me tapé con mi brazo y miré a los lados como si otra persona fuera capaz de darse cuenta—. No sé cómo conseguir tres mil yuanes para pagar la multa, ¿tienes alguna idea?.

—Ideas muchas, pero creo que te tengo una solución.

—¿En serio?—. Chillé emocionada—. ¿Cómo?.

—Te los puedo prestar.

—¿Tú?—. No me pareció enserio—, ¿Si eres profesor al igual que yo?.

Él pareció ofenderse, mirando a otro lado frunciendo la boca y pasar a mirarme a mí con molestia—: Oh, así hablas de tu carrera y la mía, la desechas y subestimas por ser de bajo sueldo, ¿no te das cuenta que es la carrera más importante que existe?

¿Porque tan agresivo de repente?. ¿Le vino la regla o qué?

Opino que Medicina y Agricultura son importantes también.

—¿Y que serían de ellas si nadie les enseña a los demás el oficio?, sino existen los educadores, ¿cómo enseñarían a una persona a cultivar o recetar fármacos?.

—Perdón si te ofendí —, me sentí mal— pero, ¿es cierto como tienes tanto dinero?

—No tengo porque responderte nada, ¿quién eres para que lo haga?—. Su cara altiva complemento la escena, me sentí extremadamente mal al punto que me levanté para irme de la mesa. Tomé mi sombrero y gafas oscuras con manos temblorosas. Sentí ganas de llorar, pero las reprimí.

¿Cómo él puede cambiar de humor tan rápido?.

A punto de irme, su voz me detuvo—: Te los voy a prestar, pero a cambio me tendrás que dar algo.

—¿Qué?.

—Lo sabrás en su debido momento.

Lleve la bandeja vacía junto al resto.

Y salí del comedor, él quedó solo en la mesa, terminando de engullir lo que quedaba en el plato y mientras más lo veía me preguntaba que: ¿Quién rayos es Yinzhao Men?.

Parece ser un hombre carismático, guapo y encantador. O un profesional muy dedicado a su trabajo. O un hombre pervertido capaz de remover hasta tus más dormidas hormonas. ¿Qué es lo que escondes, Men?, ¿acaso, tienes tantas caretas que a a veces te confundes en cual usar?.

¿O estás igual de loco que yo?. Y no me refiero al Autismo.

No lo comprendo.

Viaje por el pasillo, buscando a la oficina de dirección. La directora Juyeon me pidió que fuera a hablar con ella después del almuerzo, así que mi deber es dirigirme hacia allá.

El vacío del lugar, me pareció un poco extraño. Mas, le di explicación debido a clases y comedores, los alumnos deben estar ubicados ahí. Por lo que ver a la señora Zhang en el pasillo, me resultó un alivio ante tanta soledad que se te entremete en el alma.

No sabía si saludarla o no. ¿Por cortesía, educación o empezar a amiguear con ella?. Tal vez, me ignore o me diga algo feo y con lo que me dijo Yinzhao Men creo que es suficiente por el día de hoy. Así que decido ignorarla por cobardía y prudencia.

¿Donde te hiciste ese corte?, ¿en el salón de belleza para vírgenes fracasadas?—. Se burló en mi cara, justo cuando pase delante de ella.

Su cabello resplandecía como el oro fino en un baño de sol que dejaba filtrar la amplia ventana. Su cara por obviedad, se resguardaba en la sombra, en la tiniebla.

No quise responderle mal a la señora Zhang. Respiré hondo: Hola, señora Zhang, ¿cómo está?—. Sonreí a la fuerza de manera cuadrada—, no entiendo la razón por la que se debe referir a mí de ese modo.

Me miró de arriba a abajo, siempre me dedicaba esa mirada de: Soy superior a ti y te lo restrego en la cara.

Tú lo sabes y no eres inocente.

—Si lo quiere tanto, ¿porqué no lo busca y se casa con él?—. Respondí, ambas sabiendonos a quién nos referimos—, él puede amarla y usted no saberlo. Sólo debe luchar más.

—Tal vez hay moscas muertas en en mi plato, lo cual me impide comerlo.

—¿Usted le quitaría las moscas muertas a un plato para comerlo?, eso no es muy higiénico. Así se puede enfermar. Le recomiendo no hacer eso.

Ella giró los ojos al ver que yo no entendí su indirecta —: ¿No comprendo porque pienso que la tercermundista tendrá una poca de inteligencia para entender lo que digo?, tienes que renovar tus clases de chino estándar.

—Ah—. Al ver que quería humillarme, le di final a la conversación.

Me puse firme y decidí volver a mi camino:—¿Y esa cara?, ¿quién te golpeó?. No me digas que tienes esposo te golpea, eso es muy común en las personas de tu nivel—. Fingió lástima estirando su labio inferior.

Quedé de pie en medio del pasillo. Tiesa, dándole la espalda y con manos temblorosas de la impotencia que me genera que está mujer nunca me dejé en paz por ser amiga de su ex pareja sentimental. Sí, Yinzhao me coquetea, me dice cosas, pero yo no he permitido que se pase de la raya conmigo.

Giré mi rostro hacia el suyo, cuál yacía con una sonrisa de arpía. Alcé mi rostro, una ceja y con media sonrisa mi lengua se desató sola diciendo:

Yinzhao Men sería incapaz de golpearme. ¿Cuando eran pareja lo hacía contigo?, porque conmigo no. Soy su reina.

El siguiente movimiento no lo vi venir.

La señora Zhang me tomó por el cuello de la camisa y con una fuerza descomunal y venas marcadas en el rostro me empujó hacia arriba y hacia abajo como una muñeca de trapo. Me lanzó contra el suelo.

Mi nuca dió contra él y, además de sentir la corriente de dolor que me surcó, perdí la consciencia.

Todo se volvió negro para mí.

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