Shen Woo es el tipo de chico que siempre va al restaurante en el que trabajas.

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-¡Oye (...)! ¡¿Donde esta mi comida?! -había olvidado lo molesto que puede llegar a ser.

-¿Quién te ha dado el permiso para llamarme por mi nombre? -¿Acaso los asiáticos en general no eran muy respetuosos?

-El viejo te dice así, yo también puedo.

-¡No le faltes el respeto al jefe! ¡Lin sostén esto! -a su pobre compañero le pasa, o más bien lanza, la bandeja que tiene por lo menos seis platos de sopa humeante- ¡ten respeto por tus mayores!

Una pequeña pelea de gritos se da, algunos le apuestan al rubio y otros a la chica.

-¿Deberíamos meternos? -pregunta el pobre chico luego de haber repartido los pedidos a sus mesas.

-No, déjalos, atraen a más clientes.

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-¡El orgullo de Shangai! -grita un hombre con una cerveza en mano y con otras más en su sistema mientras todos en el restaurante miran el torneo de artes marciales, gracias a dios que esta escrito en inglés y puede entenderlo, es la primera noticia que entiende en años.

-(...), ven a llevar esto a la mesa seis -su jefe la llama y va enseguida, toma con destreza la gran bandeja en donde balancea al menos 8 platos que están a rebosar de comida, uno de esos platos tiene cangrejo a la Shangai.

Estos le encantaban a ese rubio gamberro.

¿Cuantas veces había ido al restaurante para comerlos?

Más de lo que pudiera recordar, hasta donde tenía entendido Shen iba muchas veces, incluso mucho antes de que ella llegara.

Ve al dueño que tiene una sonrisa orgullosa en el rostro y sabe lo que está pensando lo mismo que ella.

-Llegarás muy lejos -dice al ver como noquea a su oponente y hace su pose de victoria.

Y de verdad espera que pueda ganar.

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Porque por más odioso que fuera tu sabías que tenia un gran futuro.

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