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Kyo Kusanagi es el tipo de amigo que trata de apoyarte en tu mayor problema.

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-¿Es el fin del mundo o algo?

Se quedó estática en su lugar, viendo a la persona que se encontraba en frente de la señora Kusanagi, esas perforaciones en las orejas y la ropa de cuero difería tanto de ella y su ropa holgada de toda la vida.

A parte del cabello revuelto, no se parecían en muchas otras cosas.

-¡(...)! ¡mira nada más cómo haz crecido! -dijo con felicidad que rápidamente se borró al escuchar el fuerte portazo que se dio.

-No ahora, por favor -dijo en un sonido lastimero, dejándose caer con la espalda apoyada en la puerta corrediza cerrada.

Toma una de las almohadas que están en el suelo para ponerla sobre su rostro, primero aspirando aire con calma, después dejándolo salir como un grito frustrado que, de no ser por la almohada, se hubiese escuchado por toda la casa.

Pero parece que alguien sí la escucha, porque, sin avisar, Kyo abre la puerta de manera intempestiva, haciendo que caiga sobre sus piernas.

-Pero qué susto... -aprieta la almohada entre sus brazos a la par que mira hacia arriba, encontrándolo con su mirada inquisitiva- mamá esta aquí.

Las palabras clave.

-¿Piensas esconderte aquí como la última vez? -la mira con burla, algo usual en él.

-Sabes que no soy buena tratando con ella -vuelve a esconder su rostro en el mullido objeto, maldiciendo su suerte- ¿Por qué justo el día de hoy el señor Saisyu tuvo que salir?

Le incómoda que Kyo no le diga nada más, estaría más tranquila si al menos tratase de consolarla... o de regañarla.

-¿Cómo se sentiría mi madre si cada que la veo me fuera a esconder

-¿Por qué lo harías en primer lugar? -no le sentido a sus palabras, la señora Shizuka es la mejor madre del mundo.

-Me quedo en lo que es la definición de "como sería" -(...) levanta la mirada para verlo, casi recostado por completo su espalda en las piernas de su amigo.

-Yo... supongo que estaría triste -sus propias palabras la ponen triste, no queriendo pensar que le hace daño a alguien.

-Exactamente, y aunque hablemos de tu madre no creo que la quieras sentir triztesa -toma su hombro y ella levanta el codo, inequívoca señal de que pide el levantarla- ahora ve y pasen algo de tiempo en familia.

Cuando deja ir a (...) hacia su madre, la ve dubitativa, pero después de unas palabras ambas van a otra habitación contigua.

-No te preocupes -escucha de su madre, a un lado de él, después de tomar un sorbo de su té favorito- (...)-chan podrá con esto, ella realmente más fuerte de lo que parece.

Sabe que lo que dice es cierto, (...) es fuerte, pero esa mujer es imposible en ocasiones.

Y, tal parece, que esa es una de esas veces, ya que el fuego quema la puerta de papel de arroz y una (...) furibunda sale, con el brazo en llamas, hacia la cocina, en donde ven que se echa agua y luego va por el ungüento para quemaduras.

Kyo esta más que sorprendido y Shizuka tiene una expresión preocupada, con ganas de ir a socorrerla al ver su rostro de dolor al ponerse el ungüento en su piel quemada.

-¡(...)! ¡vuelve aquí! -ven a la mujer, con un rostro que pintaba una sonrisa falsa queriendo ocultar su furia- esto es lo mejor para todos -escondió detrás de ella un objeto, Kyo la interceptó y se lo quitó, viendo la foto de un tipo que desde lejos se notaban las malas intenciones.

-¿Quién es este sujeto? -esta molesto, no queriendo creer que es lo que piensa.

-Es un buen partido para mi hija -se acomoda la chaqueta de cuero de nuevo, importando poco el que mueva su busto, cubierto solo por un top.

-Es un buen partido para tu esposo, no quiero conocer a ese tipo, estoy segura de que solo seré parte de sus negocios -es lo que prácticamente recrimina a la vez que, con ayuda de su madre adoptiva, pone vendas en su mano para evitar una posible herida mayor.

-Habla bien de él, cariño -su sonrisa falsa sigue ahí- mira que también es el hijo de una estrella de rock como mami, incluso tendrá su propia gira en unos meses.

-Nada de eso me importa -dice ya por último, cansada de la actitud de la mujer que la llevó en su vientre.

-¡Mira que eres imposible! -trata de avanzar hasta la muchacha, pero el castaño corta su camino anteponiendo su presencia- muchacho, estoy hablando con mi hija, no te metas, por favor.

-Usted no venga a hacer escándalos en mi casa, por favor, puede que el viejo no este aquí pero yo no dejaré que le falte el respeto a su propia hija.

-¡¿Sabes quién soy?! -la mujer grita, ya histérica, (...) se cubre los oídos por tremendo chillido grueso- soy "Valentine", la mejor cantante de death metal -señaló a (...), tomando poca importancia a la mirada amenazante de Kyo- y ella es mi hija, tiene que seguir con el camino que le he dejado, le estoy dando la oportunidad que muchos quisieran.

-Déjeme decirle algo -ahora la que interrumpe es Shizuka, Kyo y (...) conocen lo suficiente a la mujer como para saber que en estos momentos hay que hacerse para atrás- (...) esta muy bien con lo que quiere, ya hasta aplicó a una buena universidad -recalcó la última palabra, la mujer frente a ella casi da un grito indignado- no olvide que (...) esta bajo nuestra tutela por su incompetencia -ambos recordaban, de cierta forma, esa aura oscura y teneros desde que eran niños, la madre de (...) retrocedía a cada paso que daba Shizuka- así que por favor no se aparezca de nuevo por aquí -y de un solo movimiento cerró la puerta, dejando afuera a la mujer al mismo tiempo que suspiraba, volteo hacia ellos- Kyo, ayuda a (...) con su quemadura, haré un poco de té.

Campante se retiró, importando poco los reclamos de la mujer detrás de las puertas de madera.

-Tu madre es increíble -dice (...) cuando ya se encuentran en su cuarto, con su amigo colocando en su lugar el vendaje.

-Te prometo que pondré una orden de restricción -no obtiene respuesta, se la encuentra mirándolo- ¿Qué?

-Bueno, si me fijo bien, sacaste la boca y las pestañas de tu madre, todo lo demás es del señor Saisyu -se ríe de su propia observación.

-¿A qué viene eso?

-A que me hubiera gustado parecerme más a mi papá o a la abuela -pasa las manos por su enmarañado cabello- me gustaría que cuando tenga un hijo o una hija se parezca a su padre -la vio sonreír casi burlona- espero que tus hijos se parezcan más a Yuki que a ti, aunque claro, si yo tengo hijos podremos ver niños castaños corriendo de aquí para allá.

-...

-...

-Niños castaños y rubios... -iba agregar el que posiblemente heredarán el poder cantar como demonios con la garganta desgarrada, pero sabía que (...) se avergonzaba de ese don suyo al cantar.

-¿Qué es lo que acabas de decir?

-Que hablas de puras tonterías.

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El vería por su felicidad y su futuro.

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