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Vice y Mature son el tipo de mujeres de las cuales no sabes si confiar o no.

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-¿Qué rayos creen que hacen aquí? -preguntó de mala gana mientras (...) lo veía levantarse, hace un rato ambos estaban echados en el suelo, mirando el cielo estrellado sobre ambos mientras que él le hablaba de cada una de las estrellas.

Pero en cuanto aquellas dos personas aparecieron de entre las sombras de los árboles, reconociendo sus rostros vagamente de aquel torneo, sintiendo miedo de solo pensar que esas dos mujeres tenían que ver con su episodio destructivo.

Grant le dijo que ella no fue la que entró en el estado del disturbio de la sangre por sí sola, y mucho menos él, porque lo que menos quería era volver a la vida.

Aquellas dos eran las únicas que pudieron haberlo hecho, eran esas mujeres que la veían como si fuera un pedazo de carne.

-Ella realmente es perfecta -dijo la que era rubia, pasado unos de sus dedos por sus labios, como si estuviera saboreando algo en su mente- tanta energía en un cuerpo tan joven, falta algo de músculo pero fuera de eso... -detuvo sus palabras al ver que el cuerpo del hombre se interpuso en su campo de visión- no, tu ya no eres viable, tu cuerpo es más humano que otra cosa.

-Fuera de aquí -dijo mientras se acercaba a ambas, siendo rápidamente encarado por la pelirroja- largo antes de que se antoje comer serpiente, lo último que quiero es ser caníbal.

-No me hagas reír -dijo mientras se ponía casi en punta de pies para tener su rostro a escasos metros del rostro del castaño- Siempre has sido un maldito blandengue, serías incapaz de ponernos un dedo encima.

Hubiera seguido hablando, pero un golpe en su quijada la hizo ir algunos pasos para atrás.

-Ay -se escuchó de (...), que estaba moviendo su mano de un lado a otro por el dolor de dar su primer puñetazo.

Grant le dio rienda suelta a su risa de maníaco a la par que las mujeres junto a ellos la veían molestas.

-¡No me importa! ¡Voy a matarla! -la pelirroja se iba a lanzar sobre ella, (...) ni siquiera se dio tiempo de adaptarse cuando el calor del día la estaba tragando viva.

-Aquí estaremos bien -fue lo que le escuchó decir mientras trataba de adaptar su vista, en un momento estaban en plena noche de lo que parecía ser un país europeo, pero ahora el sol le quemaba los ojos y la piel expuesta, la cual era mucha ya que mucha de su ropa se estropeó tras la carnicería que vivió, sintió como el piso bajo sus pies se movía- ahora, lo más seguro es que tienes hambre, ah, los humanos y sus molestas necesidades, veamos... -miró a la lejanía, viendo como animales iban de un lado a otro- ¿Te van los filetes de jirafa?

-No... yo -dijo mientras trataba de mantener su equilibrio sobre la duna de arena en la que se encontraba, fallando a los pocos minutos y dando vueltas de campana colina abajo.

-¡Oye! ¡Espera! ¡cuida tu nuca, maldición! -gritó mientras la seguía tratando de detenerla, preguntándose por qué ella era así de torpe a pesar de tener su sangre.

Por otro lado, varias piedras eran víctimas de la molestia de la pelirroja, que las destrozaba sin misericordia, poniendo en ellas el rostro del castaño y de la joven en su mente.

-Y pensar que esa mocosa es una de las viables -dijo Mature mientras miraba de manera casi desinteresada sus uñas.

-¡¿Pero por qué no funcionó?! -gritó enojada- debió caer en las influencias de nuestras presencias como la última vez, pero me dio un golpe parecido al de una niña humana.

-Creo que empiezo a saber que es lo que ese idiota hizo -sus pendientes brillaron con la luz de la luna en cuanto movió su cabeza- no puedo asegurar que se detenga ahí, si le enseñó a la mocosa de alguna manera a usarlo como nosotros es un gran contratiempo.

-Entonces sólo hay que matarlo antes de que llegue a Yagami y la otra, ¿no es así? -con su mano tomó otra piedra, rompiendo su dura consistencia con solo cerrar su mano.

-Matarlos sería la mejor opción, Grant ya no es el único traidor -dijo mientras reía risueña.

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Son tres los cuerpos viables, ¿Cuál crees tu que sea la verdadera crisálida?

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