IV

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Haruna, al querer hacerse la fuerte, dejó de llorar en todo el camino. Pero al llegar a casa, rompió en llanto.

—Ey. Tranquila. ¿Qué pasa?

—¡¿Por qué Suhyeon, por que mierda fue Suhyeon?! ¡¿Por qué no fui yo?!

—No digas eso. Estás aquí por que eres una increíble persona, además de mi novia. La mejor.

—Pero...

—Tranquila.Veamos televisión, tal vez se te pase así.

—B-bien.—Respondió entre sollozos.

Unas horas después, Haruna estaba viendo "Mamma Mia!" con Tsuki en su sala de estar, completamente atrapada por la película, pues ABBA era una de sus bandas favoritas.

—¡Mierda!

—¿Qué?

—Ya acabó.

Tsuki rió al ver a su novia tan enojada por una simple película.—Te ves muy tierna así.

—Cállate.

—Salgamos, debemos distraernos.

—Quisiera ir por un helado.—La miró fingiendo no saber que Tsuki ya estaba harta de el "increíble" vocal de Haruna al cantar "Angeleyes".—Pero voy a ver "Mamma Mia! Here We Go Again".—Se volvió a la televisión.

—¡Argh!

—¡Lo sabía! ¡Era para evitar que cantara!

Haram estaba en su casa, durmiendo. Necesitaba un descanso después de todo lo que había pasado.

Un fuerte estruendo que provenía de el piso de abajo la despertó.

—¡¿Eh?! ¿Qué mierda fue eso?!

Encontró una nota en su mesita de noche escrita con bolígrafo de gel rosado en una nota adhesiva del mismo color. En señal de que su madre hurtó sus cosas.

"Fuimos a comprar despensa. Volveremos aproximadamente a las 8. ¡Te amamos! Mamá."

—Mm...Espero que al menos me traigan algo. Le reclamaré por tomar mis cosas cuando vuelvan.

Unos pasos se escucharon en las escaleras, algo que podría despertar el instinto de supervivencia de cualquiera, pero Haram estaba demasiado somnolienta para eso.

—Hmm...Kyu, ahora no.—Le dijo a su perro.—Tengo sueño...Cuando tú tienes sueño nadie te molesta.—Reprochó.

—Que yo sepa, los perros no caminan en dos patas.

—No me puedo asegurar de que Kyu camine en dos patas, desde aquí no lo veo.

—Descuida, está tranquilo encerrado en la cochera.

—Que bie- Espera, ¿qué?

—Vaya, creo que tú sueño te ha jugado en contra.—Una silueta con capucha ahora naranja emergió desde el pasillo.—Idiota, como siempre.

Haram sabía lo que eso significaba.

—No le hagas daño a Kyu.Por favor.—Suplicó.—Solo es un perro.

—Entonces...¿Qué te parece que tomes su lugar?

—Sácame el corazón si quieres. Pero no le pongas una mano encima.

—Descuida, solo vine por ti.

Haram le debía mucho a Kyu. Tantas veces que la hacía reír cuando estaba triste, tantas veces que jugueteaba con ella cuando era una niña, todas las veces que la protegió, esa vez que orinó la alfombra para que sus padres no notaran que Haram había derramado jugo de manzana, regañándolo a él. Haram prefería que la mataran a ella en vez de su hermoso y querido perro.

Haram le arrebató el cuchillo a el asesino y ella misma se rajó el cuello. Quería estudiar medicina, así que desde la preparatoria comenzó a repasar términos de ahí, entre ellos, la anatomía, así que queriendo o no, ella sabía perfectamente en qué parte del cuello cortarse para que la muerte fuera más fácil.

Entrecerrando los ojos y chorreando sangre como si de agua se tratara,Haram le devolvió el cuchillo a aquella figura.

—Dile a mi familia que los amo, y a Kyu también.

El asesino volvió a clavarle el cuchillo justo en su anterior herida. Pero también se encargó de rajarle las muñecas cortándole las venas, necesitaba más sangre si quería escribir todo eso.

Finalmente, le rajó el abdomen y metió su mano por el, llegando hasta su tórax. En el momento en el que sintió su mano chocar con un hueso, arrancó el corazón y lo colocó en su cama, al lado de su cadáver.

—Lo prometido es deuda.

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