Capitulo 25

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Narrador Omnisciente

Luego de la comida, Valentina y Juliana siguieron jugando con los niños en el piso, de un momento a otro la pequeña niña rubia que estaba en los brazos de Juliana todo el tiempo se quedó dormida, ella la sostuvo y fue directo con alguna de las señoras encargadas de cuidar a esos preciosos niños, le preguntó si podía acostarla y la señora asintió, caminaron hasta el piso de arriba y entraron a un cuarto donde había bastantes literas, el cuarto de las niñas pequeñas era ese, todas dormían juntas. La señora le indicó cual era la cama de la pequeña y Juliana la recostó en ella, la rubia se hizo una bolita en la cama boca abajo y metió su dedo pulgar en la boca mientras se aferraba a aquel oso de peluche que no había soltado en toda la tarde. Juliana la miraba con cierta tristeza en sus ojos mientras se preguntaba ¿cómo alguien podría dejar sola a una niña tan pequeña y tan hermosa como ella? ¿Cómo su madre fue capaz de abandonarla? Juliana, sin darse cuenta, se había enamorado de aquella niña.

Valentina tenía un niño enrollado en cada pierna, otro en su espalda y dos más queriendo subir a su cuerpo, pero jamás perdió la sonrisa. Cuando Juliana la miró, rió... Valentina le suplicó ayuda con la mirada, la empresaria se acercó y agarró al niño que tenía en la espalda, éste al ver la cara de Juliana se ruborizó de inmediato, al parecer su primer amor platónico llegaba a su vida y ahora lo tenía entre sus brazos, a Juliana le pareció totalmente adorable y lo abrazó.

Se despidieron de todos los niños en aquella casa, excepto de los que habían caído en un delicioso sueño, claro qué, Juliana no lo dudó dos veces cuando, a hurtadillas, llegó de nuevo al cuarto donde estaba aquella niña dormida. Se agachó al borde de la cama y acaricio su rubio y liso cabello, sonrió.

- Prometo que te traeré la navidad más seguido. - susurró la morena. Le dejó un suave beso en la cien y se levantó saliendo del cuarto. Sin saber qué, aquella inocente niña la buscaría al despertar y al no verla más, lloraría. Ella y Juliana habían logrado una conexión que pocas veces pasa en aquellas casas. Cuando llega una pareja en busca de un niño en adopción, pocas veces se enamoran los uno con el otro, pocas veces la conexión es inmediata, pocas veces el niño que es adoptado es feliz desde el primer momento con sus nuevos padres. Pero existen esas pocas veces, esas veces en las que se crea un amor inmediato, un amor sincero, esas pocas veces en las que desde el primer momento se crea un lazo único. Existen almas gemelas de todo tipo, tu alma gemela en tu vida amorosa, tu alma gemela en la amistad... Y esa niña había encontrado su alma gemela en Juliana, como figura materna... Y Juliana la había encontrado en ella, aunque no lo supo en ese momento.

Valentina puso el auto en marcha y decidieron ir a comer a un lugar cercano, ambas decían lo bien que la habían pasado con aquellos niños.

- ¿La pasaste bien? – pregunto la rubia sin dejar de mirar al frente.

-Por supuesto, muchas gracias por llevarme a ese lugar Val – dijo la morena mientras le mostraba su mejor sonrisa. – Quisiera que volviéramos pronto.

-Así lo haremos – sonrió satisfecha la ojiazul.

- ¿Cómo conoces ese lugar?

-Esa será una historia para después...

Juliana miro a la corredora y asintió, aunque tenía curiosidad quería que Valentina se fuera abriendo poco a poco con ella.

-Bien, pero ni creas que lo voy a olvidar.

-Ya sé que no. Tu nombre es Juliana "la intensa" Valdés.

La morena soltó una carcajada

- ¿Me estás diciendo intensa?

-No, a la vecina – la corredora rodo los ojos.

-hmm ¿Y es bonita? – pregunto Juliana cruzándose de brazos.

- ¿Quién?

- ¡La vecina! ¿Quién más? – ahora los orbes castaños eran los que rodaban.

- ¿Ahora entiendes por qué te dije intensa?

- ¿Y no me vas a contestar? ¿Es bonita o no?

-Es broma ¿No? – la rubia había comenzado a preocuparse, lo que menos quería era que la noche acabara con una escena de celos por una vecina imaginaria.

-Claro que lo es tonta, ya he visto a tus vecinas y no son tan lindas como yo.

Valentina no pudo aguantar la risa, esa mujer estaba completamente loca, pero justo eso era lo que le encantaba de ella.

Pasaron algunos minutos y Juliana no podía dejar de pensar en la niña rubia y cuando lo hacía, un brillo especial y una sonrisa hermosa se colaba en su rostro, Valentina lo notó, pero no dijo nada. El móvil de Juliana sonó sacándolas de su conversación.

- ¿Diga? ... ¿Llamaste a tu jefe y le preguntaste eso? ... No puedo creer que me voy dos días y todos parecen perder los papeles de su trabajo .... Habla con tu jefe y si él tiene un problema, que hable con su jefe, y si su jefe tiene un problema entonces ahí pueden llamarme .... Soy la jefa del jefe de su jefe, y del jefe del jefe de tu jefe, así que no me vengas con tonterías como estas, me importa muy poco si las nuevas sillas traen el diseño en dorado o plateado, que se encargue el departamento decorativo, adiós.

Juliana se disculpó mientras Valentina sonreía y negaba con la cabeza.

- ¿Qué?

- Solo me causa gracia que pierdas la paciencia. – respondió la rubia sin dejar de sonreír.

- ¿Escuchaste por lo que me llamaron? Querían saber el color de las letras y el logo de la empresa que van en las sillas ejecutivas, ¿puedes creerlo? ¿Para qué tenemos entonces un equipo encargado en eso? - resopló.

- La empresa se cae sin la jefa del jefe de todos los jefes. - se burló y Juliana rió también.

-Así parece señorita Carvajal.

-Ya lo creo señorita Valdés, es usted imprescindible.

- ¿Te estas burlando? – La mano de la empresaria se posó en la pierna de la corredora.

-No, y no me desconcentres. – exclamo la rubia mientras sentía como la mano de Juliana seguía subiendo por su pierna.

-No estoy haciendo nada – sonrió maliciosamente la empresaria. Su mano se encontraba en el borde del pantalón de Valentina.

-En verdad Juliana, para ahora, no me provoques.

- ¿O si no que harás? – su mano comenzó a meter la mano por el pantalón de la corredora.

-Estoy conduciendo, vas a hacer que choquemos – trago saliva.

La temperatura del auto comenzó a elevarse, Valentina sabía que no iba a aguantar mucho, estaba a nada de orillar el carro y hacer suya a esa empresaria berrinchuda y creída, pero que como le encantaba.

-Está bien. No lo haré más. – La morena saco la mano de los jeans de la rubia y se acomodó en el asiento – pero al rato no sé si tendré ganas.

-Ya veremos...

Se fueron directamente al hotel, ambas estaban exhaustas. Se ducharon, cada una por separado, pero cuando Juliana salió envuelta en una diminuta toalla, Valentina la sujetó y cayeron las dos a la cama, sus labios se juntaron y la toalla se soltó del cuerpo de la morena.

- ¿No que ya no tendrías ganas? – dijo la ojiazul contra el cuello del a morena, mientras sus manos se paseaban por las perfectas de la epresaria.

-Dije que no sabía si tendría – Juliana hizo un movimiento para intercambiar posiciones y quedar sobre Valentina - ¿Y qué crees? Si tengo...

Sus lenguas empezaron esa deliciosa guerra de nunca acabar, las manos de la ojiazul se posaron en las piernas de Juliana, y las manos de la empresaria comenzaron a masajear los senos de Valentina sobre su pijama.

La morena comenzó a descender, ubicándose a la altura del short que traía puesto la rubia, y lo empezó a bajar poco a poco sin romper la conexión que había entre el cielo y la tierra, los cuatro pares de pupilas estaban totalmente dilatadas.

Juliana comenzó a explorar cada resquicio del área intima de Valentina que estaba completamente húmeda, y se le hizo agua la boca al ver su prominente monte de venus pidiéndole un poco de atención, la cual no le iba a negar.

Con su lengua comenzó a juguetear con el clítoris de Valentina, haciendo a esta última soltar un fuerte gemido y enrollar sus manos en el cabello de Juliana.

-Dios, así Juls... - jadeo la corredora con los ojos cerrados.

Juliana lamia y succionaba sin cesar el punto de placer de Valentina y dirigió uno de sus dedos hasta la entrada de la rubia y comenzó a penetrarla lentamente, haciendo que la otra chica gimiese aún más fuerte.

Para Juliana todo esto era algo nuevo en teoría, pero se sentía sumamente cómoda y la sensación de estarle dando placer a Valentina la hacía tocar el cielo.

Los gemidos de Valentina no paraban, así que la morena introdujo un dedo extra, gradualmente comenzó a intensificar la velocidad de las embestidas, y estiro la otra mano para masajear uno de los senos de la rubia.

Valentina sabía que el climax estaba cerca, lo podía sentir en su vientre y sus paredes vaginales estaban contrayéndose contra los dedos de la morena. Y comenzó a mover sus caderas en busca de mayor contacto. El tan ansiado orgasmo llego tan fuerte y devastador como un terremoto, haciendo que cada parte del cuerpo de la rubia temblara por la intensidad del mismo.

Juliana paro con los movimientos poco a poco, saco los dedos del interior de la rubia y dejo un beso en el palpitante clítoris rosado. Comenzó a subir lentamente por el cuerpo tembloroso de Valentina, haciendo un camino de besos desde si vientre hasta su cuello, recostándose sobre ella.

La rubia estaba inmóvil, trataba de recuperar el aliento.

-¿Ves que si tenía ganas? – susurro la morena en su oído.

La rubia tomo por la cintura a Juliana y con un movimiento rápido y preciso quedo sobre de ella.

-Aun no acabamos jefa – sonrió maliciosamente.

-Eso es lo que quería escuchar – y volvieron a unir sus labios en un no tan delicado beso.

Se habían vuelto adictas a besarse, a tocarse, a hacerse el amor. Justo como dos almas gemelas.

A la mañana siguiente, Valentina despertó porque Juliana golpeaba su costado, otra vez...

- Cierra la persiana.

Valentina se levantó, completamente desnuda y la cerró de mala manera. Volvió a tumbarse en la cama y abrazó el cuerpo de Juliana otra vez, posesivamente. No se dieron cuenta que habían dormido hasta la una de la tarde, pero es que hicieron el amor hasta las cinco de la mañana. Juliana se despertó y miró el relajado cuerpo de Valentina abrazado a su cintura, boca abajo y hecha una bolita. Sonrió con ternura, soltó su agarre y se acomodó a su altura. Le dio un pequeño beso en la nariz, otro en la mejilla, otro en la frente, otro en los labios. Escuchó como la ojiazul suspiraba y buscaba con su mano el cuerpo de Juliana inconscientemente, lo que la hizo sonreír. La apretó más contra su cuerpo y su rostro quedó más pegado al de ella, así que le dio besos cortos en los labios, muchos, hasta que logró despertarla.

- Buenos días. - dijo con aquella voz ronca la corredora.

- Buenas tardes, Val.

- ¿Qué hora es?

- La una... - miró el reloj -. La una con veinte.

Valentina volvió a cerrar los ojos y apretó su agarré, escondió su cara en el cuello de Juliana haciendo que volviera a sonreír, irremediablemente.

- ¿No tienes hambre? Yo siento que muero.

- Sí, pero esto está mejor.

Juliana rió. Le encantaba la etapa que estaba viviendo con Valentina, no quería que acabara nunca.

- Está bien, Val. Un ratito más.

Así pasaron ese día, pidieron comida a la habitación, Juliana apagó su teléfono, vieron películas, rieron de todas sus bromas, se ducharon juntas e hicieron el amor, repetidas veces.

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Esta historia NO me pertenece, es una adaptación realizada con la autorización de su autora Laurendruxgs

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