Capítulo 2 (¿Volviste?)

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-¡Buenos días Jiminshi! -saludó la señora Cho desde el jardín de su casa -¡Tan lindo como siempre! ¿Vas a dejar los regalos para los niños?

Park sonrió muy contento.

-Asi es, está navidad les tengo preparado un pequeño teatro con marionetas.

-¡Tan bueno! -exclamó - ¡Que te vaya muy bien! -dijo agitando su mano despidiéndose.

Jimin imitó su acción, le mando saludos y luego se fue en su carrito ya algo viejo. Le habían conseguido unas pequeñas vacaciones en su trabajo asique ahora podía disfrutar de la época que más le encantaba. Condujo hasta el pequeño orfanato y dejó la caja frente a la puerta, tocó tres veces y una de las hermanas de la iglesia salió regalándole una hermosa sonrisa.

-Oh, Jimini ¿Qué traes ahora? -negó con gracia.

-Es solo algunos juguetes hermana -dijo apenado -. Mañana traeré un teatro con algunos títeres, si me permite, les haré una pequeña presentación a los niños.

-Ay cariño ¿Cómo negarme a esos ojitos bonitos? ¡Claro que puedes!

Jimin sonrió, con aquella ternura característica de él.

-Esta bien, me voy

El chico se dió la vuelta y se despidió, la hermanita quedó contenta, pues no había en el pueblo un muchacho tan bueno y carismático como lo era él. Sus buenas obras eran muestra que dentro de él albergaba el corazón más puro y más inocente. Su dedicación también era simplemente extraordinaria, la manera en que cuidaba de los niños era tierna y se ganaba la confianza de cualquiera con solo sonreír.

Volvió a su casa, su solitaria casa, aquella que en esa época evitaba. Muchas personas hablaban de su gran carisma, su entrega y devoción con los niños en aquella época que en realidad si le hacía feliz, pero que un sentimiento y sensaciones oscuras lo acompañaban todos los años.

Dejó las llaves en la pequeña mesita de la entrada y se dirigió a su cuarto. Se desvistió y se dedicó a darse una larga ducha para relajarse. Era navidad del 2016, ya con veintiún años recién cumplidos hace dos meses se enorgullecía de vivir sólo, nada más esperando que sus padres lo visitarán cada navidad y fin de año para volver a su vida rutinaria. Estudiar y trabajar.

Salió de la ducha y se vistió lo más ligero que pudo, bajó al primer piso hacia la cocina sintiendo por primera vez en la época aquella terrorífica sensación que todos los años le seguía, los vellos de sus brazos se erizaron y una oleada de calor recorrió su cuerpo entero por el miedo. Bajó aún más rápido tropezándose en el último escalón y cayendo al suelo, volteó a ver al inicio de las escaleras, en donde la oscuridad reinaba y pudo ver casi perfectamente una garras perderse en la oscuridad.

Gritó asustado y corrió a esconderse en la cocina. Era lo mismo cada año, siempre le pasaba, siempre evitaba pasar mucho tiempo solo en su propia casa porque aquellas extrañas manifestaciones solamente lo torturaban cuando la navidad se acercaba. Era 20 de diciembre, faltaban cinco días para la navidad, aveces venía antes, aveces venía el mismo día, pero jamás faltó en su vida ese temor que aquella fecha llegara.

Pensó que con mudarse se solucionaría, pero cada vez aquél ente o demonio se hacía más fuerte y sus manifestaciones se hacían más claras cada año. Está era la primera vez que veía algo con tanta claridad. Intentó alejar de él el miedo, se levantó y en medio de la iluminada cocina se preparó la cena aún con el temor recorriendo su cuerpo. Terminó y se dirigió a su sofá frente a su televisor, mantenía unas mantas para aquellas ocaciones en donde necesitaba de dormir en el sillón. Comió, vió un poco de televisión y se quedó dormido, sin apagar la luz y con la televisión encendida.

Las luces parpadeaban, el televisor se apagó de repente y todo aquello sin que Park se diera cuenta. Frente a él estaba el espíritu o más bien demonio que lo atormentaba cada navidad, el ente sonrió al verlo dormir tan plácidamente, irónicamente parecía un ángel.

Se acercó y acarició su mejilla y fue bajando por su camisa ligera hasta llegar a su pelvis, en donde no había tela que cubriera la zona. Tocó con suavidad y admiración de ver cómo el chico se removía gustoso ante el tacto y soltaba pequeños quejidos que a su parecer más bien eran gemidos.

Acercó su boca a su cuello y besó el lugar sin dejar de acariciarlo, fue subiendo hasta llegar a su oido en donde lamió y mordió el lóbulo de su oreja.

-Eres mío pequeño -susurró, alejándose rápidamente.

Jimin despertó sudando, con el corazón agotado en medio de la noche y una urgencia dentro de sus pijamas. No recordaba qué había soñado, pero sentía claramente una sensación muy rica en su pelvis, como si le hubieran dado un suave toque.

El sueño húmedo que había tenido con un extraño ser no le ayudaba en nada.

Se dejó caer en el sofá nuevamente, metió su mano dentro de su pantalón y con suaves toques como los que había soñado empezó a acariciarse, minutos después empezó un vaivén con su mano que desató en él un exquisito orgasmo que lo hizo curvar ligeramente su espalda en el sillón, más no se detuvo y siguió, como si estuviera poseido, como si quisiera que alguien más estuviera propinándole ese placer.

Agitado llegó a su segundo orgasmo. Sacó su mano húmeda de su pantalón y se levantó, notando que no había más presencia maligna que lo atormentara, caminó hasta el baño y se limpió, se dirigió a su cama y durmió conciliando el sueño casi de inmediato.

Por la mañana se levantó sudando nuevamente, otro de los sueños que se borraban de su cabeza apenas despertaba volvió a abrumarlo. Trató de no prestarle atención, pero como siempre, hacía un esfuerzo sobrehumano para tratar de acordarse, y siempre caía en los mismo, ver una silueta de poco más de dos metros en la esquina de su cuarto observándolo con una sonrisa que no lograba descifrar.

Salió de su hogar rumbo al orfanato de los pequeños niños que al verlo saltaron a él tirándolo al suelo, todos entraron, jimin se escondió detras del pequeño teatrico improvisado para marionetas, los niños se sentaron en el suelo, las hermanas arrastraron sillas hasta quedar cerca de los niños y disfrutaron de la función.

Jimin sonrió, pues era la primera vez que él traía esa tradición de contar una parte de la navidad que nadie se imaginaba, sabía que a los niños les podia causar un poco de temor, pero por otra parte le daba un arma con la cual hacer que los niños se portaran bien. Agarró las marionetas y la puso en un lugar cerca, lo suficiente para tenerla a mano y que no se le dificultara la función. Y así empezó.

-Esta es una historia de un ser mítico que nació junto a Santa Claus. Todo tiene su contraparte, por lo que Santa tiene a su opuesto, este ser se llama Krampus. Espero disfruten la obra -Jimin presentó la obra.

Había investigado bastante a ese ser. Con el pasar del tiempo los cuentos navideños se le fueron acabando, asique con la intención de no aburrir a los niños investigó un poco sobre otros cuentos y entre ellos el nombre del mítico ser salió a la luz, miles de imágenes en internet le dieron un poco de referencia de como hacer la marioneta y al fin pudo tenerla lista y a tiempo para la fecha prevista.

Empezó a contar de apoco el origen de la navidad, y luego el nacimiento de Santa junto al Krampus, nada de eso era verdadero, pues el Krampus existió mucho más antes que la navidad misma, contó que desde su existencia mataba y se alimentaba de aquellos niños cuyos corazones estaban plagados de maldad, contó cómo es que ese demonio despiadado venía todos los años con sed de sangre para después decir que era solo una leyenda.

Más no contó que el Krampus al principio no era malo, no contó que antes de ser un demonio él era un humano, uno tan bueno como Jimin, no contó que desde hace veintiún navidades su sed de sangre se había aplacado, no contó que al finalizar cada época navideña volvía al infierno ansioso porque terminara otro año, podía quedarse, pero tenia responsabilidades en el infierno, no contó que él se convirtió en eso por amor, por él; sin embargo eso al Krampus no le importó, estaba feliz escuchando en un rincón oscuro la historia, viendo cómo su pequeño tenía noción siquiera de que su nombre existía, aunque lo considerara una leyenda. Él le mostraría que enrealidad existía.

-Fin -dijo Jimin

Segundos después los niños empezaron a aplaudir felices y las hermanitas se levantaron riendo cuando Jimin salió de entre las mantas que simulaban los telones de un teatro y los niños se le acercaron para pedirle que contara otra historia.

-Ya basta niños, o el Krampus vendrá -canturreó una de las hermanitas a lo que los niños obedecieron -. Qué historia tan original Jiminshi, esperamos volverla a escuchar otras navidades.

-Es solo una leyenda que saqué de Internet -sonrió -. Por supuesto que la contaré otras navidades.

Se quedó un rato más en el orfanato, pero se alistó cuando notó que se hacía tarde, no le gustaba para nada cuando llegaba noche a casa. Se despidió con la promesa de llegar al día siguiente, condujo su coche hasta su hogar y suspiró rezando porque aquella presencia no estuviera.

Entró y encendió rápidamente cada luz de la casa. Krampus en una esquina reía, el prefería la oscuridad, pero no era como que la luz lo fuera a auyentar, simplemente no le gustaba, pero en cierta parte lo aceptó porque así podía ver mejor a su pequeño.

Jimin se deslizaba por la casa arreglando y preparando su cena, pero siempre sintiendo que alguien le seguía, era una sensación espantosa, empezó a rezar en su mente pero aún asi aquello no se iba. Estaba harto, sabía que era un demonio que lo seguía y lo atormentaba cada año, pero la pregunta que rondaba en su cabeza era ¿Porqué exactamente en la navidad? ¿Qué demonio era ese?

Se sostuvo al mesón de la cocina aturdido y con las piernas temblando de miedo, un aire sopló helando sus piernas desnudas que solo eran cubiertas por un corto short ¿Cómo diablos había corrido el aire si todo en la cocina estaba cerrado y el refrigerador también? Sollozó, no quería llorar pero el instinto de miedo lo nubló.

Respiró hondo ya harto de esa situación decidió enfrentarse, si moría a manos de un demonio al menos ya muerto dejaría de tener miedo por la llegada de la navidad.

-¡Ya basta! -gritó Jimin

Krampus entre traviesas risas dejó de asustarlo y se quedó fijo en como el cuerpo del castaño ya no temblaba, en como su postura de miedo cambiaba a una recta, y como se volteaba para encontrarse frente a frente con él.

La garganta de Jimin se secó, sus vellos volvieron a erizarse pero trató de controlar su miedo. Delante de él estaba un ser de dos metros y pico de altura sus cachos eran grandes y el olor a azufre le advertía que podría ser Satanás. De solo pensarlo se alarmó. Los pies de aquél ser de pelaje negro parecían patas de caballo, y ni que hablar de su rostro, era un monstruo en toda la palabra. Era el mismo ser que había visto las navidades de su infancia, quizás solo por eso no le tuvo tanto miedo.

-¡¿Quién eres?! ¡¿Qué quiere?! ¡Si vas a matarme hazlo, pero deja de atormentarme de una puta buena vez!

Creyó que su pequeño se había alterado y que solamente se había envalentonado con aquello que lo atormentaba, pero los ojos de jimin estaban clavados en los suyos, fue ahí cuando se dió cuenta que Jimin podia verlo, su pequeño estaba viendo su aspecto demoníaco.

-¿Quién eres? -preguntó con la voz temblorosa.

Krampus se transformó a su aspecto casi humano, con la ligera diferencia que los cuernos no se iban. Jimin pudo verlo, sus ojos rojos, su piel blanca, su cabello negro y su traje del mismo color. Era atractivo y le parecía un tanto conocido.
¿Cómo podía pensar eso de un demonio?

El Krampus no aguantó más, veintiún navidades habían sido suficientes para permanecer escondido, se acercó y lo abrazó. Jimin dejo escapar un grito pequeño pero se relajó en los brazos del demonio, se sorprendió que él estuviera abrazándolo. La confusión en el era demasiado pero aún así no se apartó hasta que el ser frente a él se alejó.

-Puedes verme, enrealidad eres tú. T-tu memoria... ¿No te acuerdas? -la emoción lo hacía tartamudear.

-¿De qué debería acordarme? No entiendo nada.

-Te busqué en cada reencarnación, por todo el mundo anduve tras de tí, hasta que perdí la esperanza, pero aquí estás, eres tú -el demonio sonrió mostrando sus colmillos. Jimin quiso hablar pero no lo dejó -. Déjame mostrártelo.

Jimin asintió y se dejó guiar, aún con desconfianza, pero podía ver que el demonio no quería hacerle daño, más bien pudo ver ¿Felicidad? ¿Cómo era que un demonio podía verse feliz?

Jimin por instinto cerró sus ojos al ver que el demonio se le estaba acercando demasiado, el Krampus unió sus frentes y como si fuera una pelicula jimin empezó a ver todo, cada reencarnación, cada momento que el demonio estuvo a su lado en cada una de sus vidas. Pudo ver la historia de ambos, la primer vida de los dos, como se amaron, y como ese amor los llevó a la muerte a ambos. Recobró su conciencia, porque después de todo miles de años después Jimin era la reencarnación completa de la pareja del demonio, era él y se acordó de cada detalle a su lado, cuando aveces jugaba con él de niño y cuando dejó de verlo porque su presencia empezó a asustarlo.

Jimin se alejó empujándolo, se apartó lo más que pudo con su respiración agotada y sus ojos llorosos, se calmó y fijó sus ojos en el demonio que ahora sabía su nombre real y quién era. El demonio intentó acercarse a Jimin pero este lo impidió.

-Ni se te ocurra acercarte Min Yoongi.

-¿Yoongi?

-¿Olvidaste tu nombre? Al menos mis padres me pusieron el mismo, si no también lo hubieras olvidado.

Yoongi se sorprendió con el cambio de actitud, con el pasar del tiempo había olvidado su propio nombre, el que tenía cuando era un simple humano.

-Jimin déjame explicarte...

Park se acercó furioso, levantó su mano propinándole al demonio una bofetada.

-¡¿Qué mierda vas a explicarme?!

-Lo hice por nosotros, para volver a estar juntos, quería estar contigo -dijo cabizbajo.

Jimin volvió en sí, aquello lo tenía sorprendido, siempre había vivido con él sentimiento que algo le hacía falta, y era esto, todos aquellos sueños se hicieron claros en su cabeza, eran todas sus reencarnaciones y las veces que lo había visto a él.

-¿De esta manera, Yoongi? ¿Crees que está es la mejor forma de estar juntos?

-¡Lo sé, fui un maldito egoísta! ¡Pero lo hice porque te amo y te amaré siempre! -se acercó tomándolo por la cintura, el miedo en Jimin se había ido por completo -. No puedo vivir sin tí Jimin.

-Te rendiste de buscarme, sabías que no volvería...

-Pero aún así te cuide, en cada vida lo hice. Volvía del infierno aunque no fuera navidad y te observaba.

-¿Porqué odias navidad? ¿Porqué matas a los niños?

-¿Si sabes que la navidad se celebra por el nacimiento del hijo de Dios? -Jimin asintió -. Mi primer opción fue él, le pedí su ayuda para traerte de vuelta, él no quiso ayudarme.

-¿Odias la navidad por el nacimiento de Jesús?

-Si, y también porque Satanás me encargó con el tiempo esta festividad en específico, puedo salir y andar en el mundo todo el tiempo si quisiera, pero siempre regreso al infierno.

-¿Porqué te ibas? -preguntó triste.

-Porque no quería que vivieras asustado toda tu vida, por eso solo aparecía en navidad.

-¿Todos aquellos sueños, eras tú? -preguntó sonrojado. Yoongi supo a que se refería.

-Era la única forma de poder estar contigo sin que te asustaras tanto.

Había tenido mucha clases de sueños, entre ellos, estaba él recuerdo de soñar varias veces que un demonio lo tocaba, que le hacía el amor y lo besaba con gran pasión.

-¿Eso quiere decir que ya hemos..?

-Si, ya hemos estado muchas veces juntos, en tus sueños y en los míos -sonrió, pues las mejillas de jimin estaban rojitas-. Quiero quedarme, quiero estar a tu lado -rogó.

Las manos de Jimin subieron por el pecho del pelinegro, tocando cada parte de él hasta llegar a su cuello, lo jaló hacia él, haciendo que el demonio tuviera que agacharse para poder besarlo. Sus labios se acoplaban perfectamente, sus bocas se movían ansiosas de la otra, adictas, sin querer separarse o detener aquél encuentro de ambos. La respiración ni siquiera faltaba, los labios de Yoongi recorrieron el cuello de Jimin, el chico jadeaba mientras metía su manos por la camisa de Min, Yoongi lo cargó haciendo que sus piernas quedaran enrolladas en su cintura para darle más acceso a él, la diferencia de tamaños era notoria, por lo que Jimin gimió de solo imaginarse el posible tamaño del miembro de Yoongi.

Jimin lo apartó volviendo un poco en sí, ambos querían más, mucho más. Pero la forma en la que se había enterado de toda su verdad, de su propia existencia era increíble. No temía, ya no había más miedo, pero quería dejar las cosas claras con Yoongi, y el pelinegro no insistió, tampoco se sintió mal, muy al contrario, pudo ver que el chico lo deseaba tanto como él lo hacía. Y estaría dispuesto a esperar lo que fuera.

-Yo quiero que te quedes -los ojos de Yoongi brillaron -... Con una condición.

-¿Cuál?

-Que dejes de matar a niños

-Ya no lo hago -respondió el demonio.

-¿A no?

-No, desde la navidad de 1995 no hago eso.

Jimin se sonrojó, pues era el año en que había nacido.

-¿Y de qué se alimentan los demonios? -preguntó curioso aunque con la respuesta de Min, mejor no hubiera preguntado.

-Dije que no mataba niños, no que no mataba humanos.

-¿A quienes matas? -preguntó con miedo.

-Asesinos, violadores, ladrones, abusadores. Todo tipo de delincuentes.

-Eso está mejor

Sonrió, pues en cierta parte Yoongi hacia un bien eliminando a personas malas del mundo.

-Pero si quieres que deje de matar lo hago, haría todo lo que tú me pidas.

-¿Encerio? Pero ¿Cómo vivirías?

-Puedo alimentarme del miedo de los humanos, es algo así como la personas que comen plantas.

-¿Vegetarianos? -Yoongi asintió -. No te obligaré a que lo hagas, si quiere de vez en cuando hacerlo, hazlo. Sólo hazlo con personas que merezcan la muerte -se quedaron un rato en silencio, Jimin acariciaba el rostro de Yoongi - ¿Te quedarás a dormir a mi lado?

-¿Quieres que lo haga? -Jimin asintió feliz.

Yoongi lo llevó hasta el cuarto, y se acurrucó a su lado, fue la primera vez que Jimin no tuvo pesadillas ni sueños raros, al lado de Yoongi fue la primera vez que pudo conciliar su sueño.

***

Siete años habían pasado, ya era la navidad del 2023 y Yoongi siempre lo acompañaba, aveces se iba pero siempre regresaba con un apetito voraz de tener a su pequeño entre sus brazos. Jimin aveces se sentía mal, pues el libido del demonio era prácticamente insaciable, y eso creaba la inseguridad de pensar que no lo satisfacía, aunque muchas veces Yoongi le dejó en claro que era todo lo contrario. Vivían felices juntos, no necesitaban nada más para poder ser felices. Tan solo se tenían el uno al otro y era lo que les bastaba.

Dejó esos pensamientos de lado, pero uno nuevo apareció, después de pensar en el tema y en la posibilidad de aquello, temía que ese día llegaría, por lo que estaba listo para hablar con yoongi sobre ese tema que tanto le estaba afectando. Llegó de su trabajo a casa, la presencia de Yoongi se sentía por lo que silbó para que él supiera que estaba en casa, como si nada Yoongi apareció a su lado, Jimin estaba más que acostumbrado a esas apariciones repentinas.

-¿Cómo te fue hoy? -preguntó Min cargándolo al estilo nupcial.

-Bien ¿Y a tí? Por lo que veo bien ¿Te divertiste en el banco?

-¿Cómo lo supiste? -preguntó asombrado.

-Soy el único que puede verte, asique te vi en televisión -río ante el recuerdo chistoso -. Temí que alguien te viera, pero al parecer soy el único que se fijo que enmedio de la balacera andaba corriendo un monstruo de más de dos metros de altura.

-Fue divertido -dijo sonriendo mostrando sus colmillos.

Llegó al cuarto de ambos en donde ahora había una cama enorme, en donde dormían juntos. Yoongi lo dejó en la cama suavemente, empezó por quitarle sus zapatos y luego la ropa.

-Yoongi ¿Qué haces?

-Poniéndote cómodo.

-¿Me pones cómodo desnudándome? -preguntó observando como Yoongi le quitaba su boxer.

-Asi es.

Atrapó en sus labios el pene de Jimin y empezó a chuparlo, Park por otro lado se deshacía en jadeos y gemidos, con el tiempo Yoongi se dió cuenta que podía esconder sus cuernos, por lo que ahora podría ser un humano común y corriente, excepto por la altura y los ojos. Jimin enredo sus manitos en el cabello negro de Min sintiendo en su pelvis la sensación de su orgasmo, Yoongi bebió todo el líquido de su pequeño y subió encima de él frotando entre sus piernas la dureza que el chico provocaba.

Se deshizo de su ropa y alineó su miembro en la entrada del menor y empezó a entrar de a poco. Jimin nunca se acostumbró al cien por ciento al tamaño de Yoongi, pero disfrutaba muchísimo hacer el amor con él, porque no era rudo, lo trataba bien. Las embestidas suaves comenzaron y la habitación se llenó de chasquidos, gemidos, gruñidos y jadeos descontrolados. Ambos llegaron a su clímax y entre besos Yoongi salió del interior de Jimin y se recostó a su lado.

-Yoongi -llamó

-Dime

-¿Qué pasará cuando yo muera?

La pregunta tomó por sorpresa a Min, claro que había pensado eso muchas veces, y le aterraba llegar a pensar que pasaría demasiado tiempo para volver a estar juntos, o en el peor de los caso, que jamás volviera, pero saber que Jimin se preocupaba por eso le dió ternura.

-¿Qué crees que deba pasar?

-No lo sé, pero no quiero morir, quiero estar siempre a tu lado.

El corazón de Yoongi latió apresurado, jamás creyó estar tan feliz de escuchar esas palabras, pero no podía dejarse llevar por el egoísmo, no otra vez.

-¿Estás seguro que eso quieres?

-Muy seguro.

-No quiero que te arrepientas después de estar conmigo por una eternidad -dijo en un susurro

-¿Tú te arrepentirías de pasar una eternidad a mi lado?

-Nada me haría más feliz que eso fuera posible.

-¿Tú sabe cómo estar juntos verdad? ¿Porqué no me lo habías dicho? -preguntó molesto

-Jimin, no quiero ser egoísta esta vez, quiero que vivas feliz...

Park se levantó de la gran cama molesto y se tapó con una bata ignorando a Yoongi las veces que lo llamó. Yoongi se levantó y corrió a girarlo hacia él, Jimin chocó contra su pecho quiso apartarse pero Yoongi se lo impidió abrazándolo.

-Suéltame Yoongi.

-¿Estás muy seguro que esto es lo que quieres? -Jimin asintió con los ojos llorosos, Min suspiró derrotado -. Hay una forma, pero es dolorosa.

-¿Cuál?

-Que yo te transforme bebiendo tu sangre

-¿Seré como tú?

-No exactamente -dijo pensativo -. Serás un demonio normal.

-Quiero hacerlo

-Morirás ¿Qué hay de tus padres? ¿Tus amigos?

-Yoongi, cada día que pasa envejezco más, no quiero pasar un día más sabiendo que en cualquier momento puedo morir y no estar a tu lado.

-Te amo Minnie

-Y yo te amo a tí

***

El día había llegado. Yoongi no quiso hacerlo en ese momento porque temía que Jimin se arrepintiera, asique le dió un mes para pensarlo, pero una semana antes le hizo nuevamente la pregunta y Park seguía decidido a convertirse en su pareja de por vida, eso en cierta parte le alegró muchísimo.

-¿Habías hecho esto antes? -le preguntó Jimin

-Si

-¿Con quién?

-Hace algunos siglos conocí a un pequeño niño que era maltratado desde su infancia, sufrió mucho y hubiera tenido una muerte injusta, asique lo transformé y hoy en día es mi mano derecha. Ya lo conocerás.

-Mano derecha -repitió -¿Porqué necesitarías una mano derecha?

-Para liderar al ejército que tengo mientras no estoy.

-¿Tienes un ejército?

-Cada demonio de gran poder tiene el suyo, yo tengo el mío.

-Hay muchas cosas que no me has contado -dijo sonriente.

-Habrá toda una eternidad para que las sepas -contestó dejando un tierno beso en el dorso de su mano -¿Estás listo?

-Más que nunca

Dejó el cuerpo de Jimin enmedio de la cama, vestía un traje aterciopelado negro y empezó el ritual. Jimin escuchó con los ojos cerrados la voz grave que Yoongi estaba usando para hacer aquél conjuro que él no entendía en lo más mínimo, pasado cinco minutos Yoongi se acercó a él y tomó su mano y la acarició y frotó sobre su mejilla.

-Te amo mi amor, siempre lo haré.

Yoongi clavó sus colmillos en la muñeca del chico, justo en sus venas, para que así la sangre saliera más rápido, Jimin ahogó el grito mordiendo su otra mano, y sintiendo como poco a poco su cuerpo se sentía más y más ligero, sintiendo un escozor en todo su cuerpo y como su sistema entero empezaba a fallar hasta que su corazón dejó de latir, hasta que su piel se volvió pálida y ya no había más brillo en sus ojos.

Min se separó, presenciando la muerte de Jimin, besó por última vez sus labios y con su mano cerró sus ojos. Marcó al número de emergencia que Jimin le había dado para avisar y así que lo encontrarán y no pasara ahí solo y su cuerpo pudriéndose.

Desapareció entre la oscuridad y la neblina hasta llegar a aquél lugar que parecía una cueva, en donde se escuchaban gritos y lamentos por doquier, el olor a azufre reinaba y pudo ver cómo de la viscosidad oscura del suelo salía un nuevo demonio, su amado.

-No tardaste mucho.

-Yoongi ¿Dónde estamos? -preguntó temeroso del ruido.

-En una de las fosas del infierno. Bienvenido a casa.

Jimin sonrió contento y se lanzó a su encuentro, ahora su apariencia era un poco diferente. Su cabello era color rojo sangre al igual que sus ojos de sus mechones salían unos cuernos pequeños que combinaban muy bien con él, su altura era una cabeza más bajo que Yoongi, al menos ya no le llegaba a su pecho. Su cuerpo era el mismo, pero Yoongi se mordió el labio, ya que al verlo convertido en un pequeño demonio le daba un toque aún más sensual. Se movió alegre y solo ahí pudo sentir un extraño peso en su espalda, Jimin se volteó viendo unas hermosas alas negras pegadas en el área de sus omóplatos, eran hermosas.

-Ahora estaremos juntos para siempre -dijo Yoongi.

-Para siempre

Los primeros días conoció el infierno, conoció al amigo y mano derecha de Yoongi, su nombre era Hoseok. Los primeros días también fueron demasiado ardientes, no había día que no estuvieran juntos, que sus cuerpos no se reclamaran a cada momento, ya no había necesidad de lentitud, ni d cuidado, por primera vez Yoongi le demostró lo que enrealidad pasó por su mente todas aquellas veces que disfrutó de él siendo un humano.

Estaban más que bien, enfrentaron a Satanás, pues este se interpuso más no llegó a mayores teniendo que aceptar su unión gracias al sello de Yoongi en la cintura de Jimin, era como una marca que los unía por la eternidad.

Con el pasar del tiempo tuvieron hijos, pequeños demonios que fueron creados por ambos por medio de conjuros, los pequeños sacaron rasgos de ambos, y al fin pudieron tener la familia que siempre quisieron. Al fin y al cabo la navidad les trajo a su vida un poco de felicidad.

Fin







Gracias personita hermosa por leer, este es un especial de navidad, les agradecería mucho sus comentarios y estrellitas. Y que le den mucho amor. Los quiero. Bye

































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