CAPÍTULO CATORCE

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La reunión sigue de buena manera. Las personas se distraen conversando entre ellas, y pasando un rato agradable. Taehyung había estado con Jungkook en lo que restaba de la fiesta, y el menor lo agradeció.

Se había divertido, con Taehyung y sus hyungs, e incluso se sentía mucho más cómodo en ese lugar lleno de gente que no conocía realmente. Tzuyu por su lado, se acercaba de momentos a ellos, pero pronto se iba para poder atender a los demás invitados.

—Voy al baño, ya regreso —avisó Jungkook y Taehyung lo dejó libre.

—Ve al de mi habitación.

Haciendo caso a la indicación, Jungkook se encaminó hasta la habitación de Taehyung para usar el baño. Todos los invitados estaban en la sala, así que la zona más cercana a las habitaciones estaba vacía, o eso pensaba Jungkook, quien escuchó y miró a un par de hombres mayores dándole la espalda, y sin percatarse de su presencia.

Iba a ignorarlos, pero cuando escuchó el nombre de Taehyung decidió detenerse en la puerta de la habitación de Taehyung y escuchar la conversión.

—Me da muchísima pena con Taehyung, es un muchacho increíble y que tiene un futuro muy próspero —comentó el hombre con pesar.

—Oh, sí. A mí igual —respondió el contrario—. Mira que arruinar su vida de ese modo siendo tan joven es un desperdicio.

Jungkook frunció el ceño. ¿Desperdiciar su vida?

—Es que no me cabe en la cabeza la locura que ha cometido. ¿Salir con un hombre? Por Dios, que aberración —dijo el primer hombre, riendo con ironía—. Taehyung es un joven bien parecido, y que podría tener a todas las mujeres que quiera, pero decide perder el tiempo con un muchachito sin gracia que no sabe ni en dónde está parado. Lo más probable que es esté con Taehyung por su dinero, pobre.

—Pensé que su pareja era esta jovencita, Tzuyu. Es una mujer muy hermosa, y se ve educada y elegante —el hombre codeó a su acompañante—. ¿Crees que teniendo esa mujer en mi vida estaría detrás de un niño? ¡Que va! Lo dejaría todo por ella.

El hombre rió. —Tzuyu podría ser tu nieta.

—Pero no puedo negar que es una mujer sumamente preciosa e interesante. Además de que tiene una profesión de admirar. Es la mujer perfecta, por eso no entiendo el afán de Taehyung de estar con un chico teniéndola a ella.

—¿Y viste como lo presumió? Caray, como si fuese alguien extraordinario —ambos rieron—. Yo solo ví a un mocoso de lo más común y corriente. ¿Próximo colega? Espero jubilarme antes de llamar compañero de trabajo a un enfermito como ese niño. Estoy seguro de que fue él quien se le metió en los ojos a Taehyung, porque un muchacho tan admirable como Kim no pudo hacer sucumbido ante tales pecados sin la malicia de ese niño.

—Sí, yo también lo creo. Luce como si fuese alguien bueno, pero detrás esconde a un ser despreciable —el hombre chasqueó la lengua—. Sería mejor volver, ya estuvimos mucho tiempo aquí.

El contrario asintió, y se dieron la vuelta, asustándose en cuando miraron la puerta cerrarse con fuerza. Se miraron intrigados, pero no le prestaron tanta atención, yéndose nuevamente hasta la sala.

Jungkook tenía los ojos cerrados, y se apoyaba de la puerta con su cuerpo temblando de la adrenalina. Estuvieron a punto de descubrirlo. Bajó la mirada, dejando ir todo el aire contenido e intentando que el nudo en su garganta no se hiciera más grande. ¿De verdad pensaban eso? ¿Todo eso de felicitarlos era una mentira? ¿Cuántos más pensaban lo mismo que esos señores? La duda carcomía sus entrañas, y sus ganas de llorar solo incrementaban sin él quererlo.

—¿Estás bien?

Alzó la mirada, encontrándose a Tzuyu sentada en la cama de Taehyung, con su mirada puesta en él. Limpió las esquinas de sus ojos, y se paró recto. —¿Qué haces aquí?

—Descansando —respondió, estirándose hasta estar acostada—. He estado de aquí para allá organizándole todo esto a Taehyung, además de antender los invitados. Merezco un pequeño receso, ¿No lo crees?

—¿Y por qué no entraste a tu habitación? ¿Por qué la de Taehyung?

—Ay, Jungkook, entré a la primera que vi, no es para tanto —se quejó la mujer, cerrando sus ojos—. Ya saldré, solo es un momento.

Jungkook no quiere entrar en detalles, así que entra al baño para hacer sus necesidades. Una vez terminó, se acercó al lavabo y comenzó a lavar sus manos. Levantó la mirada mirándose al espejo, y suspiró profundamente. ¿De verdad Taehyung estaba desperdiciando su vida a su lado?

Se estaba esforzando, día con día lo hacía. Prestaba atención a sus clases, y cada que tenía oportunidad le preguntaba a Taehyung sobre su trabajo, queriendo nutrirse sobre su carrera. Quería ser alguien de admirar, tal y como lo era Taehyung, pero sentía que no estaba siendo suficiente. Mientras más pasaban los años, más inalcanzable se volvía Taehyung, y más grande era la brecha entre ellos.

¿Por qué estar al nivel de su pareja parecía ser un trabajo que le duraría toda la vida?

Sacudió su cabeza, desviando todos esos pensamientos. Creía por fin estar bien consigo mismo, pero al mínimo comentario malintencionado de las personas lograba hacerlo decaer con facilidad. Se sentía un idiota por eso. Arregló un poco su aspecto en el espejo, y se dio ánimos a sí mismo, era el día de Taehyung, y no iba a arruinarlo con sus cosas.

Salió del baño, y Tzuyu aún se encontraba en el lugar. Ambos se miraron fijamente, y la conversación de sus hyungs se hizo presente en su mente. Ella quería separarlos, quería a Taehyung para sí misma. Ya no era una suposición, era una realidad que estaba viviendo y debía acabar.

—Ya voy a salir, deberías hacerlo tú también.

Tzuyu alzó una ceja, y sonrió. —¿Qué? ¿Te molesta que esté en la habitación de Taehyung?

—Sí, me molesta —respondió de inmediato, sorprendiendo a la mujer—. Está bien que vivas aquí, pero eso no te da el derecho de entrar en la habitación de Taehyung sin su permiso.

—Creo que estás haciendo un drama por nada. Solo vine a descansar, no a robar sus cosas.

—A lo que sea que hayas entrado, es una falta de respeto de tu parte.

—No eres nadie para correrme así.

Jungkook alzó la barbilla con superioridad. —Soy la pareja de Taehyung, y eso me hace mucho más importante que tú y todos tus años de amistad. 

El ambiente estaba tenso, y ninguno de los dos alejaba la mirada del otro. Por primera vez Jungkook estabas dispuesto a defenderse y dejar en claro que era él quien valía más en la vida de Taehyung.

—Parece que sí te sabes defender —comentó Tzuyu, con calma—. Tengo curiosidad, ¿Qué le regalaste a Taehyung?

—Eso te importa.

—Ah, eso es sinónimo de que no le diste nada.

Jungkook apretó sus manos. —Sí le regalé algo. ¿Por qué asumes cosas que no son?

—Es porque no me quieres decir —se encogió de hombros—. Estás evadiendo el decirme.

—Le hice un desayuno, le regalé un recuadro de ambos y también le regalé la pulsera que lleva puesta.

Tzuyu se levantó de la cama, y caminó hasta Jungkook. Tomó el cuello de su camisa y comenzó a arreglarlo. —Vi la pulsera, está bonita. ¿Seguro la compraste? Porque luce costosa, y ya sabes, eres becado.

Jungkook alejó las manos de Tzuyu, y dio unos pasos atrás.

—Sí, la compré yo. Reuní para hacerlo —mintió. No quería que Taehyung se enterara del pago que debía, y mucho menos Tzuyu.

La mujer sonrió, le dio la espalda, caminando hacia la puerta. Cuando estuvo ahí se detuvo, y miró de nuevo a Jungkook.

—Un desayuno, una pintura y una pulsera, son varias cosas pero a fin de cuentas es muy poco. ¿Sabes cuánto gasté en el conjunto de Gucci? ¿En todo lo de la fiesta? Más del triple de lo que tú gastaste, pero qué se puede esperar de ti —se encogió de hombros—, solo eres un chico becado que recibe un montón de cosas por parte de Taehyung. El dinero que de seguro te envían tus padres lo usas para ti, y no te es difícil ahorrar si tienes a un novio que está dispuesto a mantenerte.

—Si tratas de decir que me aprovecho de Taehyung, estás muy equivocada —reclamó indignado—. He trabajado, y pago todas mis deudas. Taehyung no se encarga de mi como estás diciendo.

—Pero eso es lo que dices, Jungkook, y otra cosa es lo que yo veo, lo que vemos los demás. He visto a Taehyung comprar comida para ti porque no tienes nada en tus alacenas, diciendo que eres olvidadizo y que si no fuera por él no comerías bien. ¿Por qué debe hacer eso por tí? ¿Por qué tiene que estar al pendiente de alguien que ya es grande? Te lo dije antes y te lo repito ahora; eres una carga.

Las palabras se quedan estancadas en la garganta de Jungkook, formando un nudo que dolía y quería hacerlo llorar. Primero aquellos hombres y ahora Tzuyu. ¿Por qué todos están empeñados en decir que él se aprovechaba de Taehyung?

Tzuyu ladeó su cabeza aburrida al ver que Jungkook no iba a responderle. —Que poco te dura lo valiente, pero bueno, conversar contigo fue revelador. Para la próxima vez que Taehyung cumpla años le compraré unas cuantas tonterías y así no gasto tanto dinero para la próxima —sonrió y abrió la puerta—. Eres tan ingenioso, Jungkookie~ En fin, ya me salgo de la habitación para no molestarte más con mi presencia.

Salió de la habitación, dejando a Jungkook a solas, con el corazón destrozado y el orgullo pisoteado. Los labios del chico temblaban, pero se negó a llorar, no iba a hacerlo. ¿Por qué Tzuyu siempre tenía que hacerlo llorar? Esa vez quería que fuese diferente, no quería derramar lágrimas por ella.

Caminó hasta la puerta y salió vacilante de la habitación, llegando hasta la sala. Buscó a Taehyung con la mirada, y lo encontró con los dos hombres de antes, los que parecían tener "lástima" por Taehyung al encontrarse en una relación con un "aprovechador" como él. A su lado, sonriendo en grande y conversando de manera fluida se encontraba Tzuyu, luciendo fresca y entretenida con la plática. Tenía su brazo rodeando el de Taehyung, y pudo ver a los hombres maravillados de verlos juntos; a su novio con ella.

El nudo en su garganta se hizo insoportable. Él no era nadie ahí, a nadie le importaba su presencia más allá de Taehyung, y no encajaba en ese lugar de gente exitosa. No iba a permanecer ni un segundo más en ese lugar, y aprovechando que nadie lo miraba, caminó en dirección a la puerta para poder salir del departamento.

No miró atrás en ningún momento, ¿Para qué? Nadie notaba su presencia. Tomó el ascensor y llegó hasta la entrada del edificio, saliendo por las puertas e ignorando al portero que gentilmente se despedía de él. No quería hablar con nadie, solo quería llegar a la seguridad de su apartamento, el lugar donde nadie iba a juzgarlo y suponer que estaba con Taehyung por su dinero.

Se detuvo a mitad de camino, respirando acelerado, y por un momento desconoció su paradero, sintiéndose totalmente mareado y alterado. Su mente estaba colapsada e intentaba recordar qué camino tomar para llegar a la parada más cercana y tomar el autobús hasta su casa.

—¿Q-qué me pasa? —balbuceó, mirando a todos lados con desespero. Sus manos temblaban, y sentía el sudor frío recorrer su frente y espalda. El miedo que sentía en aquel momento lo estaba nublando, y sus ojos estaban algo borrosos por culpa de las lágrimas.

—¡Jungkook! ¡Hey, Jungkook! —se giró, y frunció el ceño al mirar a la persona, no reconociéndola, pero sin poder moverse de su sitio. El contrario se acercó hasta él, y tomó sus mejillas, revisando cada parte de su rostro—. Estás helado y muy acelerado. Luces como si tuvieras un ataque de pánico y ansiedad.

Jungkook parpadeó, aún confundido. —¿Namjoon hyung? —dudó.

—Sí, Kook, soy yo. ¿No me reconociste?

—Y-yo... no —negó, sintiéndose terrible cuando por fin se dio cuenta de quien se trataba—. No sabía quién eras, no sabía qué camino tomar. Hyung, t-tengo miedo.

Namjoon miró a Jungkook temblar, al igual que sus labios por el llanto que quería soltar. Tomó la mano del chico, y levantó su dedo pulgar, dejándolo al frente de su boca. —Venga, comienza a soplar tu dedo hasta que te calmes. Estás pasando por un ataque de ansiedad, y tu mente no está coordinando en estos momentos.

Asintió, soplando sobre su pulgar entrecortadamente. Sus latidos eran erráticos, y sentía las grande manos de Namjoon subir y bajar por sus brazos. Miró a su alrededor, comenzando a reconocer el lugar; debía tomar el camino de la derecha. ¿Cómo lo había olvidado? La fiesta, Tzuyu, los hombres, Taehyung, él, toda esa información vino a su cabeza cuando pudo ser consciente de su realidad.

—Soy un inútil, hyung —murmuró, y miró a Namjoon. Su rostro se arrugó en una mueca triste, y sus mejillas fueron mojadas poco a poco por sus gruesas lágrimas—. S-soy un tonto.

—No, pequeño, no digas eso —Namjoon abrazó a Jungkook en cuanto su llanto incrementó—. Todos podemos tener este tipo de ataques, no sientas que eres tonto por eso. ¿Sí? Estoy aquí contigo, no estás solo.

Jungkook negó, pero no dijo más nada, dedicándose solo a desahogarse mediante sus lágrimas. ¿Cómo le decía a Namjoon que era un inútil para alguien como Taehyung? ¿Qué era un tonto por pensar que algún día estaría a su altura?

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