CAPÍTULO CUATRO

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El papel en las manos de Jungkook se sentía pesado, y solo podía verlo con muchísima vergüenza. Era la primera vez que le pasaba, y no era una experiencia gratificante.

De cien puntos solo sacó treinta. No llegó siquiera a la mitad de la nota, y ya estaban a mitad de curso, casi finalizando, así que debía esforzarse aún más en su próxima evaluación o perdería la materia, cosa que no podía permitir si quería seguir estudiando en esa universidad.

—Alumno Jeon, ¿Podría quedarse al finalizar la clase —habló la profesora en voz baja, para que solo Jungkook la escuchara.

El chico solo asintió, y la mujer volvió a retomar la clase, con un Jungkook prestando toda su atención posible para no volver a decaer. Debía dar todo de sí.

La clase siguió su curso hasta que la profesora la dio por terminada, deseándole a sus alumnos un buen día. Jungkook recogió sus cosas y, cuando el salón estuvo vacío, se acercó hasta la mesa de la mujer.

—Aquí estoy, profesora Lee.

—Toma asiento, Jungkook —indicó con amabilidad, y cuando este estuvo sentado en un pupitre cercano siguió hablando—. Creo que sabes porqué te llamé.

Jungkook bajó la cabeza. —Lo siento.

Jieun sonrió de lado y negó. —No te disculpes, no es tu culpa. Siempre hay una razón para las cosas. Te he dado clase antes, y sé el tipo de estudiante que eres, por eso es que te estoy llamando a parte. Si alguien más hubiese salido mal, no me hubiese causado tanta intriga, pero se trata de ti, el mejor alumno.

—Y-yo... —las palabras estaban estancadas en su garganta, pero sabía que su profesora no lo iba a juzgar y menos molestarse con él—. No logro comprender bien la materia, incluso si es la tercera. Laboral Uno y Dos los pasé con baja nota, pero este Laboral Tres se me hace más difícil. En el primer examen salí medianamente bien, pero aquí no porque no pude entender bien la clase.

—Jungkook, sé lo importante que es para ti tus clases y tu educación. Te esfuerzas siempre y todos los profesores que te hemos dado clases reconocemos tu trabajo —sonrió con compresión, logrando que el menor se sintiera menos presionado—. Eres un alumno brillante, así que no dejes que una nota te haga pensar lo contrario. Si vuelves a tener problemas con la materia, no dudes en preguntarme y entre los dos sacaremos un tiempo para dedicarnos a repasar. Como profesora no puedo negarme a ayudar a un estudiante, y menos a uno que sé que se esfuerza como nadie.

Los ojitos de Jungkook brillaron con emoción. —¿Lo dice en serio? —Jieun asintió—. ¡Gracias, profesora Lee! Prometo que no le haré perder su tiempo y aprenderé mucho.

Jieun rió, y movió su mano para calmar al muchacho.

—No es nada, Jungkook. Para eso estamos los profesores —ambos se levantaron de sus asientos y caminaron hasta la puerta del salón—. A todas estas, ¿Kim no pudo ayudarte?

La profesora Jieun le tenía respeto a Taehyung, a pesar de ser mayor que él por unos cinco años, teniendo ella treinta. Estaba al tanto de la relación que este mantenía con su alumno, y muchas veces preguntaba por él, ya que habían sido cercanos cuando Taehyung había dado sus clases en la universidad.

—Uh, tenía trabajo esta vez y no quería molestarlo —mintió, no queriendo entrar en detalles—. De igual modo debo aprender a estudiar por mi cuenta. No siempre voy a tener a Taehyung ayudándome.

—Eso es cierto —concordó la mujer, regalándole una sonrisa a los alumnos que la saludaban. Era una de las profesoras más queridas de la facultad de derecho—. Depender tanto de una persona para ciertas cosas es malo a la larga. En secundaria, mi hermano solía explicarme matemáticas y gracias a él salía bien, pero luego de un tiempo no pudo hacerlo más y las clases se volvieron difíciles para mi.

—¿Y cómo hizo?

—Comencé a asistir a grupos de estudios. Al principio no entendía muy bien, pero luego de un tiempo logré acostumbrarme y mis notas mejoraron notablemente —Jieun miró a Jungkook, deteniendo su andar—. Me di cuenta que mi hermano no era quien mejor me explicaba, sino que lo sentía como mi única opción. Eso mismo te sucede con Kim; piensas que cuando él te explica podrás entenderlo todo, pero la verdad es que tú solo tienes potencial poder estudiar y aprender.

»Los videos quizás no te funcionen, o las clases no logres entenderlas, pero cuando Kim te explica por arte de magia logras comprender la materia. Tu mente se adaptó a ese estilo. Siempre hay que buscar más opciones, Jungkook, buscar otra fuente de información. Esta vez Kim no pudo, ¿Por qué no buscar otra alternativa?

Lo que decía Lee Jieun tenía lógica. Sentía que con Taehyung siempre aprendería, pero no toda su vida estuvo él con Jungkook. En secundaria tenía excelentes notas, y Taehyung no estaba ahí para ayudarle. Se acostumbró tanto a que su pareja le explicara que cuando no lo hacía su mente se bloqueaba para estudiar.

—Entonces... ¿Podemos estudiar la próxima semana luego de su clase? —preguntó Jungkook, y Jieun sonrió.

—Por supuesto. Verás que saldrás muy bien —se escuchó la bocina de un auto y Jieun señaló el auto—. Creo que ya te vinieron a buscar. Yo también me iré. Ten un lindo día, Jungkook.

El chico hizo una corta reverencia hacia la mujer. —Igualmente, profesora Lee.

Miró a la mayor irse hasta su auto, y luego él emprendió camino hasta donde se encontraba estacionado el de Taehyung. Si bien cuando había recibido su examen se sentía desganado, luego de su plática con la profesora podía asegurar que se sentía mucho mejor. Más animado.

—Hola, Taehyungie —saludó una vez entró al vehículo, besando cortamente ma mejilla del mayor.

—Hola, precioso. Te ves feliz, ¿Sucedió algo?

Jungkook asintió. —Me entregaron mi exámen de Laboral. Saqué treinta.

—¿Y eso te tiene tan feliz? —preguntó sin entender. Sabía que los exámenes eran en base a cien.

La cara confundida de Taehyung hizo reír a Jungkook.

—La profesora Lee me dijo que no decayera por la nota, que sabía que era un excelente alumno y que en el próximo examen saldría muy bien —comentó con una sonrisa en sus labios. Prefirió no decirle sobre sus clases particulares para no hacerlo sentir mal.

—¿Lee Jieun, no? Es buena profesora, y cuando estaba haciendo mis suplencias era quien me orientaba —enarcó una ceja—. ¿No será que también la deslumbraste con tu preciosa carita?

—¿Qué? ¡No! —las carcajadas salieron espontáneas de Jungkook—. Sabes que no me gustan las mujeres, y la profesora Lee ya me ha dado clases antes, así que me conoce y quiere ayudarme.

—Que bueno que no te gusten las mujeres, ya basta luchar con todos los hombres que quieran llevarte de mi lado.

—¡Por Dios, Taehyung!

El mayor sonrió al ver a Jungkook reír con tanto gusto. Le preocupaba lo desanimado que estaba últimamente, así que verlo de ese modo le alegraba de sobremanera.

—Estudiaremos para tu próximo examen, ¿Si? Te prometo que te explicaré con toda la dedicación del mundo para que salgas bien —habló Taehyung con seriedad, llamando la atención de Jungkook—. Sé que la última vez no fue como planeábamos, y me siento mal por saber que no saliste bien en el examen, así que te lo recompensaré y verás como sacarás un cien en el próximo.

Las palabras de su profesora retumbaron en su cabeza, y sintió una pizca de culpa al saber que le estaba ocultando sus próximas clases con Lee, pero quería ser más independiente de Taehyung, y hoy pudo darse cuenta de que estaba llegando a un punto en donde sin el mayor no podía estudiar bien. No quería hacerlo sentir mal, porque sabía que Taehyung lo iba a hacer al enterarse de que buscaría otra forma de estudiar para ya no hacerlo tanto con él.

Así que prefirió mantener oculto sus planes y simplemente sonrió. —Yo te avisaré cuando no entienda algo, y así puedas ayudarme. No te sientas tan mal, al menos las tres preguntas que contesté las hice muy bien gracias a ti.

Taehyung simplemente negó con la cabeza, y besó cortamente sus labios. —No puedo creer que te estés tomando esto tan a la ligera —dijo con gracia, encendiendo en auto y poniéndolo en marcha.

—Si, bueno, que tampoco me puedo echar a morir por estas cosas.

—Jungkook, hasta ayer te sentías mal por el examen.

—No recordemos desgracias, ¿Sí? Pasado pisado, el futuro es hoy, viejo.

Taehyung rió. —No estoy viejo, déjame en paz.

—Vas a cumplir veinticinco dentro de poco —Jungkook se encogió de hombros—. Eso es ser viejo.

Ahora que lo pensaba mejor, estaban a principios de diciembre, y sus vacaciones comenzarían pronto, así que debía aprovechar para comprarle su regalo a Taehyung.

—Uh, lo dices porque tienes diecinueve, pero ya te veré a mi edad.

—Eso es lo que diría un anciano —Taehyung bufó y Jungkook no hizo más que reírse de él. Miró el camino que estaban tomando y sintió una opresión en su pecho—. ¡Vayamos a mi departamento!

Taehyung lo miró curioso. —¿Tienes algo que hacer? Sabes que no me molesta que estés en mi hogar.

—No es eso, es solo que me gustaría ir a mi residencia. ¿Podemos? —pidió, juntando sus manos.

Taehyung simplemente asintió, y cambió su rumbo hasta la pequeña residencia estudiantil en donde vivía Jungkook. Las palabras de Tzuyu aún estaban en su mente, y aunque quiso ignorarlas no pudo evitar que estas alojaran en su cabeza un sinfín de inseguridades y pensamientos que jamás tenía.

No había pensado en todo el tiempo que se la pasaba en el departamento de Taehyung hasta que ella lo había dicho con tanta ironía. Quizás y no lo estaba haciendo por mal, aún podía darle el beneficio de la duda a Tzuyu, pero eso no quitaba el hecho de que le avergonzara un poco volver a estar en el lugar como antes. También tenía un departamento, no tan grande como el de Taehyung, pero si lo suficiente para dos personas.

Su pequeño lugar en aquella residencia era idóneo para él, bastante económico para sus padres y lo suficientemente agradable como para hacerlo sentir como su hogar. Había decorado a su gusto, y lo mantenía siempre limpio y en orden. No le avergonzaba, y ya Taehyung había estado allá, así que procuraría de ahora en adelante pasar más tiempo ahí que en el departamento del mayor.

Compraron pizzas y refrescos de camino, y pronto llegaron a la residencia estudiantil. Jungkook saludó al portero, al igual que Taehyung, y subieron hasta el segundo pido en donde vivía el menor. Este abrió la puerta con la llave, —no eran tan modernos para tener seguro con claves— y entraron al lugar, descalzándose en la entrada.

—Ya veo porqué querías comer pizza, Jeon Jungkook.

El chico miró a Taehyung y sonrió avergonzado al ver que su novio estaba revisando su nevera. Culpable, no había comprado comida y la mayoría eran fideos instantáneos.

—¿Lo siento? —abultó sus labios, mirando tiernamente al mayor.

Taehyung solo rodó ojos, y tiró de su oreja con suavidad. —No me hagas venir a supervisar que estés comiendo bien.

—¡Yah, Taehyungie! Solo fue esta vez, no pasa seguido —besó sus labios—. ¿Ya comemos?

Luego de un agradable almuerzo en el que las risas y las conversaciones banales no faltaron, ambos estaban satisfechos, y aunque ya habían reposado un poco la comida, Jungkook tenía ganas de algo más.

Siguió besando con lujuria los labios de Taehyung, sentado a horcajadas sobre él. La última vez no pudieron llegar a nada, y había quedado con las ganas de tener un momento íntimo con su novio. Meció sus caderas, y gimió en cuanto su miembro rozó de manera exquisita con el del mayor.

Taehyung sacó rápidamente la polera de Jungkook, y apretó su fina cintura, al tiempo en que dirigía sus labios a esos botoncitos cafés que tanto le gustaban.

—Ah~ amor —jadeó Jungkook al sentir la lengua del mayor jugar con su sensible pezón, no pudo evitar mover sus caderas con más ahínco—. ¡Ah! Mmhp...

Taehyung llevó sus manos hasta el trastero del chico, apretándolo a su gusto y apretándolo más contra su crecida erección. Volvió a tomar control de sus labios, y lo besó con fiereza, moviendo con más fuerza más caderas de Jungkook para rozarse con más gusto. Sus miembros estaban a reventar, y Jungkook ya se sentía todo húmedo con el previo juego que estaban teniendo.

—Te amo, Jungkook —besó sus labios, y luego se dirigió hasta su cuello, con sus manos introduciéndose dentro del pantalón del chico y rozando aquella rosada entrada que conocía a la perfección. Sonrió complacido cuando escuchó el débil gemido de Jungkook. Sacó rápidamente una de sus manos y metió tres de sus dedos dentro de la boca del menor—. Vamos, amor. Chúpalos.

Jungkook hizo caso, y comenzó a pasar la lengua entre los largos dedos de Taehyung, sin dejar de moverse sobre su miembro. Estaba ansioso, lo quería ya.

El celular de Taehyung comenzó a sonar, y Jungkook mordió la punta de su dedo medio. —Si contestas te mato.

Taehyung solo rió y llevó su mano de nuevo hasta el culo el chico, introduciendo dos dedos de una vez. Jungkook siseó por el ardor, pero ya pronto estaba gimiendo al sentirlos moverse dentro de él.

—¿Te gusta cuando te jodo con mis dedos, amor? —susurró Taehyung, mordiendo su oreja—. Dime, ¿Te gusta?

Para ser alguien que nunca había estado con hombres antes, Taehyung sabía cómo tocarlo para volverlo loco, e incluso podía afirmar que era con quien más había disfrutado en toda su vida.

—S-sí, ah —gimió, removiéndose en su lugar por lo rico que se sentía—. Me encanta, tú me encantas.

Taehyung no tardó en meter un tercero, y moverlos con fuerza, deleitándose por la expresión extasiada del menor sobre él. Su celular volvió a sonar una y otra vez, y Jungkook gruñó, maldiciendo el aparato y a quien lo estuviera llamando. Taehyung besó sus labios, y le propició una fuerte nalgada con su mano desocupada. —No maldigas.

Siseó por el golpe. —¿Qué acaso las personas no pueden dejarte en paz? —bufó, sintiendo los dedos de Taehyung salir de él. La interrupción del sonido del teléfono los desconcentraba a ambos.

—Déjame ver qué sucede —limpió su mano, y tomó el móvil. Justo en ese instante estaba entrando una nueva llamada la cual contestó—. ¿Sucede algo, Tzu?

Jungkook rodó los ojos, y desvió la mirada sintiendo el enfado cubrirlo entero. Hasta la calentura se le había bajado en un santiamén al escuchar el apodo de la chica. ¿Por qué molestaba tanto? Le hervía la sangre de solo pensar que ya era la segunda vez que sucedía lo mismo.

—¿¡Qué!? Oh, Dios. Voy para allá ahora mismo.

Miró a Taehyung arreglar su ropa y recoger sus cosas con rapidez. Se levantó del sofá y lo miró con curiosidad. —¿Te irás?

—Tzuyu mojó sin querer unos importantes papeles y debo verlos ya mismo —explicó, acercándose a Jungkook y besando su cabeza—. Lo siento, prometo que la próxima vez te complaceré en todo lo que tú quieras.

Jungkook desvió la mirada y se cruzó de brazos. —Como sea. Veta ya a revisar tus papeles.

—No te enojes, Kookie. Sabes muy bien cuán importantes son los papeles para un abogado —dijo con arrepentimiento.

Chasqueó la lengua, y se sintió un idiota egoísta. Acarició la mejilla del mayor. —Ve tranquilo, no te preocupes.

Taehyung asintió y salió rápido del departamento, dejando a Jungkook con miles de dudas encima. En serio quería confiar en ella, pero sentía que Tzuyu no estaba actuando como realmente era. Y justo aquel día lo descubrió, cuando al pasar las horas Taehyung le había enviado un mensaje diciéndole que todo estaba bien, y que los papeles que Tzuyu mojó no eran más que una copia de las instrucciones de la lavadora.

Ella quiere sabotearnos, estoy seguro de eso, pensó luego de ver el mensaje, yéndose a dormir con un montón de pensamientos sobre aquella situación.

Quizás y era pura casualidad, pero ya tenía eso en mente; Tzuyu quería alejarlos a toda costa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro