EXTRA II

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El Sol caía por el horizonte de una manera tan celestial, con todas las miradas de los presentes puestas en el espectáculo natural. El sonido del mar en conjunto con algunas aves que seguían su curso servía como música de fondo.

Tomó un respiro hondo, intentando aliviar el enjambre de nervios que lo atacaban despiadadamente. Miró a sus padres, quienes le sonrieron de manera dulce, diciendo sin palabras que todo saldría bien. Desvió su mirada a su suegra, quien le sonrió de una forma similar. A un lado de él estaba el cura, y seguido de este estaba el hombre que los ayudaría a traducir la ceremonia. Detalló mejor el lugar, sonriendo complacido al mirar el arco de flores que estaba sobre él, y que había elegido con ayuda de Jungkook.

Oh, Jungkook... ya quería verlo.

¿Cómo sería su atuendo? ¿su peinado y maquillaje? Apostaría todo lo que tuviera, seguro de que lucía etéreo ahora mismo. Su estómago hormigueó ansioso, teniendo unas fervientes ganas de ver a su pequeño príncipe.

Estaba tan ensimismado detallando las flores sobre él, que el escuchar la dulce tonada de las guitarras, el ukelele y el xilófono lo trajo de vuelta a la realidad. Mystery of love sonaba tan dulce en la representación de esos tres instrumentos, que su corazón dio un vuelco emocionado y cálido por saber lo que vendría a continuación.

Se giró a la entrada, mirando a Hoseok salir de entre algunas telas que habían sido acomodadas estratégicamente para no ver nada. El hombre de sonrisa de corazón miraba a todos con alegría, y comenzó a lanzar pequeñas flores por el camino que debían recorrer los demás. Dio un par de giros, y me regaló una que otra flor a las mujeres presentes, ganándose la risa de los invitados, incluso la de Taehyung, que había dejado atrás un poco los nervios, entretenido por el actuar de su amigo.

Hoseok llegó hasta Taehyung, y soltó un puñado de flores en su cara, para luego girarse a los invitados. —¡Que viva el amor!

El rubio se quitó los pétalos de la cara, tentado a propinarle un golpe, pero se contuvo y lo dejó posarse a su lado.

Poco después entró Lisa en conjunto con Yugyeom, con sus brazos entrelazados y luciendo estupendos con los trajes. Los colores de la ceremonia eran el crema y el dorado, así que esta gama de colores estaba en los padrinos, solo que un tono más oscuro para que los novios pudiesen resaltar. Seguidos de estos les siguieron Jihyo y Bambam, y Jackson con Sana.

—Lucen preciosas —les dijo Taehyung a las tres chicas, ganándose unas sonrisas agradecidas de su parte.

—Dime que también me veo precioso —habló Jackson, logrando que los tres padrinos rieran por eso.

Jimin y Yoongi hicieron su entrada a la ceremonia, ambos luciendo sumamente estoicos, pero con sus brazos entrelazados, quitándole toda seriedad en el asunto. Se posaron a un lado de los demás, y soltaron rápidamente sus brazos, mirándose con asco fingido. Namjoon y Seokjin siguieron, con el mayor de ellos lanzando besos voladores, mientras que Namjoon simplemente se tapaba la boca, riendo por el actuar de Seokjin.

Todos los presentes se levantaron de sus asientos, y en pocos segundos se pudo ver al novio salir del brazo con su padre. Hubieron exclamaciones de asombro, y los aplausos no se hicieron esperar, logrando que el pelinegro sonriera avergonzado por la atención. Buscó con la mirada a su futuro esposo, y su sonrisa tembló en sus labios al encontrarlo con sus ojos llenos de lágrimas. Sus propios ojos lo imitaron, volviéndose su vista algo borrosa.

Con pasos firmes, llegó hasta Taehyung, ambos mirándose fijamente, y con sus sonrisas enamoradas.

El padre de Jungkook extendió la mano de su hijo hasta Taehyung, quien algo tembloroso la tomó. —Puedo darte a mi hijo con toda la confianza del mundo porque sé que solo tú sabrás amarlo como se merece.

El nudo en la garganta de Taehyung se hizo insoportable, así que solo pudo asentir a lo dicho por su suegro. Miró nuevamente a Jungkook, y tuvo que tapar su boca para evitar que sus sollozos salieran. Lucía tan hermoso, que por un momento pensó que era irreal. Extendió su mano hasta acunar el bonito rostro, y sus lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Jungkook mordió su labio, y retiró las gotas con sus pulgares.

—T-te ves tan... —no podía hablar, no podía explicar fácilmente lo irreal que lucía Jungkook. Su pelo, su rostro, su atuendo blanco, oh, Dios, sabía que Jungkook luciría hermoso de blanco, pero justo ahora pensaba que ese color en su precioso novio era el idóneo para alguien como él.

Los presentes miraban la escena con el corazón sensible, y muchos de ellos acompañaban a los novios con lágrimas en los ojos por tan sentida escena.

Jungkook de acercó dejando un suave beso en su mejilla, y luego la acarició. —Te amo tanto.

Con muchísima fuerza de voluntad, tomaron sus posiciones correspondientes y y eso fue la seña perfecta para que la ceremonia comenzara. La música seguía, pero en un tono más bajo, dándole un ambiente mucho más íntimo y acogedor.

—La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sea con todos ustedes —empezó el Padre, siendo traducido más tarde por el encargado.

—Y con su espíritu —respondieron los demás.

—Hemos venido a compartir su gozo y a pedir que Dios les bendiga. El matrimonio es un regalo de Dios, sellado por un compromiso sagrado y en esta ocasión celebraremos la unión de dos hijos de Dios que buscan unir su vida en este santo acto —rezaron las oraciones correspondientes, siguiendo al pie de la letra cada uno de los actos que se llevaban a cabo—. Así pues ya que quieren establecer ente ustedes la alianza santa del matrimonio, unan sus manos y expresen su consentimiento delante de Dios y de su Iglesia.

Taehyung tomó de las manos a Jungkook, y mirándolo fijamente a los ojos recitó: —Yo, Taehyung, te pido a ti, Jungkook, que seas mi esposo, porque te amo y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida.

—Yo, Jungkook, te pido a ti, Taehyung, que seas mi esposo, porque te amo y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida —respondió después Jungkook, sonriendo en cuanto terminó.

Lisa acercó los anillos, y Taehyung tomó el que le correspondía a Jungkook. Tomó su mano entre la suya, y deslizó con suavidad el aro en el dedo anular.

—Recibe este anillo como signo de mi amor y mi fidelidad. No prometo ser el esposo perfecto, sino el que tú necesites. Te apoyaré siempre, y tendrás en mi un pilar fundamental. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Jungkook tomó el anillo restante, y Lisa volvió a su lugar. Tomó la mano de Taehyung y le colocó el anillo. —Recibe este anillo, como signo de mi amor y mi fidelidad. Te entrego mi vida, y mi amor. Seré para ti la luz de tus días, y el hombro a quien acudas cuando no puedas más. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

—Que el Señor confirme este consentimiento que han manifestado ante la Iglesia y cumpla en ustedes su bendición. Con el poder que me ha concedido nuestro Padre, yo los declaro esposos. Lo que Dios acaba de unir, no lo separe el hombre —miró a Taehyung y con una mirada cálida expresó—. Puede besar a su esposo.

Sintiendo las ganas atacarlo desde que miraron a Jungkook caminar hacia él, no pudo esperar ni un segundo más para tomar la cintura de su chico y tirar de él hasta tenerlo cerca y unir sus labios en un avasallante beso. Jungkook sonrió en medio del beso, y rodeó el cuello contrario con sus manos, escuchando de fondo los vitoreos alegres de sus familiares y amigos.

Sus labios se movían sincronizados, y sus corazones latían a un mismo ritmo enamorado. Era su primer beso como esposos, el primer beso de millones que se darían.

—¡Que vivan lo novios! —exclamó Sana, con sus ojos llenos de lágrimas pero con una enorme sonrisa que iluminaba el lugar.

Jungkook no pudo evitar reírse por eso, interrumpiendo el beso, pero Taehyung se dedicó a repartir pequeños picos por sus mejillas y rostros, no dispuesto a dejarlo libre tan rápido.

—Te amo, esposo mío —dijo el rubio, dejando un último beso en sus labios.

—Te amo más, esposo mío —le respondió Jungkook, acariciando su mejilla.

La fiesta estaba en su punto máximo, con todos los invitados bailando o riendo con libertad. Yugyeom y Hoseok se habían adueñado de la pista, siendo retados por Lisa y Momo, quienes fácilmente los estaban dejando en vergüenza. Sana y Jihyo compartían con los demás, riendo y llevándose perfectamente bien, como si fuesen amigos de años.

Una canción bastante latina sonaba como pista, y lograba que el ambiente estuviera rodeado de una buena vibra que contagiaba a todos. Jungkook tenía sus manos posadas en los hombros de Taehyung, quien sosteniendo su cintura, movían ambos sus caderas al ritmo de la música. Fue una buena elección que el DJ fuese alguien de la zona y no un coreano, puesto que la música de su país no transmitía los mismos sentimientos que aquellas canciones en español que poco entendían, pero que de igual modo les encantaban.

—¿Te he dicho hoy lo mucho que te amo?

Jungkook hizo una mueca pensativa. —Unas cien veces.

—Uh, que vergüenza —chasqueó la lengua Taehyung—. Mi meta diaria son mil veces, así que me pondré al día. Te amo, te amo, te amo, te amo...

El pelinegro comenzó a reír divertido, y atrajo a Taehyung para besarlo. Sus cuerpos aún seguían moviéndose, al tiempo en que sus labios se conectaban de una manera hambrienta. Otra cosa que habían notado era que la música latina los ponía algo calientes.

Se separaron, no sin antes de que Taehyung dejara un leve mordisco en el labio contrario. Jungkook salió de la pista, yendo a la barra y dejando que sus amigos y hyungs se llevaran a Taehyung a bailar con ellos. Tomó uno de los cócteles y lo bebió como si fuese agua, sumamente sediento por el baile y lo poco cálido del clima. Sentía su camisa algo húmeda por el sudor, y sabía que el poco maquillaje que tenía se había esfumado, por suerte su peinado seguía intacto. Sin embargo, su aspecto le importó poco, puesto que Taehyung se había dedicado a repetirle una y otra vez lo hermoso que lucía.

Taehyung no se quedaba atrás, luciendo igual de sudoroso que Jungkook, y con su rubio pelo despeinado por el pasar del rato, regalándole a todos una admirable imagen de él luciendo sumamente fresco y deshinibido, pero por sobre todo, atractivo. Sonreía en grande, y sus mejillas estaban algo sonrojadas por el calor, además de que su piel acanelada brillaba por las gotas de sudor que corrían libres. Era simplemente exquisito, Jungkook no podía dejar de verlo.

Terminó su cóctel y se acercó al grupo, moviéndose al ritmo de lo que parecía ser lambada, —estilo de baile del que desconocía sus pasos— adentrándose al círculo que habían armado alrededor de Taehyung, y uniéndose a él en el centro. Sus amigos comenzaron a gritar, motivando a ambos a bailar la canción, y estos no hicieron caso omiso a sus pedidos, pegando sus cuerpos para bailar al ritmo de la tonada.

Entre risas y bailes, el círculo fue dejado atrás, cada quien tomando una pareja y comenzando a bailar la música. Taehyung le dedicó una mirada a Jungkook que solo él pudo entender, y sin mediar palabras salieron del lugar con dirección al hotel. Las habitaciones que habían usado antes para arreglarse para la boda no eran las mismas que usarían para su noche de bodas, siendo esto desconocido para Jungkook, quien se dejó guiar hasta una de las Suits más elegantes del lugar.

Se adentró a la habitación, mirando todo con ojos grandes y detalladores. La cama era grande, con sábanas blancas de seda, y había un balcón tan grande que cubría toda la extensión del lugar, dándoles una hermosa vista de la playa. Contaba con un pequeño bar, y había visto desde afuera que en el baño había un pequeño jacuzzi en donde fácilmente entrarían dos personas. Se giró en su lugar, encontrando la mirada de Taehyung en él, tan caliente y pesada, que sintió el aire escaparse de sus pulmones por tanta intensidad.

—¿Quieres tomar un ducha?

Jungkook sonrió. —Tomémosla juntos.

Taehyung se acercó hasta él, tomando su mano y guiándolo hasta el baño, el cual era más grande de lo que se veía. Con sumo cuidado desvistió a Jungkook, despojándolo de cada una de sus prendas, permitiéndose a sí mismo rozar sus manos con la tersa y blanca piel. El contraste entre la piel más oscura de Taehyung con la nivea de Jungkook era exquisito.

—¿Podrías dejarlas? —delineó una de las trenzas de Jungkook, quitando de a una las pequeñas florecita que aún tenían—. Me gustan mucho. Podrías... usarlas más a menudo, lucen preciosas en ti.

El menor asintió, comenzando él a desvestir a Taehyung. Si bien no era ni cerca de su primera vez juntos, el ambiente era tan íntimo e inigualable que los ahogaba de a poco, sumergiéndolos en un mar de calor, y elevando sus líbidos. Se adentraron al jacuzzi, dejándose llevar por las cálidas aguas con algo de aroma. Taehyung tomó la esponja, comenzando a limpiar el cuerpo de su esposo, sonriendo complacido por lo bien que se escuchaba esa palabra para referirse a Jungkook.

Lavaron sus cuerpos, eliminando todo rastro de arena o sudor que se haya pegado a sus pieles, compartiendo apasionados besos que no llegaban a más, manteniéndolos al límite. Salieron del agua, y se secaron, para luego salir hacia la habitación. Un poco más frescos, Jungkook se acostó sobre la cama, con la toalla cubriendo su desnudez. Taehyung, —quien de igual modo solo tenía la toalla en su cintura— se acercó hasta el menor, acostándose a su lado, y apoyándose de su codo para mirarlo desde arriba.

Detalló su rostro, deleitándose con las endurecidas facciones de Jungkook, pero encontrando aún aquella dulzura que tanto caracterizaba a su niño de ojos estrellados. Sus labios, nariz y mejillas, todo en él volvía un poco loco a Taehyung, quien bajó su rostro para poder besar los labios de Jungkook. Encontró su sabor característico, además de algún cóctel que de seguro tomó, sintiendo la combinación sumamente embriagante.

Con un chasquido de por medio, despegó sus labios para dirigirlos hasta su cuello y comenzar a besarlo ahí. Su mano desocupada dejó de estarlo cuando serpenteó por el cuerpo contrario, sintiendo lo fuerte que era. Jungkook había adquirido la costumbre de ejercitarse, y Taehyung fue quien más disfrutó de todos y cada uno de los cambios de su chiquillo.

—Tae... —gimió bajo Jungkook, llevando su mano hasta la cabellera rubia para enredar sus dedos entre las hebras. Su respiración estaba algo entrecortada, y solo podía suspirar por los toques que estaba recibiendo.

Llevó su otro mano hasta la espalda de Taehyung, acariciando y apretando todo a su lado. Su esposo era fuerte y grande, tanto que lograba cubrirlo por completo, sensación que era muy satisfactoria para Jungkook. Tiró de sus cabellos, uniendo nuevamente sus labios en un beso mucho más hambriento, y abriendo sus piernas para enredarlas en la cintura contraria.

—¿Estás desesperado, amor? —susurró Taehyung entre sus labios—. Tenemos toda la vida para amarnos.

Jungkook gimió por eso, y volvió a unir sus labios, girando sus cuerpos para ahora él estar sobre Taehyung a horcajadas. Se abrazó al cuello contrario, y se deleitó al sentir las grandes y rasposas manos del mayor acariciar sus costados. Empezó un suave balanceo con sus caderas, friccionando sus despiertas erecciones. Taehyung volvió a dejarlo abajo, comenzando a repartir besos por todo su pecho, deteniéndose en sus botoncitos marrones, logrando que Jungkook arqueara su espalda por dicho contacto.

—Eres precioso, esposo mío —susurró sobre su piel, enviando miles de escalofríos a Jungkook al sentir el caliente aliento sobre sus sensibles pezones, y más aún cuando la voz de Taehyung no hacía más que volverse baja y atrayente—. El ser más hermoso del mundo está debajo de mi, y puedo besarlo a mi antojo... —besó su pecho y dejó otro par hasta llegar a la zona del vientre—. Esta hermosa criatura es solo mía, mi esposo, y soy el hombre más feliz del mundo por saber que estás casado conmigo, amor.

Las palabras estaban atascadas en la garganta de Jungkook, y se les hizo imposible salir cuando Taehyung quitó la toalla, comenzando a repartir besos por toda la zona, pero sin tocar el miembro de Jungkook. Besaba cada porción de piel, dedicándose a disfrutar de las reacciones que estaba provocando en el pequeño pelinegro. Deslizó sus manos por aquellos gruesos muslos que tanto adoraba, y los separó un poco para poder besar su cara interior.

—Taehyung, p-por favor... —se quejó Jungkook entre jadeos, abriendo más sus piernas, dejándole más espacio a Taehyung para que las besara.

—Dime lo que quieres, cariño —deslizó su lengua desde su muslo hasta su vientre, levantando la mirada para verlo directo a los ojos—. Hoy te complaceré en todo lo que me pidas.

Jungkook jadeó, y tomó la cabeza de Taehyung empujándolo hacia abajo. —Prepárame con tu boca, Tae.

La mirada del rubio se oscureció al oírlo, y sonrió de lado. —Lo que mi esposo pida.

Tomó sus rodillas y las empujó hasta que estuvieran levantadas y apoyadas por sus pies, dejando a la vista aquel pequeño y rosado agujero que se cerraba solo por las ansias. Su boca se aguó, y no hizo esperar más a Jungkook, acercándose y lamiendo con gusto. Los gemidos del contrario fueron música para sus oídos, y motivado en seguir escuchándolos, metió su lengua, penetrando el anillo de músculos con constancia. Separó sus nalgas con ambas manos, dándole más espacio para lamer, chupar a su antojo, insertando ahora dos dedos en conjunto con su lengua.

—¡Ah, Tae~! Mmhm... —Jungkook apretó sus ojos, y boqueó en busca de aire. Tomó entre su mano su desatendida erección, y comenzó a masturbarse al mismo ritmo que Taehyung lo preparaba—. T-tan bueno... —gimió extasiado, estando al borde por los estímulos.

Se quejó cuando Taehyung se separó de él, y lo miró quitarse la toalla, acostándose en la cama y atrayéndolo al contrario. Jungkook entendió de inmediato lo que quería hacer, y muy dispuesto se colocó encima de Taehyung, de modo que su erección estaba en la cara contraria y la de él en la del rubio. Aquella enorme polla algo roja y goteante de presemen lo estaba tentando bastante, así que relamió sus labios antes de angullirla hasta la mitad, ocupando lo restante con sus manos. Gimió cuando sintió a Taehyung seguir lamiendo su interior, y con más énfasis chupó el miembro de su esposo.

Sintió las manos de Taehyung amasar su trasero, y sacó el pene de su boca para darle atención a sus testículos. Desde esa posición se percató de algo, y sin que Taehyung notara, llenó de saliva su dedo medio para luego llevarlo hasta el agujero del mayor, quien dio un respingo en su lugar en cuando sintió el contacto en esa zona.

—Jungkook —dijo con voz amenazante, pero el menor no hizo caso, rozando nuevamente el lugar—. Hey.

—Dijiste que me complacerías, y quiero esto —introdujo la punta de su dedo en el culo de Taehyung—. Confía en mí, ¿sí? Te prometo que te gustará.

Sin dejar que Taehyung dijera algo, adentró su dedo al lugar, y haciendo uso de sus conocimientos no tardó mucho en dar con su próstata. Sintió a Taehyung temblar, y sonrió satisfecho, volvió a chupar su pene y presionando una y otra vez el punto de su pareja. Escuchó los bajos gemidos de Taehyung, y no pudo evitar sentirse complacido por eso. Sin bien al principio parecía reacio, sabía que lo dejaría hacerlo, y es que Taehyung estaba abierto a toda nueva experiencia que Jungkook quisiera darle, y el pelinegro amaba eso de él.

Siguió con su trabajo un par de segundos más, cuando fue empujado por Taehyung para acorralarlo sobre la cama y ser besado con una fiereza descoladora. Estaba a punto de venirse, lo había sentido temblar, pero lo detuvo antes de que sucediera. Tomó sus piernas y las posicionó sobre sus hombros, y lo penetró al instante, ganándose un grito por parte de Jungkook. Los embistes no se hicieron esperar, impactando con fuerza y rapidez, llegando directo a su próstata.

Jodido Taehyung, era una maravilla en la cama.

—¡Ah! ¡Más, Tae! —pidió Jungkook, sintiendo sus ojos llorosos por el arrollador placer.

Taehyung lo tomó del cuello, uniendo sus ojos sin dejar de penetrarlo con fiereza. —¿Te gusta, amor? ¿te gusta como tu esposo te jode? Vamos, dime cuánto te gusta.

—Mucho, Dios, lo amo —gimió, cerrando sus ojos—. Amo como me follas, amor.

—Te follaré tan bueno que me sentirás durante una semana y hasta más.

Las embestidas se hicieron más fuertes, más pesadas, y Jungkook se perdió en limbo del placer, gimoteando desesperado, escuchando los gruñidos de Taehyung contra su oído. Arañó su espalda, y atrajo su cabeza para besarse desesperadamente. La estimulaciones fue suficiente para Jungkook, quien se vino en un orgasmo vivaz y arrollador. Taehyung le siguió poco después, llenándolo con su semen caliente y espeso. Mientras recuperaban el aliento, se quedaron en esa posición, y luego Taehyung se desplomó a su lado.

Jungkook ladeó su mirada, encontrando la de Taehyung en el proceso. Sonrió agotado. —Eso fue muy bueno.

—Tu anciano es el mejor.

—¡Oh, vamos! —rió, dando la vuelta para quedar boca abajo—. ¿Aún estás con eso?

—Tú siempre lo dices.

—Sí, pero ambos sabemos que no eres un anciano. Tú eres más como un... —lo pensó un poco y luego sonrió—, papi.

La mirada de Taehyung destelló, y se apoyó en sus codos. —¿Cómo me llamaste?

—Papi —dijo con fingida inocente—. Mi papi Taehyung.

—Ven acá, pequeña mierdita.

Jungkook gritó en cuanto Taehyung lo tomó y lo colocó de rodillas y manos, adentrándose a él como si no hubiesen acabado de correrse ambos. Taehyung no decía groserías jamás, a menos que esté sumamente caliente... y se excitó de solo pensarlo.

Las penetraciones empezaron lentas, y gradualmente aumentaron su ritmo, logrando que Jungkook, se desplomara sobre su pecho, dejando su trasero a Merced de Taehyung, cosa que no era nada mala. Sintió su trasero ser apretado entre las enormes manos de Taehyung y gimió por eso. Se dejaron llevar por el momento, disfrutando de sus cuerpos calientes unidos en uno solo. Era agresivo, algo feroz, pero les encantaba y lo disfrutaban como nunca antes. Era su primera noche como esposos, y vaya que estaban satisfechos por el resultado. Pocos minutos después ambos estaban corriéndose nuevamente, y cayendo en la cama con algo de sueño.

Taehyung los limpió a ambos con una de las toallas de antes, y se abrazaron, mirándose a los ojos.

—Aún no creo que me casé contigo... —murmuró Taehyung, acariciando la cadera de Jungkook—. Eres precioso, mi vida. Te amo.

—Pues creélo, porque ahora me presentaré como Kim Jungkook —rió, dejando un beso en los labios de Taehyung, sintiendo sus párpados cerrarse por el agotamiento—. También te amo, esposo. 

Taehyung lo miró, sonriendo en cuanto Jungkook cayó profundamente dormido. —Kim Jungkook... aún no puedo creer que haya tenido tanta suerte en la vida como para tenerte conmigo —suspiró y se abrazó más al menudo cuerpo—. Soy tan afortunado...

EXTRA 2/?

Datos curiosos de La Vez Que Casi Terminamos:

✧ Escogí a Chou Tzuyu como co-protagonista por dos razones. La primera es que ya veía repetitivo el tener de "malas" en las historias a las mismas chicas; Jennie, Irene, Seulgi, Lisa, etc., así que quería algo diferente. La segunda razón es que buscaba a alguien que tuviese rostro dulce, que lograra hacerte dudar de que fuese mala, así que di con Tzuyu porque la chica en realidad es sumamente dulce y tímida, —quien sigue a twice puede decirlo— además de que ella se ganó el puesto número uno de los rostros más hermosos de todo el mundo. ¿Qué pareja más visual que ellos dos? Era el efecto perfecto, y por eso Jungkook se sentía tan intimidado por lo bien que lucían juntos.

✧ Comparto carrera con Jungkook y Taehyung, por eso se me hizo tan fácil escribir sobre el tema y usar información, sin embargo, estoy representada como Yugyeom y Lisa, ya que no es lo que quería en un principio ni lo sigo queriendo. También soy un desastre en derecho laboral así que Jungkook I feel you.

✧ La opinión de la mamá de Jungkook es la mía, sin embargo, es una opinión que se ve desde afuera, es decir, una cosa es lo que se dice pero otra cosa es como se actuará en el momento. Si bien pienso eso, no puedo asegurar que, estando en una situación similar actuaría de esa manera. Quise que ese personaje tuviera mi opinión para darle más realidad. Cada persona tiene su punto de vista, y de ese punto de vista se puede diferir. Buscaba ese impacto, y por suerte se logró.

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