Parte única

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En el inicio de los tiempos, el Monte Olimpo se hallaba rodeado de serenidad, paz y armonía, y los Dioses Olímpicos, Zeus y sus hijos no podían estar más satisfechos y alegres con ello.

Todo a sus alrededores parecía estar fuera de peligro, mirasen por dónde mirasen.

Podían disfrutar festines, degustar los mejores vinos, y ser bendecidos con el canto y la danza de las musas, que además de entretenerles les llenaban de inspiración.

Por supuesto no todo el tiempo fue así, pues aunque no se sentían solos, eran conscientes de que la Tierra debía cobrar vida a sus alrededores.

Con esa idea en mente, fue que Zeus tomo la decisión de otorgarle esa encomienda a los hijos de Jápeto y Clímene, Prometeo y Epimeteo.

Prometeo, un titán que anteriormente había sido uno de los líderes de la batalla para ganar el control de los cielos, —una batalla entre los Titanes y los Olímpicos, con duración de una década—  Luchaba junto a sus hermanos Titanes con el propósito de derrocar a los Dioses del Olimpo para gobernar el reino de los cielos. Sin embargo, aún cuando principalmente era el enemigo, Prometeo cambió de bando al ver que los suyos no tomaban en cuenta sus sabios consejos para ganar la batalla, fue así como finalmente se decidió a apoyar a los Dioses del Olimpo, revelándoles sus trucos y elaboradas hazañas, ganándose así con su ayuda y sabiduría la confianza de Zeus, Rey de los Dioses.

Debido a su lealtad, Zeus le otorgó su entera fe, entregándole así pues a Prometeo y a su hermano Epimeteo una tarea que en definitiva lo cambiaría todo.

La misión consistía en crear a los seres vivos.

Fue así entonces como Prometeo y Epimeteo, decididos a no decepcionar a los Olímpicos, en especial a Zeus, dieron inicio a su labor.

Al principio, viendo que los días transcurrían y no conseguían llevar a cabo su tarea tan rápido como lo hubiesen deseado comenzaron a sentirse perdidos, como si estuviesen en un laberinto sin salida.

¿Cómo podrían ellos crear vida?

Definitivamente afirmar que no defraudarían a Zeus era mucho más fácil que realmente lograrlo, pues al no existir ningún ser vivo además de los Dioses y ellos, no tenían un patrón que seguir.
Así como tampoco tenían ni la más remota idea sobre con que materia crearían a aquellos seres.

En su desesperación, juntos llegaron a la conclusión de que pedir un poco de ayuda a los Dioses del Olimpo no haría ningún daño, y para su suerte estos no dudaron en aceptar darles una mano, fue así como en conjunto, tanto Titanes como Dioses fueron creando a las especies.

Crearon desde las más pequeñas y vulnerables criaturas hasta las más grandes y fuertes, mientras que Epimeteo les llenaba de gracia, dando a cada cual un don que le hiciese destacar, unos poseían belleza, otros velocidad y algunos otros fuerza.

Finalmente, y viendo que a pesar de tener vida los animales carecían de una voz propia y consciencia sobre sí mismos, además de andar en cuatro patas, Prometeo no pudo evitar pensar en que su labor no había culminado aun... No, él quería crear no seres iguales, pero sí semejantes a los Dioses. Seres pensantes y capaces de aprender y entender.

Con esmero, y con la viva imagen de los Olímpicos en su mente, fue que Prometeo dio inicio a su nueva labor; crear al hombre. Así mismo y decidido a no descansar hasta terminar su propósito comenzó a esculpirles con arcilla de uno por uno, su hermano estaba realmente impresionado.

Prometeo estaba realmente emocionado con su creación, las figurillas eran bastante parecidas a los Dioses Olímpicos, sólo que muchísimo más pequeñas comparadas a él, que fácilmente podría haberlos usado como juguetes. Con ese pensamiento en mente rio, no podía esperar porque su creación cobrara vida. Tampoco podía evitar sentirse emocionado y a la vez nervioso por pensar en cuál sería la reacción de Zeus, ah... Realmente esperaba no defraudarlo, pues en el proceso de creación había utilizado su sangre, sudor y lágrimas.

Al admirar desde el Olimpo, maravillada, Atenea bajó a la Tierra, dónde se encontró con Prometeo y sus figuras de arcilla.
Sopló en ellas el cálido aliento de la vida y poco a poco, los hombres fueron despertando.

Prometeo no pudo evitar contener la emoción.

¡Sentía que admiraba a sus hijos!

Con su pecho lleno de calidez y su corazón latiendo como loco, Prometeo subió junto a Atenea y Epimeteo hacia el Monte Olimpo, una vez que estuvieron frente al trono de Zeus, los tres se inclinaron en una reverencia y Zeus les agradeció con una leve inclinación de cabeza.

—Padre Trueno, finalmente hemos creado a los seres vivos como usted nos lo pidió. —Una pequeña sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro.

Zeus asintió, dirigiéndole la mirada. No sonreía, pero en sus ojos se podía leer lo satisfecho que se encontraba con aquella noticia.

—Eso he visto hijo mío, ambos han hecho un excelente trabajo al darle vida a nuestro mundo. Sobretodo tú Prometeo, has hecho un trabajo impecable al esculpir a los hombres con arcilla. ¿Cómo puedo compensarte por tu arduo esfuerzo?

Epimeteo estuvo a punto de responder por su hermano, sin embargo, se vio interrumpido por este.

—No es necesario padre, nada podría ser más apremiante que tener su admiración y enorgullecerle.

Prometeo casi pudo escuchar a su hermano bufar.

—Me parece que Epimeteo no opina lo mismo que tú, hijo.—Soltó el más sabio de todos, la diversión casi pudiendo palparse en su voz.

Prometeo le dirigió una mirada de reproche a su hermano, sin embargo, si Epimeteo iba a pedir algo a Zeus él no pensaba detenerle, pues después de todo también se había esforzado esparciendo los dones a cada una de las criaturas del reino animal.

—Quisiera tener un compañero. Alguien que sea capaz de amarme... —Pidió con ilusión, mientras sus ojos brillaban con intensidad imaginando algún día enamorarse.

Prometeo rodó los ojos con hastío y bufó.
No podía creer que su hermano tuviese deseos tan mediocres, sin embargo, por mucho que lo quería, no reprochó.

—Y lo tendrás. Pero no ahora, mientras tanto tienen una nueva encomienda; cuidar de sus creaciones y asegurarse de que nada les pase.

Ambos hermanos asintieron, Prometeo con más efusividad que Epimeteo, pues a diferencia del segundo, Prometeo ya soñaba con enseñar todo lo que sabía a los seres humanos. Mientras que Epimeteo simplemente aceptó por la promesa de que en el futuro Zeus le otorgaría una pareja.

El tiempo transcurrió, tiempo en el cual Epimeteo y Prometeo se dedicaron arduamente a sus encomiendas.

Epimeteo, cerciorándose siempre de que los recursos para mantener alimentadas a las criaturas no se agotaran, regando las plantas y cuidando de cada uno de sus animales justo como un pastor cuidaría a su rebaño.

Mientras tanto, Prometeo se aseguraba de guiar a los hombres, o al menos a intentarlo, pues por mucho que lo deseara, los hombres no lograban comprenderle.

Decepcionado de que su adorada creación no actuara como él lo esperaba, se dedicó entonces a estudiarles, pues estaba convencido de que había una gran diferencia entre él y los hombres.

Fue entonces que después de unos días, finalmente logró descubrir lo que ocurría: a pesar de diferenciarse con los animales en su andar, los hombres eran mentalmente iguales a ellos, pues no eran seres pensantes que podían entender con totalidad todo aquello que fervientemente había tratado de enseñarles, no podían controlar su sentir ni ser conscientes de sus alrededores, por eso mismo tampoco podían hablar, y por lo tanto no podían errar, luego una idea llegó a su cabeza; sus creaciones bien podrían ser marionetas de lo Olímpicos, que manejaban sus vidas a su antojo.

Prometeo, inmensamente triste por pensar en aquella posibilidad, pidió a su hermano que tal cómo había hecho con los animales, otorgara a los hombres los diferentes dones.

Epimeteo aceptó, pues después de todo creía que no tenía nada que perder.

Por la noche, mientras los hombres ya dormían plácidamente como bebés, Epimeteo repartió los dones a la creación de su hermano: sabiduría, entendimiento, ciencia, piedad y fortaleza. Con ello, los hombres obtuvieron el poder de decidir por si mismos que camino tomar, a quienes venerar, tuvieron control en sus acciones y la capacidad de decidir si hacer el bien o el mal, así como también la capacidad del habla. Siendo así librados de sus cadenas, y de la venda que solía cubrir sus ojos.

Prometeo, quien tenía la capacidad de observar como afectaría el presente en el futuro, pudo visualizar lo que sus acciones conllevarían. Algunos hombres se desviarían del camino del bien, mientras otros continuarían en éste. Decidió que, así como había sido capaz de esculpir y dar conocimientos y libertar, podía también hacer lo posible por evitar aquello, creyendo firmemente que con un buen guía como él estaba dispuesto a ser, los hombres harían únicamente el bien.

Dicho y hecho, Prometeo se esmeró en enseñar y guiar a los hombres, dotándolos de sabiduría, enseñándoles la supervivencia, las artes y las ciencias.

Así fue como el ser humano despertó y poco a poco comenzó a adquirir el conocimiento y a forjar su propio camino.

Cabe decir, que para lograr esto Prometeo se sometió voluntariamente al cambio, pues temía asustar a su gente con su gran tamaño, adquirió una estatura unos pocos centímetros por encima del promedio, y adoptó un nombre nuevo, con el cual los hombres le conocieron: Kim Seokjin, el sabio.

Por su parte, su hermano Epimeteo adoptó igualmente una nueva estatura y un nuevo nombre: Min Yoongi, el guardián de los animales.

Ambos vivieron tranquilamente en su aldea, su nuevo hogar, creciendo y evolucionando a la par de los hombres y los animales.

Seokjin proporcionó a los hombres el fuego, algunas armas y demás beneficios para lograr el cambio.

Mientras que Yoongi por su parte fue logrando domesticar a algunos animales y descubrir en la herbolaría algunas propiedades curativas que servirían a ambas especies.

Todos eran felices, y Seokjin no podía sentirse más satisfecho con ello.

Tiempo después, el temido día en que Zeus decidió cerciorarse de cómo iban las cosas abajo en la Tierra, todo fue caos, pues desató su ira y con ello arrojó rayos, relámpagos y centellas al caer en cuenta de que los hombres ahora podían forjar su camino, de que eran conscientes de su entorno e inteligentes. Él no quería eso para los humanos y, sin embargo, Prometeo lo había desafiado descaradamente.

Ante tal ofensa, y al creer Zeus que la humanidad no merecía el conocimiento ni las riendas de su vida, esa misma noche los hombres volvieron a su naturaleza ignorante, nada contento con ello al día siguiente Prometeo, con ayuda de su hermano devolvió a la humanidad los dones anteriormente entregados a su petición, tratando a toda costa de protegerles de la maldición de Zeus.

Al ser burlado y desafiado nuevamente, Zeus decidió tomar otras medidas para lograr su objetivo: pidió a Hefesto, habilidoso artesano, crear a un ser humano; le dio forma a la arcilla, esculpiendo así a un ser encantador, semejante en belleza a las inmortales, y pidió también le infundiera vida.

Así pues, nació Pandora, un ser colmado de dones ofrendados por los dioses que le harían único en su especie; un hombre con características andróginas, con el don de la Gracia y sensualidad de Afrodita, Sabiduría y artes relacionadas a Atenea, elocuencia, mentiras, seducción y un carácter inconstante y curioso por parte de Hermes, una especial disposición de música aportada por Apolo y además fue adornado por las Carites y las Horas con diversos atavíos y encajes que moldeaban su figura. Finalmente se añadió el regalo de parte de Zeus, una hermosa caja con preciosos detalles de brillo, cerrada con lazos dorados a su alrededor que en cuanto Pandora observó, no pudo evitar desear abrir, sin embargo, se detuvo a medio camino ante la firme voz de Zeus, que le reprendió; advirtiendo que esa caja era algo que jamás debía abrir.

Después de las advertencias y sermones, envió al joven a la Tierra, dónde Hermes lo presentó a Prometeo con la esperanza de que éste quedase hechizado con su belleza y cualidades, sin embargo, Prometeo era sabio, y era consciente de que no le convenía ceder a sus encantos, no después de sus desafíos a Zeus.

Imaginando que esa sería la reacción de Prometeo, Hermes presentó a Pandora con Epimeteo.

En cuanto Epimeteo observó a Pandora, no pudo evitar caer enamorado.

Era perfecto, en todos los aspectos.

Su piel tersa y lechosa, sus cabellos blancos, sus ojos eran tan plateados que parecían contener todas las constelaciones, y por supuesto esos labios rosados que no podía evitar dejar de observar y desear besar. Sin duda, era tan bello como la misma Afrodita, e incluso más se atrevía a pensar.

Seokjin estuvo por advertir a Yoongi que no aceptara nada que viniera por parte del joven, que no se le ocurriera siquiera dirigirle la palabra y que bajo ninguna circunstancia podía enamorase de él, pero fue demasiado tarde, pues Ezra, creyendo que Zeus había cumplido su promesa de entregarle una pareja, no pudo hacer más que sentirse infinitamente agradecido con el Padre de los Dioses y los Hombres.

Tan pronto como le conoció, Epimeteo desposó a Pandora, Pandora aceptó alegremente e hicieron una pequeña celebración en uno de los jardines del pueblo.

Ezra le otorgó a su esposo el nombre de Kim Taehyung y el pueblo festejó felizmente su matrimonio, a excepción de Seokjin, quien fue finalmente condenado por Zeus al Inframundo, dónde Hades y sus demonios le torturaron cada día.

Los meses pasaron, y mientras a Seokjin le embargaba la tristeza, mas no el arrepentimiento, lo único que podía pensar era en que a pesar de toda la desdicha que había obtenido ante sus actos continuaba creyendo que había hecho lo correcto, porque para Seokjin, no era justo que los hombres fuesen tratados como simples animales. Y de corazón, lo único que podía desear, es que estuvieran protegidos, pues a pesar de no serlo biológicamente, los consideraba sus hijos y sólo quería lo mejor para ellos.

Por su parte, Yoongi no podía estar más feliz con su esposo, vivían una vida plena y sumamente feliz, demostrandose el uno al otro en cada momento lo mucho que se amaban, y viviendo cada momento como si fuese el último, entre ellos no parecían existir secretos ni habían preocupaciones, sin embargo, la consciencia de Pandora no podía estar tranquila, no cuando sabía muy bien que la caja aún seguía sellada, y que por su maldita curiosidad quizá algún día podría llegar a abrirla... ah... Definitivamente se sentía preocupado en demasía, y ansioso por saber que cosas escondía esa pequeña caja.

En ocasiones, cuando se encontraba a nada de abrirla y desataba los lazos dorados, la voz de Zeus advirtiéndole que no abriera la caja bajo ninguna circunstancia no podía dejar de retumbar en su cabeza, así que finalmente, presa del pánico volvía a atarla con nerviosismo y la regresaba a su lugar habitual.

Después de unos cuantos meses, embargado por la curiosidad, la desesperación y la ansiedad, Yoongi abrió la caja, cansado de las dudas de Taehyung, pues él en realidad creía que la caja contenía algún regalo de bodas con una nota de Zeus, dándole sus mejores deseos o algo por el estilo...

Sin embargo, aquello que contenía la caja se trataba de algo que jamás se le habría siquiera cruzado por la cabeza.

No hubo vuelta atrás cuando finalmente deshizo los lazos y levantó la pesada tapa; fuera de ella brotaron sombras tenebrosas con las formas de diferentes tipos de animales, una serpiente, un dragón, un jabalí, una cabra, un león, un zorro, y un oso. Éstas siete bestias representando a cada uno de los 7 pecados capitales, la envidia, la ira, la gula, la lujuria, la soberbia, la avaricia y la pereza respectivamente, todos estos siendo representados por distintos demonios del Inframundo que podían multiplicarse y poseer a los humanos.

Zeus los había colocado en la caja, como una advertencia de lo que los humanos pueden lograr hacer al seguir su propio camino; llenar de caos el mundo.

Y con aquellos males por doquier, eventualmente la Tierra sería destruida...

Sin embargo, a lo que Zeus había hecho oídos sordos, era a que lo único que Prometeo había deseado era encaminar a los hombres a la salvación, enseñándoles buenos valores, artes y conocimientos que les ayudarían a hacer del mundo un lugar mejor.

Soy el arte y el conocimiento
Soy el día y la oscuridad
Protector y tentador
El que hace que tu corazón lata.

Les hablé del amor,
todo lo que escucharon fue seducción
Les mostré la belleza, es su única obsesión
Sólo quería darle a sus vidas algún significado

A pesar de las premoniciones, por ustedes desobedecí...

Créeme, no soy el que te hacen creer.

Al ser liberados los males, con horror Yoongi cerró la caja, pero era muy tarde... Había desatado el caos en la Tierra.

Dentro de la caja, quedó únicamente un espíritu en forma de ave en representación de la esperanza y el amor, sentimientos que Seokjin siempre albergó por su creación.

Él sólo quería enseñarles, y brindarles todo su amor...

Epimeteo y Pandora, sabiendo lo que el último elemento simbolizaba, se dedicaron a liberar al ave, demostrando con su amor que este realmente existe, y que sin importar a quien sea dirigido, es capaz de curar.

Demostrando aquello, ambos amantes pidieron a los Dioses que todo aquél que deseara la redención fuese librado de la maldición de Zeus con su canto.

Cuando finalmente Zeus entendió que los humanos podían arrepentirse e implorar la salvación gracias a la libertad que Emil les había otorgado y a que eran capaces de diferenciar el bien del mal, fue que decidió perdonarle, por fin comprendiendo que sus acciones no habían sido con mala intención, sino con la intención de hacerles dueños de su propio destino, de decidir por sí mismos el rumbo que tomaría su vida.

Después de todo Prometeo tenía razón, sólo uno mismo es dueño de su propio destino.

¡Hola! La verdad es que ahora cada que público una historia me siento muy feliz porque a veces he llegado a pensar que he perdido la capacidad de escribir bien (el hiatus me ha dado mucho estrés) pero voy poco a poco y tratando de dar mi mejor esfuerzo u.u

Ésta es una adaptación de el mito griego "La caja de Pandora" antes de escribirlo investigué mucho y leí diferentes versiones hasta que finalmente ideé mi propia versión del mito; fusionandolo con una teoría de la historia del diablo y su caída; a la que le encontré un poco de similitud con lo que Prometeo realizó según el mito, use de inspiración también la canción "La tristesse du diable", es por ello que una parte de la canción se encuentra en el escrito.

Espero que les guste ❤️

shameless-devil

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