Esto no ha acabado. 

La Reina Suprema, Perra Máxima o Loba Alfa, estaba sentada con aire de diva en su real y magnánimo trono, el cual estaba hecho de madera, lleno de adornos y tallas, en una plataforma en un árbol, con una escalera palaciega. Y a su alrededor estaba todo el mundo, y cuando digo todo el mundo es mucha gente, todos ellos amigos y fieles de la reina, porque aquella noche había fiesta real.

Y destacando sobre toda la gente había una individua feliz y para nada loca. ¿A que no sabéis quién era? LA CALABAZA. Que por fin había conseguido su cabeza. Y como ya tenía su cabeza sobre los hombros, que la muy loquilla se había ido por su cuenta, ahora podía pensar como estaba mandado. Claro que para casos de emergencia siempre se puede pensar con los pies, como defendía cierto Santo (¿era Tomás de Aquino?), un amigo conocido como el Tito Ayax o el gato. 

Allí estaban todos reunidos, y aquella era una gran fiesta. Quizás preludio de grandes cosas, como era de esperar en alguien como la Reina Perra Máxima. Los ciertamente ciertos rumores de que la guerra con su rival era inminente corrían por todas partes, como las cortezas de cerdo, las patatas fritas onduladas y el vermú y otras cosas para comer y beber y ponerse contentillo. 

—¡ILLO! —gritó la reina, dirigiéndose a cierto chaval alto moreno y guapo que ya conocemos—. UN POCO DE ALEGRÍA PAL CUERPO.

—Vaaaa —con el garbo y la alegría características, el chico rápidamente puso música, encargándose de que sonara con unos grandes altavoces. Mägo de Oz animó a todo el mundo a dar saltos y a cantar Fiesta Pagana, Hasta que el cuerpo aguante y las que siguieron.

La reina estaba exultante en su trono, tomando un vodka con limón que hacía efecto en su espíritu, ya de por sí dado a la alegría y locura. A su lado, la calabaza gritaba con ella las canciones, como dos completas idas. 

Y entonces

se acabó la fiesta, fui a responderle a mi chico, shit JAJAJAJAJAS

FULA, TIENES TU CABEZA