CAPÍTULO ONCE: DOS MADRINAS

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El calor es sofocante. Todos los ciudadanos, sin excepción, transpiran como puercos de corral. El verano del dos mil quince es, sin duda, el más caluroso que ha pasado por la isla. Las temperaturas han roto récords, llegando a los noventa y cinco grados con índices de calor sobre los cien. Caminar por las calles del área Metro es un verdadero suplicio. Por tal razón, el grupo de amigos, ha decido viajar al centro de la isla en busca de un lugar más fresco para pasar el día. Hoy es domingo, 30 de agosto de 2015; cumpleaños de Luna Sepúlveda... Hoy es un día para celebrar algo más que otro año de vida de la Luna de Felipe. Pronto sabrán porqué; Luna prefiere esperar por el momento adecuado.

Rebeca es quien conduce el Jeep que transporta a su novia, a Felipe y a Luna. En otro vehículo se encuentran Coral y Néstor. No tienen idea de dónde terminarán ni a dónde se dirigen exactamente, solo decidieron alejarse lo más remoto posible de los rayos solares abrazadores de San Juan. El Expreso los conduce hasta la Salida de Utuado. Por lo que Rebeca sabe, este pueblo es frío, pues se encuentra en la montaña. No es que en el verano las temperaturas del lugar congelen, simplemente es más fresco que la Capital de Puerto Rico, y eso es justo lo que buscan. Colocan el GPS, y se disponen a Googlear algún lugar de interés del municipio. Rebeca conduce hacia el destino señalado en el aparato.

Nunca se había sentido tan bien y feliz. Tiene a su lado a una hermosa novia, a unos amigos increíbles, bellacos, pero increíbles al fin, una hermana que sigue amando más allá de lo posible, y un cuñado al que estima y que ama a su hermana casi igual como ella lo hace. Todo está en donde tiene que estar... En el vehículo todos ríen debido a un chiste que lanzó Luna. Ay, qué gordita para tener carisma. Felipe lanza otra broma encima y todos se carcajean aún más. Esta pareja es única... Al verlos, no puedes evitar contagiarte de buen humor, de amor y ternura. Charlotte, quien está de copiloto, agarra la mano de Rebeca. Tal acto envía corrientes de electricidad por todo el cuerpo de la mujer al volante. La ama; la ama como nunca ha amado a una pareja... Desde que hicieron el amor aquella noche, todo ha sido mejor de lo que podría imaginar. Ya no hay complejos, miedos o inseguridades. Charlotte llegó para inyectar a Rebeca con los antónimos de esos elementos... Ahora es segura de sí misma, se acepta y no le pesa cargar con su pasado. Gracias a Charlotte comprendió que este es parte de ella, que las marcas son necesarias para recordar de dónde vinimos y hacia dónde queremos ir, pero más importante aún, hacia dónde no queremos llegar.

Ver a su hermana haciendo muecas desde el vehículo en el carril de al lado, las risas de todos dentro del Jeep... Es como si el tiempo se detuviera y toda la felicidad de Rebeca se reduciera a las sonrisas de las personas que más ama y aprecia... El sentimiento de plenitud se instala en su pecho... Quiere atesorar a estas personas para siempre... Los quiere en su vida hasta más allá de la muerte, más allá de la vida. Una lágrima de felicidad se escapa de sus ojos, pero la retira con su mano rápidamente.

-¿Qué te pasa?- susurra lo suficiente alto como para que solo Rebeca la escuche, lo suficientemente bajo para que los tórtolos en el asiento trasero no la escuchen.

Rebeca mira con ojos brillantes a su novia, la hermosa chica de pelo rizo.

-Me siento feliz... Es todo. Nunca había sentido lo que era tener a una familia... Así de completa- dice mirando por el retrovisor a Felipe y a Luna, luego hacia el otro carril, donde están Coral y Néstor y luego, directamente a los ojos de Charlotte.

Esta sonríe, asiente con la cabeza y le da un delicado apretón de manos a Rebeca.

Llegan hasta su destino; un lugar para acampar ubicado en una de las tantas montañas de Utuado. Según leyeron en Internet, es un lugar boscoso tranquilo y hermoso, perfecto para tener un grato pasadía. Se supone, haya un restaurante en la entrada del lugar. Ahí se dirigen para luego extender unas mantas y disfrutar de una velada entre cervezas, risas y amigos bajo el cielo estrellado, siendo iluminados por la Luna y una fogata. Tal y como sugirieron, así pasa. Luego de degustar unos platos exquisitos, se encuentran sentados en cobijas, hablando sobre los dos principales temas de los puertorriqueños: sexo y mierdas, frente a una fogata.

-Todavía tengo pesadillas con eso. Luna parecía una draga... Verla metida en la entrepierna de Felipe devorándole el coso... bueno... He gastado una fortuna en psicólogos desde entonces.

Todos ríen a carcajadas. Rebeca siente que le falta el aire, le duelen las costillas y sus ojos están aguados; todos los tienen así. Luna y Felipe no parecen avergonzados en lo absoluto. ¡Qué va! Si ellos no tienen vergüenza ni pudor a la hora de expresar su sexualidad. El sexo es uno de los complementos esenciales en su relación. Su lema oficial es: "el sexo no es lo más importante, pero sí importa."

Luna se queda observando a su novio con ternura y devoción. Todavía no tiene ni idea de cómo decirle o cómo él reaccionará, pero sabe que es ahora o nunca. Esta le susurra al oído que desea hablar con él a solas. Luna trata de sonar serena, pero fracasa; no puede disfrazar su nerviosismo. Él la mira curioso, la conoce demasiado bien como para saber que no es una propuesta para hacer el amor en el claro del bosque. Su Luna está más que nerviosa. En serio tiene algo importante que decirle.

-Discúlpenos un segundo- anuncia Felipe incorporándose y tomando de la mano a su novia.

-Eje... Parece que el tema los cachondeó...- dice divertida Coral.

Todos ríen a excepción de Rebeca y Felipe. Conoce demasiado bien a su jefe, y sabe de sobra que en realidad no irán a follar. Luna luce nerviosa y Felipe está perdido en sus pensamientos. Hay algo más...

Caminan en silencio, absortos en el vaivén de sus pensamientos. Son pocas las veces que Luna está así de seria, y eso le preocupa a Felipe... La última vez que estaba así de callada y nerviosa, fue aquella vez cuando sufrieron una crisis "amorosa"... Claro, para ese entonces, ambos estaban confundidos y no sabían la magnitud del amor que se estaba desarrollando entre los dos. En esa época, Luna le dijo que no podía seguir con él porque estaban cruzando la línea y uno de los dos perdería más que otro... A lo que quiere llegar Felipe es que cuando Luna asume esta postura es porque realmente la cosa va seria.

Luna, por otra parte, está nerviosa, sí, pero no porque sea algo malo, como de seguro ha de pensar su novio... Es solo que lo que está a punto de confesar cambiará el rumbos de las cosas... Más bien, de sus vidas.

-Suéltalo ya... No puedo más- ruega exasperado Felipe.

Luna sonríe divertida y niega con la cabeza. Felipe siempre se pone así cuando le dice que tiene que decirle algo. Secretamente disfruta de la divertida agonía de Felipe. Le encanta torturarlo con el silencio.

-Luna, por Dios... Me tienes mal. Habla, caramba...-

La aludida suspira y suelta el aire lentamente. A continuación, posa su mano en el rostro de Felipe. Este cierra los ojos por inercia propia. El contacto de su Luna siempre logra desequilibrarlo. Se siente tan jodidamente bien. Sostiene la mano de Luna y la lleva a sus labios para depositar un beso tierno.

-Joder, Luna no me tortures así... Dime, ¿es algo malo?- pregunta en un susurro alarmado. A Luna se le acumulan lágrimas en los ojos- Amor, ¿qué tienes? No me asustes.

-¿Me amas?- pregunta haciendo un puchero.

-Hermosa, ¿qué pregunta es esa? Te lo digo todos los días, claro que te amo... Te amo de aquí a la Luna y de regreso...- suelta con tierna sinceridad.

-¿Me amarás igual si pesara 240 libras?

Felipe frunce el ceño. ¿A dónde quiere llegar con todas estas preguntas?

-Bebé, ¿a dónde quieres llegar?

-Contesta, demonio...

-Te amaré así tenga que levantarte con una grúa- dice sonriendo.

-Clase embustero tú eres- dice divertida en un sollozo.

-Luna, ¿vas a decir a qué viene todo esto?

-Te tengo un regalo... - dice tímida.

-¿A mí? Pero si la que cumple años eres tú...

-No importa... Tengo algo
para ti... No sé si lo aceptes, pero espero te haga feliz... Si lo aceptas será tuyo para toda la vida... Quiero decir, será nuestro.

Felipe alza una ceja. Está perdido... Luna saca una caja alargada de debajo de su blusa. Con manos temblorosas se lo entrega a su guapo novio. Es una caja blanca decorada con una cinta de colores. ¿Qué será? Ansioso la abre. Contiene el aliento cuando ve algo que le resulta familiar. Su corazón se desboca en su pecho. Mira a Luna con la boca abierta...

-¿Es...?- Luna asiente sonriendo mientras un caudal de lágrimas baja por su rostro- Luna, ¿tú y yo...?

-Seremos papás...

Felipe abre los ojos con incredulidad. Sin más se abalanza hacia su Luna, y se permite llorar de felicidad. Aspira el olor a piña colada de su novia para asegurarse de que esto es real. Será papá... Tendrá un hijo con la mujer que más ama en este mundo... Con su amor, su gordita... su Luna.

-¿Esto es real?

-Sí, bobo... Según mi conteo debo tener un mes de embarazo.

Felipe la mira maravillado y por instinto lleva sus manos hasta el vientre de Luna. Ahí hay un pedazo de su amor... Ahí está una media Luna.

-Soy el hombre más feliz del mundo... Te amo, te amo... Te amo... Bueno, las amo- se corrige.

-¿Las?- pregunta divertida.

-Será nena... Será igual de hermosa que su mami...- dice seguro.

Luna sonríe eufórica y llena de felicidad...

-Gracias por ser como eres, Felipe... Haremos un buen equipo como padres.

-Eso ni dudarlo... Vamos, tenemos que contarles a los demás. Dios Santo, te amo, Luna. Ahora más que nunca, puñeta- Besa con necesidad a la mamá de su futura hija.

Felipe suelta la noticia irradiando felicidad por todos lados. Todos se volvieron locos contagiados por las emociones que cubren a los futuros padres.

-Rebeca y Charlotte, ustedes serán las madrinas- dice Felipe.

-¿Cómo? ¿Eso se puede?

-No lo sé, pero de que mi bebé tendrá dos madrinas, las tendrá. Así tenga que bautizarla una vez por lo católico y otra por alguna otra religión protestante... Qué se yo.

Todos sonríen llenos de felicidad. Todo está donde tiene que estar... Lo que ellos desconocen es que a más de treinta millas de distancia,
dos seres contagiados de maldad, con ego pisoteado, envidia y egoísmo, se han encontrado para destruir la vida de todos los que ahora ríen de felicidad y amor... Planean el más vil de los actos en contra de toda la nueva familia de Rebeca... Algo que será capaz de destruir hasta el más puro e inocente de todos ellos.

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No pude aguantar y tuve que regalarles este pequeño capítulo... Quería seguirlo, pero no le salía nada... Espero les guste, sin embargo.

Multimedia: Luna 😍 Bella la gordita de Felipe. Aishhh ❤️

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