La chica de ojos jades seguía observándome con una sonrisa en su rostro, con sus manos entrelazadas sobre la mesa; estaba esperando. Estaba esperando a que yo hiciera algo. ¿Qué se supone que haga ahora? No sé nada sobre la lengua de señas. Cerré mis labios y traté de recobrar la postura.

— Ah, yo... — Le tendí uno de los menús en sus manos con la garganta seca. Esto era incomodo, demasiado. Ella frunció su ceño tomándolo entre las manos y luego mirándome.

Terminé entrando en pánico y corrí hasta detrás de la caja, donde Sonic seguía mirándome con curiosidad ante mi acto. Iba a decir algo, pero lo jale hacia la zona donde guardan las platos y cubiertos antes de que pudiera comentar algo.

— Es sordomuda. — Dije tan pronto como la puerta se terminó de cerrar.

— ¿Y?

— ¿Como qué Y? ¿Cómo se supone que tome su orden si no me dice lo que quiere? — Sonic se encogió de hombros.

— Podrías pedirle que señale lo que quiere.

— Que parte de: ¿sordomuda, fue la que no entendiste, Sonic?

— Inténtalo igual, a lo mejor y solo es muda. — Asentí en silencio mientras me asomaba un poco por la puerta, viéndola sentada aún con el menú en manos y mirando un poco hacia los lados.
Tomé aire y salí nuevamente hacia donde se encontraba sentada, ya no me sentía tan nervioso.

— ¿Qué desea ordenar? —  Pregunte, tomando con cuidado el menú de sus manos y señalándole. No tenía sentido que le hiciera esa pregunta si tampoco me escuchaba. Me sentía mal haciendo esto.

Nuevamente me observo por unos segundos, sonrió y luego señalo uno de los tantos postres de había en la lista. Sentí el alivio recorrer mi cuerpo y escribí lo que había señalado en la hoja de la libreta, le sonreí una ultima vez y me retiré ahora con el menú entre mis manos hacia la caja, donde Sonic me esperaba con una pequeña sonrisa. Le entregue el pedido por encima de la barra y apenas lo leyó comenzó a buscarlo.

— Te dije que funcionaria. 

— Gracias por decírmelo — Conteste, mientras luchaba por no girar mi cabeza y ver que estaba haciendo.

— Aquí tienes; una rebanada de pastel de chocolate. Y dale tu mejor sonrisa y quita esa expresión.

— ¿Cuál expresión? — Toce mi rostro antes de tomar el plato de la barra.

— Parece que te acabas de asustar, hombre. — Golpeo la punta de mi nariz haciendo que me quejara. —, sonríe, es solo una chica más. Y no esta nada fea que digamos.

Ignore su ultima comentario y lleve el plato hasta donde estaba ella, quien no hizo más que retirar el libro que traía de la mesa y ponerlo a un lado para dejar espacio al plato. En cuanto lo puse en frente suyo me volvió a hacer señas con sus manos y solo hizo que volviera mi incomodidad. Me sentía incomodo por el hecho de no saber lo que estaba diciéndome. ¿Como saber que no me estaba pidiendo algo más?

Me resigne simplemente a sonreírle y caminar nuevamente hacia el mostrador. Me apoye un poco sobre la barra y observe por unos segundos como sonreía risueña con cada cucharada que se llevaba a la boca.

En realidad era bastante linda.