Estarossa y la desesperación

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"-Peleaste con tu hermano mayor de nuevo?-"

"-N-no, fue mi culpa. Siempre me siento inservible para ellos...-"

"-No digas eso, eres igual de fuerte que él, ¡no lo dudes!-"

"-G-gracias...¿Y ese perro?-"

"-Ah, ¿éste? Lo encontré vagando solo, aún no decido que nombre ponerle. ¿Me quieres ayudar?-"

"-S-si, puedo pensar en algo; después te digo..."

"-¡Gracias!-"

...

-¡AHH! Pero que mierda...Tú...¿estás viva?- decía un demonio que acababa de despertar de su recuperación, luego de haber sido derrotado por el león del orgullo, de los 7 pecados capitales. Pero aquel sueño que tuvo con la diosa con la cuál estaba obsesionado, lo hizo sacudirse bruscamente.

-Lord Estarossa, ya despertó.- le dijo una pequeña demonio, la cual era responsable de cuidar de su recuperación. -¿Esta bien?-

-Sí, estoy bien. ¿Cuánto tiempo estuve dormido?-

-Más o menos 1 semana, luego de la batalla en Liones.-

El mandamiento del amor se levantó de la tina de recuperación donde estaba y buscó rápidamente su ropa, ya que tenía un sentimiento y quería comprobarlo.

-Bien, gracias.-

-¿Y a dónde se supone que vas si acabas de despertar? ¿Estás dispuesto a que te den otra paliza?- le preguntaba su hermano, Zeldris, quien acababa de entrar a la habitación donde él se encontraba.

-¿Crees que volveré a caer en ese juego? No lo subestimaré, tampoco pienso enfrentarme con él. Mi motivación es más...personal.-

Zeldris quedó confundido, pero no le tomó importancia a las palabras de su hermano. -Bien, haz lo que quieras, sólo no causes más problemas; ya Camelot es nuestro y tenemos que fijar un buen plan para regresar a Liones y apoderarnos de él, sabiendo que Meliodas va a estar allí y que no va a ser nada fácil lograrlo.

Estarossa volteó inmediatamente hacia su hermano, con el ceño fruncido. -Yo lo maté, ¿acaso se te olvidó?-

-Él está maldito; no importa las veces que lo mates, siempre regresará a la vida y más cruel cada vez. Gracias a la traición que él y la diosa maldita hicieron a sus respectivos clanes, cada uno tiene una maldición distinta, así que no creas que eso va a ser tan fácil.- El príncipe demonio abandonó la habitación, dándole completamente la espalda a su hermano, quien quedó sorprendido ante aquella revelación.

"Entonces si es posible que estés viva, Elizabeth...Esta vez te llevaré conmigo, así sea muerta, mi amada diosa." pensaba mientras terminaba de vestirse y caminaba hacia una ventana cercana.

-Lord Estarossa, ¿está seguro de lo que va a hacer? Aún necesita recuperar más su cuerpo de la batalla anterior.- decía la pequeña demonio flotante, preocupada por las heridas de él.

-Ya estoy bien, puedes retirarte. Regresaré cuando tenga que hacerlo.-

Extendió sus alas negras y se dirigió a toda velocidad hacia donde sentía el poder de Elizabeth, aunque estaba confundido por la mezcla de poderes que emanaba, ya que no eran los que él recordaba, pero sabía que no era más nadie que ella.

//

La diosa salió del baño de su habitación, envuelta en una toalla y con su cabello suelto totalmente mojado. Le dedicó un puchero a su demonio, quien ya estaba medio vestido sentado en la cama.

-¿No pudiste esperar a que me amarrara el cabello para no mojármelo en la tina, verdad?- le decía mientras usaba otra toalla para poder secarlo y que dejara de gotear tanto el piso.

Meliodas sólo se rió y levanto sus manos inocentemente. -Nishishi, ya te lo estás secando, así que no te afectó mucho que te lo mojaras.- 

Elizabeth le dedicó una mirada que decía "¿en serio", y procedió a vestirse con su atuendo de pelea, ya que sabía que tenían que seguir avanzando; el tiempo no de detenía.

Cuando ambos terminaron de vestirse, bajaron las escaleras para encontrarse con el resto de sus amigos sentados en la barra y en las mesas, terminando de comer el desayuno que Ban les había preparado, además de un gran cerdo rosa que no levantaba la mirada de su plato de sobras.

-Al fin bajaron, ¿esta vez si no lograron matarse allá?- bromeaba Ban con una sonrisa burlona, mientras que Diane se sonrojaba al escuchar esas palabras.

-¡Ban por Dios, es su intimidad, no seas indecente!- la gigante decía medio molesta por las bromas indecentes de su amigo zorro.

-¿Qué? No estoy diciendo nada que no sea verdad!- tomaba un sorbo de su cerveza mañanera para seguir con su bullying mañanero. -Además, sabemos que ustedes 2 no son tan fogosos, así que no nos preocupa que destrocen el bar como los otros 2 JAJAJA.-

Inmediatamente, Chastiefol lo atravesó en el estómago, haciéndole sacar sangre por la boca y sacándolo de su silla, mientras que un Rey Hada seguía comiendo de su desayuno, pero con el ceño fruncido y un tic en la ceja izquierda.

-Jajaja, gracias King; no nos iba a dejar llegar al salón tan siquiera.- reía la diosa, quien estaba un poco sonrojada por las palabras de su amigo, pero lo disimulaba bastante bien.

-¿Entonces si nos dejaron algo?- decía el capitán con las manos en al cabeza y tomando asiento, para comenzar con su desayuno y con las misiones a terminar.

Todos terminaron de comer y limpiar, para quedarse de pie y planear su siguiente paso en esta guerra por pelear.

-Bien, antes de poder llegar a Camelot, nos quedan 2 mandamientos, Derieri de la Pureza y Monspeet de la Reticencia. No se ha sabido de ellos desde Liones, luego de que ella acabara con Denzel en el castillo, pero eso no quita que sean muy peligrosos estando juntos.- hablaba Meliodas mientras que el resto de los presentes lo escuchaban.

-¿No buscaremos a Gloxinia ni a Drole?- preguntó Gowther.

-No creo que sea necesario; si hubieran querido matarnos, lo hubieran hecho cuando llegaron aquel día.- respondió Elizabeth, sabiendo que ellos no eran amenaza para el resto de sus amigos.

-Bien, entonces debemos buscar los otros 2, capitán. Debemos saber si ellos desertaron igualmente o si siguen los planes de Zeldris.- interrumpió Merlín, siguiendo el plan que se había plasmado. 

-Sí, ese es el plan a realizar hoy...-

De repente, todos los pecados quedaron fríos, y dirigieron su mirada hacia afuera del bar. Una poderosa energía oscura se dirigía hacia ellos. Salieron del bar y buscaron la dirección de dónde provenía aquella persona.

-Merlín...- dijo con el rostro serio el capitán.

-Sí, viene de Camelot.- respondió ella, visiblemente molesta y a la defensiva.

-Es extraño, esta energía oscura parece corrupta, no es normal de los demonios.- decía Elizabeth, mientras trataba de analizar aquella fuerza.

Sin embargo, no le dio tiempo de pensar nada, ya que aquel demonio aterrizó de golpe en el pasto, haciendo que todos se cubrieran los ojos por un segundo.

-Mi preciosa Elizabeth, con que sí estás con vida.- dijo el mandamiento del amor con una sonrisa torcida.

-¿Te conozco? Nunca te he visto en mi vida, pero siento que hay algo malo contigo.- se puso en posición de ataque, alerta a cualquier señal proveniente de él.

-¿Qué viniste a buscar, Estarossa?- Meliodas desprendía materia oscura, mientras que su marca demoníaca estaba activa en su rostro.

-¡Tú eres quien asesinó al capitan!- dijo Ban, mientras se ponía en posición de ataque igualmente. -Tienes muchos cojones para aparecerte aquí, maldito...-

Estarossa los miró uno a uno, buscando a alguien específicamente. Cuando lo ubicó, lanzó un ataque repentino.

-Silence coffin.-

-¡ESCANOR!- gritó King al ver como una bola de energía negra se acercaba rápidamente a su amigo, encerrándolo en un cubo negro por completo, dejando a Rhitta fuera del mismo.

-¡¿QUÉ MIERDA CREES QUE HACES MALNACIDO?!- Diane iba a atacarlo con su martillo, pero fue fácilmente esquivado por él con sus alas negras.

-No está muerto, sólo lo encerré para que no pudiera interferir en esto.- respondió de manera seca y cortante, para dirigir su mirada hacia la diosa que estaba al lado de su hermano. -Vine por ti, Elizabeth, y no pienso irme hasta que no lo logre. Así sea muerta, tú vendrás conmigo.-

Todos enfurecieron al escuchar eso, incluyendo a Meliodas que sostuvo a Lostvayne dispuesto a acabar con él. Sin embargo, una carcajada los sorprendió.

-¿De verdad creíste que eso iba a asustarme? No me causas más que pena, demonio.- alzó el vuelo para quedar a la par que Estarossa. -Tendrás que luchar con todos nosotros para eso, y definitivamente, será mi cadáver que te lleves, ya que nunca me iré contigo. ¡Meliodas!-

-Hellflames.-

Este ataque dio el inicio a una feroz batalla de todos contra uno, tratando de eliminar por completo a aquella amenaza. Era el actual líder de los 10 mandamientos, por lo que sabían que esto no iba a ser sencillo. Merlín se quedó atrás del frente, utilizando su magia para ayudar a cada uno en sus ataques.

En un pequeño descuido, casi logra agarrar la mano de Elizabeth, por lo que tuvo que utilizar uno de sus hechizos para librarse de él.

-Icto Spero.-

Estarossa quedó con una manzana roja en su mano, la cual estrujó de la molestia, pero un golpe certero de Lilith logró hacerlo caer al suelo de manera estruendosa.

-¡No me toques con tus asquerosas manos!- dijo desde arriba, mientras limpiaba su espada de la sangre de él.

True Spirit Spear Chastiefol, mode 4: Sunflower!-

Vanishing Kill!-

-¡Rush Rock!-

-¡Blackout Arrow!-

 Todos los ataques lograron darle de lleno al demonio, por lo que pensaron por un segundo que le habían hecho el daño suficiente para que no pudiera levantarse. Meliodas y Elizabeth bajaron y se acercaron a Estarossa, quien permanecía acostado, con parte de su ropa totalmente destrozada.

-Es todo tuyo, termina ya con esto.- Le dijo ella apuntando con su arco de luz por cualquier movimiento extraño, a lo que él asintió para avanzar hacia él.

Sin embargo, nadie se percató que un pequeño hilo de materia oscura se estaba extendiendo hacia Elizabeth, sólo hasta cuando ese hilo logró atravesarla en su hombro izquierdo y levantarla por los aires.

-¡AHHH!- gritaba de dolor al ver como la sangre salía de su brazo y su arco regresaba a la pulsera.

Todos quedaron fríos al ver a Elizabeth siendo atacada, hasta que Merlín los sacó de su shock.

-¿QUÉ ESTÁN ESPERANDO? ¡SÁLVENLA!-

Rápidamente, se acercaron a la diosa para liberarle, pero hilos más gruesos los atravesaron a todos en distintas partes de cu cuerpo, siendo lanzados al suelo fuertemente, dejándolos inmóviles.

Meliodas miró aterrorizado a su mujer, quien trataba de zafarse del agarre, pero cada movimiento que hacía le sacaba gritos de dolor. No se percató en qué momento, Estarossa se levantó y lo lanzó contra un árbol cercano, partiendo su mano derecha y poniéndole momentáneamente inconsciente.

-¡Te dije que vendrías conmigo así sea muerta, Elizabeth!- el gritó fue tan horrible, que logró asustar al resto de sus amigos. Sin embargo, la diosa sólo fruncía el ceño y seguía moviéndose para zafarse de su agarre. -¿En serio quieres morir? Bien, te complaceré, mi amor.-

La lanzó tan fuerte contra el piso, que su pierna y brazo izquierdo se quebraron, haciéndole sacar sangre por su boca y quedar inmóvil en el suelo. Volteó la mirada hacia donde estaba su demonio, y con el ceño fruncido, una pequeña lágrima rodó por su mejilla.

-¡Meliodas despierta! ¡Ayúdame por favor!- gritó mientras lloraba, no quería morir sin antes terminar con la promesa que ambos hicieron. Tenían que lograr eliminar la maldición antes de que ella muriera de nuevo...

De un momento a otro, el cielo quedo inundado de una gran oscuridad, haciendo parecer que era de noche. Meliodas se levantó del suelo, con su brazo aún quebrado pero despidiendo una cantidad de materia oscura increíble. Alzó la mirada hacia Elizabeth, quien seguía inmóvil en el suelo, y sus ojos se tornaron de un rojo oscuro, junto con su marca demoníaca completa en su frente.

-No...capitán...- Merlín, por primera vez en mucho tiempo, sintió miedo al verlo así. Sabía que ahora sí, todo había terminado. 

El dragón de la ira miró fijamente a Estarossa, quien le dedicaba una sonrisa torcida, parecía que realmente había perdido la cabeza. Su ropa fue totalmente destruida para ser reemplazada por materia oscura que cubría sus piernas en su totalidad, reemplazando sus pies por patas con garras y cubriendo escasamente su torso, mientras que Lostvayne, tomaba un color morado oscuro.

El verdadero líder los 10 mandamientos había despertado.

De un salto, quedó frente a su hermano, quien no soltaba a Elizabeth de su agarre con la materia oscura. De un solo movimiento de su espada, logró atravesarlo a la mitad, haciendo que cada uno de los hilos que salían de él se cortaran, liberándolos a todos de sus agarre. Sin embargo, la diosa sólo se sentó en la hierba con sus extremidades quebradas, y observaba aterrorizada al amor de su vida; sabía de lo que esto se trataba y se sentía 100% responsable de todo.

-Me...liodas..- trataba de hablar, pero entre lágrimas y el dolor por sus heridas, le era imposible. Se arrastró por el pasto soportando el dolor que sentía, para lograr acercarse a él.

Los pecados veían aterrados la forma tan cruel con la que su capitán peleaba; nunca lo habían visto así. Vieron a una diosa con sus alas heridas, arrastrarse hacia él, y se asustaron por lo que pudiera hacerle a ella estando en ese estado.

-¡¿QUÉ HACES ELIZABETH?!, ¡ES DEMASIADO PELIGROSO!- gritaba Diane quien estaba bastante herida y llena de sangre.

Merlín no decía palabra alguna, solo temblaba del miedo al no caber qué hacer. Sabía muy bien que el modo asalto de Meliodas era demasiado peligroso en ese estado, y estaba segura que Elizabeth no había olvidado eso.

El príncipe demonio logró cortar una de las extremidades de Estarossa, haciendo que éste gritara de dolor. Cuando cayó al suelo de rodillas, puso una de sus piernas cubiertas de materia oscura en la cabeza de él, mientras reía cruelmente. No decía palabra alguna, estaba concentrado en acabar con el impostor de la manera más cruel posible.

Sin embargo, notó cuando Elizabeth logró acercarse lo suficiente a él como para aferrarse a su otra pierna, la cual estaba en el pasto. Él frunció el ceño y sacudió su pie.

-Suéltame.- le contestó de manera cortante.

-No.-

Con su mano, aventó a Estarossa hacia un árbol, y levantó bruscamente a la diosa por la muñeca de su brazo quebrado poniéndola de rodillas, haciendo que gritara de dolor.

-Te dije que me soltaras.-

-No lo haré, esto es culpa mía.- decía ella de manera determinada y con lágrimas en los ojos.

-¿A que te refieres? Éste soy yo.- apretaba más el agarre en su muñeca, sintiendo como sus huesos traqueaban bajo él.

La diosa aguantó otro grito, mientras que son su mano buena, no soltaba el agarre que le tenía.

El demonio, con su otra mano, sostuvo fuertemente su quijada, obligándola a mirarle.

-Elizabeth.- decía con su mirada fría.

-Lo siento...- ya estaba perdiendo las fuerzas, por lo que tuvo que hacer algo bastante desesperado para poder recuperarlo. Con su pierna buena, se inclinó hacia arriba y pegó su frente con la de él, y rápidamente, dijo unas palabras para entrar a una dimensión desconocida.

-Nigrum Magie, et eligantur...-

//

¡Buenas!

Tuve una laguna mental; no sabía como plasmar las ideas aquí☹️, por lo que tuve que abandonarlos un rato mientras ponía todas las ideas necesarias claras🤷🏽‍♀️

Estamos casi en el clímax de la historia, así que espero les guste🔥

¡Feliz domingo☀️!

ValyW💕



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