Lo sabía...

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La mañana demoró mucho en llegar para cierto demonio que no podía conciliar el sueño después de lo que tuvo que escuchar de parte de su mujer; no quería creer que en verdad ella le estaba ocultando algo tan horrible como eso, era muy cruel de su parte y quería entender el por qué.

Cuando al fin despertó, se dio cuenta que Elizabeth ya se había levantado y estaba en el baño. Si hubiera sido otra la situación, ya le habría molestado apenas saliera, pero simplemente rompió las cuerdas que le ataban, buscando un escape al remolino de pensamientos que atormentaban su mente. Escuchó la puerta del baño abrirse y vio a una princesa con una toalla y el pelo recogido. A pesar de todo, no podía negar que estaba tóxicamente enamorado de ella y no podía ni siquiera mostrar molestia alguna, mas sí seriedad.

-Ah, buenos días Meliodas-sama, pensé que iba a dormir por más tiempo.- le dijo ella sonriente, mientras caminaba hacia el armario para buscar su uniforme de la taberna. Pero se dio cuenta que él no le había regresado aquel saludo. -¿Meliodas-sama?-

-Eh, lo siento Elizabeth, no escuché lo que me decías. Imagino que eran los buenos días.- fingió una sonrisa y puso sus manos detrás de la cabeza mientras permanecía sentado en el borde de la cama.

-No se preocupe, imagino que era más importante lo que pensaba. Ya puede usar el baño, yo sólo me visto y bajo, ¿sí?-

-Está bien, nos vemos abajo.- se levantó de la cama mientras rascaba su cabeza y se detuvo en la puerta del baño sin mirarla, para dirigirle unas palabras a aquella diosa oculta. -Si no te molesta, cuando baje, ¿podemos hablar un momento?-

Elizabeth se estremeció, pero logró ocultarlo y terminar de tomar su ropa. -C-claro, no hay problema...- le respondió sin mirarlo tampoco, con una tranquilidad demasiado fingida para su gusto.

-Bien, nos vemos luego.- terminó de decir el capitán para cerrar la puerta tras él.

"Maldita sea, se está dando cuenta antes de tiempo. A este paso, no voy a seguir ocultándome, tengo que pensar que responder y cómo actuar exactamente." pensó la antigua princesa y terminó de vestirse con su uniforme de falda blanca y blusa morada, soltando su pelo del amarre y bajando las escaleras.

Apenas bajó las escaleras, visualizó a Ban sirviendo el desayuno para los que estaban en el salón, que eran King, Diane, Elaine y Escanor, ya que Merlín estaba en su laboratorio junto con Gowther.

-Buenos días chicos.- habló tranquilamente saludando a los pecados con una cálida sonrisa.

-¡Hola Elizabeth, buenos días!- le respondió efusivamente Diane, quien estaba bastante cómoda en Chastiefol junto a King. -¿Cómo dormiste? Yo sentí como si hubiera recuperado toda la energía que perdí en la pelea; de verdad lo necesitábamos.-

-La verdad dormí bastante bien. A pesar de no haber peleado con ustedes, creo que la carga emocional era bastante... Disculpen por no haberlos acompañado.- dijo la diosa mientras se sentaba en la barra, mientras que el zorro de la avaricia le ponía un plato del desayuno que estaba sirviendo. -Gracias Ban, buenos días para ti también.-

-De nada princesa, ¿el capi no piensa levantarse aún? Sé que revivir debe ser cansado, pero ya se está pasando jajaja- decía con su característico tono canturreado.

-Claro, como tú no tienes ni idea de lo que es morir hace mucho tiempo.- decía King con los ojos cerrados y recostado a su gran almohada verde.

Elaine no puedo evitar reír ante la situación. -Oni chan, no seas tan duro con él, ¿sí?- 

A pesar de sentirse bastante cansada por la causa real por la que estaba con vida, ella quería pasar el mayor tiempo posible junto a su amado, ya que sabía que en algún momento de la guerra, ella moriría al derrotar a Melascula.

La diosa sintió un poco de tristeza, ya que le había cogido cariño a aquella pequeña hada y le gustaría encontrar la forma de poder ayudarla y mantenerla con vida. Ella sabía muy bien el dolor que es no poder estar con la persona que amas como quieres y no quería que más nadie pasara por eso.

-No me habrás dejado sin comida, ¿verdad zorro?- habló el capitán bajando las escaleras, mientras los veía a todos levantando la mano. -Yo! King, Diane, si necesitan una habitación, bien me la pueden pedir eh; ya todos nos hemos dado cuenta de su cambio de relación, no hay necesidad de estar tan separados aún estando en Chastiefol, no finjan.- les regaló a ambos pecados una sonrisa burlona, mientras veía como el color rojo tomaba posesión de sus rostros.

-¡¿Capitán qué te pasa?!- dijo una muy avergonzada pequeña gigante mientras se tapaba el rostro con sus coletas.

-¿Acabas de levantarte y ya estás molestando? Deberías atragantarte un día de estos con la comida...- King le dirigió una mirada molesta pero demasiado sonrojado como para tomarlo en serio.

-Déjalos tranquilos idiota, yo no veo nada diferente en su trato diario, ¿verdad Elizabeth?- caminó Hawk hacia ella, terminando de comer sus sobras de desayuno.

Elizabeth no pudo ocultar su rostro de alegría por su mejor amiga; sabía que esto era algo que ella anhelaba y al fin se cumplió. -Puede ser Hawk, no lo entenderías.- le palmeó la cabeza y miró a Diane guiñándole el ojo, cosa que la gigante entendió inmediatamente.

Pero aquella tranquilidad mañanera se esfumó en un segundo, cuando sintieron un gran estruendo fuera de la taberna, alertándolos a todos y poniéndolos en pose defensiva. Corrieron hacia afuera a ver a los causantes de aquel evento, pero una princesa no se levantó de su lugar y sólo abrió los ojos bastante sorprendida.

"Así que ustedes aún están vivos..."

Meliodas, desde afuera, volteó hacia adentro del bar para ver a Elizabeth en el mismo lugar din haberse movido o asustado, pero no le dio tiempo de pensar algo, ya que uno de lo intrusos habló.

-Vaya, se recuperaron más rápido de lo que creía.- dijo una imponente hada con hermosas alas coloridas y su largo cabello rosa. -Creo que sí son los indicados.-

-Sí, yo también pude sentirlo.- complementó un gigante de 4 brazos con un solo ojo.

-¿Más o menos qué es lo que hacen aquí, Gloxinia y Drole?- habló un desafiante demonio posicionándose con los pecados frente a los mandamientos.

-No es nada que ver contigo traidor, venimos a buscar a nuestros descendientes, el actual Rey hada King y la gigante Diane.-

-¡Ustedes no tienen que hablar nada con nosotros, son nuestros enemigos!- decía King mientras apuntaba de manera desafiante a aquellos mandamientos. -Pueden largarse de una buena vez.-

-Lo siento, pero eso no lo haremos.- esta vez quien habló fue Drole, manteniendo una apariencia tranquila frente a lo que sucedía

Los pecados iban a atacar juntos, pero un ataque cegador de parte del Rey Hada de hace 3000 años los dejó ciegos por unos momentos. Al poder ver nuevamente, vieron a King y a Diane tirados en el suelo, aparentemente desmayados, y se alertaron inmediatamente.

-¿¡Qué mierda les hicieron malditos demonios!?- Ban iba a atacarlos, cundo Meliodas lo detuvo.

-No es buena idea, te pueden vencer. Tenemos que saber primero qué fue lo que hicieron.- dijo con el rostro serio y su marca demoníaca activa.

-¿¡Acaso te volviste loco capitán!? ¡Están inconscientes en el suelo!- le respondía totalmente cegado en la rabia.

-Si nos matan, nunca podrán regresar de donde están, deberías pensarlo.- decía Gloxinia con sus brazos cruzados y ojos cerrados, sostenido en el aire.

-Entonces bien nos puedes decir que fue lo que hiciste...- miraba el demonio de manera desafiante y conteniendo su ira. Era más importante salvarlos a ellos.

-Los hemos escogido para una prueba, donde, si la logran superar, sus poderes reales despertarán y serán aún más fuertes.-

-¿Y más o menos por cuál razón harían eso?-

Ambos mandamientos miraron hacia el suelo. -Para expiar nuestros pecados de hace 3000 años y redimirnos.-

Meliodas abrió los ojos sorprendido por aquellas palabras, ya que sabía muy bien a lo que se referían sus antiguos compañeros del olvidado Stigma.

-¡Ni siquiera piensen que vamos a creer en esa estupidez!- Ban se soltó del agarre del capitán y fue directo hacia ellos, pero una voz lo detuvo.

-No lo hagas Ban, yo sí les creo a ambos.-

Los 3 pecados voltearon hacia la taberna, para ver a una princesa salir decididamente y caminar hacia ellos.

El capitán frunció el ceño, no por molestia, más bien por preocupación. -¿Qué crees que estás haciendo Elizabeth?- sin embargo, ésta no le respondió.

"Sé que con esto, las sospechas que tenga serán más claras, pero no puedo dejar que muera gente por querer ocultarme." cerró los ojos pensativa, pero caminó hacia donde estaban los 2 miembros de los 10 mandamientos.

-¿Elizabeth? ¿Cómo es posible qué estés viva?- Drole abrió su único ojo bastante sorprendido ante aquella princesa.

-¿Tú también estás maldita?- continuó Gloxinia el interrogatorio hacia la chica.

Elizabeth suspiró y demoró unos segundos en contestar. -No soy quien creen, puede que me estén confundiendo con algún antepasado, pero si realmente dicen que quieren remediar algún error que cometieron antes, entonces confío en ustedes. Si le hacen algún daño a ambos, estoy segura que no los van a dejar salir vivos de aquí.

Ban, Gowther y Meliodas, quedaron fríos al escuchar aquellas palabras tan determinadas salir de la princesa; ella no era normalmente así, y para éste último, sus sospechas quedaron confirmadas.

-Elizabeth tú...- el Rey Hada anterior miraba fijamente a la diosa a los ojos, mientras que ésta con la mirada se comunicaba con él. Gracias a su habilidad de leer los corazones, sabía exactamente lo que estaba ocurriendo.

La princesa les dio la espalda y caminó hacia donde estaban los pecados y se posicionó detrás de ellos.

"Gracias Gloxinia..." 

"Está bien, confío en tú juicio."

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Pasó el tiempo y el ambiente aún se mantenía tenso, tanto por los 2 mandamientos como por la mirada que Melidoas le dedicaba al amor de su vida, llena de confusión y un poco de tristeza, mientras que ella, evitaba a toda costa cruzar miradas con él.

De pronto, ambos pecados que estaban inconscientes, se levantaron de golpe y todos quedaron a la defensiva.

-Vaya, así que esa era la decision correcta. Te lo agradezco King; cuando tus alas salgan realmente, serás el Rey Hada más poderoso que Britannia ha tenido.-

-Mantén tu orgullo como gigante y nunca bajes la cabeza ante nadie Diane, eso es lo que te define.-

Ambos pecados aún con la respiración agitada, asintieron a sus predecesores, por aquel entrenamiento breve pero poderoso que les otorgaron.

"Termina esta estúpida guerra de una vez por todas, princesa Elizabeth." se comunicó Gloxinia con aquella diosa, que asintió ante él. La misma luz que los había cegado volvió a tomar lugar, la cual aprovecharon los ex-mandamientos para desaparecer de allí sin dejar rastro.

Ban y Escanor se acercaron rápidamente a King y Diane, sosteniéndolos por la espalda a cada uno y preguntándoles si estaban bien.

-Sí tranquilos, estamos bastante bien.- les respondió King aún un poco aturdido. -¿Diane, tú cómo estás?- miró al amor de su vida quien estaba justo a su lado.

-Estoy bien King, me siento...diferente.- fue lo que logró responderle. -¿Elizabeth?-

-Aquí estoy.- la diosa se acercó a ella con una pequeña sonrisa.

-Yo...nosotros te vimos, en aquel entrenamiento, en la Britannia de hace 3000 años, en medio de la guerra santa. Estabas junto a Meliodas. Ya nosotros sabemos que él ha vivido todo este tiempo, ¿pero la que nosotros vimos eras tú o tu predecesora? Era demasiado idéntica a ti.-

Meliodas giró su rostro hacia Diane, con el rostro serio pero preocupado. ¿Qué clase de entrenamiento había sido ese?

Sin embargo, Elizabeth sólo le sonrió y acarició los cabellos chocolates de su amiga. -Creo que deberías descansar; un entrenamiento mental debe ser agotador.-

Se levantó del pasto y caminó hacia la taberna, siendo detenida inmediatamente por un demonio ya harto de toda esta escena, quien se levantó de la roca donde estaba sentado y quedo a unos metros de su mujer.

-Dime, ¿hasta cuándo vas a seguir con esto? ¿Vas a esperar que los 3 días pasen, Elizabeth?-

Su voz salió bastante ronca y quebrada, estaba demasiado confundido y adolorido por las acciones de ella y necesitaba respuestas.

El ambiente se tornó aún más tenso de lo que estaba, mientras que los pecados no entendían absolutamente nada de lo que sucedía.

-¿Capitán qué es lo que estás diciendo?- preguntó Ban nervioso, nunca había visto a su mejor amigo de esa forma.

-¡Habla ya, Elizabeth!- el grito le salió demasiado oscuro, tanto, que sus amigos se estremecieron de susto, pero la diosa no.

No volteó para verlo de frente, sólo le respondió su duda.

-Creo que ya no tiene sentido seguírtelo ocultando, ¿verdad Mel?-

-¿Por qué estás haciendo esto? Nunca lo habías hecho, ¿por qué ahora?-

-Es una buena pregunta...¿Tal vez sea porque no voy a dejar que hagas lo que te propusiste a hacer hace 16 años?

Meliodas no supo responder, quedó atónito ante sus palabras, pero vio como un aura bastante conocida para él, se formaba alrededor de Elizabeth y comprendió lo que estaba sucediendo.

-¿Elizabeth?- habló una temerosa Diane al ver a su amiga actuar tan extrañamente.

-¿Me estás queriendo decir que dejaste salir a Ellisse para evitar que yo haga lo que te prometí?...- apretaba su puño en reacción a la ira que tenía por dentro; no quería creer que ella se haya sacrificado de esa manera, fusionándose con aquella contraparte que tanto a ella como a él no les gustaba presenciar.

Elizabeth giró su rostro hacia atrás, dejando ver sus ojos heterocromáticos con el símbolo del clan de la diosa, lo cual hizo que los presentes se sorprendieran, y con una extraña sonrisa ladina, le respondió a su demonio.

-Somos la misma Mel, y sí, exactamente por eso lo hice.-

  
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Buenas noches💕
Les traigo un capítulo más de esta historia llena de drama😱

Espero les haya gustado, nos vemos prontito en el próximo. ¡Besos💋!

ValyW

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