Capítulo Uno.

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Antes de empezar quiero dedicarle esto a quien siempre estuvo para apoyarme, gracias myinteriorlife

"Ella es esa clase de chicas que nació de la oscuridad, pero ama la luz"
Ron Isabel.


16 de Enero del 2023.

Dakota Klarsson.

Encadenada...

Así me sentía y no solo me refería a la cadena alrededor de mi tobillo y mano, sino también a sentirme atrapada psicológicamente en las cadenas que creaba mi mente alrededor de toda esta situación.

Estoy sentada en la cama, mis pies guindando desde la misma, la cadena rozando con el piso, haciendo un ligero ruido que ya me parecía familiar de todas las veces que lo había escuchado en esos meses. No sabía ya cuántos días habían pasado desde la última vez que salí a ver la luz del sol, había comprendido que no valía nada contarlos. Solo sabía que con el pasar del tiempo, la impotencia y la tristeza habían cedido para darle paso a una sensación que me embargó muchas veces después del asesinato de mi madre: decepción y dolor. No podía sentir nada más, por mucho que lo intentará, ¿Cuál era el punto de poder ser feliz si no puedo cambiar nada? ¿Si no puedo hacer nada al respecto?

La rutina había cambiado mucho cada día. No sabía ya que esperar de cada uno. Era como vivir en una ruleta rusa que solo deja paso a cosas malas o pesadillas vivientes.

Ellos son una verdadera montaña rusa de emociones, unos días entran felices y no me hacen nada, creamos una "familia feliz" para poder mantener su realidad en paz y sin contratiempos. Vemos alguna película, comemos "en familia" y después jugamos lo que ellos quieran. Horas después se van y no se nada de ellos.

Otros días entran y vuelvo a ser ultrajada, ya no siento dolor físico de tantas violaciones y/o maltratos que me den ese día.

<< Pero algo diferente es el emocional que dura cada día y cada hora >>

Otros días no los veo., no como, no voy al baño, no sé que hora es, solo sé que desaparecen. Las cadenas ya son lo suficientemente largas para poder entrar al baño de esta habitación, pero muchas veces lo cierran con llave y no puedo entrar.

<< Pero ese es mi único momento feliz >>

Hoy es uno de esos días en dónde desaparecieron, no sé dónde se encuentran pero la última vez que estuvieron aquí estaban felices por qué Marcus había aparecido.

<<Ojalá nunca hubiera vuelto>>

Bajo la tapa del baño y me levanto con mucha dificultad, vomitar lo poco que como me deja sin nada de fuerza y hace que cada movimiento sea una tortura. Cepillarme los dientes, como lo hago ahora, puede durar hasta diez minutos en el mejor de los casos.

El baño no tiene espejo y lo agradezco, se que me veo y soy un asco en estos momentos. Los moretones en mi cara y brazos ya tuvieron que desaparecer si mis cálculos no fallan., Además de que el golpe en mis costillas está mejorando considerablemente, respirar sigue doliendo y caminar es casi normal otra vez.

Lo único que siento que está bien es que él sea un doctor general y pueda curar cada una de mis heridas después de que él mismo las provocó.

El ruido de unas llaves en la puerta hacen que me distraiga de mi única tarea que es mantener mi pequeño espacio ordenado y pulcro.

—Ya llegué.

Mi boca se seca y mis ojos se abren de la sorpresa.

< No, no, no. Por favor que allá imaginado que sea él, por favor. >>

— ¿Me extrañaste?

Lo veo y mi cuerpo entero tiembla, todo en él grita peligro con su hedor a cerveza y cigarrillos electrónicos.

Sus ojos lucen cansados, su tono demuestra lo molesto que está y la vena en su cuello solo me dice una cosa: se molestó con...

— ¿ Me oíste?

— Sí señor. — mi voz apenas es un murmullo y por la sonrisa que me da se que me escucho, aunque no se como, ni yo misma escuche mi propia voz.

Empieza a caminar a donde me encuentro con pasos lentos y meticulosos, me ve como a una presa y me siento como una. Se detiene a solo un paso de que nuestros cuerpos choquen y tengo que alzar la mirada para verlo a los ojos, pero no lo hago, mantengo mis ojos en el piso donde las puntas de sus zapatos negros tocan mis pies descalzos.

— Entonces, Dak cariño ¿Me extrañaste?— su mano libre dibuja mi seno y retengo el escalofrío de repulsión que ese gesto me genera.

—Si

Miento para que no me maltrate hoy pero olvidó un detalle importante.

— ¿Sí qué?

No levanto mi cabeza para hablarle así que él no puede ver mi cara cuando maldijo mentalmente por el error que acabo de cometer.

— Sí señor...

16 de enero del 2022.

Un año antes.

— ¡Corre!

Mi voz sale entrecortada por el esfuerzo de correr lo más rápido que pueda y hablar al mismo tiempo.

— ¡No puedo más!

— ¡Entonces te abandonaré aquí!

— ¡No puedes hacer eso! ¡Me matará!

— ¡Lo hubieras pensado antes de pensar que esto sería una buena idea!

Sigo corriendo con todo lo que mis piernas me dan y al ver el siguiente cruce de calle lo paso lo más rápido que puedo.

Giro mi cabeza para ver si todavía nos siguen y gritó un improperio al ver que el novio de Kang sacó un bate de béisbol de alguna parte.

<< Esto es karma >>

— ¡Maldición Kang , tiene un bate! ¡ Nuestro bate!

Esas simples palabras hacen que mi mejor amigo — el que nos metió en este lío debo decir— corra mucho más rápido y me alcance justo cuando llegamos al auto que por un motivo llamado inteligencia de saber que esto pasaría dejamos sin seguro.

Le ponemos el seguro apenas entramos e intentamos prenderlo lo más rápido que podemos.

Un intento.

Dos intentos.

— ¡Maldición ! Prende. — El grito de mi acompañante solo me pone más nerviosa y lo vuelvo a intentar, bueno a decir verdad tampoco es que tenga más opciones, es eso o que nos maten a golpes.

Tercer intento.

Cuarto intento.

Quinto inten...

¡Bingo!

Apenas suena el motor indicando que prendió pisó el acelerador lo más rápido que puedo y agradezco a lo que sea que esté en el cielo por qué la calle sea completamente plana y que esté sola a esta hora.

Veo por el retrovisor para saber si ya lo dejamos atrás y lo único que encuentro es a un James furioso a mitad de vía gritándonos cosas que ya no escucho.

Los dos suspiramos al ver eso.

— Eso estuvo cerca.

La voz de Kang me devuelve a la realidad de que lo quiero golpear y se lo hago saber.

— ¿Por qué me vas a golpear?

— ¡¿Cómo qué por qué ?! ¡¿Cómo qué por qué?! ¡Nuestro último puto día en Londres y allanamos una casa!

Mi grito me hace sentir alivio instantáneo pero no baja mi furia ni una sola décima. Enserio lo quiero matar.

Duramos un rato en silencio hasta que vi mi objetivo.

Aparco en el primer lugar que veo frente a un parque al sentirme segura de que no nos siguen y me acomodo mejor en el asiento para hablar con el idiota que apoye.

— Dime Kang Efraín como si yo fuera imbécil, ¿Por... qué ... allanamos... la... casa... de... tu... ex?

Las palabras salen en un tono tan mordaz que hasta me sorprende saber que las dije yo.

— ¡No me llames Efraín!

Chilla de manera aguda y eso detona mi parte imbécil.

Si, escuchaste bien mi parte imbécil. Por qué empiezo a reírme de la absurda situación en la que estamos, de que estemos en medio de la nada, de que entramos a la casa de ese sujeto con unas llaves robadas, y de que en siete horas volvemos a casa, ah y si eso no es suficientemente loco pues los dos estamos en pijamas, nuestra cara llena de alguna mascarilla color mierda que dice es humectante y nuestras vidas en peligro a quedar en la calle si él pone cargos en nuestra contra.

Me río hasta sentirme con dolor de estómago, hasta que me quedo sin aire y hasta que estoy apunto de llorar. Me río hasta que mi cuerpo grita basta y eso se siente muy bien. En algún momento Kang se me unió por qué también está riendo como un loco al igual que yo y estoy segura de que nos vemos como si hubiéramos fumado algún alucinógeno por como estamos.

Nuestras pijamas de conejos idénticas están llenas de lodo y nuestros cabellos son un desastre .

Pero somos un desastre feliz al pensar que le dimos a ese imbécil su merecido.


— Déjame ver si entendí bien, el novio de Kang le terminó por teléfono.

— Si — le digo a un Alexander que está en la fina línea de reírse o llamar al psiquiátrico que está del otro lado del teléfono pensando en que momento me dejó venir sola a Londres.

Llevamos hablando desde hace una hora la aventura de hace unas cuantas horas y todavía está intentando saber por qué tiene una novia tan poco normal.

— ¿Por un mensaje de texto?

— Otra vez, si.

Intento no reírme por su cara de confusión y él solo me mira como si estuviera loca.

— ¿Y por eso decidieron que lo mejor era allanar la casa a las dos de la mañana?

—Si lo dices así suena mal Alex. Solo queríamos darle su merecido al imbécil.

Él ríe de manera escandalosa y solo con eso me alegra el día, extraño mucho poder verlo sonreír en persona.

<< Joder que baja bragas mi novio si ríe de esa manera >>

Su cabello negro que ya pide un corte está hecho un desastre por todas las veces que paso su mano por el mientras le contaba la historia y sus ojos miel están escondidos por lo grande que es su sonrisa. Además de que sus hoyuelos están muy marcados el día de hoy.

O solo soy yo exagerando porque los estoy viendo mucho.

— Entonces ¿Entrar a una casa a las dos de la mañana aprovechando que el dueño no está para destruir sus cosas no está mal?

—No, no lo está. Te recuerdo que tú entras a mi casa a esa hora para hacerle vandalismo a mi cama.

Él ríe mil veces más por mis palabras.

Y yo... Y yo solo me vuelvo un tomate. Mierda lo dije sin pensarlo.

Las personas a mi alrededor están muy pendientes de su vida para escucharme. A excepción de una señora que me mira con una sonrisa traviesa.

<< Tragame tierra y escupeme en cualquier otro lado.>>

— Touché.

Nos quedamos un rato en silencio solo viéndonos por la pantalla hasta que él rompe el cómodo silencio.

— ¿Le acabaron la casa?

Dudo si responderle o no y después de otro momento de silencio en dónde solo juego con mis manos respondo.

-—Si y no. Solo le escribimos en la pared de su cuarto "este hombre tiene sida no tengas sexo con él" y le rompimos algunas cosas con el bate que uso para perseguirlos después. — mi voz sale con una cantidad de orgullo que no intentó esconder y solo me queda levantar mi cabeza y sonreír como un ángel de la inocencia.

—Esa es mi novia, ese patán no podía romperle el corazón a tu hermano y quedarse como si nada.

— Lo sé — murmuró con aires de orgullo.

Kang es mi hermano o medio hermano según como lo quieras ver. Nuestro padre estuvo con su madre dos años antes de engañarla con mamá y tenerme a mi. Los dos nos enteramos todo después de que, a un año de ser mejores amigos nuestras madres decidieron que era buena idea meternos en clase de boxeo y encontrarse en ella ya que nos tenían que buscar a la misma hora.

A ninguno de los dos nos importó mucho, a decir verdad, a ningún niño de siete y cinco años le importaría mucho la verdad, los helados de menta eran nuestro principal problema en esos momentos, no dramas familiares.

Tiempo después cuando crecimos y la tan odiada pubertad llegó fue que notamos nuestros parecidos al notar que los dos teníamos el mismo pelo castaño y los ojos miel de papá. A diferencia mía Kang tiene los rasgos asiáticos de su madre, mientras que yo soy la versión completa de mi madre versión una juventud más calmada.

—Te amo desquiciada.

—Yo también te amo. Me tengo que ir, hablamos cuando llegue.

— Está bien, no hagas locuras Diane.

Lo miro mal antes de que la pantalla se vuelva negra indicando que colgó y murmullo un " me sigue diciendo Diane y lo mató."

Escuchó nuevamente la voz de una mujer por los altavoces del aeropuerto y me levanté, hora de emprender un vuelo largo de regreso a Nueva York.

De regreso a casa.

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