CAPÍTULO I: PROBLEMA EN CIUDAD AVENTURA (PT.1)

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AVISO: Se me olvidó indicar que la historia de este libro, se ubica después de los acontecimientos ocurridos en
Paw Patrol: The Mighty Movie.

Ace_Autor: Buenas a todos, les doy la bienvenida al primer capítulo de este nuevo libro. He visto que la mayor parte del ranking "#pawpatrol" está lleno de cierto tipo de parejas, y han habido quejas de ello. Yo por mi parte, voy a tratar de despertar nuevamente el interés por el famoso y querido "Skase", pero no puedo hacerlo sin su ayuda. Así que vamos a empezar ;)

Estamos a 2 de Junio. Hoy lastimosamente empieza lo que ya muchos de ustedes saben, Pero también en mi caso, se cumplen 5 años en wattpad (contando la cuenta baneada). Por cierto, no soy profesional en esto, es creo que la primera vez que escribo así xd.

Sin más que decir, es hora de comenzar.

CAPÍTULO I: PROBLEMAS EN CIUDAD AVENTURA (PT.1)

Hola a todos, yo sé que la mayoría de ustedes me conoce, pero de igual forma me presentaré: Me llamo Skye, soy la primera integrante femenina de los Paw Patrol. Llevo más de 17 años trabajando y brindando mis servicios como rescatista aérea.

«Es increíble lo rápido que pasa el tiempo. Aún recuerdo cuando apenas era una pequeña cachorra, nerviosa y asustadiza. No solo somos un equipo de rescate, todos ellos son mi familia. Yo siempre tuve el sueño de tener un hogar, pero nunca jamás imaginé estar donde estoy, y solo quiero decir, "gracias" a todos ustedes por su apoyo, porque sin ustedes, hoy no estaría aquí, recibiendo este premio. Aprendí una cosa muy importante en Ciudad Aventura, "Hasta el cachorro más pequeño, puede lograr cosas grandes"...

—...Los quiero amigos. ¿Te gusta? —preguntó una hembra de pelaje dorado.

—Skye, disculpa... es solo que, eso fue muy hermoso —respondió el perro de raza dálmata, con sus ojos humedecidos con el roció de sus lágrimas.

—Gracias Marshall. ¡Ay! ¡No puedo esperar! me tiemblan las patitas de solo pensarlo, y es que... simplemente.. ¡Ahh! —gritó Skye dando saltitos de emoción. Era más que evidente la emoción que sentía por el evento que tendría en las próximas semanas.

—¡Ejem! Disculpe madame —exclamó el pastor alemán, con una pésima, pero graciosa imitación de un acento francés—. ¿Tiene espacio para un autógrafo? —preguntó con una sonrisa.

—¡Chase! Je, je —exclamó Skye, quién se giró para verlo directamente a los ojos.

—Estoy muy feliz por ti, Skye —dijo tornando su voz más dulce, seguido de un cálido abrazo—. Y muy, muy orgulloso.

—¡Aaaww! Chase, gracias, yo... no sé qué decir —agradeció cerrando el abrazo.

Chase y yo nos conocemos desde que éramos muy pequeños, o al menos eso es lo que dice Ryder. Él me encontró dos semanas después de adoptar a Chase, por lo que crecimos juntos. Desde entonces, seguimos siendo muy unidos, y nos conocemos increíblemente bien, gustos, colores, comida favorita, todo.

—Te mereces eso y más —opinó separando el cálido abrazo—. Verás que lo harás increíble en la ceremonia.

—Chase tiene razón, lo vas a hacer muy bien, Skye. Tu discurso es precioso, harás gritar a todos de emoción ¿No es verdad, Chase? —preguntó el dálmata.

—Absolutamente, y nosotros vamos a ser los perros más felices del mundo —agregó el perro policía dejando escapar una sonrisa.

El día estaba algo movido en lo que al clima se refiere. Esto era evidente en el movimiento ondulante en sus pelajes como las hojas de los árboles agitadas por el viento.

«A pesar de eso, seguía siendo un día tranquilo. En cuanto a la ceremonia de Skye, nosotros tenemos una sorpresa para ella, y aunque no tiene idea de que se trata, ella sabe que tenemos algo planeado.

—Saben, hace unos días me topé con una pareja de cachorros, y tienen un cachorro hermoso —expresó Marshall con ternura.

—¡Aww! ¿Son amigos tuyos? —preguntó Chase.

—Es... una conocida, pero sí, ojalá hubieses estado ahí, te lo comerías a besos —sonrió el Dálmata—. ¿Y cuando seré tío yo, eh? —ríe con picardía.

—Jajaja, siempre lo mismo —rió también.

—Oye Chase, ahora que Marshall mencionó eso, te quería preguntar algo, ¿Cómo va tú relación? —preguntó Skye agitando su cola.

—¿Mí relación?. Ahh, si, si, es lo mejor que me ha podido pasar Skye —respondió el can de pelaje marrón—. La semana pasada cumplimos ya un año de estar juntos —agregó.

—¡Muchísimas felicidades, Chase! —felicitó Skye.

—Gracias, Skye —sonríe.

—¿Cuál era su nombre? Quiero decir, el de ella —preguntó el Dálmata.

—Cora —contestó—. Un día de estos la traeré conmigo para que la conozcan.

—Si no es mucha molestia, me encantaría conocerla —dijo el dálmata.

—Yo también quiero conocerla, podríamos ser buenas amigas —pensó Skye.

—Claro, quizás pueda convencerla de venir aquí, incluso podríamos hacer un almuerzo, o una pijamada —pensó.

—Es una muy buena idea. ¿Y qué edad tiene? —preguntó nuevamente Marshall con interés.

—Ella tiene 19 años, lo que me recuerda que cerca de mí, hay una futura cumpleañera que está cerca de cumplir 19 años —sonríe.

—¡Ay! Basta, Jeje, ya dejen de hablar de mí, que me sonrojo —se expresó Skye algo nerviosa, a la vez que alegre—. ¿Qué haría yo sin ustedes dos? —preguntó.

Ryder aún no había llegado con el Paw Patroller, por lo que seguí practicando mi discurso. Según nos dijo Ryder, hoy iríamos a ayudar a Raimundo a colocar la carpa, para el circo en Ciudad Aventura.

«Sin nada más de lo que hablar, hubo un pequeño silencio en el patio, cuando la voz de Rocky y Zuma acariciaron nuestros oídos.

—Muy bien Zuma, ahora abre lentamente el grifo, nada más trata de no mojarme ¿De acuerdo? —dijo el mestizo de pelaje gris, sujetando la manguera.

—De acuerdo amigo, es solo que... bueno pues... ¡Mmph! —intenta girar el grifo ejerciendo mucha fuerza con su pata—... no sé abre ¡Mrm!.

Nosotros tres, solo mirábamos desde la lejanía al par de amigos. Sabíamos que Rocky terminaría escurriendo, no es la primera vez que esto ocurría, por lo que no era buena idea perderse este acontecimiento.

—¡Mmmph! Ya casi, buff —notando como poco a poco iba la llave iba girando lentamente.

—Déjame ver Zuma, quizás solo esté atascado, o no lo estás abriendo bien —comentó el mestizo, dejando la manguera en el suelo.

Cuando el can se acercó, preparado para sacar sus herramientas, el grifo explotó por la fuerza que había empleado el labrador, lanzando un enorme chorro de agua hacia arriba, rociando a ambos canes.

—¡No, No, Noooo! —siendo empapado por la lluvia que había caído sobre él, dejando el césped y su pelaje completamente oscuros—. ¡Iagh! ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? —quejándose fue corriendo para cerrar la llave de paso.

—Jajajaja —rió el Dálmata observando la escena a lo lejos—. ¡Oigan, deberían hacer un programa de comedia ustedes dos! —gritó.

—Jejeje. Oye Chasy, ¿Podrías ayudarme con una cosa, antes de que llegue Ryder? —preguntó con su hermosa y característica sonrisa.

—Claro amiga, me encantaría —sonrió—. ¿Exactamente en qué te ayudo? —preguntó.

—Ven conmigo, te mostraré —dijo guiando al pastor alemán, quién no dudó en seguir a su amiga.

El Dálmata lanzó su mirada a los mejores amigos, como si estuviera apuntando con un arco y una flecha. Posteriormente, fue distraído por el perro mestizo, el cual se detuvo a unos metros de él.

—Está muy fría, ¿por qué el agua tiene que ser tan húmeda y mojada?. No la soporto —expresó el mestizo, con todo su cuerpo tembloroso, y con su pelaje escurriendo.

—Jajajaja, en ese caso, creo que deberías mudarte a un desierto, Rocky —dijo Marshall en un tono burlón.

—Muy gracioso, Marshall —respondió de forma sarcástica.

—Tienes suerte que no son pareja, sería una relación muy problemática —río el Dálmata.

—¿¡Qué!? ¡No! Eso es asqueroso, ¡Iagh! mucho más asqueroso que el agua —comentó Rocky.

—Si es muy asqueroso, la gente se volvió completamente loca. Es muy cansado tener que escuchar esas cosas todo el tiempo, lo siento, Rocky —pensó el can de pelaje manchado.

—Todo bien, solo no vuelvas a insinuar algo así. No tolero a las personas que les gusta alentar todo eso. Ahora sí me disculpas, necesito secarme —dijo sacudiendo su pelaje.

—Vaya, no sabía que llovería hoy —bromeó después de ser salpicado de agua por el mestizo.

El mestizo continuó su camino, en busca de alguna toalla que pudiese utilizar, recurriendo primero a su casa para perros, donde decía tener muchas cosas. Por otra parte, Skye condujo a su mejor amigo a una habitación. El can pasó después de su amiga, quien cerró la puerta, dejando a Chase algo confundido.

—¿Qué hacemos aquí, Skye? —preguntó confundido.

—Bueno, como la ceremonia será pronto, pensaba que debía ir presentable, ¿No lo crees? —preguntó Skye entrando al closet—. Solo dame un momento.

—Ohhh... creo que ya entendí, necesitas que te ayude a escoger un vestuario para la ceremonia ¿Verdad? —preguntó el pastor alemán.

—¡Si! Exactamente —respondió.

—Jeje de acuerdo, pero estoy seguro de que te verás muy bien con lo que decidas usar —opinó resaltando la belleza de su amiga.

Los minutos pasaron, y la Cockapoo salió del closet mostrándose frente al pastor alemán, quien la miró asombrado. La Cockapoo llevaba puesto un hermoso vestido de un fuerte y llamativo color rosa claro, con encajes violeta.

—Y... ¿Cómo me veo? —preguntó la bella Skye con tono dulce.

—Skye, te ves... tú estás... estás... preciosa —respondió el can completamente embobado—. Te verás muy hermosa en el evento —dijo dando pasos alrededor de su amiga.

— no exageres Chase, no es para tanto —sonrió escondiendo el color rojo de sus mejillas—. Tengo otros vestidos, si quieres te los puedo mostrar.

—Claro, me encantaría, pero, ese te queda muy lindo —opinó Chase.

Skye me hizo un pequeño desfile de modas improvisado, para ayudarla a decidir cuál vestido podría usar y al final, ambos concluimos que el primero era el indicado, aunque no me mal entiendan, todos le quedaban muy hermosos.

—Muy bien, este es el último —indicó la hembra, guardando el último de los vestidos que habían quedado fuera—. Muchas gracias por ayudarme, Chasy —agradeció.

—No hay de que. Sabes, a Cora no le gustan los vestidos, quiero decir, ella está en su derecho, es solo que me encantaría verla usando algún vestido o algo que le quede bonito —agregó el pastor alemán.

—¿Y como es ella contigo? —preguntó la perrita de ojos rosados separando el abrazo.

—Bueno, es una husky muy hermosa, a veces es un poco distraída, o un poco tímida, y entiendo que ella trabaja con su dueña, pero aún así nos vemos muy seguido —describió.

—Cuídala mucho, Chasy, ya no es tan sencillo conseguir una chica que realmente te quiera por como eres, o se aprovechan para golpearte —pensó Skye.

—Tranquila, ella no es de esas Skye, nos queremos mucho —respondió Chase felizmente.

—Me alegro mucho, y te deseo lo mejor en tu relación —Siendo su mejor amiga, esta le deseaba lo mejor a Chase.

—*Bup, *Bup* —se emitió un sonido.

—Ah ¿Qué fue ese ruido? —preguntó Skye algo desconcertada.

El ruido provino del interior de la placa de Skye, transmitiendo las ondas sonoras a través de los altavoces. Ryder había modificado el sonido que sus placas emitían.

—Ohh jeje, es mi placa, todavía no me acostumbro al tono nuevo —dijo la Cockapoo, quién seguidamente contestó presionando la insignia con su pata—. Aquí Skye.

—Skye, soy Marshall. Ryder ya llegó con el Paw Patroller, y los estamos esperando para poder irnos —informó el dálmata.

—¡Rayos! Dile a Ryder que vamos enseguida, gracias Marshall —colgó presionando nuevamente su placa—. Bueno, Chasy, será mejor que nos apuremos. Ah y... eh.. gracias por la ayuda —dijo dándole un beso en la mejilla.

Posteriormente, Chase y yo salimos al patio, dónde estaba ya arrancado el Paw Patroller, estacionado con todos dentro.

—Perdonen amigos, nos entretuvimos —dijo Chase entrando después de Skye.

—Descuida Chase, vamos con tiempo de sobra —respondió el joven rescatista, sentado en el asiento de copiloto junto a Perro Bot.

Chase y Skye, se sentaron en sus respectivos lugares, abrocharon ambos sus cinturones de seguridad.

«Ryder se aseguró de que todos estuviesen dentro para seguidamente darle la señal a Perro Bot, quién cerró la compuerta lateral oprimiendo un botón sobre el tablero.

—¿Será cierto lo de Raimundo? —preguntó el dálmata, llamando la atención de sus amigos.

Sus amigos como él esperaba, voltearon a verlo directamente a los ojos, esperando a que el Dálmata prosiga.

—Escuché que este año traería muchos actos nuevos para ver, y no sé ustedes, pero yo quiero ver a la foca malabarista —sonrió emocionado el Dálmata.

—Eso suena genial, Marshall. ¿Dónde viste eso? —preguntó el mestizo.

—Pues, en el cartel que estaba puesto en el ayuntamiento. "Ven a ver a Raimundo de una forma que jamás te hubieses imaginado, el entretenimiento ahora en Ciudad Aventura con nuevos actos para disfrutar en familia o con amigos" —narró el Dálmata imitando la voz de los comerciales.

—Jajaja. Te aprendiste todo el eslógan, Marshall —rió el bulldog. Ante esto, el resto soltó una carcajada ante el repentino comentario.

El camino a Ciudad Aventura era muy largo, pero por suerte para todos ellos, no era la primera ni la última vez que iban a Ciudad Aventura. El trayecto tampoco se hacía aburrido para el grupo de canes, quienes mataban el tiempo con sus anécdotas.

—Oye, Rocky ¿Al final lograste arreglar el grifo? —preguntó el dálmata, observando al mestizo.

—Por suerte tenía un repuesto guardado entre mis cosas, pero debo admitir, que si fue un poco gracioso —respondió el mestizo con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.

—Muy bien Perro Bot, mantente a esta velocidad —habló el joven Ryder desde su asiento de copiloto. El rol del joven era estar atento en caso de alguna falla en los circuitos del can de metal, para poder tomar el control en caso de emergencia.

—¡Guau, Guau! —ladró Perro Bot, asintiendo con su cabeza.

—De acuerdo amigos, tan pronto lleguemos a Ciudad Aventura, nos desviaremos para recoger a Liberty —explicó el joven.

—Oye Ryder, ¿No crees que hubiese sido mejor y más rápido, ir en el Aircraft Patroller? —preguntó el pastor alemán.

—Claro, pero aún sigue en reparación, por lo que mientras tanto, seguiremos viajando sobre asfalto —explicó el joven.

Las horas se pasaron volando como patos migrando al sur. Por el costado derecho de la carretera se hizo visible un cartel el cual decía: "Bienvenidos a Ciudad Aventura".

—Bien amigos, ya llegamos —dijo el joven de 21 años de edad, capturando la atención de los canes, quienes se emocionaron al escuchar el comentario de Ryder.

—¡Genial! Me encanta esta ciudad, sus playas, y no se ustedes pero creo que iré a la playa después del show—dijo Zuma entusiasmado, y con una sonrisa traviesa.

—Oh, creo que ya entendí, ¿Irás a ver si las revistas de modelaje son ciertas? —rió el Mestizo.

Todo marchaba bien, cuando de repente, se escucharon el ruido de los frenos, y una fuerza muy fuerte asustó a todo el equipo

—Llegamos en tiempo récord, y aún vamos con mucho tiempo... ¡Woah! —gritó el dálmata, inclinándose hacia un lado por la inercia.

—¡Ahhh! —el Pastor Alemán fue expulsado de su asiento, su cinturón se soltó y cayó en medio del suelo.

PerroBot había frenado de forma brusca y sin un aviso previo. Ryder, estando preocupado, se acercó a sus canes, para verificar que no se hubiese herido alguien.

—¡Chase! —gritó Skye al ver a su mejor amigo en el suelo. Soltó su cinturón, y bajó de su asiento preocupada.

—¿Están todos bien? —preguntó el joven horrorizado, mirando al Pastor Alemán en el suelo.

—Estoy... Bien, Jefe Ryder —dijo el pastor alemán tirado en el piso, quién se levantó a los pocos segundos—. Estoy bien Skye, solo fue un pequeño golpe, ¿Que pasó?.

—Yo estoy bien Ryder —respondió el mestizo.

—Yo también —añadió el Dálmata.

—Oye PerroBot —acercándose a la cabina—, ¿Por qué te detuviste de esa forma? —preguntó el joven al cachorro de metal.

El can respondió al joven Ryder con un ladrido, y apuntó con su pata la carretera de adelante. Ryder volteó su mirada, y observó a través del parabrisas que había un enorme embotellamiento.

Hola a todos, yo sé que la mayoría de ustedes me conoce, pero de igual forma me presentaré: Me llamo Skye, soy la primera integrante femenina de los Paw Patrol. Llevo más de 17 años trabajando y brindando mis servicios como rescatista aérea.

«Es increíble lo rápido que pasa el tiempo. Aún recuerdo cuando apenas era una pequeña cachorra, nerviosa y asustadiza. No solo somos un equipo de rescate, todos ellos son mi familia. Yo siempre tuve el sueño de tener un hogar, pero nunca jamás imaginé estar donde estoy, y solo quiero decir, "gracias" a todos ustedes por su apoyo, porque sin ustedes, hoy no estaría aquí, recibiendo este premio. Aprendí una cosa muy importante en Ciudad Aventura, "Hasta el cachorro más pequeño, puede lograr cosas grandes"...

—...Los quiero amigos. ¿Te gusta? —preguntó una hembra de pelaje dorado.

—Skye, disculpa... es solo que, eso fue muy hermoso —respondió el perro de raza dálmata, con sus ojos humedecidos con el roció de sus lágrimas.

—Gracias Marshall. ¡Ay! ¡No puedo esperar! me tiemblan las patitas de solo pensarlo, y es que... simplemente.. ¡Ahh! —gritó Skye dando saltitos de emoción. Era más que evidente la emoción que sentía por el evento que tendría en las próximas semanas.

—¡Ejem! Disculpe madame —exclamó el pastor alemán, con una pésima, pero graciosa imitación de un acento francés—. ¿Tiene espacio para un autógrafo? —preguntó con una sonrisa.

—¡Chase! Je, je —exclamó Skye, quién se giró para verlo directamente a los ojos.

—Estoy muy feliz por ti, Skye —dijo tornando su voz más dulce, seguido de un cálido abrazo—. Y muy, muy orgulloso.

—¡Aaaww! Chase, gracias, yo... no sé qué decir —agradeció cerrando el abrazo.

Chase y yo nos conocemos desde que éramos muy pequeños, o al menos eso es lo que dice Ryder. Él me encontró dos semanas después de adoptar a Chase, por lo que crecimos juntos. Desde entonces, seguimos siendo muy unidos, y nos conocemos increíblemente bien, gustos, colores, comida favorita, todo.

—Te mereces eso y más —opinó separando el cálido abrazo—. Verás que lo harás increíble en la ceremonia.

—Chase tiene razón, lo vas a hacer muy bien, Skye. Tu discurso es precioso, harás gritar a todos de emoción ¿No es verdad, Chase? —preguntó el dálmata.

—Absolutamente, y nosotros vamos a ser los perros más felices del mundo —agregó el perro policía dejando escapar una sonrisa.

El día estaba algo movido en lo que al clima se refiere. Esto era evidente en el movimiento ondulante en sus pelajes como las hojas de los árboles agitadas por el viento.

«A pesar de eso, seguía siendo un día tranquilo. En cuanto a la ceremonia de Skye, nosotros tenemos una sorpresa para ella, y aunque no tiene idea de que se trata, ella sabe que tenemos algo planeado.

—Saben, hace unos días me topé con una pareja de cachorros, y tienen un cachorro hermoso —expresó Marshall con ternura.

—¡Aww! ¿Son amigos tuyos? —preguntó Chase.

—Es... una conocida, pero sí, ojalá hubieses estado ahí, te lo comerías a besos —sonrió el Dálmata—. ¿Y cuando seré tío yo, eh? —ríe con picardía.

—Jajaja, siempre lo mismo —rió también.

—Oye Chase, ahora que Marshall mencionó eso, te quería preguntar algo, ¿Cómo va tú relación? —preguntó Skye agitando su cola.

—¿Mí relación?. Ahh, si, si, es lo mejor que me ha podido pasar Skye —respondió el can de pelaje marrón—. La semana pasada cumplimos ya un año de estar juntos —agregó.

—¡Muchísimas felicidades, Chase! —felicitó Skye.

—Gracias, Skye —sonríe.

—¿Cuál era su nombre? Quiero decir, el de ella —preguntó el Dálmata.

—Cora —contestó—. Un día de estos la traeré conmigo para que la conozcan.

—Si no es mucha molestia, me encantaría conocerla —dijo el dálmata.

—Yo también quiero conocerla, podríamos ser buenas amigas —pensó Skye.

—Claro, quizás pueda convencerla de venir aquí, incluso podríamos hacer un almuerzo, o una pijamada —pensó.

—Es una muy buena idea. ¿Y qué edad tiene? —preguntó nuevamente Marshall con interés.

—Ella tiene 19 años, lo que me recuerda que cerca de mí, hay una futura cumpleañera que está cerca de cumplir 19 años —sonríe.

—¡Ay! Basta, Jeje, ya dejen de hablar de mí, que me sonrojo —se expresó Skye algo nerviosa, a la vez que alegre—. ¿Qué haría yo sin ustedes dos? —preguntó.

Ryder aún no había llegado con el Paw Patroller, por lo que seguí practicando mi discurso. Según nos dijo Ryder, hoy iríamos a ayudar a Raimundo a colocar la carpa, para el circo en Ciudad Aventura.

«Sin nada más de lo que hablar, hubo un pequeño silencio en el patio, cuando la voz de Rocky y Zuma acariciaron nuestros oídos.

—Muy bien Zuma, ahora abre lentamente el grifo, nada más trata de no mojarme ¿De acuerdo? —dijo el mestizo de pelaje gris, sujetando la manguera.

—De acuerdo amigo, es solo que... bueno pues... ¡Mmph! —intenta girar el grifo ejerciendo mucha fuerza con su pata—... no sé abre ¡Mrm!.

Nosotros tres, solo mirábamos desde la lejanía al par de amigos. Sabíamos que Rocky terminaría escurriendo, no es la primera vez que esto ocurría, por lo que no era buena idea perderse este acontecimiento.

—¡Mmmph! Ya casi, buff —notando como poco a poco iba la llave iba girando lentamente.

—Déjame ver Zuma, quizás solo esté atascado, o no lo estás abriendo bien —comentó el mestizo, dejando la manguera en el suelo.

Cuando el can se acercó, preparado para sacar sus herramientas, el grifo explotó por la fuerza que había empleado el labrador, lanzando un enorme chorro de agua hacia arriba, rociando a ambos canes.

—¡No, No, Noooo! —siendo empapado por la lluvia que había caído sobre él, dejando el césped y su pelaje completamente oscuros—. ¡Iagh! ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? —quejándose fue corriendo para cerrar la llave de paso.

—Jajajaja —rió el Dálmata observando la escena a lo lejos—. ¡Oigan, deberían hacer un programa de comedia ustedes dos! —gritó.

—Jejeje. Oye Chasy, ¿Podrías ayudarme con una cosa, antes de que llegue Ryder? —preguntó con su hermosa y característica sonrisa.

—Claro amiga, me encantaría —sonrió—. ¿Exactamente en qué te ayudo? —preguntó.

—Ven conmigo, te mostraré —dijo guiando al pastor alemán, quién no dudó en seguir a su amiga.

El Dálmata lanzó su mirada a los mejores amigos, como si estuviera apuntando con un arco y una flecha. Posteriormente, fue distraído por el perro mestizo, el cual se detuvo a unos metros de él.

—Está muy fría, ¿por qué el agua tiene que ser tan húmeda y mojada?. No la soporto —expresó el mestizo, con todo su cuerpo tembloroso, y con su pelaje escurriendo.

—Jajajaja, en ese caso, creo que deberías mudarte a un desierto, Rocky —dijo Marshall en un tono burlón.

—Muy gracioso, Marshall —respondió de forma sarcástica.

—Tienes suerte que no son pareja, sería una relación muy problemática —río el Dálmata.

—¿¡Qué!? ¡No! Eso es asqueroso, ¡Iagh! mucho más asqueroso que el agua —comentó Rocky.

—Si es muy asqueroso, la gente se volvió completamente loca. Es muy cansado tener que escuchar esas cosas todo el tiempo, lo siento, Rocky —pensó el can de pelaje manchado.

—Todo bien, solo vuelvas a insinuar algo así. No tolero a las personas que les gusta alentar todo eso. Ahora sí me disculpas, necesito secarme —sacudiendo su pelaje.

—Vaya, no sabía que llovería hoy —bromeó después de ser salpicado.

El mestizo continuó su camino, en busca de alguna toalla que pudiese utilizar, recurriendo primero a su casa para perros, donde decía tener muchas cosas. Por otra parte, Skye condujo a su mejor amigo a una habitación. El can pasó después de su amiga, quien cerró la puerta, dejando a Chase algo confundido.

—¿Qué hacemos aquí, Skye? —preguntó confundido.

—Bueno, como la ceremonia será pronto, pensaba que debía ir presentable, ¿No lo crees? —preguntó Skye entrando al closet—. Solo dame un momento.

—Ohhh... creo que ya entendí, necesitas que te ayude a escoger un vestuario para la ceremonia ¿Verdad? —preguntó el pastor alemán.

—¡Si! Exactamente —respondió.

—Jeje de acuerdo, pero estoy seguro de que te verás muy bien con lo que decidas usar —opinó resaltando la belleza de su amiga.

Los minutos pasaron, y la Cockapoo salió del closet mostrándose frente al pastor alemán, quien la miró asombrado. La Cockapoo llevaba puesto un hermoso vestido de un fuerte y llamativo color rosa claro, con encajes violeta.

—Y... ¿Cómo me veo? —preguntó la bella Skye con tono dulce.

—Skye, te ves... tú estás... estás... preciosa —respondió el can completamente embobado—. Te verás muy hermosa en el evento —dijo dando pasos alrededor de su amiga.

— no exageres Chase, no es para tanto —sonrió escondiendo el color rojo de sus mejillas—. Tengo otros vestidos, si quieres te los puedo mostrar.

—Claro, me encantaría, pero, ese te queda muy lindo —opinó Chase.

Skye me hizo un pequeño desfile de modas improvisado, para ayudarla a decidir cuál vestido podría usar y al final, ambos concluimos que el primero era el indicado, aunque no me mal entiendan, todos le quedaban muy hermosos.

—Muy bien, este es el último —indicó la hembra, guardando el último de los vestidos que habían quedado fuera—. Muchas gracias por ayudarme, Chasy —agradeció.

—No hay de que. Sabes, a Cora no le gustan los vestidos, quiero decir, ella está en su derecho, es solo que me encantaría verla usando algún vestido o algo que le quede bonito —agregó el pastor alemán.

—¿Y como es ella contigo? —preguntó la perrita de ojos rosados separando el abrazo.

—Bueno, es una husky muy hermosa, a veces es un poco distraída, o un poco tímida, y entiendo que ella trabaja con su dueña, pero aún así nos vemos muy seguido —describió.

—Cuídala mucho, Chasy, ya no es tan sencillo conseguir una chica que realmente te quiera por como eres, o se aprovechan para golpearte —pensó Skye.

—Tranquila, ella no es de esas Skye, nos queremos mucho —respondió Chase felizmente.

—Me alegro mucho, y te deseo lo mejor en tu relación —Siendo su mejor amiga, esta le deseaba lo mejor a Chase.

—*Bup, *Bup* —se emitió un sonido.

—Ah ¿Qué fue ese ruido? —preguntó Skye algo desconcertada.

El ruido provino del interior de la placa de Skye, transmitiendo las ondas sonoras a través de los altavoces. Ryder había modificado el sonido que sus placas emitían.

—Ohh jeje, es mi placa, todavía no me acostumbro al tono nuevo —dijo la Cockapoo, quién seguidamente contestó presionando la insignia con su pata—. Aquí Skye.

—Skye, soy Marshall. Ryder ya llegó con el Paw Patroller, y los estamos esperando para poder irnos —informó el dálmata.

—¡Rayos! Dile a Ryder que vamos enseguida, gracias Marshall —colgó presionando nuevamente su placa—. Bueno, Chasy, será mejor que nos apuremos. Ah y... eh.. gracias por la ayuda —dijo dándole un beso en la mejilla.

Posteriormente, Chase y yo salimos al patio, dónde estaba ya arrancado el Paw Patroller, estacionado con todos dentro.

—Perdonen amigos, nos entretuvimos —dijo Chase entrando después de Skye.

—Descuida Chase, vamos con tiempo de sobra —respondió el joven rescatista, sentado en el asiento de copiloto junto a Perro Bot.

Chase y Skye, se sentaron en sus respectivos lugares, abrocharon ambos sus cinturones de seguridad.

«Ryder se aseguró de que todos estuviesen dentro para seguidamente darle la señal a Perro Bot, quién cerró la compuerta lateral oprimiendo un botón sobre el tablero.

—¿Será cierto lo de Raimundo? —preguntó el dálmata, llamando la atención de sus amigos.

Sus amigos como él esperaba, voltearon a verlo directamente a los ojos, esperando a que el Dálmata prosiga.

—Escuché que este año traería muchos actos nuevos para ver, y no sé ustedes, pero yo quiero ver a la foca malabarista —sonrió emocionado el Dálmata.

—Eso suena genial, Marshall. ¿Dónde viste eso? —preguntó el mestizo.

—Pues, en el cartel que estaba puesto en el ayuntamiento. "Ven a ver a Raimundo de una forma que jamás te hubieses imaginado, el entretenimiento ahora en Ciudad Aventura con nuevos actos para disfrutar en familia o con amigos" —narró el Dálmata imitando la voz de los comerciales.

—Jajaja. Te aprendiste todo el eslógan, Marshall —rió el bulldog. Ante esto, el resto soltó una carcajada ante el repentino comentario.

El camino a Ciudad Aventura era muy largo, pero por suerte para todos ellos, no era la primera ni la última vez que iban a Ciudad Aventura. El trayecto tampoco se hacía aburrido para el grupo de canes, quienes mataban el tiempo con sus anécdotas.

—Oye, Rocky ¿Al final lograste arreglar el grifo? —preguntó el dálmata, observando al mestizo.

—Por suerte tenía un repuesto guardado entre mis cosas, pero debo admitir, que si fue un poco gracioso —respondió el mestizo con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.

—Muy bien Perro Bot, mantente a esta velocidad —habló el joven Ryder desde su asiento de copiloto. El rol del joven era estar atento en caso de alguna falla en los circuitos del can de metal, para poder tomar el control en caso de emergencia.

—¡Guau, Guau! —ladró Perro Bot, asintiendo con su cabeza.

—De acuerdo amigos, tan pronto lleguemos a Ciudad Aventura, nos desviaremos para recoger a Liberty —explicó el joven.

—Oye Ryder, ¿No crees que hubiese sido mejor y más rápido, ir en el Aircraft Patroller? —preguntó el pastor alemán.

—Claro, pero aún sigue en reparación, por lo que mientras tanto, seguiremos viajando sobre asfalto —explicó el joven.

Las horas se pasaron volando como patos migrando al sur. Por el costado derecho de la carretera se hizo visible un cartel el cual decía: "Bienvenidos a Ciudad Aventura".

—Bien amigos, ya llegamos —dijo el joven de 21 años de edad, capturando la atención de los canes, quienes se emocionaron al escuchar el comentario de Ryder.

—¡Genial! Me encanta esta ciudad, sus playas, y no se ustedes pero creo que iré a la playa después del show—dijo Zuma entusiasmado, y con una sonrisa traviesa.

—Oh, creo que ya entendí, ¿Irás a ver si las revistas de modelaje son ciertas? —rió el Mestizo.

Todo marchaba bien, cuando de repente, se escucharon el ruido de los frenos, y una fuerza muy fuerte asustó a todo el equipo

—Llegamos en tiempo récord, y aún vamos con mucho tiempo... ¡Woah! —gritó el dálmata, inclinándose hacia un lado por la inercia.

—¡Ahhh! —el Pastor Alemán fue expulsado de su asiento, su cinturón se soltó y cayó en medio del suelo.

PerroBot había frenado de forma brusca y sin un aviso previo. Ryder, estando preocupado, se acercó a sus canes, para verificar que no se hubiese herido alguien.

—¡Chase! —gritó Skye al ver a su mejor amigo en el suelo. Soltó su cinturón, y bajó de su asiento preocupada.

—¿Están todos bien? —preguntó el joven horrorizado, mirando al Pastor Alemán en el suelo.

—Estoy... Bien, Jefe Ryder —dijo el pastor alemán tirado en el piso, quién se levantó a los pocos segundos—. Estoy bien Skye, solo fue un pequeño golpe, ¿Que pasó?.

—Yo estoy bien Ryder —respondió el mestizo.

—Yo también —añadió el Dálmata.

—Oye PerroBot —acercándose a la cabina—, ¿Por qué te detuviste de esa forma? —preguntó el joven al cachorro de metal.

El can respondió al joven Ryder con un ladrido, y apuntó con su pata la carretera de adelante. Ryder volteó su mirada, y observó a través del parabrisas que había un enorme embotellamiento.

—¿Qué rayos sucede aquí? —Se preguntó el joven a sí mismo, observando la gran fila de automóviles que parecía no tener fin.

Las personas dentro de cada auto oprimían el claxon cada cierto tiempo, de forma continua. El Pastor Alemán se acercó a observar, y tuvo una idea, por lo que tomó la iniciativa.

—PerroBot, abre la compuerta, caminaré para ver qué sucede ahí delante —dijo el pastor alemán, quien dió media vuelta, y corrió a la parte de atrás para colocarse su equipo de policía.

—¡Espera, Chase! —dijo el joven rescatista, cosa que hizo que Chase volteara para verlo.

El can de metal observó al joven, esperando la orden de Ryder. El joven lo meditó por un minuto, y aprobó la decisión del pastor alemán.

—De acuerdo, PerroBot... —Fue interrumpido por el can, quien accionó el botón que abriría la compuerta lateral, la cual se abrió de forma lenta.

—¡Chase! Ten mucho cuidado —dijo la Cockapoo, observando a su amigo un tanto preocupada.

—No te preocupes amiga, estaré bien, y volveré antes de que puedan contar hasta diez —sonrió, guiñando su ojo.

Fue ahí cuando el sonido de un estruendo hizo retroceder al Pastor Alemán. Para su mala suerte, la compuerta lateral había impactado con un poste que le impidió abrirse, debido a que estaban en el carril de la derecha del todo. Esto le dejó una salida inviable e incómoda a Chase.

—Quizás la compuerta trasera —pensó, asomándose por la abertura que había quedado la compuerta lateral, observando que habían vehículos detrás del Paw Patroller—, o tal vez...

PerroBot observó al can de reojo, y presionó otro botón del tablero, abriendo una pequeña escotilla en el techo del Paw Patrol, por dónde Chase saldría.

—Gracias PerroBot —agradeció el pastor alemán asomando su nariz por la escotilla.

Chase corrió por encima del techo, y bajó poco a poco utilizando muchos de los autos como escalera.

«Ryder observaba desde el Paw Patroller, como el can iba avanzando entre los vehículos.

—Cielos, es una fila bastante larga —se dijo a sí mismo—. Tal vez si subo a algún auto pueda ver mejor.

Y eso fue exactamente lo que hizo, de un salto subió al capó de uno de los autos. Cosa que al conductor le disgustó por completo, bajando la ventanilla.

—¡Oye! ¡Baja de mi auto ahora mismo! —le gritó el conductor.

—Lo siento —dijo bajando a la carretera—, lo lamento mucho en verdad, solo quería ver qué estaba pasando ¿Usted sabe por qué la fila no avanza? —preguntó Chase.

—No, llevo una hora atrapado en el tráfico, y nada que avanza —respondió el chófer.

—Está bien, gracias. Iré a ver si llego al origen del problema —dijo el Pastor Alemán, haciendo el amago de irse.

—Perdona por gritarte, es que pinté mi auto hoy en la mañana —se disculpó el conductor.

—No hay problema —respondió para posteriormente continuar con su camino, corriendo entre los autos.

Habían transcurrido varios minutos desde que Chase salió a investigar. Regresando al interior del Paw Patroller, Ryder esperaba alfuna una respuesta del pastor alemán.

—Saben, acabo de pensar una cosa ¿No hubiese sido mucho más rápido enviar a Skye en helicóptero? —preguntó el dálmata recordando la salida de helicóptero estaba en el techo.

—Es un buen punto, amigo —añadió el labrador.

—Ahh jeje, aún no lo he llevado al taller para hacerle la revisión, si he notado algunos ruidos extraños en el rotor, por lo que no es buena idea —respondió Skye.

—¿Y eso por qué? —preguntó el bulldog.

—En realidad, he estado ocupada con muchas cosas, rescates aéreos, ayudando a Katie, entonces no he tenido mucho tiempo —respondió la Cockapoo con una sonrisa.

—Es verdad, y también has estado preparándote para tu ceremonia de premiación —añadió el Dálmata.

El joven al no recibir respuesta alguna, estiró su brazo y desplegó la gran pantalla del Paw Patroller por medio del software en su comunicador de muñeca.

—Chase, ¿me recibes? —preguntó después de presionar el icono con la placa de Chase.

En la gran pantalla se mostró la imagen del pastor alemán de forma exitosa, se podía ver la imagen algo movida por el ajetreo de Chase al correr.

—Aquí, Chase —respondió el pastor alemán, con una respiración agitada.

—¿Dónde estás? —preguntó el joven.

—Estoy, estoy llegando al final del embotellamiento —se detiene jadeando—. Se ve un gran círculo de personas más adelante —agregó el pastor alemán.

Sin cortar la comunicación, el pastor alemán continuó avanzando, hasta que llegó al gran grupo de personas. Chase se escabulló entre las piernas de la gente, llegando al centro del círculo, fue ahí cuando vió algo que lo preocupó.

—¡Ryder, dile a Marshall que venga rápido! —dijo con un tono que preocupó a todo el equipo.

Había una persona herida recostada en el suelo, las personas le informaron al pastor alemán que ya habían llamado a emergencias, pero que la ambulancia jamás llegó.

Rápidamente en el interior del Paw Patroller, el joven Ryder, pensaba en alguna forma de hacer llegar a Marshall lo más rápido posible.

—Tengo una idea, llevaré a Marshall en mi helicóptero —sugirió Skye moviendo su cola.

—No, admiró tu iniciativa, pero tú helicóptero no está en el mejor estado. Pero tengo una mejor idea. Skye, utiliza tu mochila cohete, y lleva a Marshall hasta donde está Chase —pensó el joven rápidamente.

—Entendido, Ryder —aceptó la Cockapoo, quien desabrochó su cinturón y se bajó de su asiento.

Skye corrió a la parte de atrás para colocarse su equipamiento, seguida por Marshall, quién también tomó todo lo necesario.

Una vez completamente equipados, ambos canes se prepararon para salir.

—¡Ruff! ¡Mochila cohete! —ladró la Cockapoo accionando el comando de activación. Posteriormente, su mochila se transformó dejando ver las alas de su mochila—. ¿Listo, Marshall?.

—Estoy listo, Skye —respondió.

PerroBot accionó la compuerta que normalmente le daba salida al helicóptero de Skye. Después, la can tomó vuelo y abrazó a Marshall, sujetándolo suavemente por su estómago, y tomó vuelo saliendo por el techo.

CONTINUARÁ

SIGUIENTE CAPÍTULO:
Sábado 8 de Junio, 2024.

N° DE PALABRAS:
3,524

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