Carta al lector (aclaración para que no se enojen)

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 Esta novela comenzó siendo una historia corta y sin darme cuenta terminé escribiendo 420 páginas, que vos, querido lector, leíste hasta el final. Estoy inmensamente agradecida por eso y me gustaría saber qué te pareció.

 Pero antes, quisiera aclarar un par de cosas con respecto al final (malo según mi amiga jajá).

  Mi amiga me dijo que hacer que un chico gay sufra eternamente en un lugar horrible (y que tuviera que pagar su condena por tratar de escapar) no era un buen mensaje y que podrían molestar tanto a religiosos como gente de la comunidad LGBTQ+. 

 Entonces comprendí que no quería dar un mensaje con esta historia. No lo voy a dar. Esta historia solamente es un reflejo de lo que creen las religiones, que aunque seas bueno, hagas caridad, seas un excelente amigo, hijo, hermano, sobrino, primo y ciudadano, si sos homo, te vas derechito a la tortura eterna.

  Los que habrán leído otras de mis historias (sobre todo Los creadores de la destrucción) sabrán que hasta los dieciocho años estuve en una religión muy ortodoxa (demasiado) y me discriminaron por eso en el colegio o en otros lugares (un poco merecido lo tenía porque mis creencias no eran muy buenas jajajaj), pero me dolió bastante ser apartada del resto. Sobre todo porque ser parte de esa religión nunca fue una elección mía, como Asher, seguía adorando por costumbre, porque nunca fui de cuestionarme nada.

 Por suerte fui a la universidad y vi todo diferente (en mi religión tenía prohibido ir a la universidad porque según ellos te ensuciaban la mente, pero fui y en lugar de ensuciarmela me la abrieron). Ahora me cuestiono todo, hasta lo que como (me volví vegetariana por ver el vídeo de un koala huyendo del fuego ocasionado por culpa de la industria ganadera).

 Otra cosa que me ayudó fue hablar con Miguel, un chico de secundaria, él ni siquiera iba a mi curso, tampoco éramos amigos porque no hablábamos mucho, lo conocía porque siempre, en uno de los recreos, iba a su aula a hablar con mi amigo que por tener silla de ruedas no podía subir al piso donde estaba. Un día encontré a Miguel caminando al colegio y con mi hermana nos unimos para ir con él. Ese día nos contó lo triste que estaba porque discutió con su padre por ser gay. 

 Recuerdo que me impactó. De verdad me impactó. Pensé ¿Su padre es tonto? ¿No ve lo mal que está? ¿Cómo puede tratarlo así? No recuerdo lo que le dije, seguro que lo ignorara, que los adultos eran complicados.

  Meterme en el mundo, escuchar, de verdad escuchar, aprender y no juzgar, hizo que tuviera mi pensamiento propio a pesar que desde pequeña me dijeron que eso estaba mal.

 En fin, no quiero ni insultar a los religiosos, ni a las personas de la comunidad. Quisiera aclarar eso, más que nada. Sentí que, después de la charla con mi amiga, tenía que aclararlo para no crear una campaña de odio.

 Este libro no es una crítica a la comunidad LGBTQ+, solo es una critica para ALGUNOS religiosos. Y acá tengo que aclarar que criticar no es algo malo. Son consejos, son nuevas perspectivas. Critico algunas ideas porque creo que ser buena persona y de igual manera ir al infierno por ser gay no me parece un buen mensaje, pero es el mensaje que siguen trasmitiendo al día de hoy en varios hogares. Es el mensaje con el que me criaron. 

  Asher no se merecía ese final, pero es el final que muchas culturas le darían por ser como es. Así que decidí que en toda esa miseria pudiera al menos pasarla bien, arregló las cosas con su familia, se vengó sin perder su integridad como persona y hasta logró cumplir su sueño de crema y besar al chico que amó toda su vida.

 Condenar a alguien por ser gay y creer que merece sufrimiento es injustificable. Torturar a alguien es una idea primitiva.

  Espero que algún día exista más gente como Gorgo y Asher y que entienda la verdadera regla de todas las religiones: amar, respetar y no imponer.

 No podemos imponer que alguien que se siente bien creyendo en Dios deje de creer, porque la religión ayudó a miles de personas a tener un mejor estilo de vida, pero tampoco tenemos que dejar que sus ideas nos impongan no ser quienes queremos ser. Cada uno debería respetar al otro más allá de cómo es y vivir tranquilo. Asher termina su historia diciendo que podría seguir explicándote su eternidad pero que no tiene sentido porque él es solo el amor que tenía para dar. Amar y ser amado es la mejor suerte que alguien podría tener y no creo que nadie deba hacernos sentir culpables del amor.

 Escuchen, a todo tipo de personas, creyentes y no creyentes, escúchenlos. Escuchar hace que el mundo cambie para mejor. 

 Si quieren hablar de lo que sea, acá voy a estar para oírlos. Gracias por escucharme. Los quiero mucho, cuídense y nos leemos en otros libros (así es, me estoy haciendo spam).

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