Capítulo 2

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4 de abril del 2050

La luz naranja del amanecer se colaba entre las grietas de la ventana polvorienta que se situaba en una de las esquinas de aquella habitación.

Sabía que debía despertarme como cada día, justo en la salida del sol. No tenía excusas, por lo que debía obedecer si no quería ganarme otro castigo. Después de aproximadamente 2 años con esta rutina, y recibiendo un fuerte castigo mediante electrones en la cabeza, mi cuerpo sabía reaccionar a cuando salía el amanecer y levantarse en el acto.

Me levanté como cada día, e hice mi breve rutina de aseo.

Opté por unas botas marrones que cubrían ligeramente mi tobillo junto con unos pantalones verde olivo y un top beige arriba.

Recogí mi largo cabello marrón claro con mechas blancas en una coleta alta con unos mechones sueltos, un símbolo de perfección y atrevimiento a la vez, un ligero toque atrevido a un peinado elegante era lo que marcaba la perfección de este.

Tras esto me puse mis guantes de cuero favoritos, solo me cubrían la palma mientras que mis dedos estaban al aire, me gustaba su toque casual y marcaba parte de mi personalidad, de la cual carecía.

Salí con tranquilidad al pasillo notando como las viejas tablas del suelo crujían bajo mis pies.

Se podría decir que la sección 6 era la más empobrecida, se reservaban los lujos y los privilegios para otras secciones y lo poco que había para la nuestra se usaba para evitar simplemente el derrumbamiento del edificio secundario, en el que los únicos 6 integrantes de la sección dormíamos.

Cuando llegué a la sala principal de la sección, el comedor, si se le podía llamar así, ya que estaba muy descuidado. Me encontré con mis 6 compañeros ya desayunando tranquilamente.

No era impuntual, pero tampoco era madrugadora, siempre llegaba a la hora límite mientras que los demás se apuraban para evitar algún contratiempo que provocará su retraso.

—Hey, Roma, ¿dónde estabas?, temíamos que te hubieras perdido —esa broma de parte suya no me había sorprendido, incluso, se había convertido en costumbre.

Este gracioso que parece tan alegre es Viena, tiene un gran sentido del humor y su especialidad es sacar de quicio a los guardias, aunque en general a cualquier persona. Se le podía ocurrir cualquier clase de broma por muy seria que sea la situación. Es el gracioso de la sección y seguramente la persona más alegre de este asqueroso sitio, a pesar de que todos sabemos que oculta su dolor mediante bromas.

—Si, la verdad es que habría sido desagradable tener que ver cómo te castigan otra vez —esta chica tan sarcástica y que suele seguirle las bromas a Viena es Arizona.

Se podría decir que lleva enamorada de Viena desde los 18 años, es decir, cuando la trasladaron a la sección 6. Es bastante impulsiva, lo que la convierte en una persona muy descuidada, es a la que más castigan. Lo suyo no es la lógica, y mucho menos la inteligencia.

—Si, bueno, solo sería un recordatorio de lo que te pasará a ti esta semana —como siempre, mi defensora al rescate, se podría decir que es como mi mejor amiga. A diferencia de Arizona, Chicago si es muy inteligente, lo suyo es la lógica, es muy buena tanto en estrategia como en tácticas, sin duda una bomba de relojería. Es muy guapa y tiene mucha personalidad, Arizona la envidia en cualquiera de estos aspectos, y aún más si sabe que a veces Viena le echa un ojo a mi amiga.

No puedo evitar reír por la cara de molestia de Arizona, sin duda es demasiado inmadura y Chicago la ha dejado en muy mal lugar, esto lo demuestra la risa de todos los presentes en la mesa.

El chico sonriente de ojos tristes que está al lado de Arizona es Miami, es el más dulce de nosotros al igual que el menor, no hace mucho que se unió a nuestra sección y por eso aun tiene 18 años, a pesar de esto es parte de nuestra familia además de ser el núcleo que nos une a todos y ser el eslabón más débil. Todos le queremos mucho, y algunos estaríamos dispuestos a dar la vida por él sin dudarlo.

Y por último, siempre tiene que estar el chulo del grupo, ese es Venecia, es el mayor de todos ademas del mas fuerte, aveces se podría decir que es como un grano en el culo, pero sigue siendo uno de nosotros y a pesar de su ego, nos trata a todos como un hermano mayor, sobretodo a mi y a Miami.

Se nota cuan perfeccionistas son aquí, nuestra sección está equilibrada y se hace sospechoso que justo somos 6 en la sección 6, y 3 chicas y 3 chicos.

Se ve demasiado perfecto para ser una mera coincidencia. Si, soy muy curiosa y la realidad es que eso me provoca bastantes problemas. Aquí la curiosidad no es algo que esté bien visto, si te metes en lo que no te llaman recibes un castigo fuerte, es el precio, no pueden permitirse que sepamos sus secretos o algo de nuestro pasado, la curiosidad se paga con sangre.

—¿Habéis visto el tablón de actividades? —todos negamos lo dicho por Chicago—. Al parecer hoy vamos a supervisar el entrenamiento de la sección 5, dicen que estaría bien que aprendieran de nuestras actividades y les ayudáramos a mejorar sus habilidades.

Era raro, todos nos miramos confundidos sin entender porque razón después de 2 años aproximadamente, nunca nos habíamos juntado a otra sección.

—¿Qué ha ocurrido para que cambien de opinión?, han pasado 4 años y nunca lo habían hecho—dijo Venecia mientras se apoyaba en el respaldo con indiferencia, era el que llevaba más tiempo aquí.

Sin duda había debido de ocurrir algo grave para que empezaran a "innovar", y aún más con nuestra sección.

La alarma empezó a sonar. Eso sí era raro, solo sonaba cuando era una ocasión importante, es decir, nunca, la última vez que la oí fue hace 2 años cuando llegaron los penúltimos nuevos. Cuando suena, hay que acudir rápida e inmediatamente a el área de las 6 secciones. Es una especie de lugar intermedio para todas las secciones, siempre nos explicaban que cuando sonará algún día la alarma, todas las secciones debían acudir a la llamada.

Nos miramos alterados y nos levantamos a la vez para empezar a correr por los largos pasillos del internado. Venecia y yo íbamos delante.

Teníamos 1 minuto para llegar a la plaza, ni un segundo más ni uno menos, la impuntualidad también tenía castigo, era o ser descortés o débil. Por igual ambas eran malas, e intolerables.

Nos quedaban 20 segundos y ya se podía ver a lo lejos la plaza.

Debíamos acelerar.

Llegamos justo a tiempo, siendo observados fijamente por las demás secciones. No nos solían juntar con las secciones que estuvieran por debajo de la nuestra para evitar cualquier contratiempo. Y cada vez que lo hacían se nos echaban todas las miradas encima.

Empezamos a caminar hacia nuestro lugar mientras cada persona nos observaba de manera diferente.

Miedo, admiración, temor, sorpresa, tristeza, rechazo...

Eran algunas de las expresiones que se podían observar a nuestro alrededor.

El "Director" del Internado hizo presencia.

Nosotros y la sección 5 nos arrodillamos al instante, mientras que las otras secciones nos miraban confusos sin saber exactamente que hacer.

Claro, ellos no habían recibido innumerables castigos por parte de nuestro "querido director", ellos no sabían lo que significaba ese dolor.

—¡Todo el mundo abajo! ¡YA! —rápidamente las secciones restantes nos imitaron—. Bien, esto, esto es lo que es la lealtad, el honor, la educación —hizo una pausa para mirarnos detenidamente a todos—. Quiero a un representante de cada sección aquí arriba. Quiero a un valiente, en el acto —nos gritó lo último.

Me levanté en un segundo a la vez que Venecia, nos miramos fijamente teniendo una lucha de miradas sobre quién iría. Sabía que lo hacía por su honor, por ser el mayor, pero su honor no nos serviría ahora, y yo quería hacerlo, sabía que debía hacerlo.

Pude notar como ya habían subido uno de cada sección y como todas las miradas estaban en nosotros 2, expectantes de quien ganaría. Debíamos darnos prisa, podía notar como al Director se le acababa la paciencia.

En un rápido movimiento, le hice uno de los ataques que me habían enseñado a Venecia, derribándolo en el acto. Venecia no tardó más de tres segundos en reaccionar y tratar de asestar un fuerte puñetazo. Pero yo era más rápida y ágil que él. Sin darle tiempo a defenderse giré mi cadera al mismo tiempo que levantaba el pie dándole así una patada en su garganta, y de un salto rodeé su cuello con mis piernas. Con dos giros rápidos, perdió el equilibrio y con las piernas lo inmovilicé en el suelo apretando levemente sin ahogarlo del todo.

—Déjame hacerlo a mi, Venecia. Por si acaso protege a Miami —le susurré.

Cuando dejó de tratar de liberarse me separé y sin mirarle subí a lo alto, donde se hallaba el director y los demás representantes, quienes no dejaron ni un segundo de mirarme.

—Bien, parece que ya tenemos representante en la sección 6. A partir de hoy, las secciones se unirán de dos en dos, y entrenareis juntos. Profesor —le dió la palabra a su segundo al mando.

—Las secciones 1 y 2 , la 3 y 4 y por último la 5 y 6. Se le dará la información de los nuevos entrenamientos a los nuevos representantes. Estrechar la mano de vuestro nuevo aliado —informó.

Busqué entre los representantes hasta que mis ojos se encontraron con unos ojos oscuros y profundos.

Se acercó a mí, y supe que él era el representante de la sección 5.

—Es un placer conocerte, te muestro mi respeto de igual a igual —le dije lo más educada posible.

Él solo me sonrió y me dio la mano. Podía ver en sus ojos que le había hecho gracia la forma en la que me presenté, cosa que me incomodó bastante

—Encantado, no hace falta que seas tan educada, no soy el director —me soltó una breve risa divertida—. Soy Júpiter, por cierto —sonrió.

—Si, claro, perdona. Soy Roma, encantada —forcé mi mejor sonrisa.

—Yo que tu aprendería a fingir mejor, y más con los de la sección 5, ya sabes que nuestras mejoras son el análisis y la percepción, no nos podéis mentir —me guiñó un ojo y luego me miró divertido, no parecía molesto, seguía con su sonrisa—. Además, no hace falta que me sonrías, nadie te obliga —le agradecía que me entendiera en eso y no le molestara—. Bueno, espero que podamos llevarnos bien y organizar bien los entrenamientos. 

La verdad es que en ningún momento se me pasó por la cabeza las habilidades de la sección 5. Perciben cosas, sensaciones o acciones que vaya a hacer alguien. Pueden saber cuando alguien miente o cómo va a actuar la gente. Son prácticamente puñeteros adivinos. Van siempre dos pasos por delante, y eso es muy peligroso, porque nunca les puedes engañar, pero ellos saben perfectamente cómo engañarte a ti. También pueden hacer que alguien cambie de opinión y manejarlo a su gusto. Son puros estafadores.

Me echó una última sonrisa amable y tras esto se marchó tranquilamente dejándome totalmente descolocada.

Podía notar un aura extraña en él, tenía las sospechas de que no era como se había mostrado, y por alguna razón eso no me causaba desagrado.

No fue hasta que se marchó, qué sonreí de verdad.

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