9. Enséñame

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"¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él."

1 Juan 3:1

El sol se filtraba por las suaves cortinas de aquella habitación, Joshua se removió en su cama sintiendo el tic y el tac del reloj, acto seguido este se iluminó y empezó a vibrar indicando que era hora de levantarse.

— Son las 6:00 am, hora de iniciar un nuevo día.

La voz fría y claramente sintética del despertador digital le hizo perder el poco sueño que le quedaba, Joshua juraba que si volvía a escuchar esa condenada voz femenina iba a morir de un paro cardíaco.
El peli castaño se levantó sintiendo como alguien más se removía a su lado, Joshua había olvidado por completo la noche de pasión desenfrenada que había pasado, Joshua beso el hombro de Nathaly, que se despertó ante tal intromisión.
No era secreto que la relación de Nathaly y Kevin era tóxica, menos de las constantes infidelidades por parte del hombre en la relación, pero lo que sí era un secreto a voces eran los constantes encuentros románticos de Nathaly con algunos chicos de su escuela, a pesar de que Kevin prácticamente le prohibía a cualquier hombre mirarla, Nathaly sabía lo injustificado que era la desigualdad en su relación, por eso de vez en cuando hacía una que otra travesura de una sola noche, claro que siempre mantenía los nombres de sus ayudantes en el anonimato, porque sabía lo violento que se pondría Kevin si se enteraba, era capaz de golpear hasta la muerte a cualquiera que la tocará. Y eso a Nathaly le gustaba. Le gustaba sentirse querida, deseada, también le gustaba sentirse dominada, ser "propiedad" de alguien, quizás por eso no lo dejaba, Kevin era justo aquello que siempre había soñado en una pareja, incluso si no era algo bueno. Aunque en sí ese sueño poco a poco dejaba de gustarle y comenzaba a ser reemplazado por otro, uno más "sano" y de ojos verdes.

— Hey...— le susurró Joshua suavemente —, Nathaly, es hora de despertar...

— No fastidies  — dijo Nathaly somnolienta.

— Vamos — Joshua la sacudió con cierto grado de molestia —, si mi madre te ve aquí me mata.

Nathaly suspiró exasperada y se levantó sin cubrirse, sonriendo de forma seductora ante la mirada devorante de Joshua hacia ella. Pero pronto se apresuró a vestirse, lo último que quería era ser empujada desde el tercer piso hacía la calle frente a la mansión por su querida y violenta suegra, cualquiera pensaría que esa hermosa y voluptuosa mujer rubia no era capaz de hacer nada malo, pero al conocerla mejor cualquiera empezaría a evitar hasta su sombra, era mejor mirarla de lejos que ver su puño contra tu rostro. Y lo mejor es que Genevieve lo hacía sin dañar su manicura. Además Nathaly no quería dejar de ser benefactora de Eve y si la madre de Joshua la encontraba en dicha posición tan intima con su hijo la mataba, Nathaly se apresuró a colocarse su blusa al recordar como Eve había perseguido con el palo de una escoba a Joshua cuando se enteró de que no era virgen, el pobre había terminado con un ojo morado y otros hematomas, pero mientras lo golpeaba lo felicito por lo menos usar condón. Eve era todo un caso, una bomba rubia demasiado violenta como para no temerle.

— ¿Me ayudas? — Nathaly apartó su cabello dejando ver el cierre de su blusa negra semitransparente, Joshua se acercó y la ayudó antes de besar su cuello —. Me divertí mucho anoche — Nathaly se giró y besó los labios de Joshua — demasiado, quizás.

Nathaly le sonrió antes de salir de la habitación, la muchacha conocía a la perfección aquella gran casa, innumerables veces Nathaly había ido y gozado de una noche llena de pasión desenfrenada, por lo tanto conocía la forma de salir sin ser descubierta, ni por Genevieve, el esposo de ella o por Dafne, ni siquiera por los mellizos.
Joshua se aseo, se arregló y se encaminó a su escuela, al llegar, su grupo de amigos ya lo esperaba.

—  ¿Y Dafne? — se apresuró a preguntar Blue.

— Enferma, anoche llegó muy tarde y pescó un resfriado, papá se quedó con ella a cuidarla...

Todos asintieron conformes con la respuesta, pero pronto Joshua se dio cuenta de algo: jamás se había referido a Finley como "papá", al menos no fuera de su entorno familiar, siempre la llamaba "tío" o "Finn" pero nunca papá, algo hipócrita ya que prácticamente Finley era su padre, desde el punto sentimental como el legal, ya que él lo había adoptado cuando quedaron huérfanos de madre, Finley se había encargado de criarlos, pero eso sí, Joshua deseaba ser huérfano de padre.

— ¡Oye! ¡Josh! — Kevin le golpeó juguetonamente la cabeza para luego abrazarlo por el cuello — ¿Me ayudas con algo?

— ¿Con qué?

Eso era raro, generalmente Kevin hacia lo que quería como y cuando lo deseaba, Kevin era de esa clase de hombres que creen que son los reyes de todo y todos, no les importa nada, a veces no les importa ellos mismos y a juzgar por su sonrisa de picardía algo estaba planeando.

—  Recuerdas a la mojigata que le hizo a mi buen amigo Christian estar castigado un par de horas ¿Verdad?

— ¿Hazael?, sí.

— Bien — Kevin tomó fuertemente a Christian, Joshua y a otras tres almas desafortunadas que estaban pasando por allí pero que de una u otra forma tenían algo que ver con Kevin, todos se miraron entre sí, anticipando lo que pasaría —. Adiós, Blue — Blue chasqueó la lengua enojada ante la despedida que Kevin le estaba haciendo, prácticamente echándola —. Espero que no hayan olvidado la apuesta, ¿O sí? — justo en ese momento pasaron Cory y Haza, con el moreno hablando demasiado alto.

— Yo quiero casarme con un hombre tal y como pide la Biblia — hablo Haza, con Cory siguiéndola fielmente. 

— ¿Así? ¿Y cómo es un hombre según la Biblia? — cuestiono Cory. 

— Ya sabes, el rostro de David, el cuerpo de Sansón y la billetera de Salomón.

Cory empezó a reír a todo pulmón. 

— Eres todo un caso, Haza.

Kevin se relamió los labios impaciente por el juego que su perversa mente estaba creando.

Joshua sabía de antemano lo perversos que eran los amigos de Kevin, no los conocía pero había escuchado rumores. Había escuchado rumores de lo violentos que podían ser, en especial Ailén y Seraphina, sus "primas" eran como la lejía y gasolina, ellas, sumadas con la facilidad de manipulación de Kevin destruían todo a su paso. Pero él sabía que tenía una clara ventaja, conocía la forma de pensar de las chicas como Haza, por eso se le haría magníficamente fácil llegar hasta ella o eso creía.

De repente Kevin se quedo callado, como si recordara algo, toda la maldad en sus ojos desapareció, casi se podía ver la confusión y tristeza en sus ojos, era como si un repentino recuerdo llegara a el. 

— Tengo que irme  — dijo Kevin con lágrimas en los ojos, a punto de llorar, Joshua lo observó desconcertado, ¿Qué le pasaba a Kevin? Él nunca actuaba de esa manera, algo muy grave debió haberle pasado para estar asi —. Las clases en la universidad deben estar a punto de comenzar. 

Joshua encontró a Haza en la biblioteca, respirando profundo y teniendo un gran terror psicológico por lo que estaba a punto de hacer (pero sobre todo por la legendaria paliza que le daría su madre si se enteraba de lo que hacía) fue directamente hacía Haza que se encontraba sola leyendo un libro de la historia de Rilindja, que ahora formaba parte de los dominios de la Analeigh Fairchaild, también conocida como la Zarina Conquistadora, una genocida experta y heroína de guerra. 

— Quiero que me enseñes sobre tú Dios.

—  ¿Qué? — respondió Haza confundida cerrando el libro — , tú padre es pastor ¿Acaso...acaso él no te enseño?

Joshua trago saliva para continuar con su mentira, una mentira entrelazada con la verdad. Necesitaba "salvar" a Haza, ella sería una más de su interminable lista de víctimas. 

—  Él estaba muy ocupado con los hermanos de la iglesia...fue mí madre la que me enseñó cosas de la Biblia — Joshua hizo una pausa y se mordió los labios con fuerza —. Y cuando ella murió nos dejó solos, solos sin siquiera algo de comer — Joshua miro a Haza y sonrió, intentando disimular lo que acababa de pasar —. Pero eso es parte del pasado.

Haza lo observó con comprensión, como si ella supiera lo que es experimentar un dolor tan intenso que incluso pensar en ello se vuelve un martirio, esos pensamientos siempre son malos y no puedes dejar de pensar en hacer a otras personas sufrir lo que alguna vez tu sufriste, para asi, no estar solos en aquel infierno de dolor. "Pero tu no sabes nada" pensó Joshua recordando que al final del día Haza sería solo una más, solo una más en la interminable lista de chicas que Joshua hizo sufrir y arrastró a su infierno personal, la rompería y la haría llorar, haría que las personas que la amaban y en ella confiaban la odiaran, la abandonaran, sintieran repugnancia por ella  y cuando ya estuviera completamente sola, destruida y al borde de un colapso mental, se iría, en busca de una nueva víctima que arruinar. 

— Sé lo que le sucedió a tú madre...lo lamentó.

"No, no lamentas nada, porque tú no has perdido nada, loca cristiana" pensó conteniendo la rabia que lo carcomía, pero en ningún momento dejó de sonreír. 

—  No fue mi culpa... — murmuró con rabia contenida — fue de Él...— masculló enojado — ¡Él no me escuchó! ¡Pasé noches en vela rogándole que no se llevará a mí madre! Que la dejará vivir, que tomará mí alma a cambio y Él no me escuchó...¿Sabes qué es lo peor de todo? ¡La remplazó! No había pasado ni un año cuando Patrick ya había cambiado a mí madre por una de sus aprendices en el año Bíblico, según él "Dios la puso en su vida", ¡El Dios que tanto adoras no pudo salvar a mi madre pero si la reemplazó!

Joshua ya sabia que decir, no sabía nada de su padre, ni siquiera si estaba vivo o no, hacía tres años que no lo veía, pero sabía que las chicas adoraban a los chicos vulnerables y él sabía como fingir ser uno. Joshua no se sentía vulnerable, se sentía enojado, quería tener a Patrick y al maldito reemplazo de su madre frente a él, quería hacerles sentir todo lo que sufrió su madre biológica en sus últimos días y todo el dolor, la confusión el trauma que pasaron Laia, Tate y Dafne durante, después e incluso hoy en día tras el desafortunado "incidente". Joshua no estaba triste, estaba enojado, muy enojado.

—  ¿Odias a Patrick?

Para hacer a Haza confiar en él debería decir algunas cosas que fueran ciertas, el resto sería invención de su mente llena de odio.  

—  Sí y no, a pesar de todo fue buen padre el bastardo, durante el tiempo en el que mi madre biológica estuvo viva. Pero sin duda prefiero a mi nueva madre, Genevieve y a Finely como mi padre, pero Patrick... Patrick estaba demasiado ocupado en la iglesia y me ignoró al igual que a Dafne por completo, mi tío Finley fue quien nos crió prácticamente.

Haza lo escuchó con intención sin decir nada.

—  Ya veo, pero parece que tienes muchísimo odió por él y eso no es bueno, es tú padre después de todo, aunque de todas formas a veces es necesario alejarse de la familia si son tóxicos o algo así...

Joshua la interrumpió, necesitaba callarla, sino terminaría por romperle ese bonito rostro que tenía. 

— Tú no lo entiendes, Hazael, nadie me entiende.

Haza sintió la rabia hervir, Joshua hablaba como un puberto al que le prohibieron salir de la casa o a un concierto, claro que técnicamente era un puberto, aunque Haza era muchísimo más madura que él, al menos mentalmente y eso que ella era un año menor. 

—  ¡Noticia de última hora! ¡También perdí a alguien!

Joshua pareció calmarse de repente.

—  ¿Así? ¿Quién?

Haza dudo en hablar, pero al final lo hizo, a veces era bueno compartir el dolor, no era bueno que ella siguiera ahogándose en la pena y los recuerdos dolorosos. 

— A dos personas en realidad, a mí hermano gemelo, Aidan y a mí hermana mayor, Katherina.

Joshua sintió hacer algo clic en su cabeza, parecía ser que la mojigata no era tan pura después de todo.

— ¿Qué sucedió?

"No lo cuentes, no lo cuentes, no es sano para ti"

— Algo...algo pasó y Aidan desapareció, es todo lo que diré del asunto.

Joshua parecía querer saber más, pero no dijo nada. 

— Bien

Hazael suspiró y miró al cielo, agradeciéndole a Jehová por el hecho de no haber confesado su pasado a un completo desconocido, el haberle contado su secreto a alguien como Joshua sería su fin, el fin de ambos.

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