Parte 1

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El amor es uno de los sentimientos más hermosos y complejos del mundo, puede llegar a ser algo encantador o algo malo. El amor hace que las personas sean mejores, se esfuercen más en el trabajo, sean más detallistas con las cosas o simplemente traten de ser la mejor versión de si mismos en cualquier cosa.

Pero a veces, cuando se confunde el amor con lujuria pasan cosas malas, realmente malas. Durante todos sus años de vida Joshua notó un singular patrón en el comportamiento de aquellas chicas con las que estaba: todas fingían; fingían que les gustaba las mismas cosas que él, trataban de parecer tan exageradamente interesantes o demasiado despreocupadas que era imposible no notar que estaban fingiendo. Joshua conocía muy bien a esas chicas y las odiaba, eso le hacía desear dañarlas más rápido. Las Chicas Perfectas basan su personalidad en torno a su interés amoroso de turno: si a él le gustan los videojuegos a ella también, si a él le gustan los deportes extremos ella igual (incluso si le tiene fobia a las alturas) y en general son como masas de arcilla esperando a ser moldeadas. Nunca se enfadan, son atractivas y comprensivas, se levantan a las cuatro de la mañana solo para lucir bien para su hombre, no son celosas y jamás se enfadan con su chico, incluso si no deja de ver el trasero de una sexy camarera. <<Tranquilo, cariño, anda, haz lo que quieras conmigo, no me importa. Seré tu chica perfecta>> literalmente hubo una chica que le dijo eso una vez a Joshua.

Hasta cierto punto sentía lástima por aquellas chicas, jóvenes e ingenuas, sedientas de amor. Joshua nunca le creyó a esa clase de chicas, le resultaban repugnantes, una personalidad producto de la misoginia arraigada por los religiosos de la iglesia y su propia falta de afecto. Muchos hombres creen que realmente existe eso, creen que la chica perfecta está afuera, esperando a ser encontrada, Joshua no, siempre supo que esa chica no existía.

Cuando vives en una familia matriarcal tiendes a ser más perspicaz en esa clase de cosas. Sabes que "la chica perfecta" no existe de la misma forma en la tú nunca serás el chico perfecto. Entiendes y comprendes que todo en las relaciones debe ser 50/50, deben ser un equipo. Dos contra el mundo. Las relaciones no viven solo de amor, hay que tener disciplina para mantener una relación en un buen estado, claro que tendrán problemas, todas las parejas los tienen, pero de la misma forma en la que tienen problemas deben encontrar soluciones, juntos.

Eso se lo había enseñado su madre.

Joshua había crecido con la historia de amor de sus padres adoptivos: Eve escapó de su disfuncional familia que deseaba casarla con un hombre por dinero, un hombre que bien sabía ella era un maltratador, de esos que les gusta mandar a sus parejas cada fin de semana al hospital; al enterarse del compromiso su madre se escapó y encontró trabajo como guardaespaldas del nieto varón más joven de una rica familia de la industria del petróleo, comenzó a cuidar y a proteger al joven nieto, y todavía lo hacía, con cuatro hijos en medio. La historia de cómo se conocieron la dominante Genevieve y el tierno Finley siempre le hizo ilusión a Joshua, él también quería enamorarse.

Más que nada en el mundo Joshua quería amar y ser amado.

No entendía cómo sus amigos o compañeros de clase sólo pensaban con quién tendrán relaciones sexuales o a quién van convencer de acostarse con sus amigos. Joshua veía a todas las chicas de sus diversas escuelas, las miraba con atención y sin poder controlarlo pensaba "Dios, si la mujer que tienes planeada para mí está aquí, muestramela" luego se reía de si mismo por pensarlo, pero era algo que no podía controlar, desde que inicio la pubertad y comenzó a sentir algo más allá del asco hacía el género opuesto que lo hacía. Eso fue algo que le enseñó Finley: según lo que le contó su padre adoptivo él comenzó a orar por una esposa desde los once años de edad; Joshua no entendía muy bien qué hacía un niño pidiendo por una esposa, pero le había funcionado a la perfección. Dios respondió su oración y Genevieve llegó a su vida.

A lo mejor más rápido de lo que ambos hubieran deseado. Joshua sabía bien que su madre tenía un pasado un tanto problemático, pero nada en específico, ella nunca les contaba y cada vez que le preguntaba a su papá al respecto Finley solo ladeaba la cabeza, sonreía torpemente, hablaba sobre el clima <<¡Que bonito está el cielo hoy! ¿No crees, Josh?>> y seguía cortando las verduras para la cena. Nunca hablaban de ello. Lo único que sabía era que su madre se arrepentía de haberse quedado tan temprano embarazada, ella 19, Finley 16, ¿Pero que se puede esperar? Tuvieron sexo y del sexo vienen los bebés, Genevieve solía decir que si pudiera hacerlo de nuevo habría esperado a que Finley tuviera 22 para comenzar la intimidad.
No todo fue miel sobre hojuelas para sus padres adoptivos, desde el comienzo cometieron el error de encargar a los gemelos antes de tiempo, ninguno de los dos estaba listo para ser padres de un bebé, menos de dos, pero hicieron que funcionara.

Él realmente quería enamorarse, pero sentía esa necesidad de dañar a las dulces chicas cristianas que con un par de palabras caían de rodillas frente a él, era una manera de dañar a su madrastra. Un enorme <<jodete>> de su parte. La culpaba a ella de lo que les había pasado a sus hermanos pequeños, la excusa de su padre al enterarse del incidente fue <<Lo siento, Jane necesitaba algunas cosas y no pude dejarla sola>> ni siquiera preguntó cómo estaban sus hijos biológicos o sobrinos, nada. Ninguna de ellas se parecía físicamente a Jane, era lo mental lo que le importaba a Joshua: su madrastra era la clase de mujer que quiere verse piadosa y dulce, amorosa y un ejemplo de feminidad, pero tras esos cumplidos dulces y comportamiento piadoso era un monstruo total; celosa, posesiva, chismosa y en general, un asco de ser humano manipulador que se metió con un hombre viudo e hizo que mandará a sus hijos a la quinta porra. Todos lo negaban, pero Joshua lo sabía, se enteró por una breve conversación, pero fue suficiente para hacerle saber que Jane, con su bronceado artificial y su cabello lleno de tintura barata se lanzó sobre el recién convertido viudo, agitando sus senos de silicona a la vez que le ofrecía un pastel de fritos y le pedía que le enseñará a leer correctamente la Biblia.

Espero a que Adelaide muriera y como un buitre Jane se lanzó sobre la carroña (su padre biológico). Para nadie es fácil admitir que comenzaste una relación/aventura a los pocos meses de la muerte de un cónyuge, mucho menos para un pastor, porque todos lo iban a juzgar con más dureza, fue por eso que intento mantener en secreto la relación con la bronceada Jane, pero al final se casó con ella. Joshua creyó que al casarse con Jane su padre volvería por él y Dafne, serían como esas familias mezcladas de las comedias de la televisión, pero, como siempre, no fue así, Patrick ya no tenía tiempo para hijos, ahora solo tenía tiempo para la iglesia y para Jane, para Jane y para la iglesia, nada más.

Joshua había hecho una lista mental sobre lo que quería en una chica, pero jamás pensó que una muchacha de 1.60 no sólo arruinaría por completo esa lista, sino que la cambiaría y la moldearía a su voluntad, Haza no era para nada lo que Joshua había soñado, tampoco era alguien con quien pensó enamorarse, pero desde el primer momento sintió esa conexión con ella, como si la conociera desde siempre y ahora aquella minúscula chica que se le hacían rollitos cuando se sentaba, y cuyos cachetes duplicaban su tamaño cuando sonreía le quitaba el sueño.

Algo que también le quitaba el sueño era pensar en todas esas chicas a las que lastimo por ser parecidas a Jane, incluso si sólo decían alguna frase remotamente similar a lo que ella dijo alguna vez ya era suficiente para que Joshua la odiara, luego dejó de presentar atención y comenzó a torturar a las chicas solo por ser cristianas. Joshua se estaba ahogando en su propio odio y ni siquiera lo notaba. Eso era algo que también le gustaba de Haza, que no tuviera el complejo de héroe que la mayoría de chicas tienen con el bad boy de turno, ella ni siquiera intento cambiarlo, ella sólo le dio las armas necesarias para luchar contra sus sentimientos y nada más, no lo forzó de ninguna manera, solo se apartó y dejó que él sanará por su cuenta, brindándole apoyo cada vez que necesitaba pero sin luchar por él, dejó que él mismo se encargará de la guerra sentimental y emocional que atravesaba, siendo un apoyo constante. Nunca conoció a una chica como Haza, era confusa, por un lado parecía quererlo, por otro no. A lo mejor al ser la primera vez que conocía a una chica que no se levantaba a las cuatro de la mañana para arreglarse solo para él, le resultaba confusa la situación. Y para alguien que nunca había tenido una relación romántica (al menos no sin la intención de volver en una paria a la chica) le venía más que bien el consejo de alguien cuyo matrimonio llevaba ya 14 años y seguía lleno de pasión, además era el único ejemplo de amor sano que conocía.

— Mamá.

Joshua bajo las escaleras de dos en dos, dando pequeños saltos y sujetándose de la baranda, en la penúltima escalera su tobillo se dobló un poco haciendo que se deslizara hacía el frente, un mini paro cardíaco hizo a Joshua caer hacía atrás, se levantó de un solo salto agradeciendo que no hubieran testigos, sus hermanos amaban molestarlo con cualquier cosa, cumpliendo al pie de la letra el deber de todo hermano menor: hacerle la vida imposible al mayor.

— ¡Mamá! — volvió a llamar Joshua revisando la casa.

— Aquí estoy — respondió una voz femenina desde la sala.

Aún con el tobillo un poco adolorido Joshua fue en busca de su madre, la encontro sentada de piernas cruzadas sobre el mueble principal, leyendo unos informes, algo del ejército, supuso él. Genevieve era la clase de mujer que cuando no usaba su traje militar se la pasaba desfilando con ropa de marca y vestidos elegantes, para ella no existía un punto medio, fue por eso que no le sorprendió encontrarla perfectamente maquillada y con un enterizo rojo elegante digno de una fiesta en la sala de su hogar. El primogénito O'Riley sospechaba que se vestía siempre así para deleite de su esposo, claro que Finley era un hombre de colores pasteles y ropa holgada, siempre limpió, siempre paternal.

— Dime, Josh ¿Sucede algo? — pregunto Genevieve levantando su vista de los informes y dejándolos a un lado para centrar toda su atención en su hijo.

— Quería preguntarte algo.

— Anda, dime.

— Yo...bueno... conocí a una chica y...— todo el color desapareció del rostro de Genevieve y sus ojos miraron hacía el frente como si el mismísimo diablo se le hubiera presentado.

— Dime que no dejaste a nadie embarazada.

— ¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! — Joshua no era tonto, los preservativos se habían vuelto sus mejores amigos desde que inicio su vida sexual, además que recordaba muy bien el dolor de ser perseguido con un palo de escoba por toda la casa, con su dulce madre gritándole que se iba a morir por perder la virginidad antes del matrimonio —. Nadie está embarazada.

Aún así la expresión de horror no desapareció del rostro de la mujer.

— ¿Tienes sida?

— ¿Por qué siempre piensas lo peor de mi? — Genevieve levanto una ceja, esa era toda la respuesta que necesitaba — ¡Sí! ¡He cometido muchos errores en el pasado! Pero ahora quiero hablarte de algo serio.

— No hay nadie embarazada, tampoco es sobre alguna enfermedad de transmisión sexual, entonces...— Genevieve infló sus mejillas y recostó su cabeza sobre sus manos — debe ser sobre una chica gordita y con grandes mejillas, ¿Cierto?

— ¿Cómo lo supiste?

Genevieve suspiro profundo.

— Quisiera decir que es porque hice tu cerebrito en mi útero pero en realidad leí tus mensajes de texto con Blue.

— ¿Invadiste mi privacidad?

— ¡No! ¡Claro que no! ¿Qué clase de madre crees que soy? — pregunto ofendida —. Laia lo hizo y me vino a contar el chisme, sabes bien como es tu hermana.

Sí, Laia era la reina del chismorreo, de hecho fue ella la lo lanzó debajo del autobús y le contó a toda la familia que no era virgen, todo porque entro a revisar el cuarto de Josh y encontro un paquete de condones vacío.

— Recuérdame cambiar mi contraseña.

— ¿Es sobre Haza?

— Sí, mamá, ¿qué fue lo primero que viste cuando conociste a... papá?

— Que tenía un gran trasero, ¡No! Que era lampiño...y que tenía un gran trasero que pellizcar, sabes que odio el vello corporal con la pasión de mil soles, gracias a Dios ustedes también son lampiños, no sé qué haría yo con un montón de adolescentes hormonales y peludos corriendo por ahí — Genevieve se estremeció asqueada de imaginarlo —. Dios sabe que odió todo el vello corporal, sólo aceptó que tu padre tenga barba debido a su rostro de bebé incondicional y no quiero que me tachen de pervertida cuando salimos juntos — Joshua ahogó una carcajada, con la barba Finley parecía de 27-30 años, sin ella parecía de 16, era cierto que su padre adoptivo estaba maldito con un par de mejillas regordetas que lo hacían ver como un niño.

La primera vez que Joshua vio a su padre adoptivo sin barba creyó que era el niñero de sus hermanos, los mellizos y Dafne salieron corriendo incapaz de reconocer a su padre. Afortunadamente Finley era un buen costurero y se hizo una barba de lana mientras crecía nuevamente la propia, para así evitar que sus niños huyeran cual estudiante en entrega de notas cada vez que lo veían.

— Oh, Josh, hice un batido de chocolate, ¿Quieres un poco?

— No, gracias — Finley asintió, sirviendo el líquido espeso y azucarado en un baso y colocando una cereza en la punta.

— Gracias, hermosho — Genevieve recibió el batido y le lanzó unos besos a su esposo.

La rubia mujer dejo el vaso vacío sobre la mesa de cristal frente a ella y sin avisar tomó a su esposo de la cintura, haciendo que se sentará en sus piernas y sus labios rojos atraparon los de su esposo.

Una presión dolorosa se instaló en el pecho de Joshua, ¿Él y Haza alguna vez tendrían eso? Una relación llena de amor y devoción mutua, una relación sana y sin manipulaciones de por medio, con ambos lidiando con sus problemas, siendo un apoyo mutuo, una ayuda para sanar. Joshua quería eso, quería a Haza, pero no la amaba, no todavía, esperaba hacerlo, porque nunca se sintió tan bien y con el deseo de amar a alguien como lo hacía con Haza.

— ¿Qué pasa Josh? — Joshua ni siquiera notó que tenía un rostro de tragedia al ver a sus padres.

— Nada, sólo que...¿Cómo lo hacen? — pregunto — ¿Cómo hacen para amarse así? ¿Cómo pueden tener una relación tan...— Joshua tragó grueso — linda?

Ambos adultos se miraron sorprendidos, antes de comenzar a reír.

— ¡Ay, Joshua! En el matrimonio como en cualquier relación romántica solo hay dos caminos: o todo puede salir asombrosamente bien o...

— Catastroficamente mal — Finley se levanto de las piernas de su esposa y se regreso a la cocina, a preparar el almuerzo para sus hijos queridos, no sin antes dejar otro batido sobre la mesita frente a su esposa.

— No hay puntos intermedios en esta clase de cosas — Genevieve regresó la vista a los documentos, sin responder las preguntas que se formaban en la mente de Joshua.

A lo mejor y sus padres no eran los mejores para dar consejos, se amaban, sí, pero ellos no tenían el enorme complejo de vengador que tenía Joshua y tampoco el trauma de Haza, Finley si compartía y entendía un poco la depresión de la chica, pero no lo suficiente como para dar consejos certeros. La depresión de Haza se debía a la masacre, la de Finley al trauma de sus hijos y la reciente pérdida del bebé. Tal vez no había nada que preguntar y era algo que debía descubrir el propio Joshua, sólo esperaba que todo resultará bien, realmente le gustaba Haza, la quería y esperaba que Dios los ayudará en seguir con su relación hasta que finalmente naciera el amor y quizás con el tiempo una relación, tal vez aún era muy pronto para saberlo, pero de algo estaba seguro: la amaba; sobrevivir a un secuestro juntos le hizo darse cuenta lo efímera que era la vida y a su vez que deseaba pasarla con ella, sin importar que era corta o larga, lo único que importaba es que deseaba estar junto a Haza.
La rubia mujer analizó con el ceño fruncido a su hijo, ¿Estaría así por los acontecimientos recientes? Tan solo habían pasado siete meses desde el secuestro, un mes desde la graduación, ¿Tendría miedo? No, Joshua no solía demostrar el miedo, era algo más, una pequeña idea de instauró en la mente de la mujer, pero pronto se convenció de que era imposible.

— Josh, cambia esa cara, ¡Es navidad! Trata de estar feliz o por lo menos sonreír un poco — la mujer termino de beber el contenido del batido que amorosamente le había preparado su marido y dejó la copa vacía en la mesa de madera frente a ella —, a todo esto ¿Por qué la repentina curiosidad por el amor? ¿Planeas pedirle a Haza que sea tu novia o algo? — pregunto con burla, pero el rostro pálido de Joshua apagó rápido su entusiasmo — Joshua — pregunto Genevieve sorprendida — ¿Acaso me estás pidiendo mi bendición para declararte a Haza? — esperaba que Joshua retomará esa actitud de chico malo que tantas ganas de estamparle un puño le daban, pero en su lugar sólo sonrió tímidamente y se cubrió el rostro, algo que la joven madre nunca pensó ver, no en su primogénito —. Oh, Dios, el día llegó, ¡Finley! ¡FINLEY! — gritó saltando y aplaudiendo de la emoción — ¡Joshua se va a declarar! ¡Por fin el demonio de la promiscuidad lo abandonó! — Genevieve se llevó las manos al pecho temblando de la emoción — sirvió el ayuno y la oración. ¡Gracias, Dios! ¡Gracias! — la mujer levantó las manos hacía el cielo, alabando al Creador del mundo por haber respondido sus oraciones.

— ¿¡Qué pasó!? — gritó Dafne corriendo por las escaleras hacía su madre.

— ¿¡Quién murió!? — pregunto Tate alterado.

— ¿¡Günther volvió!? — pregunto Laia asustada, asomando su cabeza por una habitación.

Al oír el nombre de Günther toda la emoción desapareció, aunque ya había pasado un buen tiempo desde lo ocurrido las heridas seguían frescas como el primer día.

— Oh, no, cielo, perdona por asustarte — Genevieve abrió sus brazos y tímidamente Laia salió de la habitación, para acurrucarse entre los brazos de su madre, Genevieve los mantuvo abiertos y poco a poco sus otros hijos se unieron al abrazo junto a su marido, pensó que Joshua no se uniría como siempre, pero para su sorpresa el chico envolvió entre sus brazos a sus hermanas pequeñas, juntando sus manos con las de su madre —. Todo esta bien, él no volverá, están a salvo, mamá los va a cuidar — musitó la mujer depositando besos en las frentes y cabezas de sus retoños, deteniéndose en el rostro de su esposo y dándole un piquito tierno en los labios —. Todo esta bien.

— ¿Entonces por qué gritabas? — Dafne todavía estaba pálida y agitada, sin duda alguna pasaría muchísimo tiempo antes de que pudieran volver a sentirse seguros.

— Porque tu hermano decidió abandonar la puteria — anunció contenta — ¡Se va a declarar! — un aullido de felicidad y asombro lleno el hogar de los O'Riley, tantos años viendo a Joshua arruinar las vidas de jóvenes inocentes, tantos años de incertidumbre, viéndolo autodestruirse poco a poco habían llegado a su fin y su declaración era la confirmación que tanto esperaban — ¡Atención! No digo que tener sexo este mal, ustedes son dueños de su cuerpo y pueden hacer lo que quieran siempre, y cuando recuerden que su cuerpo es templo de Dios, nada de drogas y si van a tener sexo preferiría que fuera en el matrimonio, pero si no — Genevieve le lanzó una mirada enojada a Joshua — al menos no destruyan la vida de sus parejas sexuales, eso sí está mal — la familia entera le dedicó una mirada de reproche a Joshua, quien se encogió de la vergüenza, ¿En qué estaba pensando cuando hizo todo aquello? — ¡Y usen condón! Si alguno se embaraza o deja embarazado a alguien antes del matrimonio les juró que los castigo por un siglo, ¿Entendido? — todos asintieron temerosos por evocar la rabia de la matriarca, Finley miró a su alrededor sorprendido percatándose que él también había asentido, como si el regaño lo incluyera a él también —. Como sea, ¡Cuéntanos, Joshi! ¿Cuando planeas declararte? — como si de un programa se tratará sus padres y hermanos se sentaron en el sofá familiar, y miraron expectantes hacía el primogénito, mismo cuyas mejillas se teñían de rojo. Con una sonrisa tímida y la mano en el cuello Joshua dijo las palabras que hicieron a su familia estallar en alegría:

— H...hoy...

La familia entera se regocijo, saltos y aplausos se escucharon por cada rincón, por fin estaba pasando, algo que nunca creyeron posible estaba sucediendo. El corazón de roca de Joshua fue convertido en uno de carne y parecía ser que Dios le revelaba a la pareja idónea para él.

— ¡Entonces debemos prepararnos! — anunció Finley temblando de alegría.

— ¡Iré a cambiarme!

— ¡Iré por los regalos!

— ¡Iré por la cámara! — Joshua levantó una ceja y miró hacía su hermana, Laia frunció el ceño —¿Qué? ¿No quieres que grabé el momento en que te declares a tu futura esposa? ¿O la humillada que tendrás si ella te rechaza? Tú vida es mi telenovela, ¡Superalo! — ordenó la chica corriendo hacia su habitación, al igual que sus otros hermanos.

— ¿"Prepararnos"? ¿Irán conmigo?

— Claro, no nos vamos a perder este acontecimiento histórico — Genevieve enterró sus uñas de color vino tinto en los hombros de su hijo, la mujer se estremeció, la alegría la invadía y la paz la rebosaba, por fin, Joshua estaba cambiando por fin —. Mi muchacho, estoy tan orgullosa, igualmente hazte un examen de ETS, es mejor prevenir que lamentar.

— Mamá, hace mucho tiempo que no tengo intimidad y siempre use condones.

— ¿Y? ¡Los condones no son 100% efectivos! No querrás enfermar a Hazael, ¿O sí?

— ¡NO!

— Entonces haz los exámenes, porque te juro Joshua que si un día despierto y los padres de Haza están en la puerta diciéndome que su hija contrajo una enfermedad te mataré y bailaré sobre tu tumba — Genevieve atrajo la cabeza de su hijo y depósito un beso en su frente — ¿Entendido? — el joven asintió, sabiendo que no era una amenaza vacía, no completamente, después de todo ahora sabía que su madre era capaz de matar con sus propias manos sin titubear —. Ahora dime, ¿Qué tienes planeado?

— Pensaba pasar un momento e ir declararme.

— Oh, no, claro que no, llamaré a los Fierro Morales, desde que se mudaron a la mansión de la vieja amargada de Imogen tienen mucho espacio, a puesto a que no les molestará unos cuantos invitados más, aunque no entiendo cómo pudieron mudarse a esa casa, yo no podría vivir en una casa donde alguien se suicidó.

— Esa casa tiene un gran valor sentimental, madre, además era mejor que quedarse en una casa donde tú hija fue golpeada por su novio y muy posiblemente ese mismo tipo abuso de su hijo.

— ¿Aidan fue violado más veces? — cuestionó Genevieve intrigada.

— Que yo sepa solo durante la masacre, pero es posible que al menos lo haya acosado sexualmente, piénsalo, teniendo tanto tiempo con él en la casa y con tantas oportunidades, ¿Por qué no lo haría?

— Tienes razón. Llamaré enseguida.

— ¿No íbamos a pasar la Navidad con la tía Celesstine?

— Sí, pero al parecer la pequeña Raquel ya quiere nacer y mi hermana está con contracciones en el hospital, pero ya sabes, por el robo e intercambio masivo de niños no nos permitirán acercarnos hasta pasados los tres días del nacimiento, igualmente la llamaremos en la noche, ya enviamos los regalos.

— Okay, entonces iré a prepararme.

— ¡Perfecto! ¡Iré por mi vestido rojo! — Joshua extendió su mano y detuvo a su madre por el hombro.

Las hondas doradas de Genevieve acariciaban sus suaves mejillas ruborizadas, sus ojos azules aún seguían picantes por las lágrimas de felicidad, su sonrisa de labios cerrados le provocaba algunas marcas fantasmales de lo que deberían ser hoyuelos de la risa, pero eran más las marcas por su intento por no llorar. Joshua se pregunto cuánto tiempo llevaba su madre aguantando aquellas lágrimas de felicidad y si esas lágrimas alguna vez fueron de angustia. Eve nunca fue directa con sus sentimientos, era la matriarca, debía ser fuerte, por eso constantemente se tragaba sus emociones y pensamientos, olvidando que alguna vez existieron. El joven comprendió entonces que su madre y su padre había sufrido mucho a causa de sus acciones.

— Hoy no mujer — Genevieve se detuvo sorprendida ante la forma en la que su hijo le hablaba —, hoy no podrás usar el rojo.

— Pero...¿Por qué? ¡El rojo es mi color! — jamás en su vida Genevieve había actuado de manera tan infantil, eso le preocupo, Joshua temía que su madre estuviera tramando algo.

— Lo sé pero le compré un precioso vestido rojo a Haza y no pienso permitir que mi madre, y mi enamorada usen el mismo color — la mujer quería seguir protestando y usar alguna carta de manipulación emocional para ganar la batalla, obviamente no podría usar el clásico de todas las madres de <<¡Yo te di la vida!>> Aún así algo se le ocurriría para poder usar su vestido rojo.

Genevieve estaba a punto de recordarle absolutamente todos los sacrificios que había hecho por Joshua desde que nació cuando Finley se interpuso, sabiendo las intenciones de su esposa, también sabía que Joshua usaría la carta de: <<¿Acaso te pedí que me adoptadas?>> De la misma forma sabía que Genevieve no toleraría tal respuesta y lo que menos quería era pasar noche buena en urgencias porque su imprudente hijo recibo una paliza por su grosería.

— Eve, déjalo pasar por esta vez, es la primera vez que Joshua le regala algo a una chica que no sean angustias emocionales y problemas de autoestima — era cierto, aunque al muchacho le pesará era cierto.

Genevieve se enfurruño en el mueble como una niña pequeña que no cuyo berrinche no dió el resultado esperado, la rubia se cruzó de brazos y se inclino al lado de su esposo, para que así ninguno de sus hijos la escucharán.

— Espero llegar esta noche a nuestra habitación y encontrarte envuelto en un moño con esa lencería negra que tanto me gusta.

— ¿Y si no? — el tono desafiante en la voz de Finley hizo que la sangre de Genevieve se calentará, la excitaba cuando su esposo tomaba una actitud difícil.

— Sino tendré que castigarte por ser un mal chico.

— Los niños están en la casa — murmuró ideando como ocultar las marcas que a Genevieve tanto le gustaba dejar en su piel, a Finley le encantaría lucir dichos chupetones, rasguños y marcas de mordidas como un trofeo, <<Mirenme, soy yo quien duerme con ella cada noche, esta rubia deslumbrante es mía y yo soy suyo>> pero su timidez crónica le impedía desfilar las marcas de amor que dejaba su amada y calenturienta esposa en su piel.

— Los enviaré en un burrito sabanero directamente a Belén de ser necesario — contesto con indiferencia, Finley se erizó, cualquiera lo tomaría como un chiste, él no, sabía que ella realmente era capaz de enviar lejos a los niños con tal de desatar todos sus deseos en la intimidad.

— O podríamos alquilar una habitación de hotel, ¿No te parece más fácil que enviar a nuestros hijos al otro lado del mundo?

— ¿Eso significa que si lo harás? — pregunto esperanzada.

— Me pondré unos cuernos de reno y unos cascabeles si ese es tu regalo de navidad.

— ¿No me compraste nada? — la mujer hizo un puchero — Finley, eres un tacaño.

— Te sirvo en la cama, cuido a tus hijos, mantengo limpia tu casa, gracias a mi ninguno ha muerto — <<Con excepción del bebé>> pensó el hombre con un nudo en la garganta — ¿Eso te parece poco?

— Perdón — murmuró —, pero yo sí te compre un regalo.

— La lencería no cuenta porque tú me la quitas y es para tu placer, es un autoregalo.

— Esta bien, luego te llevo a cenar y te daré un día de compras ilimitadas siempre, y cuando está noche me dejes hacer lo quiera contigo.

— ¿Cuando me he negado? Siempre hago lo que quieres incluso si son esas extrañas piruetas que me provocan dolor en el cuello por días — una sonrisa nerviosa adorno los labios rojos de la mujer, era cierto, su marido siempre le permitía hacer cuánta locura quisiera, claro que de por sí Finley era muy acrobático, eso le gustaba, su esposo tenía la capacidad de llevarla al clímax con suma facilidad, le encantaba lo sumiso y dispuesto que era él, pero más le gustaba que durante as últimas noches se estaba volviendo más acrobático que nunca —. Te amo, pero enserio te he malcriado mucho.

— ¿No te sientes castrado? La mayoría de hombres no soportaría que su esposa fuera tan dominante como yo.

— Si por castrado te refieres a vivir en una mansión de ensueño, usar ropa de marca, tener vacaciones de lujo cada vez que quiera, comer en restaurantes caro solo por obedecer en la intimidad las órdenes de una rubia candente — una sonrisita se manifestó en la boca rosa del hombre, su vida era un sueño, miles de personas matarían por estar en su lugar, se sentía privilegiado y bendecido, nunca pensó que podría ser tan feliz y estar rodeado de tantos lujos, pero así eran los planes de Dios, impredecibles —, anda, castrame todo lo que quieras.

— Eres perfecto — Genevieve beso los labios de su marido con dulzura, amaba a su esposo con toda su alma y alababa a Jehová por haberle dado a una pareja idónea —. Bien, me pondré entonces un vestido blanco, ya que el señorito aquí presente no soporta que su madre y novia usen el mismo color — la rubia se puso de pie, fingiendo que estaba muy herida —, generación de cristal.

— Pero el vestido que le compraste a Haza es de color azul — susurró Dafne en tono de reproche por hacer sentir incómoda a su madre, en respuesta Joshua le metió una cereza en la boca.

— Lo sé, Dafne, pero Haza me contó que el color matrimonial de la familia de Günther es el rojo, tengo miedo que ver alguna clase de prenda con ese color tan pronto sea un detonante para los gemelos, solo quiero protegerlos.

Dafne aceptó aquella respuesta y siguió preparándose para la fiesta, dejando solo a su hermano, quien admiraba con suma atención un paquete en medio de la sala. Joshua acarició con las yemas de sus dedos el relieve cremoso de la tapa que contenía el vestido, con añoro recostó su cabeza sobre el suave cartón con olor a nuevo, la cinta rosa que adornaba la tapa le hizo cosquillas en la mejilla, cerro los ojos y apretó un poco el regalo, <<Dios, gracias por un día más de vida, por tu amor y por darme una navidad tan próspera, hoy voy a declararme, te ruego que si Haza es para mí que ella me acepte, si no, obligala porque tú eres el Dios de todo y ella no puede hacer lo que se le dé la gana, bueno, eso no, si no es para mí apaga estos sentimientos románticos y enséñame a amarla como a una amiga, pero si es para mí, por favor, hazme un buen compañero para ella, hazme merecedor de tanta dulzura y Dios, por favor, que me ella me ame, haz que Haza me ame tanto como yo la amo a ella. Mis sentimientos son algo confusos, pero sé que quiero estar con ella, Dios, permite que pueda estar con ella. Amén.>>

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