Prólogo

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Este libro está basado en alabanzas a parejas presentes en la Biblia, por ninguna circunstancia se busca ofender a alguna religión. Se pide perdón de antemano si algún creyente llega a ofenderse.

Cuando Joshua se propuso a "salvar" a todo aquel que encontrará en una situación similar a la suya nunca pensó que su físico le ayudaría, más si se trataba de mujeres, siempre caían por él, por su amor. La primera chica a la que "salvó" se llamaba Diana y era la hija de una de las diaconisas de la iglesia, en un principio era muy tímida, casi como una muñeca de porcelana, pero poco a poco pudo llegar hasta ella y corromperla de todas las formas posibles. Sacó a la pobre ingenua de su vida perfecta y la arrastró hasta un mundo oscuro, y sombrío que ni siquiera conocía, para después dejarla sola a su suerte en un ambiente completamente ajeno a cualquier cosa que hubiese vivido.

Y aún así ella estaba enamorada de él. De una forma u otra Joshua logró convencer a Diana de que todo lo que hacía era por su bien, incluso cuando hizo público que Diana, la hija de una diaconisa nacida en el adventismo, una chica devota a Dios y una de las integrantes del coro de la iglesia mantenía relaciones íntimas antes del matrimonio, sumando varios vídeos fumando hizo de las cosas un martirio para la chica, ahora todos sabían que ella no era tan perfecta como todos creían, eso la destrozó. Su crueldad hizo de ella una marginada, claro que sus padres y miembros de la iglesia la esperaban con los brazos abiertos, pero ella sabía que las críticas nunca faltarían.

"Porque a veces son los mismos miembros de la iglesia roca de tropiezo para el alma abatida y necesitada"

Los típicos hermanos extremistas la criticaron y se encargaron de hacer de su vida un infierno, luego sus amigos de la escuela la repudiaron. Las críticas eran duras, los rumores se extendían a diestra y siniestra, y sin darse cuenta se quedó sola, y cometió el error de confiar en que él era el amor de su vida, la persona que le ofrecería esa ayuda que en ese momento tanto necesitaba, Diana cometió el error de creer que él la amaba sin saber que Joshua no podía amarla, porque él no se amaba así mismo.

Lo que le hizo a Diana fue la gota que derramó el vaso y se ganó un pasé gratis directo a un internado, porque ni su padre ni su madrasta podían tolerarlo, tuvo que dejar su ciudad natal y adentrarse a un feroz mundo sin nadie que lo guiará, pero eso tampoco funcionó, finalmente fue enviado a la casa de su tía, Genevieve, de quien años anteriores había sido cruelmente apartado, ya que su padre no consideraba que ella fuese buena para la vida de su hijo. Al final había conseguido la soledad que tanto había anhelado. Y allí sin su "perfecto" padre y su "gloriosa" madrastra tenía la libertad necesaria para hacer lo que quisiera. Diana había sido el principio, luego fue Ruth, Cecilia, Alexandra, María, Sorely, Jessica, Romina, Danu, Rebeca, Olive y así sucesivamente, todas acababan cayendo y luego las abandonaba, según él, tarde o temprano se lo agradecerían.

La tía y madre adoptiva de Joshua, Genevieve, destacaba por su intensidad, un toque de rebeldía y una brusquedad innegable no hizo nada por cambiar su actitud. A pesar de las esperanzas de su padre de que ella influiría en su cambio, poco o nada había logrado. Joshua reconocía que frente a ella se contenía de fumar, beber o expresar groserías, ya que Genevieve, a pesar de su naturaleza algo violenta que en ocasiones se manifestaba con un ojo morado y discursos sobre el cáncer de pulmón, era una figura piadosa y apreciada. En contraste, el tío y padre adoptivo de Joshua, Finley, se destacaba por su afecto y disposición a darlo todo por él y sus hijos. Aunque Joshua no se lo demostrara, debía admitir que lo amaba. Incluso se tomaba la molestia de aprender a cocinar con carne pese a ser vegano para complacer al rebelde sobrino, lo que resultaba encantador. Sus primos, Laia y Tate, lo recibieron con alegría cuando la adopción, que se oficializó poco después de que comenzara la adolescencia, los unió legalmente. A pesar de haber compartido gran parte de su vida juntos, la formalización de la adopción despertó en Joshua sentimientos encontrados. A decir verdad el muchacho no quería que eso pasará, ser legalmente adoptado significaba que su padre ya no le importaba tanto como antes, significaba que ya no podía ser parte de la vida de su progenitor. Sin su padre parecía que nada tenía sentido

Pero no podía explicar qué era lo que tenía esa regordeta chica que siempre parecía enojada, Esther Hazael Fierro Morales, ese era su nombre, el nombre de la chica con el ceño permanentemente fruncido y ojos de cachorro asustado. Como su primer nombre lo decía: era como una estrella, una radiante y hermosa estrella, era risueña, tierna, creativa y aunque pareciera raro, era sarcástica, pero también esquiva sin importar cuántas trampas le pusiera las esquivaba con gracia y belleza, la forma en que su nariz se arrugaba cuando estaba enojada o como su mente divagaba en cualquier momento comenzó a provocar en Joshua un sentimiento más allá de la amargura que parecía haberse adueñado de su corazón tantos años atrás. Antes de ella pensaba que podía hacer lo que quisiera, que no existía un Dios que lo detuviera, pero un día se dio cuenta de que era ella la respuesta a sus oraciones de niño, a las oraciones de sus padres, a las oraciones de la iglesia, a las oraciones de cuando en él reinaba la inocencia y la fé que poco a poco el mundo comenzó a arrancarle cruelmente de su corazón, ella era un regalo de Dios para él.
Se dejó influenciar por la loca esa, hasta que sin darse cuenta ella tenía el control. Cometió el error en confiar en su inocencia, en su pureza y rareza, en creer que ni un mal pensamiento pasaría por su mente, pero nadie humano es perfecto, ella tampoco, aunque lo quisiera aparentar.

Él estaba bajo su merced. Y ella lo llevó por el buen camino, el camino de la luz, el camino de Dios. Y Joshua ya no era una oveja perdida, había encontrado su pastor y regreso al rebaño, a pesar de todo el daño que le hizo.

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